ELABORAR UNA IDENTIDAD ES UN PRIVILEGIO QUE SÓLO EJERCEN AQUELLOS QUE TIENEN LA POSIBILIDAD DE ELEGIR Y QUE LUEGO MANTIENEN EL ESFUERZO DE PENSAR.




28 de octubre de 2009

Selene. Capítulo LIX

CAPÍTULO LIX: TRUCO O TRATO.

Hades se encontraba entre el suelo y las garras de Selene. Aquella maravillosa ninfa, producto de adoraciones a una belleza sin igual, estaba convertida en un torbellino de ira y transformada en la peor pesadilla de cualquiera que se preciara de no asustarse fácilmente. Con aquellas garras de plata, apuntaba sin vacilación justo al vientre de su familiar cercano. Lo cual le importaba bastante poco, partícipe en su tragedia, sucedida hace siglos, no estaba dispuesta a olvidar y, mucho menos, a perdonar a aquel ser desprovisto de cualquier sentimiento que pudiera considerarse bueno.

- ¿Dónde está el libro? – le dice con su voz ronca y coreada mientras apunta justo a la boca de su estómago -. No te lo voy a repetir más.

- Querida prima – le dice con voz temblorosa -. Creo que podíamos llegar a un acuerdo.

- Me parece perfecto – le dice con tono monocorde -. Tú me das el libro y yo no te hago trizas.

- ¿Sabes lo que me costaría recomponerme? – le replica.

- Unos cuatrocientos años – le responde sonriendo malévolamente -. Lo mismo que la última vez. Aunque en esta ocasión te aseguro que tardarás un poco más – acerca un poco más el borde afilado de sus uñas a la piel babosa de Hades.

- Ahí – dice Hades cuando las afiladas uñas rozan la piel.

- Creo que todavía sientes dolor – dice Selene abriendo una grieta en su estómago -. Prepárate a chilla como una niña entonces

- ¿No es un poco desmedido todo esto?…, quiero decir, ¿no se está pasando un poco Selene para conseguir el libro? – dice Luis sin retirar la vista.

- ¡Créeme! – le responde Yu apuntando a Hades con la catana -. Si supieras realmente todo lo que le ha hecho no hablarías igual – vuelve la cabeza hacia Endimión -. Se las está cobrando todas – sonríe volviendo a mirar la escena -. Y yo diría que se está quedando un poco corta.

- Chico – se dirige Fepico a Luis comiéndose una magdalena -. Procura no hacerle alguna putada muy gorda a tu novia – le da un bocado al delicioso dulce -. ¡Abuela esto está de muerte! – hace un inciso en su conversación -. Se las gasta de una forma muy mala.

- Lo cierto es que se toma las cosas un poco mal – dice la abuela -. Anda hija toma una magdalena. Están recién hechas – le dice a Yu acercándole la bolsita de tela.

- No gracias – le responde esta sin mirarla.

- Es que estás muy delgada hija – le insiste la abuela -. No te vaya a dar algo con tantas emociones.

- Creo que paso – le vuelve a negar la invitación.

- Deberías cogerlo – le dice Fepico al oído -. Mi abuela no acepta un no en cuestión de dulces.

- Lo dejaré para más tarde señora – le dice Yu -. Es que ahora no tengo hambre.

- Deberías comer algo – le insiste la abuela acercándole la bolsa a la cara -. No te vaya a dar un patatús con tantas emociones.

Yu no responde esta vez, prefiere dejarla por imposible y continuar vigilando la escena. Hades ya cuenta con unos cuatro arañados bien visibles en su estómago, su sangre es de color negro y rojo entremezclada, de aquellas franjas abiertas sale un humo putrefacto que invade toda la habitación.

- Quieres que te haga una escarificación – le dice Selene acercando de nuevo la mano -. No te garantizo un bonito dibujo, pero sí que será para siempre – sonríe con media boca -. Así podrás acordarte de mí toda la vida.

- No podríamos llegar a un acuerdo – le dice Hades nervioso y dolorido -. Yo te digo lo que quieres saber y tú me dejas en paz.

- Es que lo que quiero es el libro – dice remolonamente -. ¿Sabes? – continúa mientras abre un poco más una de las heridas -. Cuando entramos por la puerta eso hubiera sido una buena idea, es más, te lo hubiera podido admitir hace unos minutos. Cuando te hice la primera pregunta, pero ahora estoy demasiado interesada en el libro – dice mientras hace dibujos circulares en la piel de su primo.

- ¿Si te doy el libro olvidamos las rencillas familiares? – le dice Hades intentando salir ganando.

- Ni de coña – le responde enseñándole sus fantásticos colmillos marfil -. Esto no es un juego con el diablo donde ¡tú! Hagas lo que hagas, sales ganando siempre – le dice mientras coge lo que se supone que es una cola y lo levanta boca abajo a la altura de su cabeza -. Aquí la que manda soy yo, mis reglas, mis peticiones y mis tratos y yo salgo ganando siempre – le dice sacudiéndolo -. No estamos en posición de apuestas, es más, nunca apuesto, nunca juego, no me gustan las adivinanzas – se vuelve hacia Yu -. ¡Córtale lo que le queda de cola!

Yu se dispone a actuar, eleva su catana lo más alto que puede, una luz cegadora indica el lugar donde debería de estar la punta.

- Está bien – responde sudando tinta literalmente – el libro lo tiene Perséfone, se lo regalé por nuestro aniversario para que aprendiera algo de cocina – aquel arma mortífera se queda a unos milímetros de la cola -. ¡Créeme por favor! – se echa las manos a la cara -. Llevo siglos con dolor de estómago por sus guisos.

- Pues no creo que la cocina de mi abuela te solucionara el problema chico – incide Fepico.

- Cierto – dice la abuela -. Cada vez que alguien prueba una de esas recetas acaba mal, por no decir casi muerto o… - se toca el labio con el dedo y mira hacia arriba -. Muerto como la última vez – mira sonriendo a Selene -. Le dije a Atila que no era de buen gusto matar así a tanta gente. Tampoco me gustaba él como marido de la hija pequeña de mi hermana.

- ¿Dónde está tu mujer? – le dice Selene acercando la cabeza a su cara.

- En la segunda planta – responde -. La interné porque últimamente no se encontraba muy bien de los nervios.

- Aguantándote a ti no me extraña – le dice Yu.
- ¿Tiene el libro aquí? – continua Selene con el interrogatorio.

- Sí

- Estupendo – responde mirando a Yu -. ¡Córtale la cola!

- Pero…

- No hemos hecho ningún trato primo – le dice mirándolo fijamente -. Tómatelo como un recuerdo. A demás, te he hecho un favor, pensaba destrozarte hasta dejar trozos tan pequeños de ti que no se supiera quién eres.

Aquel filo mágico atraviesa la cola de Hades, la diosa primigenia la guarda a modo de recuerdo en un saco blanco sin fondo. El rey de los infiernos, una vez en el suelo contempla extasiado cómo se aleja su pariente más antigua junto a su hermana, cuando van a salir por la puerta…

- No vayas a perderte por camino prima – le dice burlonamente -. Esto es muy grande.

- Es verdad – Selene se vuelve hacia su primo y lo coge por el cuello -. Vendrás hasta la celda de tu secuestrada esposa… Seguro que se alegra de verte tanto como yo.

- Eso te pasa por bocazas ¡eh! – le dice Luis al pasar por su lado.

- No es conveniente hacerse el valiente en estas situaciones – le dice Fepico -. Después pasa lo que pasa ¡guasón!

- ¡Tú delante! – le dice la abuela a Hades -. Como te escantilles te meto una magdalena especial por el culo – lo mira por encima de las gafas -. Tienen una sorpresa explosiva – sonríe -. Y chocolate… Mis favoritas – le muestra algo parecido a un dulce empapelado con una argolla sobresaliendo por uno de sus lados.

2 comentarios:

sangreybesos dijo...

Hostia, ¿Hades lleva sufriendo retortijones toda la eternidad?

No me extraña que tenga el carácter que tiene... un buen dolor de tripas le dan ganas de hacer el mal a cualquiera...

Silderia dijo...

Imagínate lo que tiene que sufrir el rey de los infiernos con lo que le prepara su mujer.