ELABORAR UNA IDENTIDAD ES UN PRIVILEGIO QUE SÓLO EJERCEN AQUELLOS QUE TIENEN LA POSIBILIDAD DE ELEGIR Y QUE LUEGO MANTIENEN EL ESFUERZO DE PENSAR.




28 de diciembre de 2009

VOLVERMOS A EMPEZAR

Faltan a penas unos días, ¿para qué? Me pregunto cuando escucho a la gente. ¿Para cogerte una borrachera? ¿Para buscar en una casa la gente que falta ese año?¿Para pagar un fruto a precio de oro? No lo entiendo, se que cualquier día es motivo de celebración, que el champan puede abrirse todos los días, por lo menos en mi casa.

Y continuando con mi manía persecutoria y a veces repetitiva, voy a decir algunas de las tradiciones que se han conservado en mi familia y algunas más que he podido leer. Todas ellas acontecen en fin de año, aunque no entiendo el porqué de tanto trabajo. Bueno, ¡vamos allá!

- Estrenar algo, si es ropa interior mejor: ahora muchos pueden entender porqué papá Noel os trae esa tela tan sexy y roja para navidad.

- Ponerse algo de color rojo si es para el amor, amarillo para el dinero o verde para la salud. Mi abuela coloca tres tiras en la puerta de cada color, aunque también vale con la ropa interior, por lo que he leído: típico de creencias populares.

- Colocar algo de oro dentro de la copa de cava, que tiene que ser espumoso: esa la hago yo, pero porque me parece muy chic (algunas veces hay que ser superficialista y esta me parece una buena ocasión.)

- Limpiar la casa, aunque no cene nadie allí: eso es para que la guarra de turno haga la limpieza general.

- Encender velas: algo peligroso, pero bueno.

- Que en la mesa haya algo dorado: a mi me vale esa blonda de los chinos, tipo bandeja de cartón, donde se ponen los postres, otros se pasan.

- Abrir las ventanas: motivo por el que al día siguiente todos estamos resfriados, que no roncos.

- Brindar solo con el pie derecho en el suelo: el resbalón puede ser tremendo.

- Mirarse a los ojos al brindar o son siete años sin follar, no es nueva pero ridícula.

- Fumar un puro para atraer a los buenos espíritus.

- Escribir en un papel lo bueno y lo malo y quemarlo para que todo sea nuevo este año. Ni que volvieras a nacer.

Y algunas más que son demasiado ridículas para escribirlas sin que me entre la risa, aunque me he comido una, las uvas, algo inventado en 1909, año más año menos, por los cultivadores de vid, por un exceso de producción. No sabían que hacer con ellas y se inventaron las uvas de la suerte para el fin de año, como todo en esta vida tiene un fin comercial. ¡Qué pena! Por eso yo este año beberé cava y champan, evitaré las uvas, nunca me han gustado, y todo el mundo sabe lo que pasa cuando se intenta comer más rápido de lo normal.

Buena suerte, que no hagáis propósitos que no vais a cumplir y que la fiesta sea para contar, será lo único que podáis hacer. Una cosa más, que no os emborracheis mucho, a ver si acabáis con lagunas mentales y para colmo no habrá nada que decir.

23 de diciembre de 2009

YA VIENE LOS REYES MAGOS.

Y es que por estas fechas el personaje que menos me importaba era el de Papá Noel, sería porque jamás ha llegado a mi casa o simplemente porque algún payaso se disfrazaba del mismo para hacerse pasar por él y darnos los regalos. Alguien se dignaba a venir a darnos algo, pero eso no importaba, pronto se acabó esa estúpida tradición que no importaba a ninguno de los niños presentes.

Como más nos divertíamos era dándonos los regalos unos a otros, primero los mayores y después los pequeños, por supuesto yo, como la mayor de todos los primos, no sabía exactamente dónde encasillarme, algo no iba, algunas veces acertaban con los regalos, otras no. Lo cierto es que la mayor parte de las ocasiones, hubiera preferido que me regalaran lo mismo que al resto de mis tías antes de que me dieran el dinero para que me comprara lo que quisiera (mejor dicho, lo que mi madre decidía que me hacía falta) en las rebajas. Nos íbamos de casa rural a festejar el año todos juntos y nos escondíamos los regalos, lo más divertido era cuando te encontrabas vales por 50 pesetas y tenías que reunir una cantidad equivalente a 12€ de hoy día, pero eso siempre eran cosas de mi tía la bromista. ¡Qué le íbamos a hacer!, un día te despiertas te encuentras a toda la trupe desayunando pan con manteca colorá, en una cocina ajena a ti.

Después de ello, otra reunión familiar, la de final de año, marcada por las bullas, es que la niña sale por primera vez de noche, que la pequeña de las cinco hermanas no llega y que mi madre, la mayor de todas, se ponía un poco de los nervios porque quería que todo saliera perfecto ¿adivináis ahora en qué casa se hacía? Por supuesto siempre he odiado ese preparatorio para algo que, daba igual como saliera, siempre le buscábamos algo para reírnos. Escondía mis juguetes del resto de mis primos e intentaba ser amable con todo el mundo. Jamás vi un libro en todo aquel montón de regalos, sería porque no interesaba o porque, a pesar de que son mi familia, ignoraban un poco mis preferencias. Pero todo pasaba, llegaban las campanadas, en las que yo jamás me tomaba las uvas y todo llegaba a su fin con la ida a las casas correspondientes del resto, la salida de la hija mayor y un poco de teléfono malsonante en el peor momento. La tranquilidad volvía a mi vida.

Sin embargo todavía quedaba lo mejor, los reyes, esos si que sabían lo que me gustaba, libros, algún que otro juego de alfarería o de mesa y cientos de caramelos, como no, algo de mi colección inmensa de ping y pong caía en la cesta. Yo nunca le dejé agua para los camellos, tampoco leche o galletas, a cambio, me daban unos regalos muy bien escogidos sin dejar ninguna carta o muestra de enfado. Nunca recibí carbón.

A pesar de todo, los mejores regalos vienen sin pensarlo, el año pasado me ofrecieron una casa que acepté de pleno y en la que llevo viviendo ya casi once meses, creo que me he portado muy bien, a pesar que por mi antiguo trabajo, estos dos años anteriores, podría decirse que si veía a un rey mago o a un gordo rojo con un saco, los apaleaba al instante. Noche de nervios ¿verdad?, no sé porqué pero aún sigo sin poder conciliar el sueño en esas vísperas. Pienso en la marca de colonia que me toca este año, eso nunca falla.

Los años pasan y yo he sido muy buena este año, eso sí a mi manera. Y según se mire, me he ganado un buen trozo de carbón o un estupendo regalo, aunque desde el punto de vista de estos personajes ancestrales, casi cómicos y misteriosos, por no decir imaginarios, creo que algo de esta sustancia me merezco, por lo menos podré encender una barbacoa y asar unas carnes frescas.

21 de diciembre de 2009

COSTUMBRES Y TRADICIONES.

Faltan pocos días.

Por fortuna o por desgracia, según quien lo mire, faltan pocos días para la navidad, el solsticio de invierno, las vacaciones de invierno y demás celebraciones que acontecen en la misma fecha. Ahora todos nos reunimos como siempre hacemos, nos reímos juntos, nos acordamos porqué odiamos esto y aquello y, tras la fecha, descansamos con un buen dolor de barriga, fruto de una gran ingesta de comida (parece que no comemos en todo el año.)

Aunque, como siempre, la vida no está exenta de aquellas personas, parecidas a aves de rapiña con unas grandes orejas, sin propósito de escuchar nada (sólo les sirven de adorno) y una gran boca que fomenta el echo de pronunciar cosas que ni siquiera piensan.

Entonces es cuando me da por mirar a mi alrededor, veo un montón de luces horteras que sólo sirven para gastar luz, algunas telas que conmemoran el nacimiento de alguien a quien adoran ciertas religiones, unido la mezcla de varias culturas como el árbol, la costumbre el muérdago o la llegada de un señor regordete, vestido de rojo, con el pelo blanco y cara de bonachón. Todo ello fruto de la importación de otras costumbres y no sólo de la tele o de americanismos.
Todos tenemos nuestras propias costumbres.

Bueno, pues volviendo al tema que envuelve el aire, y del que nadie se acuerda el resto del año, todo el mundo tiene ciertas tradiciones que cumple por estas fechas, y yo, por supuesto, no iba a ser menos. Una vez al año, pienso cada vez que lo hago, aunque ciertamente lo haga más veces, por lo que mejor sería decir que la última hasta que un número cambie en una fecha imaginaria y supuesta. Son cosas de las que no me muero si no las hago, pero que me gusta hacerlas siempre, así por ejemplo, ver la típica película que mucha gente ve, de aquel gran Henry Selec, que no de Tim Burtom, pesadilla antes de navidad o comerme unos huevos fritos con jamón para desayunar el último día del año, son algunas de las cosas que me gusta hacer. Sin embargo tengo más, algunas de ellas pueden ser curiosas como el coser todo aquello que tiene un agujero en mi ropa, recordar todo lo que me ha acontecido este año (normal pensaréis, pero ciertamente miro lo malo, lo que tengo que cambiar y elijo aquello que dejé para otro año) y, entre toda mi filmoteca, algo que me encanta hacer, por supuesto el ver otra película, la princesa prometida y leerme de nuevo el libro.

No se si este año dará tiempo a ello (he descifrado esas páginas unas cinco veces, por lo menos, desde que me lo regalaron.) Aunque, en cuanto a ambas cosas, cada vez que mis ojos vuelven a ver aquella fantástica producción o aquellas maravillosas frases escritas, mis ojos no pueden evitar llorar, por un amor añorado y encontrado, por todo lo que me hizo soñar de pequeña, por aquellos años malgastados y aquellos días encontrados, por todo lo que me hace sentir, lloro como una descosida a moco tendido. Un mundo nuevo de sentimientos se abre ante mi cuando la recuerdo, al volver a rememorar a Badercap y Wesly en su búsqueda por la felicidad. Y después de terminar, llega una gran calma, un montón de pañuelos de papel mojados de lágrimas y sonadas de nariz, unido a una completa alegría por ver que fue la única película con la que he llorado en mi vida, con la que sigo derramando lágrimas y que me causa las mismas sensaciones que el primer día. Para algunos puede sonar cursi, para otros bonito, para mí sólo es una parte interior que aflora y me hace pensar.

Buenos propósitos.

Otras de las cosas que surgen son los buenos propósitos, el pensar que puedes ser mejor, dejar de fumar, mejorar el estado físico, cambiar de vida… Queda muy bonito cuando lo dices o lo piensas pero… ¿Cuántos los cumplen? Puedo aseguraros que un 99%, hasta para eso somos hipócritas. Pides por personas que no te importan, porque mejore tu vida, aunque no te esfuerces lo más mínimo porque esto suceda, porque… porque…. Lo cierto es que todo se convierte en una sarta de mentiras.

Pues bien, como todos los años, yo tengo mis propias propuestas, que todo vaya igual de bien como me ha ido en estos últimos cinco años, que pueda divertirme cada vez que quiera, continuar con las ganas de vivir y que lo acontecido en estos meses sea para toda la vida o, por lo menos, que sea feliz mientras dure. Parece mucho ¿verdad? Lo cierto es que si te esfuerzas no se pide tanto, tampoco son imposibles, aunque simplemente se basa el verle el lado positivo a las cosas.

Lo cierto es que todos los días son buenos para hacer buenos propósitos, aunque nunca se ve el día indicado para ponerse a régimen, eso es cierto. Únicamente quiero que todo siga igual de bien ya que, como los que me leen asiduamente sabéis, no le pido a nadie porque me parece de idiotas decir cosas al aire que no tiene oídos, aunque todas las creencias son respetables y yo aquí digo lo que me da la gana.

Para todos aquellos, ateos, agnósticos y creyentes (no voy a seguir porque se va a parecer a cierto anuncio de bebidas), que paséis unas buenas fiestas. Para los que las tengan ¡claro!, y para el que no, que se pasen lo más rápido posible y sin muchos estragos.

16 de diciembre de 2009

¿POR QUÉ NO SIGUES HASTA EL FINAL?

Tengo muy poca fe en los medios de comunicación, sobre todo en los programas de noticias, ya que cada uno te cuenta la historia como le viene en gana. Puedo considerarme una medio desinformada, ya que no me importa si a Sarcosí (si no se escribe así me importa una mierda) le han roto la cara o si se ha casado con una persona de mala vida (como diría mi abuela), mucho menos me importan otras cosas.

Lo cierto es que, normalmente, me entero de estas cuando veo ciertos programas que dedican a reírse de la gente, de humor inteligente los llamas, aunque ciertamente con sea humor a mi me vale. Me hace reír, paso un buen rato y me entretengo. Aunque a esto es a lo que se dedican muchos programas de la telebasura actual, a entretener (entre ellos incluyo toda la programación.)

Ciertamente y tengo gente que puede afirmarlo, veo poco la tele, pueden pasar semanas sin que mi dedo toque un canal generalista. Mis visiones oculares prefieren más algunos documentales (si es que veo alguno interesante, la gacela corriendo para que no se la coma un león está ya muy vista, hay más tipos, aunque eso, la gente que ve documentales lo sabe), otras de las cosas que prefiero, antes que ver los cotilleos malsanos de la vida de una gente que, ciertamente ni se quienes son, ni me importan, son los dibujos animados (esa es mi pasión, no puedo evitarlo), algún que otro monólogo encabeza la lista y ciertas series o programas de humor o intriga (ciertamente, podríamos decir que el 99,99%, no son españolas)

- ¿No sabes quién es Periquito el de los palotes? - me dicen algunos.

- No – respondo -. No me gusta la tele – le respondo.

Es entonces cuando la gente te mira raro, cuando parece que has querido quedar como esas marujas que dicen que sólo ven documentales cuando un reportero les pregunta poniéndoles un micro delante. Después, un ligero rechazo se vislumbra en sus ojos y sus pensamientos pueden leerse desde la otra parte de la habitación – cultureta – en el mejor de los casos.

Algunas veces resulta no menos que decepcionante. La falta de autoconocimiento, la carencia de análisis, unido a un desconocimiento de los libros (muchos creen que son cosas cuadradas para adornar una estantería, de canto quedan de muerte) y la falta de interés por una conciencia crítica un conocimiento autónomo (eso no te lo enseñan en el cole, puedo asegurarlo), han formado una atmósfera de ignorancia que forma una nube mayor que la contaminación. ¿Cómo se puede ser tan ignorante? Lo cierto es que lo sé, es muy fácil tragarse toda la basura y dejar que todos piensen por ti, siendo, al mismo tiempo, una gran persona propensa a eliminar de su lista de personas afables, a todo aquel que se sospeche de ser un intelectual y, a su mismo tiempo, despreciar todo lo que se llame conocimiento.

¡Ah! ¡Qué palabra más bonita! El saber, conocer algo. Pero para eso no sólo hay que fiarse de una fuente de conocimiento, has de investigar, leer y ver qué hay de verdad en todo lo que has digerido, excretando toda aquella morralla que sólo sirve para ocupar sitio. Ciertamente eso parece una odisea en estos tiempos.

- Has escuchado lo que han dicho de la canción de ese mejicano – dice una maruja a otra.

- No… ¿el qué?

- Que incita (seguro que esa palabra no constaba en su vocabulario) a matar a las mujeres.

- Ese sinvergüenza – dice la panadera entrando en el trapo.

Lo cierto es que ya me había olvidado de la notica cuando la vi hace unos días, más concretamente la semana pasada. Lo cierto es que no se siquiera si rectificaron, pero las marujas estas no lo saben tampoco. Por lo que decían el instituto de la mujer, allá de donde fuera, tampoco puedo corroborarlo porque casa uno se inventa la película, está muy disgustado con este hombre por lo mismo.

Total, que me puse manos a la obra, abrí mi ordenador, miré algo de prensa, busqué al autor en sí de la canción y miré la letra. Algunos videos por ciertos buscadores y…. Resultado, no he visto nada que pueda alarmar a ninguna mujer, en todo caso lo tomaría como una canción un poco melosa, de letra quiero decir.

La canción en cuestión se llama “mátalas” y la información la dio una supuesta periodista que posee un programa matutino en una cadena. Que digo yo, siendo periodista podría contrastar los datos… Ah, es verdad eso ya no se lleva.

Lo único que tengo que decir al respecto, ¡ole tus huevos! Que no tiene, pero que, en cierta forma, hay que tocárselos, y bien, para dar este tipo de noticias metiéndose, desde primera hora, con el cantante en cuestión (os dejo el video para que juzguéis vosotros mismos, pero escucharla hasta el final.)

Así que, llegados a este punto, creo que desintonizaré la tele, veo pocos canales unos cinco a lo sumo, así que me quedaré con ellos y pasaré del resto. O, haré algo mejor por mí misma, apagaré ese aparato del demonio, donde sólo salen cosas que fomentan pensamientos y hábitos que se han de olvidar y leeré un buen libro….Hummmm Creo que este me servirá, por lo menos los cuentos que se escriben en su interior son interesantes.

Os dejo, tengo una cita con algunas páginas que han de ser abiertas.







14 de diciembre de 2009

Selene. Capítulo LXIII.

CAPÍTULO LXIII: DE VUELTA A LA REALIDAD.

Tras horas de conversación entre Gerar, Luis, Fepico y su amada abuela, Selene y Yu, estaban ya un poco cansadas, por lo que decidieron que era de cortar la fiesta.

- Nos vamos – dijo Selene agarrándose al brazo de su novio.

- ¿¡Tan pronto!? – le responde este.

- Son las ocho de la mañana – le responde -. Es pronto según se mire, si vas a ir a trabajar vas bien tarde, si es para ir a comprar, todavía es pronto pero, si no has dormido en todo el día anterior, es que es demasiado tarde – le dice Selene un poco mal humorada -. Así que… ¡Vénga! Dile adiós a tu amiguito y vámonos al hotel.

- ¿Un hotel? – dice Gerar -. ¡Aquí!…. ¡Imposible!

- ¿Cómo? – dice Selene parpadeando rápidamente -. Hay uno a pocas calles de aquí, es donde hemos dejado las cosas.

- Lo dudo mucho chiquita – le responde con aire superior.

- A la próxima te arranco la entrepierna de una sola vez y te hago comer tu propia polla – le dice la diosa molesta.

- Eres de armas tomar… ¿verdad? – se eleva más Gerar.

La respuesta de Selene no se hace esperar, se eleva grácilmente en el aire apartando toscamente a Luis.

- Te acabas de meter en un buen lio – le dice Yu apartándose -. Está mosqueada – le dice sonriendo mientras oculta su vista tras un flequillo azabache.

- No creo que lo de chiquita haya sido para tanto – dice Fepico apartándose del camino.

- ¡Tienes muy mal genio jovencita! – le dice la abuela mirando al techo y moviendo el dedo índice de forma acusadora. Sin embargo, por si las moscas, va haciendo una retirada estratégica bajo la primera mesa que encuentra.

- La verdad es que no sería para tanto si a Selene no le afectara el sueño al humor y lleva muchas horas sin descansar – mira a Fepico y a la abuela riéndose -. Muchas horas… más de la que puede aguantar, está cansada, con muchas ganas de dormir y Gerardo no le cae muy bien, así que rezar lo que sepáis – sonríe entresacando la catana -. No se os escuchará, pero todo consuelo será poco.

A pocos metros, Luis se ha metido detrás de la barra, la gente parece no inmutarse por lo que está sucediendo y, sin embargo, el estruendo es terrible. Está irritada, igual que un bebé cuando no se le permite hacer lo que le place en un momento. Quiere su caramelo, su descanso, su cama, y lo quiere ahora. Una diosa no espera nunca, lo que desea lo coge, y eso Selene lo sabe muy bien, podía haber aguantado un poco más, pero no quería, podía haber pasado de aquel hombre brabucón, pero tampoco le apetecía hacerlo. Los diminutivos estaban prohibidos fuera de su círculo más íntimo y él no pertenecía a ninguno.

Su fuerzas salían de entre el agotamiento sufrido, sus ansias, provocadas por la ira, eran demasiado fuertes para dejar correr alto tan simple como una gota de agua en el mar. En otras circunstancias, quizás hubiera mantenido parte de su calma, sin embargo, aquel brabucón, venido o permanente, en alguna parte de un infierno desconocido, había agotado su última baza, una simple palabra de disculpa, un silencio o el simple hecho de cambiar el tema, le hubieran salvado el pellejo. Aunque, Selene sólo daba una oportunidad y esta había sido agotada en un abrir y cerrar de ojos.

- ¿Dónde estamos? – dijo una vos doble, aguda y ronca a la vez, seguidos de una mirada fría y penetrante -. No voy a preguntarlo más.

- En el infierno.

- Eso ya lo sé – dice la ninfa transformada en demonio -. Ahora dime lo que quiero.

- En una dimensión paralela creada por Hades – hace un gesto en su cara -. Aquí es donde vienen aquellos que han cometido todos los pecados juntos.

- Bien – dice en un soplo de aire -. Y el hotel.

- No sé de qué me hablas – sus pantalones se mancharon de un líquido instantáneamente.

- ¿Seguro? - acerca sus manos a la garganta del interrogado.

- Es una casa de acogía para adaptación – dice tragando saliva -. La creó Perséfone para adaptar a las nuevas vivitas.

- Estupendo – dice retirándose -. ¿Cómo volvemos a la tierra?

- Nadie ha vuelto del infierno.

- ¡Iluso! – se escucha desde una mesa doblada en el suelo.

- E… eee….eres un demonio – dice justificándose de nuevo -. Deberías saberlo.

- Creo que no – le responde aquella diosa transformada -. Haz memoria.

- Por allí.

- Veo que no te cuesta trabajo contestar – mira a la mesa caída -. ¡Yu, inspecciona la trampilla!
La pobre hermana aurora se acerca a la misma, de un solo movimiento rompe el candado y mira en su interior. Se asombra al ver lo que hay al otro lado, pero decide callar.

- ¡Está limpia! – dice agitando la mano y mirando a Selene – ¡Lleva directamente a la tierra!

- Está bien – dice Selene - ¡Entrar que ahora voy yo!

Luis fue el último en entrar, con tres cuartas partes de su cuerpo en el otro mundo, echó una última mirada a Selene, como si fuera la última vez que la viera. Agachó la cabeza e introdujo la cabeza, ayudado por la mano que le quedaba libre.

- ¡Joder! – se escuchó decir.

- Ahora te toca a ti.

- Ya te he dicho lo que querías – dice Gerar temblando -. Ya puedo irme ¿no?

- Yo no te dije eso.

La mano se Selene se coloca en los genitales de aquel desafortunado, eleva la cabeza y sonríe desafiante. Aquellos dedos, en el tiempo que dura un pestañeo, arranca los genitales de aquel desafortunado.

Dolorido y casi en estado de shock, cae el suelo de rodillas gritando y mirando al cielo.

- ¡Zorraaaaa! – grita efusivamente -. Me has matado.

- ¿Cómo se puede matar a un no nato? – le dice ella -. No iba ha hacerlo pero tú lo has pedido.
Quita los trozos de tela roída y mojada en orina de aquel trozo de carne muerta, todavía tiene parte de los escrotos colgando de su base. Apunta con el prepucio hacia la garganta e introduce lentamente el miembro viril hasta su garganta. La sangre mana a chorros de entre sus piernas, el hedor del carmesí líquido y la orina pasada, impregnan la nariz del impresentable.

Aquella femenina mano, fuerza la entrada de la carne hasta que ya casi no quedan restos de la misma, entonces, cierra su mandíbula hasta que se la rompe en dos pedazos, seguido por su cráneo. Los sesos se desperdigan por todo el suelo y él, sigue vivo, en la postura inicial, de rodillas, con la boca partida, la nariz hundida y los labios estirados como una serpiente cuando descuadra la mandíbula para tragarse a su presa. No habla, simplemente llora de angustia y dolor.

- Ahora me voy – vuelve poco a poco a su ser -. Espero que te haya sentado bien el aperitivo – sonríe y sale por la trampilla de la pared-. ¡Pero esto!

- A que sí chiquilla – le dice Fepico -. Es un placer volver a casa después de tanto tiempo fuera.

8 de diciembre de 2009

MENOS POR MENOS ES MÁS. POR DESGRACIA NO SIEMPRE.

La RAE.

Ni, conjunción que denota negación, se expresa en una frase precedida de la palabra no, cuando esta niega dos veces, ejemplo: No estudia ni trabaja; también puede ir al inicio de una oración ni estudia ni trabaja. En cualquier caso, su significado negativo nos atribuye mentalmente un significado sinónimo o equivalente al no. Aunque, en cierto significado matemático, dos signos negativos dan como resultado uno positivo, en este caso, referente al tema al que me refiero, da positivo en vagancia, poca cabeza, ausencia de vistas al futuro, falta de respeto y ausencia total de cualquier tipo de ambición referente a nada.
Si señoras, señores, señoritas y señoritos, aquella generación despreocupada por los estudios, desilusionada por las apetencias mentales, carente de unas vistas a una mejora de vida y ausente de cualquier ambición que no sea la de tunear el coche, salir de fiesta, vivir la vida a tope y ser jóvenes eternamente, ha llegado. Un punto de ruptura entre un adelanto social y el retraso evolutivo del hombre, ya que, como oí decir una vez “el hombre es el único ser capaz de evolucionar hacia la involución.”

Cierto, si nos fijamos solo un poco en lo que nos rodea cuando paseamos por las calles. Miles de niños y no tan niños, se pasan horas y horas apiñados en muros, escaleras y portales, pasando el rato, como dirían ellos. Los días de diario se convierten en fines de semana para ellos, pero la pregunta que se me pasa por la cabeza demasiadas veces, sobre todo cuando a las 3 de la madrugada uno de estos individuos o varios, para el caso es lo mismo, para el coche bajo mi ventana y pone la música a toda voz durante un para de horas, mientras comparte unas cervezas con los amigos, es ¿esta persona mañana no tiene que ir a trabajar o a clase? No, es lo único que se me ocurre, su única misión en el mundo es dar por culo hasta que se le antoje o a mi se me ocurra sacar un cubo de agua fuerte y apuntar a su magnífico coche.

La generación perdida.

Así es como la llaman, aunque yo tengo un peyorativo mejor para ellos (este puede que lo diga a lo largo del post, aunque todavía no lo voy a desvelar.) Otro nombre que reciben, el cual se lo han dado los sociólogos y sociólogas de este país, o de otro, me da igual, aunque no me sorprendería que el nombre fuera copiado, es la generación Ni ni, porque, supuestamente ni estudian ni trabajan, aunque yo añadiría algo más. Tampoco tienen cerebro, por lo menos desde mi punto de vista.


SECRETARÍA DE UN INSTITUTO CUALQUIERA.
Silderia
Hola, vengo a recoger los papeles para ingresar en el módulo de sordomudos.

Secretaria.
Estupendo. Dime qué estudios tienes y te relleno aquí mismo el formulario.

Silderia.
Tengo los estudios básicos, estos títulos, le he traído los diplomas y estoy diplomada en ciencias de la educación.



INDIVIDUO TALLUITO.
¡Joder! Con todo eso deja algo para los demás.
Que algunos queremos volver a estudiar después de muchos años.


Silderia se da la vuelta y ve a una persona mayor, según sus cálculos, había dejado de estudiar por lo menos hacía seis años, sino más. Aunque por su vocabulario y falta de entonación diría que más.


SILDERIA.
Pues haber estudiado cuando te tocaba.

Desde luego, a ese individuo le hacía falta educarse, y no solo en cuestión de estudios formales. Diría yo. Pero ese no es el tema, por lo menos quería hacer algo, dicen que rectificar es de sabios, sobre todo cuando no te queda más remedio.


Pero volvamos a nuestra generación de vagos y maleantes, aunque hasta para esto último tienes que saber utilizar un destornillador y los nini lo ignoran totalmente.
Según los estudios.

Y digo según porque tenemos sabios para todo en este mundo, seguro que son los mismos que especifican los tipos de traumas de los niños conforme les hables o les digas (no sé dónde leí por ahí, fue en uno de los múltiples cursos que hice de disciplina, ponía que un guantazo a tiempo quita de muchas preocupaciones, y lo decía un pedagogo. Por supuesto esto le crea un trauma al niño.) Volviendo a esto cerebritos, dicen o quieren darnos a entender, que los que les pasa a estos individuos, adolescentes y no tan niñatos, con edades comprendidas entre los 14 y los 35 años (con los huevos y el coño negro, ¡vamos que son unas joyas!) es que están desilusionados de la vida, porque ven que no pueden aspirar a más.

Señores estudiosos, si algunos de ellos ni siquiera lo han intentado y los que llegan a los más adultos es que simplemente están cómodos. ¡¿Qué van a intentar?! Si tienes a mamá y a papá que te lo dan todo, te llevan el desayuno a la cama, te dan el dinero que quieres, no hacen nada porque participes en las labores domésticas y, mucho menos, te incitan a que trabajes. Tú lo que eres es un chulo o una chula putas, como digo yo; dejas que el resto hagan el trabajo y tú sólo pones la mano. Anda que yo iba a estar en mi casa, tumbada en el sofá, viendo la tele, sin hacer absolutamente nada y mi madre me iba a decir lo buena y maravillosa hija que tiene. ¡Con los cojones! A los tres días me dice con malas palabra que, o busco trabajo o me pongo a estudiar, pero que vagos no quiere en la casa. Todo esto, unido a una vena morada en su cuello, unos movimientos violentos y mi padre diciéndome que se acabó el grifo porque él no es el banco de España, que el me paga todo lo que haga falta, mientras que estudie.

Vale, puede que mis padres no hayan sido los más blandos del mundo, que, en cierta forma han sido muy duros conmigo, pero gracias a eso soy lo que soy y tengo un título, que no sirve para nada, criando polvo en la pared de casa de mi madre, de lo único que puedo estar segura en esta vida, es de que tengo papel que acredita que estoy lista para llevar una vida laborar, más que sobrada. Pero nada más. Parece que al mundo real esto sólo le sirve para contratarme de dependienta, pero por lo menos busco trabajo.

¿De dónde sacan?

Pero la cosa no acaba ahí, ropa de marca, buenos coches, vicios pagados, lo último en tecnología y dinerales en juergas. ¿Cómo lo hacen, si yo para tunearme el cuerpo he tenido que esperar a ganarme mi propio sueldo? (aunque yo tampoco le pagaría los piercing y los tatuajes a mi progenitor, creo, tampoco apuesto por ello.)

Hay especulaciones sobre que lo sacan traficando (si la mayoría no saben ni liarse un porro, es aquel amigo que se une al grupo pudiente el que se los hace y le facilita los petas), pero la realidad es peor, el padre o la madre abren la cartera y sueltan lo que se les pida. Lo peor de todo es que para colmo se quejarán de que se les ha dado poco (y yo tenía que subsistir con 50 € al mes y daba las gracias para colmo, con eso ellos no tienen ni para un día.)

Entre otras cosas, la falta de valores, la ausencia de respeto al prójimo y la desaparición de cualquier sociabilidad los caracteriza, se les nota a leguas. Incluidas sus fachas pijoteras de alternativismo porque son individuales (a ver, para ser un individuo hay que pensar, no decirlo con ropa de marca.)Ahora si lo voy a decir, ¿generación nini? ¡Já! Me río de esa generación, ¿generación perdida? Podría ser, pero yo la llamaría la generación inútil, si por lo menos trabajaran, pero si su mundo no pasa más allá de sus narices y egoísmo, lo siento, pero se han perdido dentro de la basura de este mundo, aunque una duda me llena, ¿cómo los sacamos de ahí? Por desgracia la respuesta será como la que dan los psicólogos, si ellos mismos no quieren, poco podemos hacer. Pero, de una cosa estoy segura, si unos padres se plantan, puede que no deseen salir, pero, aunque sea a rastras, lo hacen. Lo malo es que todos tenemos una postura muy cómoda al respecto y evitamos hacer cosas que nos duelen, aunque no sea lo correcto

2 de diciembre de 2009

NAVIDAD.

Volvemos a empezar

Es tiempo de navidad, un tiempo para festejar, hacer buenas acciones, recordar a los que no están, celebrar lo bueno y desear buenos propósitos.

He visto cosas hipócritas, pero la cantidad de memeces que se dicen en este tiempo, supera con creces, las que se pueden pronunciar de forma esporádica el resto del año. ¿Por qué? Por que, al igual que otro tipo de fiestas, todo el mundo se acuerda de sacar lo bueno (si es que algunos lo tienen) en esta época del año. Ciertas personas lo hacen hacia mediados de mes, otras simplemente el día antes. Pero es que sino lo reyes magos no te traerán regalos.

Las calles se llenan de luces chillonas y bombillas, los centros comerciales abren todos los días de la semana, la comida se vuelve demasiado abundante y cara, pero no importa, todo se pasa. La gente se dispone a gastarse dinerales impensables con tal de traer abundancia a su casa: la mejor chacina, los mejores jamones, el marisco (no importa que nos sepas como se pela una pata de cangrejo, pero ahí está, en la mesa, dispuesto a hacer las delicias), la comida se vuelve no menos que extraña. Y es que todos intentan poner lo mejor en sus mesas, da igual que no sepas ni como se guisa, de qué forma se sirve, queda bonito y listo, o, mejor dicho, queda fino, de alta alcurnia. El caso es aparentar y desesperarse, exacto, llegar hasta el límite de la paciencia, porque, aunque la gente que venga a tu casa sea familia y haya confianza, los nervios se ponen de punta, quieres que todo salga perfecto, cuidar hasta el último detalle y aquella vajilla de antaño, la de los tiempos de tu abuela, vuelve a ver las luz tras un año entero de encierro entre cajas y puertas de aquel mueble donde se guarda la cubertería bonita y los manteles hechos a mano por alguien del que ya no recuerdas ni su cara. Deprimente no menos.

Festejamos un nacimiento.

Por supuesto todo tiene su fiesta religiosa, aquella de la que jamás nos acordamos en celebrar los domingos, en las que comemos carne los viernes de pascua y no practicamos ni la tolerancia y mucho menos la solidaridad y el respeto a los demás. Pero en estas fechas todo es diferente, ¡es navidad! Suena como si todo se perdonara, como si lo que hubieras hecho o dejado de hacer dejara de tener sentido los meses anteriores. Es como una obligación olvidar los rencores pasados con tal de quedar bien en la foto de familia.

Ja, familia, qué bonita palabra cuando tiene significado ¿verdad? Lo cierto es que, en algunos momentos de tu vida, este gran significante carece completamente de sentido. Aunque es bonito volverse a reunir, a que si. Teniendo en cuenta que no haces nada por verlos en todo el año, que ni siquiera recibes noticias suyas y que, mucho menos, te has esforzado por saber de ellos, es como el reencuentro con extraños. Sobre todo si vives en la misma ciudad. Porque tu verdadera familia se reúne periódicamente, te llaman para ver cómo te va la vida, te ayudan cuando te hace falta, no te reprochan, hacen que te sientas a gusto y, aunque lleves tiempo sin visitarlos, sabes que van a estar ahí en cualquier instante. ¿De qué hablo? Por supuesto tanto de la línea consanguínea como de los amigos, aquellos que se vuelven parte de tu vida, que consideras hermanos, que no van a fallarte, a menos que les vaya la vida en ello y, aún así, cuando no pueden acudir a tu llamada se sienten mal por ello.

El materialismo se sirve en la mesa.

Y nunca mejor dicho, las banalidades de una fiesta (porque este es uno de los significados de la navidad, fiesta) en la que se celebra el solsticio de invierno, han pasado a ser no más que decadentes. El consumismo desmesurado, la pedida de créditos para sufragar gastos, el pagar a plazos lo adquirido y, lo más deprimente, devolver tras la navidad los turrones sobrantes para recuperar el dinero (esto lo he visto yo.)

Ahora las jugueterías hacen sus delicias, pero las de los padres, no lleguéis a pensar en esto los niños tienen nada que ver. Algo más lejos que regalarte aquel spiderman que tanto anhelabas o la cocinita que echa agua por el grifo, un padre dice que no a ciertos entretenimientos porque me van a poner la casa perdida, porque va a poner muchos trastos por el salón o simplemente por el motivo de que a ellos nos les gusta (como si al niño le importara todo eso.)

Sin embargo, los videojuegos están a la orden del día, no importa el que estén recomendados para la edad del chico o de la chica, que le coma la cabeza con cosas absurdas (ayer estuve probando un juego que se llamaba mi boda perfecta, deprimente, creerme. Ciertamente, para algunas mujeres este es el sueño de su vida, puedo afirmarlo de primera mano.) Lo importante de la maquinita es que no estorba, el niño está calladito, no pone trastos por medio y me deja tranquilo o tranquila durante un rato (lo que yo digo, pues no haberlos traído o edúcalos, que no cuesta tanto.)

De todas formas, esto tiene su parte buena.
Es verdad, no me gustan estas fechas, me echo a temblar cada vez que llega el uno de diciembre, y lo odio, ciertamente. Pero estos recuerdos permanecerán en mi toda la vida, el poder cocinar con mi madre horas y horas, la cocinera preferida de la familia por excelencia, para tener lista la comida de noche buena y la de fin de año. El ver como mis primos pequeños (tengo hasta recién nacidos) van creciendo año tras año y notar como todos nos reímos juntos, me hace ver esto desde una perspectiva menos mala, por lo menos lo tomo como otra reunión familiar, de las cientos que se hacen al año (aunque esto lo hago 10 minutos antes de que comiencen los turrones.)

Lo único que me deprime más es el saber que ciertas personas podrían no estar el año que viene, y no precisamente porque vayan a celebrar las fiestas con otras personas, eso me trae sin cuidado, sino nos vemos para la cena de las vísperas, nos encontramos para la sopita caliente de la fiesta, la cosa es templar el estómago, acabar con las sobras y dejar que la indigestión pase.
Bueno, os dejo con vuestros preparativos, el pensar el regalo adecuado para cada uno, el consumismo y los calentamientos de cabeza, que me sienta muy mal diciembre, aunque este año creo que será un poco más leve.