ELABORAR UNA IDENTIDAD ES UN PRIVILEGIO QUE SÓLO EJERCEN AQUELLOS QUE TIENEN LA POSIBILIDAD DE ELEGIR Y QUE LUEGO MANTIENEN EL ESFUERZO DE PENSAR.




28 de diciembre de 2009

VOLVERMOS A EMPEZAR

Faltan a penas unos días, ¿para qué? Me pregunto cuando escucho a la gente. ¿Para cogerte una borrachera? ¿Para buscar en una casa la gente que falta ese año?¿Para pagar un fruto a precio de oro? No lo entiendo, se que cualquier día es motivo de celebración, que el champan puede abrirse todos los días, por lo menos en mi casa.

Y continuando con mi manía persecutoria y a veces repetitiva, voy a decir algunas de las tradiciones que se han conservado en mi familia y algunas más que he podido leer. Todas ellas acontecen en fin de año, aunque no entiendo el porqué de tanto trabajo. Bueno, ¡vamos allá!

- Estrenar algo, si es ropa interior mejor: ahora muchos pueden entender porqué papá Noel os trae esa tela tan sexy y roja para navidad.

- Ponerse algo de color rojo si es para el amor, amarillo para el dinero o verde para la salud. Mi abuela coloca tres tiras en la puerta de cada color, aunque también vale con la ropa interior, por lo que he leído: típico de creencias populares.

- Colocar algo de oro dentro de la copa de cava, que tiene que ser espumoso: esa la hago yo, pero porque me parece muy chic (algunas veces hay que ser superficialista y esta me parece una buena ocasión.)

- Limpiar la casa, aunque no cene nadie allí: eso es para que la guarra de turno haga la limpieza general.

- Encender velas: algo peligroso, pero bueno.

- Que en la mesa haya algo dorado: a mi me vale esa blonda de los chinos, tipo bandeja de cartón, donde se ponen los postres, otros se pasan.

- Abrir las ventanas: motivo por el que al día siguiente todos estamos resfriados, que no roncos.

- Brindar solo con el pie derecho en el suelo: el resbalón puede ser tremendo.

- Mirarse a los ojos al brindar o son siete años sin follar, no es nueva pero ridícula.

- Fumar un puro para atraer a los buenos espíritus.

- Escribir en un papel lo bueno y lo malo y quemarlo para que todo sea nuevo este año. Ni que volvieras a nacer.

Y algunas más que son demasiado ridículas para escribirlas sin que me entre la risa, aunque me he comido una, las uvas, algo inventado en 1909, año más año menos, por los cultivadores de vid, por un exceso de producción. No sabían que hacer con ellas y se inventaron las uvas de la suerte para el fin de año, como todo en esta vida tiene un fin comercial. ¡Qué pena! Por eso yo este año beberé cava y champan, evitaré las uvas, nunca me han gustado, y todo el mundo sabe lo que pasa cuando se intenta comer más rápido de lo normal.

Buena suerte, que no hagáis propósitos que no vais a cumplir y que la fiesta sea para contar, será lo único que podáis hacer. Una cosa más, que no os emborracheis mucho, a ver si acabáis con lagunas mentales y para colmo no habrá nada que decir.

23 de diciembre de 2009

YA VIENE LOS REYES MAGOS.

Y es que por estas fechas el personaje que menos me importaba era el de Papá Noel, sería porque jamás ha llegado a mi casa o simplemente porque algún payaso se disfrazaba del mismo para hacerse pasar por él y darnos los regalos. Alguien se dignaba a venir a darnos algo, pero eso no importaba, pronto se acabó esa estúpida tradición que no importaba a ninguno de los niños presentes.

Como más nos divertíamos era dándonos los regalos unos a otros, primero los mayores y después los pequeños, por supuesto yo, como la mayor de todos los primos, no sabía exactamente dónde encasillarme, algo no iba, algunas veces acertaban con los regalos, otras no. Lo cierto es que la mayor parte de las ocasiones, hubiera preferido que me regalaran lo mismo que al resto de mis tías antes de que me dieran el dinero para que me comprara lo que quisiera (mejor dicho, lo que mi madre decidía que me hacía falta) en las rebajas. Nos íbamos de casa rural a festejar el año todos juntos y nos escondíamos los regalos, lo más divertido era cuando te encontrabas vales por 50 pesetas y tenías que reunir una cantidad equivalente a 12€ de hoy día, pero eso siempre eran cosas de mi tía la bromista. ¡Qué le íbamos a hacer!, un día te despiertas te encuentras a toda la trupe desayunando pan con manteca colorá, en una cocina ajena a ti.

Después de ello, otra reunión familiar, la de final de año, marcada por las bullas, es que la niña sale por primera vez de noche, que la pequeña de las cinco hermanas no llega y que mi madre, la mayor de todas, se ponía un poco de los nervios porque quería que todo saliera perfecto ¿adivináis ahora en qué casa se hacía? Por supuesto siempre he odiado ese preparatorio para algo que, daba igual como saliera, siempre le buscábamos algo para reírnos. Escondía mis juguetes del resto de mis primos e intentaba ser amable con todo el mundo. Jamás vi un libro en todo aquel montón de regalos, sería porque no interesaba o porque, a pesar de que son mi familia, ignoraban un poco mis preferencias. Pero todo pasaba, llegaban las campanadas, en las que yo jamás me tomaba las uvas y todo llegaba a su fin con la ida a las casas correspondientes del resto, la salida de la hija mayor y un poco de teléfono malsonante en el peor momento. La tranquilidad volvía a mi vida.

Sin embargo todavía quedaba lo mejor, los reyes, esos si que sabían lo que me gustaba, libros, algún que otro juego de alfarería o de mesa y cientos de caramelos, como no, algo de mi colección inmensa de ping y pong caía en la cesta. Yo nunca le dejé agua para los camellos, tampoco leche o galletas, a cambio, me daban unos regalos muy bien escogidos sin dejar ninguna carta o muestra de enfado. Nunca recibí carbón.

A pesar de todo, los mejores regalos vienen sin pensarlo, el año pasado me ofrecieron una casa que acepté de pleno y en la que llevo viviendo ya casi once meses, creo que me he portado muy bien, a pesar que por mi antiguo trabajo, estos dos años anteriores, podría decirse que si veía a un rey mago o a un gordo rojo con un saco, los apaleaba al instante. Noche de nervios ¿verdad?, no sé porqué pero aún sigo sin poder conciliar el sueño en esas vísperas. Pienso en la marca de colonia que me toca este año, eso nunca falla.

Los años pasan y yo he sido muy buena este año, eso sí a mi manera. Y según se mire, me he ganado un buen trozo de carbón o un estupendo regalo, aunque desde el punto de vista de estos personajes ancestrales, casi cómicos y misteriosos, por no decir imaginarios, creo que algo de esta sustancia me merezco, por lo menos podré encender una barbacoa y asar unas carnes frescas.

21 de diciembre de 2009

COSTUMBRES Y TRADICIONES.

Faltan pocos días.

Por fortuna o por desgracia, según quien lo mire, faltan pocos días para la navidad, el solsticio de invierno, las vacaciones de invierno y demás celebraciones que acontecen en la misma fecha. Ahora todos nos reunimos como siempre hacemos, nos reímos juntos, nos acordamos porqué odiamos esto y aquello y, tras la fecha, descansamos con un buen dolor de barriga, fruto de una gran ingesta de comida (parece que no comemos en todo el año.)

Aunque, como siempre, la vida no está exenta de aquellas personas, parecidas a aves de rapiña con unas grandes orejas, sin propósito de escuchar nada (sólo les sirven de adorno) y una gran boca que fomenta el echo de pronunciar cosas que ni siquiera piensan.

Entonces es cuando me da por mirar a mi alrededor, veo un montón de luces horteras que sólo sirven para gastar luz, algunas telas que conmemoran el nacimiento de alguien a quien adoran ciertas religiones, unido la mezcla de varias culturas como el árbol, la costumbre el muérdago o la llegada de un señor regordete, vestido de rojo, con el pelo blanco y cara de bonachón. Todo ello fruto de la importación de otras costumbres y no sólo de la tele o de americanismos.
Todos tenemos nuestras propias costumbres.

Bueno, pues volviendo al tema que envuelve el aire, y del que nadie se acuerda el resto del año, todo el mundo tiene ciertas tradiciones que cumple por estas fechas, y yo, por supuesto, no iba a ser menos. Una vez al año, pienso cada vez que lo hago, aunque ciertamente lo haga más veces, por lo que mejor sería decir que la última hasta que un número cambie en una fecha imaginaria y supuesta. Son cosas de las que no me muero si no las hago, pero que me gusta hacerlas siempre, así por ejemplo, ver la típica película que mucha gente ve, de aquel gran Henry Selec, que no de Tim Burtom, pesadilla antes de navidad o comerme unos huevos fritos con jamón para desayunar el último día del año, son algunas de las cosas que me gusta hacer. Sin embargo tengo más, algunas de ellas pueden ser curiosas como el coser todo aquello que tiene un agujero en mi ropa, recordar todo lo que me ha acontecido este año (normal pensaréis, pero ciertamente miro lo malo, lo que tengo que cambiar y elijo aquello que dejé para otro año) y, entre toda mi filmoteca, algo que me encanta hacer, por supuesto el ver otra película, la princesa prometida y leerme de nuevo el libro.

No se si este año dará tiempo a ello (he descifrado esas páginas unas cinco veces, por lo menos, desde que me lo regalaron.) Aunque, en cuanto a ambas cosas, cada vez que mis ojos vuelven a ver aquella fantástica producción o aquellas maravillosas frases escritas, mis ojos no pueden evitar llorar, por un amor añorado y encontrado, por todo lo que me hizo soñar de pequeña, por aquellos años malgastados y aquellos días encontrados, por todo lo que me hace sentir, lloro como una descosida a moco tendido. Un mundo nuevo de sentimientos se abre ante mi cuando la recuerdo, al volver a rememorar a Badercap y Wesly en su búsqueda por la felicidad. Y después de terminar, llega una gran calma, un montón de pañuelos de papel mojados de lágrimas y sonadas de nariz, unido a una completa alegría por ver que fue la única película con la que he llorado en mi vida, con la que sigo derramando lágrimas y que me causa las mismas sensaciones que el primer día. Para algunos puede sonar cursi, para otros bonito, para mí sólo es una parte interior que aflora y me hace pensar.

Buenos propósitos.

Otras de las cosas que surgen son los buenos propósitos, el pensar que puedes ser mejor, dejar de fumar, mejorar el estado físico, cambiar de vida… Queda muy bonito cuando lo dices o lo piensas pero… ¿Cuántos los cumplen? Puedo aseguraros que un 99%, hasta para eso somos hipócritas. Pides por personas que no te importan, porque mejore tu vida, aunque no te esfuerces lo más mínimo porque esto suceda, porque… porque…. Lo cierto es que todo se convierte en una sarta de mentiras.

Pues bien, como todos los años, yo tengo mis propias propuestas, que todo vaya igual de bien como me ha ido en estos últimos cinco años, que pueda divertirme cada vez que quiera, continuar con las ganas de vivir y que lo acontecido en estos meses sea para toda la vida o, por lo menos, que sea feliz mientras dure. Parece mucho ¿verdad? Lo cierto es que si te esfuerzas no se pide tanto, tampoco son imposibles, aunque simplemente se basa el verle el lado positivo a las cosas.

Lo cierto es que todos los días son buenos para hacer buenos propósitos, aunque nunca se ve el día indicado para ponerse a régimen, eso es cierto. Únicamente quiero que todo siga igual de bien ya que, como los que me leen asiduamente sabéis, no le pido a nadie porque me parece de idiotas decir cosas al aire que no tiene oídos, aunque todas las creencias son respetables y yo aquí digo lo que me da la gana.

Para todos aquellos, ateos, agnósticos y creyentes (no voy a seguir porque se va a parecer a cierto anuncio de bebidas), que paséis unas buenas fiestas. Para los que las tengan ¡claro!, y para el que no, que se pasen lo más rápido posible y sin muchos estragos.

16 de diciembre de 2009

¿POR QUÉ NO SIGUES HASTA EL FINAL?

Tengo muy poca fe en los medios de comunicación, sobre todo en los programas de noticias, ya que cada uno te cuenta la historia como le viene en gana. Puedo considerarme una medio desinformada, ya que no me importa si a Sarcosí (si no se escribe así me importa una mierda) le han roto la cara o si se ha casado con una persona de mala vida (como diría mi abuela), mucho menos me importan otras cosas.

Lo cierto es que, normalmente, me entero de estas cuando veo ciertos programas que dedican a reírse de la gente, de humor inteligente los llamas, aunque ciertamente con sea humor a mi me vale. Me hace reír, paso un buen rato y me entretengo. Aunque a esto es a lo que se dedican muchos programas de la telebasura actual, a entretener (entre ellos incluyo toda la programación.)

Ciertamente y tengo gente que puede afirmarlo, veo poco la tele, pueden pasar semanas sin que mi dedo toque un canal generalista. Mis visiones oculares prefieren más algunos documentales (si es que veo alguno interesante, la gacela corriendo para que no se la coma un león está ya muy vista, hay más tipos, aunque eso, la gente que ve documentales lo sabe), otras de las cosas que prefiero, antes que ver los cotilleos malsanos de la vida de una gente que, ciertamente ni se quienes son, ni me importan, son los dibujos animados (esa es mi pasión, no puedo evitarlo), algún que otro monólogo encabeza la lista y ciertas series o programas de humor o intriga (ciertamente, podríamos decir que el 99,99%, no son españolas)

- ¿No sabes quién es Periquito el de los palotes? - me dicen algunos.

- No – respondo -. No me gusta la tele – le respondo.

Es entonces cuando la gente te mira raro, cuando parece que has querido quedar como esas marujas que dicen que sólo ven documentales cuando un reportero les pregunta poniéndoles un micro delante. Después, un ligero rechazo se vislumbra en sus ojos y sus pensamientos pueden leerse desde la otra parte de la habitación – cultureta – en el mejor de los casos.

Algunas veces resulta no menos que decepcionante. La falta de autoconocimiento, la carencia de análisis, unido a un desconocimiento de los libros (muchos creen que son cosas cuadradas para adornar una estantería, de canto quedan de muerte) y la falta de interés por una conciencia crítica un conocimiento autónomo (eso no te lo enseñan en el cole, puedo asegurarlo), han formado una atmósfera de ignorancia que forma una nube mayor que la contaminación. ¿Cómo se puede ser tan ignorante? Lo cierto es que lo sé, es muy fácil tragarse toda la basura y dejar que todos piensen por ti, siendo, al mismo tiempo, una gran persona propensa a eliminar de su lista de personas afables, a todo aquel que se sospeche de ser un intelectual y, a su mismo tiempo, despreciar todo lo que se llame conocimiento.

¡Ah! ¡Qué palabra más bonita! El saber, conocer algo. Pero para eso no sólo hay que fiarse de una fuente de conocimiento, has de investigar, leer y ver qué hay de verdad en todo lo que has digerido, excretando toda aquella morralla que sólo sirve para ocupar sitio. Ciertamente eso parece una odisea en estos tiempos.

- Has escuchado lo que han dicho de la canción de ese mejicano – dice una maruja a otra.

- No… ¿el qué?

- Que incita (seguro que esa palabra no constaba en su vocabulario) a matar a las mujeres.

- Ese sinvergüenza – dice la panadera entrando en el trapo.

Lo cierto es que ya me había olvidado de la notica cuando la vi hace unos días, más concretamente la semana pasada. Lo cierto es que no se siquiera si rectificaron, pero las marujas estas no lo saben tampoco. Por lo que decían el instituto de la mujer, allá de donde fuera, tampoco puedo corroborarlo porque casa uno se inventa la película, está muy disgustado con este hombre por lo mismo.

Total, que me puse manos a la obra, abrí mi ordenador, miré algo de prensa, busqué al autor en sí de la canción y miré la letra. Algunos videos por ciertos buscadores y…. Resultado, no he visto nada que pueda alarmar a ninguna mujer, en todo caso lo tomaría como una canción un poco melosa, de letra quiero decir.

La canción en cuestión se llama “mátalas” y la información la dio una supuesta periodista que posee un programa matutino en una cadena. Que digo yo, siendo periodista podría contrastar los datos… Ah, es verdad eso ya no se lleva.

Lo único que tengo que decir al respecto, ¡ole tus huevos! Que no tiene, pero que, en cierta forma, hay que tocárselos, y bien, para dar este tipo de noticias metiéndose, desde primera hora, con el cantante en cuestión (os dejo el video para que juzguéis vosotros mismos, pero escucharla hasta el final.)

Así que, llegados a este punto, creo que desintonizaré la tele, veo pocos canales unos cinco a lo sumo, así que me quedaré con ellos y pasaré del resto. O, haré algo mejor por mí misma, apagaré ese aparato del demonio, donde sólo salen cosas que fomentan pensamientos y hábitos que se han de olvidar y leeré un buen libro….Hummmm Creo que este me servirá, por lo menos los cuentos que se escriben en su interior son interesantes.

Os dejo, tengo una cita con algunas páginas que han de ser abiertas.







14 de diciembre de 2009

Selene. Capítulo LXIII.

CAPÍTULO LXIII: DE VUELTA A LA REALIDAD.

Tras horas de conversación entre Gerar, Luis, Fepico y su amada abuela, Selene y Yu, estaban ya un poco cansadas, por lo que decidieron que era de cortar la fiesta.

- Nos vamos – dijo Selene agarrándose al brazo de su novio.

- ¿¡Tan pronto!? – le responde este.

- Son las ocho de la mañana – le responde -. Es pronto según se mire, si vas a ir a trabajar vas bien tarde, si es para ir a comprar, todavía es pronto pero, si no has dormido en todo el día anterior, es que es demasiado tarde – le dice Selene un poco mal humorada -. Así que… ¡Vénga! Dile adiós a tu amiguito y vámonos al hotel.

- ¿Un hotel? – dice Gerar -. ¡Aquí!…. ¡Imposible!

- ¿Cómo? – dice Selene parpadeando rápidamente -. Hay uno a pocas calles de aquí, es donde hemos dejado las cosas.

- Lo dudo mucho chiquita – le responde con aire superior.

- A la próxima te arranco la entrepierna de una sola vez y te hago comer tu propia polla – le dice la diosa molesta.

- Eres de armas tomar… ¿verdad? – se eleva más Gerar.

La respuesta de Selene no se hace esperar, se eleva grácilmente en el aire apartando toscamente a Luis.

- Te acabas de meter en un buen lio – le dice Yu apartándose -. Está mosqueada – le dice sonriendo mientras oculta su vista tras un flequillo azabache.

- No creo que lo de chiquita haya sido para tanto – dice Fepico apartándose del camino.

- ¡Tienes muy mal genio jovencita! – le dice la abuela mirando al techo y moviendo el dedo índice de forma acusadora. Sin embargo, por si las moscas, va haciendo una retirada estratégica bajo la primera mesa que encuentra.

- La verdad es que no sería para tanto si a Selene no le afectara el sueño al humor y lleva muchas horas sin descansar – mira a Fepico y a la abuela riéndose -. Muchas horas… más de la que puede aguantar, está cansada, con muchas ganas de dormir y Gerardo no le cae muy bien, así que rezar lo que sepáis – sonríe entresacando la catana -. No se os escuchará, pero todo consuelo será poco.

A pocos metros, Luis se ha metido detrás de la barra, la gente parece no inmutarse por lo que está sucediendo y, sin embargo, el estruendo es terrible. Está irritada, igual que un bebé cuando no se le permite hacer lo que le place en un momento. Quiere su caramelo, su descanso, su cama, y lo quiere ahora. Una diosa no espera nunca, lo que desea lo coge, y eso Selene lo sabe muy bien, podía haber aguantado un poco más, pero no quería, podía haber pasado de aquel hombre brabucón, pero tampoco le apetecía hacerlo. Los diminutivos estaban prohibidos fuera de su círculo más íntimo y él no pertenecía a ninguno.

Su fuerzas salían de entre el agotamiento sufrido, sus ansias, provocadas por la ira, eran demasiado fuertes para dejar correr alto tan simple como una gota de agua en el mar. En otras circunstancias, quizás hubiera mantenido parte de su calma, sin embargo, aquel brabucón, venido o permanente, en alguna parte de un infierno desconocido, había agotado su última baza, una simple palabra de disculpa, un silencio o el simple hecho de cambiar el tema, le hubieran salvado el pellejo. Aunque, Selene sólo daba una oportunidad y esta había sido agotada en un abrir y cerrar de ojos.

- ¿Dónde estamos? – dijo una vos doble, aguda y ronca a la vez, seguidos de una mirada fría y penetrante -. No voy a preguntarlo más.

- En el infierno.

- Eso ya lo sé – dice la ninfa transformada en demonio -. Ahora dime lo que quiero.

- En una dimensión paralela creada por Hades – hace un gesto en su cara -. Aquí es donde vienen aquellos que han cometido todos los pecados juntos.

- Bien – dice en un soplo de aire -. Y el hotel.

- No sé de qué me hablas – sus pantalones se mancharon de un líquido instantáneamente.

- ¿Seguro? - acerca sus manos a la garganta del interrogado.

- Es una casa de acogía para adaptación – dice tragando saliva -. La creó Perséfone para adaptar a las nuevas vivitas.

- Estupendo – dice retirándose -. ¿Cómo volvemos a la tierra?

- Nadie ha vuelto del infierno.

- ¡Iluso! – se escucha desde una mesa doblada en el suelo.

- E… eee….eres un demonio – dice justificándose de nuevo -. Deberías saberlo.

- Creo que no – le responde aquella diosa transformada -. Haz memoria.

- Por allí.

- Veo que no te cuesta trabajo contestar – mira a la mesa caída -. ¡Yu, inspecciona la trampilla!
La pobre hermana aurora se acerca a la misma, de un solo movimiento rompe el candado y mira en su interior. Se asombra al ver lo que hay al otro lado, pero decide callar.

- ¡Está limpia! – dice agitando la mano y mirando a Selene – ¡Lleva directamente a la tierra!

- Está bien – dice Selene - ¡Entrar que ahora voy yo!

Luis fue el último en entrar, con tres cuartas partes de su cuerpo en el otro mundo, echó una última mirada a Selene, como si fuera la última vez que la viera. Agachó la cabeza e introdujo la cabeza, ayudado por la mano que le quedaba libre.

- ¡Joder! – se escuchó decir.

- Ahora te toca a ti.

- Ya te he dicho lo que querías – dice Gerar temblando -. Ya puedo irme ¿no?

- Yo no te dije eso.

La mano se Selene se coloca en los genitales de aquel desafortunado, eleva la cabeza y sonríe desafiante. Aquellos dedos, en el tiempo que dura un pestañeo, arranca los genitales de aquel desafortunado.

Dolorido y casi en estado de shock, cae el suelo de rodillas gritando y mirando al cielo.

- ¡Zorraaaaa! – grita efusivamente -. Me has matado.

- ¿Cómo se puede matar a un no nato? – le dice ella -. No iba ha hacerlo pero tú lo has pedido.
Quita los trozos de tela roída y mojada en orina de aquel trozo de carne muerta, todavía tiene parte de los escrotos colgando de su base. Apunta con el prepucio hacia la garganta e introduce lentamente el miembro viril hasta su garganta. La sangre mana a chorros de entre sus piernas, el hedor del carmesí líquido y la orina pasada, impregnan la nariz del impresentable.

Aquella femenina mano, fuerza la entrada de la carne hasta que ya casi no quedan restos de la misma, entonces, cierra su mandíbula hasta que se la rompe en dos pedazos, seguido por su cráneo. Los sesos se desperdigan por todo el suelo y él, sigue vivo, en la postura inicial, de rodillas, con la boca partida, la nariz hundida y los labios estirados como una serpiente cuando descuadra la mandíbula para tragarse a su presa. No habla, simplemente llora de angustia y dolor.

- Ahora me voy – vuelve poco a poco a su ser -. Espero que te haya sentado bien el aperitivo – sonríe y sale por la trampilla de la pared-. ¡Pero esto!

- A que sí chiquilla – le dice Fepico -. Es un placer volver a casa después de tanto tiempo fuera.

8 de diciembre de 2009

MENOS POR MENOS ES MÁS. POR DESGRACIA NO SIEMPRE.

La RAE.

Ni, conjunción que denota negación, se expresa en una frase precedida de la palabra no, cuando esta niega dos veces, ejemplo: No estudia ni trabaja; también puede ir al inicio de una oración ni estudia ni trabaja. En cualquier caso, su significado negativo nos atribuye mentalmente un significado sinónimo o equivalente al no. Aunque, en cierto significado matemático, dos signos negativos dan como resultado uno positivo, en este caso, referente al tema al que me refiero, da positivo en vagancia, poca cabeza, ausencia de vistas al futuro, falta de respeto y ausencia total de cualquier tipo de ambición referente a nada.
Si señoras, señores, señoritas y señoritos, aquella generación despreocupada por los estudios, desilusionada por las apetencias mentales, carente de unas vistas a una mejora de vida y ausente de cualquier ambición que no sea la de tunear el coche, salir de fiesta, vivir la vida a tope y ser jóvenes eternamente, ha llegado. Un punto de ruptura entre un adelanto social y el retraso evolutivo del hombre, ya que, como oí decir una vez “el hombre es el único ser capaz de evolucionar hacia la involución.”

Cierto, si nos fijamos solo un poco en lo que nos rodea cuando paseamos por las calles. Miles de niños y no tan niños, se pasan horas y horas apiñados en muros, escaleras y portales, pasando el rato, como dirían ellos. Los días de diario se convierten en fines de semana para ellos, pero la pregunta que se me pasa por la cabeza demasiadas veces, sobre todo cuando a las 3 de la madrugada uno de estos individuos o varios, para el caso es lo mismo, para el coche bajo mi ventana y pone la música a toda voz durante un para de horas, mientras comparte unas cervezas con los amigos, es ¿esta persona mañana no tiene que ir a trabajar o a clase? No, es lo único que se me ocurre, su única misión en el mundo es dar por culo hasta que se le antoje o a mi se me ocurra sacar un cubo de agua fuerte y apuntar a su magnífico coche.

La generación perdida.

Así es como la llaman, aunque yo tengo un peyorativo mejor para ellos (este puede que lo diga a lo largo del post, aunque todavía no lo voy a desvelar.) Otro nombre que reciben, el cual se lo han dado los sociólogos y sociólogas de este país, o de otro, me da igual, aunque no me sorprendería que el nombre fuera copiado, es la generación Ni ni, porque, supuestamente ni estudian ni trabajan, aunque yo añadiría algo más. Tampoco tienen cerebro, por lo menos desde mi punto de vista.


SECRETARÍA DE UN INSTITUTO CUALQUIERA.
Silderia
Hola, vengo a recoger los papeles para ingresar en el módulo de sordomudos.

Secretaria.
Estupendo. Dime qué estudios tienes y te relleno aquí mismo el formulario.

Silderia.
Tengo los estudios básicos, estos títulos, le he traído los diplomas y estoy diplomada en ciencias de la educación.



INDIVIDUO TALLUITO.
¡Joder! Con todo eso deja algo para los demás.
Que algunos queremos volver a estudiar después de muchos años.


Silderia se da la vuelta y ve a una persona mayor, según sus cálculos, había dejado de estudiar por lo menos hacía seis años, sino más. Aunque por su vocabulario y falta de entonación diría que más.


SILDERIA.
Pues haber estudiado cuando te tocaba.

Desde luego, a ese individuo le hacía falta educarse, y no solo en cuestión de estudios formales. Diría yo. Pero ese no es el tema, por lo menos quería hacer algo, dicen que rectificar es de sabios, sobre todo cuando no te queda más remedio.


Pero volvamos a nuestra generación de vagos y maleantes, aunque hasta para esto último tienes que saber utilizar un destornillador y los nini lo ignoran totalmente.
Según los estudios.

Y digo según porque tenemos sabios para todo en este mundo, seguro que son los mismos que especifican los tipos de traumas de los niños conforme les hables o les digas (no sé dónde leí por ahí, fue en uno de los múltiples cursos que hice de disciplina, ponía que un guantazo a tiempo quita de muchas preocupaciones, y lo decía un pedagogo. Por supuesto esto le crea un trauma al niño.) Volviendo a esto cerebritos, dicen o quieren darnos a entender, que los que les pasa a estos individuos, adolescentes y no tan niñatos, con edades comprendidas entre los 14 y los 35 años (con los huevos y el coño negro, ¡vamos que son unas joyas!) es que están desilusionados de la vida, porque ven que no pueden aspirar a más.

Señores estudiosos, si algunos de ellos ni siquiera lo han intentado y los que llegan a los más adultos es que simplemente están cómodos. ¡¿Qué van a intentar?! Si tienes a mamá y a papá que te lo dan todo, te llevan el desayuno a la cama, te dan el dinero que quieres, no hacen nada porque participes en las labores domésticas y, mucho menos, te incitan a que trabajes. Tú lo que eres es un chulo o una chula putas, como digo yo; dejas que el resto hagan el trabajo y tú sólo pones la mano. Anda que yo iba a estar en mi casa, tumbada en el sofá, viendo la tele, sin hacer absolutamente nada y mi madre me iba a decir lo buena y maravillosa hija que tiene. ¡Con los cojones! A los tres días me dice con malas palabra que, o busco trabajo o me pongo a estudiar, pero que vagos no quiere en la casa. Todo esto, unido a una vena morada en su cuello, unos movimientos violentos y mi padre diciéndome que se acabó el grifo porque él no es el banco de España, que el me paga todo lo que haga falta, mientras que estudie.

Vale, puede que mis padres no hayan sido los más blandos del mundo, que, en cierta forma han sido muy duros conmigo, pero gracias a eso soy lo que soy y tengo un título, que no sirve para nada, criando polvo en la pared de casa de mi madre, de lo único que puedo estar segura en esta vida, es de que tengo papel que acredita que estoy lista para llevar una vida laborar, más que sobrada. Pero nada más. Parece que al mundo real esto sólo le sirve para contratarme de dependienta, pero por lo menos busco trabajo.

¿De dónde sacan?

Pero la cosa no acaba ahí, ropa de marca, buenos coches, vicios pagados, lo último en tecnología y dinerales en juergas. ¿Cómo lo hacen, si yo para tunearme el cuerpo he tenido que esperar a ganarme mi propio sueldo? (aunque yo tampoco le pagaría los piercing y los tatuajes a mi progenitor, creo, tampoco apuesto por ello.)

Hay especulaciones sobre que lo sacan traficando (si la mayoría no saben ni liarse un porro, es aquel amigo que se une al grupo pudiente el que se los hace y le facilita los petas), pero la realidad es peor, el padre o la madre abren la cartera y sueltan lo que se les pida. Lo peor de todo es que para colmo se quejarán de que se les ha dado poco (y yo tenía que subsistir con 50 € al mes y daba las gracias para colmo, con eso ellos no tienen ni para un día.)

Entre otras cosas, la falta de valores, la ausencia de respeto al prójimo y la desaparición de cualquier sociabilidad los caracteriza, se les nota a leguas. Incluidas sus fachas pijoteras de alternativismo porque son individuales (a ver, para ser un individuo hay que pensar, no decirlo con ropa de marca.)Ahora si lo voy a decir, ¿generación nini? ¡Já! Me río de esa generación, ¿generación perdida? Podría ser, pero yo la llamaría la generación inútil, si por lo menos trabajaran, pero si su mundo no pasa más allá de sus narices y egoísmo, lo siento, pero se han perdido dentro de la basura de este mundo, aunque una duda me llena, ¿cómo los sacamos de ahí? Por desgracia la respuesta será como la que dan los psicólogos, si ellos mismos no quieren, poco podemos hacer. Pero, de una cosa estoy segura, si unos padres se plantan, puede que no deseen salir, pero, aunque sea a rastras, lo hacen. Lo malo es que todos tenemos una postura muy cómoda al respecto y evitamos hacer cosas que nos duelen, aunque no sea lo correcto

2 de diciembre de 2009

NAVIDAD.

Volvemos a empezar

Es tiempo de navidad, un tiempo para festejar, hacer buenas acciones, recordar a los que no están, celebrar lo bueno y desear buenos propósitos.

He visto cosas hipócritas, pero la cantidad de memeces que se dicen en este tiempo, supera con creces, las que se pueden pronunciar de forma esporádica el resto del año. ¿Por qué? Por que, al igual que otro tipo de fiestas, todo el mundo se acuerda de sacar lo bueno (si es que algunos lo tienen) en esta época del año. Ciertas personas lo hacen hacia mediados de mes, otras simplemente el día antes. Pero es que sino lo reyes magos no te traerán regalos.

Las calles se llenan de luces chillonas y bombillas, los centros comerciales abren todos los días de la semana, la comida se vuelve demasiado abundante y cara, pero no importa, todo se pasa. La gente se dispone a gastarse dinerales impensables con tal de traer abundancia a su casa: la mejor chacina, los mejores jamones, el marisco (no importa que nos sepas como se pela una pata de cangrejo, pero ahí está, en la mesa, dispuesto a hacer las delicias), la comida se vuelve no menos que extraña. Y es que todos intentan poner lo mejor en sus mesas, da igual que no sepas ni como se guisa, de qué forma se sirve, queda bonito y listo, o, mejor dicho, queda fino, de alta alcurnia. El caso es aparentar y desesperarse, exacto, llegar hasta el límite de la paciencia, porque, aunque la gente que venga a tu casa sea familia y haya confianza, los nervios se ponen de punta, quieres que todo salga perfecto, cuidar hasta el último detalle y aquella vajilla de antaño, la de los tiempos de tu abuela, vuelve a ver las luz tras un año entero de encierro entre cajas y puertas de aquel mueble donde se guarda la cubertería bonita y los manteles hechos a mano por alguien del que ya no recuerdas ni su cara. Deprimente no menos.

Festejamos un nacimiento.

Por supuesto todo tiene su fiesta religiosa, aquella de la que jamás nos acordamos en celebrar los domingos, en las que comemos carne los viernes de pascua y no practicamos ni la tolerancia y mucho menos la solidaridad y el respeto a los demás. Pero en estas fechas todo es diferente, ¡es navidad! Suena como si todo se perdonara, como si lo que hubieras hecho o dejado de hacer dejara de tener sentido los meses anteriores. Es como una obligación olvidar los rencores pasados con tal de quedar bien en la foto de familia.

Ja, familia, qué bonita palabra cuando tiene significado ¿verdad? Lo cierto es que, en algunos momentos de tu vida, este gran significante carece completamente de sentido. Aunque es bonito volverse a reunir, a que si. Teniendo en cuenta que no haces nada por verlos en todo el año, que ni siquiera recibes noticias suyas y que, mucho menos, te has esforzado por saber de ellos, es como el reencuentro con extraños. Sobre todo si vives en la misma ciudad. Porque tu verdadera familia se reúne periódicamente, te llaman para ver cómo te va la vida, te ayudan cuando te hace falta, no te reprochan, hacen que te sientas a gusto y, aunque lleves tiempo sin visitarlos, sabes que van a estar ahí en cualquier instante. ¿De qué hablo? Por supuesto tanto de la línea consanguínea como de los amigos, aquellos que se vuelven parte de tu vida, que consideras hermanos, que no van a fallarte, a menos que les vaya la vida en ello y, aún así, cuando no pueden acudir a tu llamada se sienten mal por ello.

El materialismo se sirve en la mesa.

Y nunca mejor dicho, las banalidades de una fiesta (porque este es uno de los significados de la navidad, fiesta) en la que se celebra el solsticio de invierno, han pasado a ser no más que decadentes. El consumismo desmesurado, la pedida de créditos para sufragar gastos, el pagar a plazos lo adquirido y, lo más deprimente, devolver tras la navidad los turrones sobrantes para recuperar el dinero (esto lo he visto yo.)

Ahora las jugueterías hacen sus delicias, pero las de los padres, no lleguéis a pensar en esto los niños tienen nada que ver. Algo más lejos que regalarte aquel spiderman que tanto anhelabas o la cocinita que echa agua por el grifo, un padre dice que no a ciertos entretenimientos porque me van a poner la casa perdida, porque va a poner muchos trastos por el salón o simplemente por el motivo de que a ellos nos les gusta (como si al niño le importara todo eso.)

Sin embargo, los videojuegos están a la orden del día, no importa el que estén recomendados para la edad del chico o de la chica, que le coma la cabeza con cosas absurdas (ayer estuve probando un juego que se llamaba mi boda perfecta, deprimente, creerme. Ciertamente, para algunas mujeres este es el sueño de su vida, puedo afirmarlo de primera mano.) Lo importante de la maquinita es que no estorba, el niño está calladito, no pone trastos por medio y me deja tranquilo o tranquila durante un rato (lo que yo digo, pues no haberlos traído o edúcalos, que no cuesta tanto.)

De todas formas, esto tiene su parte buena.
Es verdad, no me gustan estas fechas, me echo a temblar cada vez que llega el uno de diciembre, y lo odio, ciertamente. Pero estos recuerdos permanecerán en mi toda la vida, el poder cocinar con mi madre horas y horas, la cocinera preferida de la familia por excelencia, para tener lista la comida de noche buena y la de fin de año. El ver como mis primos pequeños (tengo hasta recién nacidos) van creciendo año tras año y notar como todos nos reímos juntos, me hace ver esto desde una perspectiva menos mala, por lo menos lo tomo como otra reunión familiar, de las cientos que se hacen al año (aunque esto lo hago 10 minutos antes de que comiencen los turrones.)

Lo único que me deprime más es el saber que ciertas personas podrían no estar el año que viene, y no precisamente porque vayan a celebrar las fiestas con otras personas, eso me trae sin cuidado, sino nos vemos para la cena de las vísperas, nos encontramos para la sopita caliente de la fiesta, la cosa es templar el estómago, acabar con las sobras y dejar que la indigestión pase.
Bueno, os dejo con vuestros preparativos, el pensar el regalo adecuado para cada uno, el consumismo y los calentamientos de cabeza, que me sienta muy mal diciembre, aunque este año creo que será un poco más leve.

30 de noviembre de 2009

Selene. Capítulo LXII.

CAPÍTULO LXII: GERARDO GERAR.

Con los ojos entrecerrados y las manos bien dispuestas a desenvainar la espada, una de sus manos la asía fuertemente. Pronto se oyó algo, un leve crujir de madera acompañada por el ruido oxidado de algo invisible.

Yu, muy segura de sus sentidos anexos a la vista, se disponía a atacar al más mínimo indicio de que alguien se acercaba, sin embargo, nada ocurrió. Un ruido, nada más que indicara peligro alguno.

- En mi bar están prohibidas las armas blancas muchacha – dice un hombre tocándole en hombro por la espalda.

La reacción de la chica no se hace esperar, se agacha rápidamente y con la punta de aquel acero templado apunta justo a la mandíbula inferior de aquel que ha osado acercarse.

- Si insiste puedo dejártela un ratito – le responde quieto como una estatua.

- ¿Quién eres? – le dice apretando levemente el mango hacia arriba -. No me gustan las sorpresas. Podías haber muerto en un pestañeo ¿Sabes? – le dice mirando un poco más atentamente -. Odio que me sorprendan de esta manera.

- Vale – dice aquel hombre -. Lo he entendido. Y ahora… Si eres tan amable… ¿Podrías quitarme esto del cuello? Soy un poco alérgico a toda cosa cortante que se acerca a mi.

- Aún no has contestado a la pregunta.

- Soy Gerardo, el dueño del bar.

- Querrás decir el antro.

- Me ha costado mucho dejarlo a mi gusto – le replica -. ¿A que es una maravilla?

- Para beber garrafón – enfunda la espada y se levanta -. Ven… Te presentaré a alguien… Seguro que harás buenas migas con él.

- ¿Es como tú?

- No.

- Entonces te acompaño.

En pocos segundos se encuentran delante del resto de componentes del grupo.

- Mirar lo que he encontrado ahí dentro – dice Yu empujando al dueño del hombro -. Otra lagartija.

- Sin insultar.

- No te ha insultado – le dice Fepico tomando una copa -. ¡Créeme! Viniendo de ella es todo un cumplido.

- ¿Seguro? – le responde tocándose el lugar donde la espada ha besado su piel.

- Mantienes la cabeza en sus sitio y te ha presentado a nosotros – dice Fepico encendiendo un cigarrillo -. Le has caído bien… Es lo más que puedes esperar.

- Oye – le dice oliendo el humo del cigarro -. Eso es….

- Si exactamente – responde Fepico dando una calada profunda.

- ¿De dónde?

- Mis fuentes son muy extensas chico – le dice sonriendo -. No preguntes. Aunque tampoco te voy a dar – da un sorbo a su copa -. Es muy cara y cuesta un ojo de la cara.

- No exageres – le dice Luis -. Tú no tienes muchos medios para conseguir algo así de caro.

- No he dicho que sea caro – le responde Fepico -. He dicho que cuesta un ojo de la cara – le da otro sorbo a su copa -. Y estoy harto de rebanar cabezas para conseguir sus ojos… ¡Ummmm! El garrafón es excelente – se dirige a Gerardo -. ¿Cuánto te pagan por esta mierda? Me gustaría comercializarla en mi pub.

- 7 euros por copa.

- ¿Qué? – dice Fepico espurreando la bebida.

- Pufff – se escucha justo en la nuca de Fepico que baja la cabeza violentamente por el impacto -. Te he dicho que se traga antes de hablar – le dice la abuela -. ¡Mira lo que pasa! Una copa de buen garrafón, hoy día ya no lo encuentras de esta forma.

- ¡Pero si es una mierda! – dice Luis.

- Pero de las mejores que he probado – le contesta Fepico -. Apuesto que el máximo de alcohol que lleva es un 20%.

- Diez – le responde Gerardo -. El resto es receta secreta.

- ¡Anda! ¡Cómo la mía! – dice Fepico dando un sorbo -. Sólo que a mi no me sale con esta falta de sabor – da otro sorbo corto intentando sacar algo del brebaje -. Y lo mejor es que le pagan a 7 euros la copa… ¡Menudo robo!

- ¿Habéis terminado ya con esta conversación de besugos? – dice Selene harta de escuchar.

- Esta es otra simpática.

- Esta simpática tiene mejor carácter que esa otra – señala a Yu -. Pero más mala leche.

- Eso si es verdad – le responde Fepico -. ¿Cómo te llamas?

- Soy Gerardo, el dueño de este lugar – responde mostrando con las manos el sitio -. Mis amigos me llaman Gerar.

- Me quedo con Gerardo – responde Yu.

- Bueno – Gerar se rasca el cogote -. Os invito a una copa. ¡Pedid lo que queráis!

- Para mi una botella de agua – responde Yu -. Cerrada, si puede ser.

Tras un par de horas de charla con Fepico, Luis y la abuela, el hombre se destensa un poco.
Selene y Yu se alejan hacia una de las barras de madera, colocada en una columna, observando el ambiente entre tanto. Lo cierto es que les interesa muy poco la conversación sobre rectas secretas, bebidas adulteradas y demás cosas referentes a un bar de mala muerte.

A lo lejos, se fijan en un individuo, no se ha dado cuenta de que lo vigilan, pero su mirada se dirige hacia el resto de sus compañeros. Se golpea la palma de su mano con el puño de su hermana y mira con ojos golosos a los nuevos visitantes. Parece que quiere conocerlos, aunque, de momento, se mantiene lejos de los mismos.

Un sinfín de cuerpos borrachos, entran y salen de aquel bar de mala muerte, pero de las sombras de ojos amarillentos nada. Parece que han errado en su búsqueda tan deseada, aunque no les viene mal, esa noche podrán relajarse algo, sin bajar la guardia, por supuesto, pero dejando que la música invada sus oídos y sus cuerpos se muevan al son de la guitarra eléctrica y la batería.

26 de noviembre de 2009

¿Y CÓMO ES?

La pregunta del millón de todas las bodas, algo que nadie debería haber aprendido a pronunciar, lo cierto es que yo más bien lo he dicho pocas veces o ninguna, me importa una carajo como sea el traje de la novia. Y cuando la implicada te responde o te miente como una bellaca o te dice que es una sorpresa. Pues bien, yo he optado por la primera opción.

Y es que no hay cosa que me guste más que ver la cara de la gente, la mayor parte de ellos no te dicen nada, pero sus caras lo dicen todo.

- Me voy a vestir de negro, como las novias antiguas – esto no les viene de sorpresa a ninguno.

- El vestido es rojo, llevo una pamela con velo, guantes largos negros y tocones de aguja – esto tampoco les impacta.

- El vestido es color champan, lleva flores celestes y un lazo muy grande detrás que hace de cola – esto si que les choca y bastante.

Sin embargo, que después de cada una de las respuestas, no obtengo un solo comentario de mal agrado, aunque si de opiniones:

- Si a ti te gusta.

- ¡Dónde se ha visto una novia de negro!

- Oy… ¿No había otro color?

Pero lejos de todo esto la atención se cierne sobre otros detalles como mis piercings y mis tatuajes.

- Te quitarás los pendientes para la boda – me dicen mis dos abuelas (lo más gracioso es que fue en días separados y no estaban presentes en la misma habitación.)

- El traje será tapadito para que no se vean ninguno de los dos tatuajes – me dice una conocida -. Porque… mira que son grandes.

Y algunos comentarios más respecto al mismo tema que vienen a decir lo mismo. Creo que ya me he cansado de repetirlo, pero como no se dan por enteradas lo voy a poner por escrito, así de paso, me encuentro con alguna que otra visita más en el blog y puede que sus cabezas lo entiendan.

Resulta que diez de mis trece piercings están en las orejas, otro en la nariz y pretenden que los elimine del mapa, como el que borra un dibujo con una goma, para una ceremonia donde supuestamente el protocolo manda sobre todo. Creo que estamos un poco tarumbas en ese aspecto o que pensaban que, por una vez en la vida iba a ir socialmente correcta. Sé que tantos pendientes juntos no son del agrado de la mayor parte de la gente, pero hay un pequeño problema, del mío si. Por lo que he decidido lucirlos en todo su esplendor comprándome unas circonitas preciosas para el evento en cuestión, tanto para mis dos lóbulos como para el de la nariz. Y al que no le guste que no mire.

Pero es que quedan muy feos - me dicen muchas. Incluso en la tienda donde me los compré me dijeron el comentario de – No veas como se va a poner tu madre – Y me lo dice una hippie (subrrealista.) Haber… ¡Almas de cántaro! Si los he llevado puestos a todas las bodas y no han sido las mías, ¿cómo me los voy a quitar cuando yo soy la protagonista esta vez? O ellos no piensan o yo soy retrasada mental (aunque esto último puede que sea verdad.)

El otro punto de mi estética, no menos importante, los tatuajes. Sé que el de la espalda mide un total de 17 centímetros de alto y 10 de ancho (los he medido los dos) y que el de la pierna llega a 22 de alto y casi me da la vuelta a la pantorrilla, pero son bonitos. ¿Por qué los tengo que esconder? Todavía no he hallado una respuesta coherente respecto al tema.

- Es que queda muy feo una novia tatuada (yo soy novia desde hace ya 5 años, por unos minutos más que lo sea no veo porqué tengo que taparlo.)

- Ponte algo con mangas cortas para que nadie se fije (¿Y para qué me lo hice? Tenía más motivos, pero el banal también iba en el lote.)

- Es que… - se pensaba bastante el comentario -. Una novia con un tatuaje que se vea… (¡Tócate los huevos! ¡Qué se vea! Ya de por sí no estaba feo llevar un tatuaje sino que se viera, tenía que haberme puesto en la espalda “que os den.”)

La única que me ha referido algo coherente ha sido mi madre, la persona que menos me esperaba. Sabía que unos de los requerimientos que había de tener el traje para el evento era enseñar, al menos, uno de los dos tatuajes (he descartado varios modelos porque no los enseñaba). Es más, me dijo que tenía que hacerme una foto enseñándolo y que esa sería la que ella colgaría, a tamaño poster (soy su única hija) en el salón de la casa.)

También avaló de los piercing, estuvimos hablando largo y tendido, tal día de sol, no hace mucho, tomándonos una cerveza tras una mañana atareada de comparas marujeras, sobre el tema. Nos referimos al color, el tamaño adecuado y la forma que deberían de tener los mismos.

Pero ahora no se si es que lo ha aceptado simplemente, porque su hija es así, la rara de la familia, la que le importa poco lo que piensen los demás. O porque a acabado gustándole mi forma de ver la estética. Puede que lo dude, pero su iniciativa, decidiendo unirse al enemigo, en vez de pelearse con él, fue agradable; ciertamente sabía que una vez prometí que en mi boda los llevaría puestos y que no me he quitado ninguno de ellos, a pesar de lo que pensó en el pasado. Sobre los tatuajes, no peleó, se quedó al margen de todo ello cuando acontecieron y alabó al artista que me los había hecho, poco más. Ahora, está orgullosa de ellos, de mis piercing y dice que sin ellos, yo no sería su niña la peleona.

Ciertamente, fue agradable aquel momento madre hija, como tantos otros, pero este, a pesar de que si lo que se dijo fue su verdadero pensamiento o no, se convirtió en uno de los mas gratos que hemos pasado.

24 de noviembre de 2009

Selene. Capítulo LXI.

CAPÍTULO LXI: UN DESCANSO NUNCA VIENE MAL.

Desde el otro lado de la calle, Selene, junto a sus compañeros, observan como se desarrolla la escena. El manicomio se encuentra entre llamas, vigilado por largas serpientes que derraman lágrimas con fuerza hacia ellas. Aquellos grandes hombres luchan por mantener a las víboras sedientas de calor entre sus manos, mientras algunas personas salen corriendo de entre las llamas. Gritan cosas completamente incoherentes, ¿el qué? Importa más bien poco, lo cierto es que ya han conseguido lo que buscaban, el gran libro de recetas diabólicas de la abuela de Fepico, la cual, tras una larga travesía, decide acompañarlos un poco más, antes de descender a los infiernos donde había instaurado su graciosa casita de ganchillo.

- ¡Bueno! – dice Fepico dándole una calada a unos de cigarrillos especiales -. ¡Vamos! O... ¿Preferís quedaros a ver el espectáculo un poco más?

- No lo se – dice Selene -. Creo que me apetece descansar un poco de todo este viaje antes de partir hacia donde esté Victor.

- Me apunto – dice Endimión -. Un poco de risas, algo de sueño y una buena comida nos sentaría bien antes de partir.

- Por una vez estoy de acuerdo con todo el mundo – añade Yu.

- Me parece bien – contesta la abuela -. Pero… ¿Dónde demonios nos encontramos?

- Una cosa es segura – la mira Selene -. Estamos en la tierra, un lugar donde todo es posible, en plena gran ciudad de alguna parte del mundo y donde seguramente…. – mira hacia los lados -. Habrá un hotel donde descansar, algunas tiendas donde poder cambiar esta ropa vieja y algún antro para comer mala comida y beber algo.

- Apoyo la idea de mi niña – la acerca a él cogiéndola por la cintura y dándole un bonito beso en la mejilla.

La decisión fue unánime, todos partieron hacia el hotel más cercano a la zona. Una vez allí, otra vez sin reparar en gastos y sin necesidad de soltar un solo céntimo, como se acostumbraba cuando se iba junto a aquella diosa, se asearon y bajaron al lugar más recóndito que pudiera ofrecerles el entramado de calles. Un lugar oscuro y perdido en las mentes de todos los jóvenes y viejos que por allí vivían, el lugar que jamás se nombra y que todo el mundo conoce. Un lugar donde una pequeña puerta, evitaba las miradas de todos los que osaban intentar encontrarla, se postraba como una curiosidad para la mente incitando al morbo interno del subconsciente. ¿Se atreverían a entrar en aquel lugar los más valientes? Poco tardaron en descubrirlo cuando un hombre, más ancho que alto, sacó a otro, tres veces más grande que él, por la fuerza obligándolo a comerse toda la roña que había en el asfalto.

- Ese es de los míos – dice Fepico tomando su cigarrillo entre dos dedos y señalando con la misma mano.

- Parece un buen lugar para pasar la noche – dice Yu sonriendo -. Por lo menos tendremos entretenimiento del bueno.

- No sé… - dice la abuela -. Parece que está lleno de pelandruscas.

- No veo ninguna puta en la puerta – dice Luis.

- ¡Putas no! – le corrige la abuela -. Mujeres que no son de fiar.

- Estupendo – dice Yu -. Acaba de aclararnos todo en un momento.

- Hija – se dirige a ella la abuela -. Una cosa puedo asegurarte en todos los años que llevo viviendo en el infierno… No hay una sola puta en él.

- Se las quedará Hades para su uso personal – dice dirigiéndose a Selene.

- ¿Entramos? – dice Luis.

- ¡Qué remedio! – se encoge Yu de hombros -. Fepico ha entrado hace un rato mientras hablábamos sobre mujeres de vida alegre y malas mujeres.

Ni un portero, tan solo una bisagra amenazante al abrir aquella vieja y castigada puerta. En su parte central estaba cubierta de celo. El suelo, sucio y pegajoso, agarraba las suelas de los zapatos a cada paso, parecía que deseaba evitar que los extraños se internaran dentro de aquel lugar.
- Suelo mugriento, barra hecha polvo, escenario roído y sin uso desde hace siglos, barra de estríper sin estríper, un montón de borrachos… Para que luego digan que hay cosas diferentes cuando sales de casa… ¡Esto es lo mismo que el pub Put!

- Y me costó mucho hacer de ese lugar un sitio tan acogedor chico – le responde Fepico que aparece con una copa.

- Chicos… - dice la abuela –. Creo que se acabaron nuestras vacaciones.

La anciana señala a lo lejos, su dedo rechoncho y huesudo marca el lugar, a lo lejos, en una pared iluminada, una mano negra se ve perfectamente marcada, no pertenece a nadie y, sin embargo, se comporta como una sombra. Más arriba, unos ojos penetrantes miran hacia el interior de algún lugar para luego desparecer con el resto de su cuerpo.

- Creo que vamos a investigar un poquito – dice Yu a media sonrisa y tocando su catana escondida tras una manga ancha.

Los pasos del alba son sigilosos, lentos y muy coordinados, se asoma cuidadosamente hasta que ve el final de aquel lugar, al otro lado, nada aparentemente. Un simple sigilo y el ruido anexo de la música.

Nota como algo chirría delante de cara, pero la penetrante oscuridad no deja notar lo que es. Sus manos, ahora seguras toman aquella empuñadura milenaria listas para soltar la furia de un colmillo dormido, el sudor frío de su espalda, hace que sus vellos de ericen. El silencio puede cortarse en el aire y el viento se ha parado frente a ella. Algo se acerca muy rápidamente.

18 de noviembre de 2009

TRADICONES BODORRIERAS I.

Voy a casarme pronto, ya lo anuncié en el blog hace unas semanas, creo, sino fue antes. Bueno, eso importa poco. El caso es que ya la familia sabía que sangreybesos y yo nos íbamos a unir sino en sagrado, por lo menos en matrimonio. Hasta ahí todo bien, pero llegó el día en que dije la fecha de la boda, aquella que elegimos en el juzgado y todo se descontroló, que si las alianzas, que si las invitaciones, que si el fotógrafo, que si el lugar del convite,…. Y miles de chorradas más. Por suerte o por desgracia, previsora donde las haya, ya lo tenía todo visto, a penas en una semana tras la noticia del día y la hora, estaba todo confirmado y dadas las entradas. ¡Bien por mí! (me estoy echando flores y me encanta.)

Pero, como en todo lo que se hace en esta vida, todo tiene un pero, y esto si que es una desgracia, a la novia siempre le toca la peor parte de todo. No lo digo por los calentamientos de cabeza sobre los preparativos, esto lo hemos llevado entre los dos, sino porque simplemente el preparar el vestidito de las narices, la peluquería, el ramo, las alianzas, las arras, el velo, los zapatos, la ropa interior y miles de absurdeces más me pone un poco histérica, por no decir mucho.

Cierto es que tengo poca paciencia al respecto, pero también soy curiosa y mucho, por lo que me he puesto a indagar el porqué de tanta tradición en una celebración como esta:

- En cuanto al anillo de compromiso, no tengo, ojo al dato, tampoco me importa y lo cierto es que el dinero lo podemos gastar en otra cosa más productiva, como una buena juerga. El caso es que se pedía que fuera de una suma para, en el caso de que el novio o el marido, abandonara a la novia, pudiera vivir del dinero de empeñarlo. Motivo nuevo por el que no lo quiero, soy independiente como para vivir de una cosa así, y si lo empeño, con el dinero me monto un jolgorio.

- Las invitaciones: supuestamente tenían que darse una semana antes, como muy tarde, por si hubiera alguien en contra que se celebrara el matrimonio que lo dijera. Razón por la cual el cura lo cuelga en la iglesia a la vista de todos. Ciertamente, en mi caso, el juzgado se ha encargado de comprobar que no hay motivo para no celebrarlo.

- Las alianzas, son algo evolucionado. Desde los antiguos egipcios se utilizaban cuerdas finas de tallos de plantas que se colocaban en las muñecas y manos de la novia con el fin de mantener el espíritu dentro de la mujer y que abandonara antes de tiempo al esposo. Después tomó un símbolo más bonito como el anillo, una forma de amor eterno y fidelidad por parte de ambos.

- El arroz y los pétalos de rosas, se echan a los novios como símbolos de prosperidad y fertilidad, para que traigan muchos hijos (espero que tarden bastante) y que no pasaran hambre (en estos casos prefiero que me den, no que me tiren, bocadillos de chorizo y salchichón, que vienen mejor para el hambre.)

- Lanzar la troya (esto es buenísimo), supuestamente la novia no lanzaba la liga, sino que las mujeres la perseguían para quitársela y la que la cogiera tendría suerte. Se retiró porque era un poco grosera, aunque puede que yo la vuelva a instaurar en mi boda (podría pasármelo muy bien.)

- Y siguiendo con lanzar, tirar el ramo. Supuestamente un montón de solteras se reúnen para coger un montón de flores porque la que lo coja será la siguiente en casarse. Parecen leonas intentando agarrar el ramo. A mi me lo han quitado las gatitas esas unas dos veces y siguen solteras, será porque no funciona ¿verdad? Aunque ellas tenían como una de las cumbres de su vida el casarse, yo no.

Originalmente no se lanzaba el ramo, sino un zapato, eso no disgustaría lanzarlo.

- Colocar a la novia frente al altar y situada la izquierda del novio. Para evitar que la rapten y, en tal caso, que él pudiera desenfundar la espada para defender a su amada. No deja de parecer romántico ahora, en su tiempo más de uno la tuvo que pasar canutas, pero repito, en su tiempo.

- Coger a la novia en brazos al entrar en la casa: supuestamente, si la novia entraba con el pie izquierdo o se caía al entrar en la casa era síntoma de mal augurio, aunque dudo que sangreybesos pueda cogerme en brazos y más en el estado que estaremos cuando lleguemos.

- El velo: algo muy importante y, como el traje, símbolo de virginidad y pureza, si lleva la cara tapada. En ciertos países orientales se retira de la cara de la novia, una vez casados, porque será la primera vez que verá la cara de su mujer (eso es para que no se arrepienta.) Yo lo voy a llevar, pero echado para atrás.

- Algo nuevo, algo prestado y algo azul: significados de futuro, amor eterno y estabilidad.

Y entre estas muchas más que aún no me ha dado tiempo de vislumbrar como el papel del ramo, lo de la luna de miel, la entrega de la novia (aunque esta me la imagino) , los alfileres, cortarle la corbata al padrino o el baile ese tan modesto que hacen los novios antes de comenzar con lo bueno. Pero lo encontraré y os lo contaré.

Lo cierto es que si hago algo quiero saber porque, aunque de lo que os he contado no haré o llevaré puesto la mitad, bastante pesa ya el traje de las narices como para llevar más carga.
Pienso divertirme, sobre todo con las respuestas que me dan, como:

- Es que ha sido así siempre.

- Porque es así.

- Trae mala suerte sino lo haces.

- ¿Has pensado en el traje?

- ¿Llevas la liga?

Ni siquiera me había parado a pensar en las costumbres, tampoco me importan mucho, aunque algo haré para contentar a las guardianas de las costumbres arcaicas y desconocedoras de su significado y el porqué de su forma de hacerse. Eso sí, siempre a mi manera, con eso ya pueden darse por contentadas.

16 de noviembre de 2009

ESTO ME PONE.

Adivina la palabra que estoy buscando.

Un color, alguna prenda de ropa, una acción, un objeto… Todo ello y más, puede llevarnos a una excitación sexual altamente peligrosa, sobre todo si estamos en sitios públicos, aunque eso también puede llevarte a que te aumente la adrenalina más todavía.

Un tipo de parafilia, así está definido dentro de la enciclopedia y diversas páginas de las webs, como puede ser el sadismo, el masoquismo, el voyeurismo u otras más desterrasdas de nuestras mentes como la zoofilía, el exhibicionismo, la necrofilia o la coprofilia. Simplemente son eso, un montón de formas de definir las diversas afinidades sexuales de cada uno, algunas continúan prohibidas, otras fueron no más que perseguidas y, sólo una, es compatible con el resto y definida desde una línea erótica y psicológica.

Según el DSM IV (un libraco de la ostia que asusta nada más verlo y con miles de definiciones sobre enfermedades) se considera una enfermedad si recurre durante más de 6 meses y es necesaria para la vida sexual y afecta a la vida social y laboral. Aunque si únicamente afecta a la vida íntima de una persona, es una simple manifestación sexual.

Según diversas definiciones, la parafilia es considerado como la excitación sexual sin necesidad de llegar a la cópula, aunque la de esta palabra que todos, sino lo habéis averiguado ya lo sabréis dentro de muy poco, algo físico que facilita la llegada al orgasmo o a la excitación.

¿Pero quién no lo tiene?

Y es que la atracción por ciertas cosas, que puede provocar una subida del riego sanguíneo y unos pensamientos perversos, son muchas, tantas como personas existen en este mundo. A pesar de Freud, aquel fantástico psicoanalista que consideraba a las mujeres no dignas de estudio, cuyos tratados sólo trataban sobre la mente masculina y que estaba a favor de la histerectomía de la mujer, ya que los verdaderos orgasmos se daban de forma vaginal, porque si no ocurría así no eras una verdadera mujer, decía que era algo perverso (pobre hombre, lo que haría en su alcoba. Aunque creo que no me apetece imaginármelo.)

Y es que nuestros pies, las axilas, los vellos corporales, la ropa de cuero, los tacones altos, el simple echo de fumar, las medias, la ropa interior femenina, los objetos sexuales, la música, el, porqué no decirlo, que te den un guantazo o un tortacito (eso depende de lo que a un o le ponga), los sitios abiertos, el besar una determinada zona, un olor, un sabor o un disfraz, nos ponen a cien. Si no es esto alguna otra cosa (hay gente que siente deseos por la vajilla o por los globos, cada uno que haga lo que quiera.)

Pero es que todos tenemos un fetiche en nuestra vida, o varios, las imágenes reiteradas de mujeres u hombres, vestidos, situados y diciendo ciertas cosas, con alguna música de fondo, puede producir en nosotros efectos muy deseados, en algunos casos nuestras fantasías superan la realidad, aunque casi todo esto está estudiado (creerme, ese librito de las narices lo tiene registrado.) Por suerte la imaginación nos hace crear cosas nuevas.

En este mundo hay para todos los gustos.

Sin embargo estos fetiches o atracciones por algo que nos pone a 100 pueden ir de lo más soso del mundo, pasando por describirlo como un comportamiento sexual natural hasta una mezcla entre lo estrambótico y lo irreal.

Como a muchas mujeres u hombres, el que alguien del mismo o del sexo contrario, vista con poca ropa, es suficiente para subir las alarmas de calor interno. Ciertamente, eso nos atrae a todos, algunas de ellas pueden retirar el morbo completo para algunos, como el encontrarte a tu pareja vestida de pies a cabeza con un traje de lana o con un disfraz de peluche, sin embargo, a otros eso les dice muchas cosas.

No hay motivo para asustarse, todos son buenos, por lo menos la mayor parte de ellos, ya que, en caso de que pongan en peligro la salud, integridad física y demás, sin un consentimiento expreso de la pareja, lo cierto es que no deben de causar muy buena impresión. Todos conocemos el alcance de un orgasmo con dolor o sometimiento, muchos conocemos las palabras que lo defines, algunos los han practicado, ciertos individuos se suben de tono sólo con pensarlo (a pesar de no gustarles la práctica) y otros tantos, lo practican. Podría considerarse también un fetiche, repitiendo de nuevo la palabra.

Cosas tan raras como el que te ponga un estornudo o cierta forma de caminar, puede suponer algo casi impensable para la humanidad, pero es así.

Siempre buscamos algo.

Pero es que en el sexo, individual, en pareja o colectivo, buscamos nuestra propia identidad. Es un sitio donde no debemos ser juzgados nunca, donde se puede aceptar y comprender, donde todos nos mostramos tal y como somos y donde, como he dicho muchísimas veces, el límite, tanto moral como no, lo pone uno mismo.

Has podido comprobar los raros que somos, lo que podemos llegar a pensar, algunos de nuestros tabúes, unos son simples, otros incontables, ciertamente pueden ser fantásticos, pero es lo que nos mantiene cuerdos. Como dicen algunas teorías psicológicas, es lo que marca nuestros límites entre la sicosis y el mundo en el que vivimos. En otras palabras, pasar a mover las líneas de nuestra propia realidad para poder aguantar una monotonía absurda y ¿necesaria?

13 de noviembre de 2009

TENGO PARASKAVEDEKATRIAFOBIA… ¿QUÉ?

El 13, el 4, el 17… Seguro que os suena, al menos, uno de estos números y que lo habéis identificado pronto, aunque eso depende del lugar de donde vengáis. A lo mejor estos términos no os suenan tanto: paraskavedekatriafobia, trezidavomartiofobia o hexakosioihexekontahexafobia.

¡Vaya palabrotas! ¿Verdad? Por si algunos lo habéis pensado, ni siquiera me he parado a intentar pronunciarlas, iba a perder mucho tiempo y saliva en algo que jamás iba a utilizar. Este vocabulario es demasiado complicado para ser expresado de carrerilla, es más, tampoco me he molestado en escribirlo de memoria, simplemente he hecho un corta y pega.

Pues según el orden expuesto la primera es fobia al viernes trece, la segunda es un simple miedo a ese número, considerado maldito, y la tercera es terror al número 666, ese famoso número que todos conocemos y que viene puesto en el apocalipsis. Según mi biblia, página 1750 13:18 del apocalipsis; sin embargo, lejos de ser una larga parrafada intragable, como suele ser este libro (trabajito me costó leérmelo en su día) esto ha pasado a ser algo ameno. Lo que podemos leer es lo siguiente: “Aquí la sabiduría. El que tenga inteligencia, que calcule la cifra de la bestia, una cifra de hombre. Su cifra el 666.” No hay más en ese trozo, pero si lees un poco más arriba, es decir 13:01, puedes ver algunas cosas más.

Pero vamos al tema, dicen que en martes ni te cases ni te embarques, motivo más que suficiente, para que un dicho popular te haga evitar que te de algo de repelús iniciar un negocio, pedir un crédito, casarte, etc… el segundo día de la semana. Pero si para colmo es martes y trece, algunos se olvidan, literalmente, de salir de la cama ese día. Y ni hablemos ya del viernes trece, cosas terribles podrían pasar.

Aunque, analicemos un poco más este número que tanto terror nos invade. Mayormente, esta tradición viene del cristianismo, ya que, trece personas se sentaron a la mesa en la última cena, de los cuales, dos acabaron muertos, por lo menos en un lapsus muy corto de tiempo, (una pista, no fue el mentiroso.) Satanás era el treceavo ángel del cielo y los últimos resquicios humanos de los templarios, fueron eliminados oficialmente un martes y trece. Supuestamente se hizo un día así para limpiar todo el terror y miedo que habían inculcado. Aunque esto también tiene su leyenda negra. Según la historia, Jacques de Molai, último maestre templario, echó una maldición cuando lo estaban asando vivo en la hoguera.

No se exactamente lo que dijo, mejor dicho, desconozco completamente cuales fueron sus palabras. Ya que no estuve allí y si hubiera visto algún texto con ello escrito me lo hubiera creído menos. Lo cierto es que todo el mundo opinó que echaba una maldición, supuestamente imploró al tribunal divino, con ello no consiguió salvar su vida pero, como resultado a todo ello, Felipe IV y el papa Clemente V, murieron aquel mismo año. Un dato no más que curioso teniendo en cuenta la cantidad de gente que muere en un mismo segundo. Aunque la cosa ha pasado a la historia como una venganza del cielo, manteniendo que está en contra de las leyes cristianas.

Pero no nos quedemos sólo ahí, vamos a ver qué mas cosas hay que hacer para alejar a la mala suerte cuando se te presenta por delante. En cuestiones de ridiculez hay gustos para todo, por ejemplo: besar el pan cuando se cae al suelo, símbolo de un respeto a una época donde este llovía del cielo, tocarse la entrepierna e insultar, por lo menos de forma interna, cuando ves a un pelirrojo pasar (cierto es que también se dice que estas personas son gafes, aunque yo discrepo en ello. Y no, un tinte no soluciona la cosa.) Bufas como no pisar las líneas del suelo, porque se romperá alguien la columna, el augurio de muerte cuando se visualiza una mariposa negra, no poner el bolso en el suelo por el simple motivo de que trae ruina o decir en alto algunas palabras, son algunas de las cosas que me han intentado inculcar desde pequeña. Así como las clásicas de huir de un gato negro o pegarle una patada si se acerca mucho (¡a ver! ¿Qué culpa tiene el animalito de nacer de ese color? A los morenos no les hacen lo mismo), no pasar por debajo de una escalera, evitar ver tu reflejo en un espejo roto, derramar la sal, dejar abiertas unas tijeras, el color amarillo, no tener peces en casa o periquitos pueden sonar como las más familiares.
Cierto es que todos tenemos, por lo menos la mayoría, ciertas tendencias o rituales a realizar cuando vamos ha hacer algo importante (esto surge a veces de forma inconsciente), pero a veces todo esto pasa de los vulgar a lo puramente teatral y esperpéntico. Algunos individuos desarrollan verdaderas fobias que los impulsan a la paranoia total, la visita a las santeras, brujas, el uso de amuletos o ciertas conductas extrañas, son las más comunes. Sin embargo, otros síntomas como ansiedad, sensación de abandono, falta de confianza en uno mismo y ausencia de realismo crítico y racionalidad (cosa de la que carece la mayor parte de la población mundial para todo los ámbitos cotidianos), son las menos visibles, por decirlo de alguna forma.

Así que ya veis, la superstición nos ha llevado a puntos donde la mente humana ha decidido no asomarse para convertirlo en un mito, en un dicho, en alguna leyenda urbana y limitar su vida en cierta forma. Aunque el 13 es mi número de la suerte, ¿por qué será?

11 de noviembre de 2009

COMPETENCIA DESLEAL.


Una de las tantas mañanas que estoy sola en casa suena el móvil, no miro el número de teléfono antes de cogerlo. ¿Para qué? Seguramente sería Sangreybesos para decirme cualquier cosa, desde te quiero mucho hasta se me han olvidado los calzoncillos sucios debajo de la cama.
Bueno el caso es que cojo el teléfono y la conversación que se inicia es la siguiente:


- Hola buenos días le atiende Maricarmen, le llamamos desde Chorrascart. ¿Es usted la dueña del teléfono móvil 6 algo y lo que sigue?

- Si – le respondo -. ¿Cómo no te ibas a llamar Mª del algo? Todas os llamáis igual. Otra pregunta, ¿respiráis mientras decís eso o hacéis cursos para ver quién aguanta más la respiración diciendo el discurso? – pienso para mis adentros.

- ¿Podría decirme su nombre? Es para saber a quién me dirijo.

- Llámame X – le respondo poniendo cara de guasa (aclaración, lo de X es literal, no es que haya ocultado mi nombre verdadero.)

- X no es ningún nombre señora – me dice mecánicamente.

- Ya – le respondo -. Pero no te voy a decir a quién pertenece este número de teléfono.

- Bueno – dice de mala gana -. Señora X tenemos una oferta para usted – comienza de nuevo a dejar de respirar -. Si se pasa a nuestra compañía podrá conservar su número de teléfono y a demás le ofrecemos la tarifa plana en la que pagará la mitad de lo que paga compañía actual y un teléfono móvil de última generación – para a respirar, creía que aguantaban más pero por lo visto no -. Este móvil es de la marca Nakima con cámara de fotos, vídeo, blue tooth, reconocimiento de voz, HD, MD, USB, IMB, GHN… - ella seguía hablando pero yo dejé literalmente de escucharla -. Bueno señora X, ¿qué piensa de nuestra oferta?

- Que yo el móvil sólo lo uso para llamar y colgar, lo de la cámara es una pollada y que la mitad de las cosas no las voy a usar – le digo sinceramente.

- Pero a demás tiene conexión a internet y messenger – me añade en un intento por convencerme -. A demás le reducimos su tarifa habitual a la mitad. ¿Cuánto paga usted mensualmente por su móvil?

- Nada – le respondo -. Por lo tanto me tendrían que pagar ustedes a mí.

- Disculpe la pregunta – me dice descaradamente -. ¿Para qué utiliza usted el móvil?

- Lo uso de vibrador.


No hubo respuesta, simplemente colgó. Desde luego no era la primera vez que me llamaban, había intentado persuadirles de miles de formas, pero me había resultado imposible. Sus intentos de contactar conmigo terminaban en un – os voy a denunciar a la oficina del consumidor, no llaméis más - el día que me pillaba de malas – no insistas, deja de gastar saliva – el que me pillaba neutra o, en el mejor de los casos, a mi mirando el móvil sonar mientras decía – está intentando comunicarse.


Esto tampoco hará efecto mucho tiempo, pero por lo menos me lo he pasado de muerte con la experiencia, a parte de ello, estaba sola en casa, tirada en el suelo revolviéndome en carcajadas al pensar la cara de la tal Mari algo. Aunque sé que venden aplicaciones para móviles que son vibradores sexuales. Tampoco iba muy descaminada con el asunto.

A ver qué me invento para la próxima vez.