Lunes, cuatro de la tarde, suena el teléfono:
- Diga – contesto medio dormida cuando cojo el teléfono.
- Hola buenas tardes – silencio educado -. Le atiende Roberto, le llamo desde moviestar para comentarle nuestra nueva oferta.
- Espera, espera, espera – le digo evitando que se ahogue en un intento por decirme su discurso, fallido más de cien veces, de una sola tacada.
- Yo no soy de moviestar.
- Es que es para nuevos clientes.
- En eso te acabas de equivocar.
- ¿Cómo me dice señora? – dice al otro lado un poco confuso.
- Yo no soy una nueva clienta ni quiero serlo – le digo todavía con un pie en los mundos de Morfeo -. Así que llama a otro y mira primero la hora, espero que sea la última.
Miércoles, nueve de la noche, suena el teléfono:
- Diga – contesto al teléfono jodida porque he tenido que darle al pause de la película, y eso jode.
- Buenas tardes.
- Serán para ti – le respondo buscando el botón que me pasa a la escena que me he perdido.
- Le llamo de moviestar para comentarle una oferta de….
- Espera un momento – le respondo algo más que molesta -. No soy de moviestar.
- Disculpe – me responde como si fuera tonta -. Es para nuevos clientes.
- Efectivamente – le digo -. Para nuevos clientes y yo no soy un nuevo cliente, soy una persona enfadada y cuando quiera algo de su servicio yo me pondré en contacto con ustedes.
- Pero no ha esccuuuuuu….
- Piiii, piiiii, piiii,… - se escucharía mi teléfono si fuera de los antiguos, pero me gusta darle esa forma en mi mente.
Jueves, ocho de la noche, suena el teléfono:
- Buenas noches – escucho al otro lado sin que me de tiempo a contestar -. Le llamo desde moviestar, mi nombre es María y le llamo para proponerle una oferta exclusiva.
- Para mí y veinte mil personas más a las que has llamado.
- ¿Cómo? – dice ella desconcertada.
- No pertenezco a moviestar – reitero como en los últimos días.
- Lo siento pero en mi base de datos consta que si.
- ¿Eres tonta?
- ¿Disculpe? – me dice prudentemente -. Aquí consta como que es o ha sido cliente nuestro.
- No he sido ni seré cliente vuestro.
- Lo siento será un error informático – me dice -. De todas formas…
- Espera bonita – le contesto mientras la sartén echa menos humo por el aceite quemado que yo -. No me digas nada, cuelga y pon en tu base de datos que como me volváis a llamar os denuncio a la oficina del consumidor.
Se acabaron las llamadas de moviestar, pero….
- Ring, ring, ring,…..
Vuelve a sonar el teléfono y no conozco el número……
Continuará….
- Diga – contesto medio dormida cuando cojo el teléfono.
- Hola buenas tardes – silencio educado -. Le atiende Roberto, le llamo desde moviestar para comentarle nuestra nueva oferta.
- Espera, espera, espera – le digo evitando que se ahogue en un intento por decirme su discurso, fallido más de cien veces, de una sola tacada.
- Yo no soy de moviestar.
- Es que es para nuevos clientes.
- En eso te acabas de equivocar.
- ¿Cómo me dice señora? – dice al otro lado un poco confuso.
- Yo no soy una nueva clienta ni quiero serlo – le digo todavía con un pie en los mundos de Morfeo -. Así que llama a otro y mira primero la hora, espero que sea la última.
Miércoles, nueve de la noche, suena el teléfono:
- Diga – contesto al teléfono jodida porque he tenido que darle al pause de la película, y eso jode.
- Buenas tardes.
- Serán para ti – le respondo buscando el botón que me pasa a la escena que me he perdido.
- Le llamo de moviestar para comentarle una oferta de….
- Espera un momento – le respondo algo más que molesta -. No soy de moviestar.
- Disculpe – me responde como si fuera tonta -. Es para nuevos clientes.
- Efectivamente – le digo -. Para nuevos clientes y yo no soy un nuevo cliente, soy una persona enfadada y cuando quiera algo de su servicio yo me pondré en contacto con ustedes.
- Pero no ha esccuuuuuu….
- Piiii, piiiii, piiii,… - se escucharía mi teléfono si fuera de los antiguos, pero me gusta darle esa forma en mi mente.
Jueves, ocho de la noche, suena el teléfono:
- Buenas noches – escucho al otro lado sin que me de tiempo a contestar -. Le llamo desde moviestar, mi nombre es María y le llamo para proponerle una oferta exclusiva.
- Para mí y veinte mil personas más a las que has llamado.
- ¿Cómo? – dice ella desconcertada.
- No pertenezco a moviestar – reitero como en los últimos días.
- Lo siento pero en mi base de datos consta que si.
- ¿Eres tonta?
- ¿Disculpe? – me dice prudentemente -. Aquí consta como que es o ha sido cliente nuestro.
- No he sido ni seré cliente vuestro.
- Lo siento será un error informático – me dice -. De todas formas…
- Espera bonita – le contesto mientras la sartén echa menos humo por el aceite quemado que yo -. No me digas nada, cuelga y pon en tu base de datos que como me volváis a llamar os denuncio a la oficina del consumidor.
Se acabaron las llamadas de moviestar, pero….
- Ring, ring, ring,…..
Vuelve a sonar el teléfono y no conozco el número……
Continuará….