ELABORAR UNA IDENTIDAD ES UN PRIVILEGIO QUE SÓLO EJERCEN AQUELLOS QUE TIENEN LA POSIBILIDAD DE ELEGIR Y QUE LUEGO MANTIENEN EL ESFUERZO DE PENSAR.




29 de agosto de 2009

UNA RESPUESTA SIN PREGUNTA.

Hoy, sin quererlo y reflexionando, sin a penas pensarlo o reparar, en tan siquiera un momento que lo estaba haciendo. Encontré una respuesta a una pregunta que jamás me había formulado.

Ni siquiera medie una palabra con mi amado respecto al tema, no abrí la boca para pronunciar una sola frase de aquella filosofía inconsciente, pero ahí estaba, clara como el agua misma. Una contestación a una incógnita perdida en mi mente y que siquiera pensé por un momento en los años de mi vida. La respuesta era simple un simple segundo, el tiempo que tarda un niño en pestañear, eso es lo que quiero que dure.

¿Que dure qué? Esa era la gran pregunta a la eterna pregunta sin hacer. No lo sabía, pero mientras, mi mente seguía respondiéndose así misma.

Un simple suspiro en el tiempo, perdido en los vientos que envuelven al mundo, que no sea cansado de escuchar o de ver. Eso era lo que tenía que ser, una gota de agua, que a penas cruzaba el cielo se fundía con el mar, una simple forma de medir el tiempo, en el que eso durara no más que la suma de unas milésimas. No más.

En cambio, sería tan larga como cien años, miles y miles de horas reunidas para poder disfrutarlas como una buena película. De esas que son tan largas que piensas que no podrás aguantar sentado en la butaca de aquel cine y que, en cambio, al ver los créditos finales, parezca que acabas de pedir la entrada a la taquillera hace tan solo un momento. Simplemente eso.

Miles de horas y días llenos de aventuras y largas historias, de cuentos, mitos e inventos que hacen que todo pase en un sin sentir. En cambio, al final de todo, cuando agradeces a los que estuvieron desde el principio, a los fugaces actores que entraron en tu vida, a que pudieras realizar esas maravillas, a los nuevos que jamás se fueron y al resto, que sin saberlo participaron en muchos de los acontecimientos, todo haya sido así. Un simple segundo en una vida pasajera. Esa era mi pregunta, ¡la encontré! – pensé en esos momentos para mí misma.

¿Cuánto quieres que dure tu vida? Y la respuesta muy fácil, el dulce sonido de una risa, el clamor de un pájaro, el tiempo que tarda una brisa en rozar tu cara sólo una vez. Mi vida, que sea corta a mis ojos, divertida, pasajera, llena de aventuras y de impresiones maravillosas. Y, a la vez, igual de larga que la del resto, años dejando que pasen los días, segundos llenos de recuerdos, versos que se cuentan sin que mis labios dejen de exhalar palabras y canciones.

Eso es lo que deseaba, una larga y buena película en la que yo seré la actriz principal del reparto, junto con los colaboradores y actores secundarios. Que se alargue todo lo que pueda, y que dure en la mente del espectador lo suficiente, para decir ¡qué rápido se me ha pasado el tiempo!

25 de agosto de 2009

DICCIONARIO PARA ENTENDER. SUCESOS DE LA APARIENCIA.

Apariencia: I dícese de un aspecto o parecer exterior de alguien o algo. II que parece y que no es. III Verosímil o similitud.

Esta es la definición que he encontrado en el diccionario, que dista mucho de ser una persona aparente, lo cual confundimos con guapo, lo cual dista algo de todo ello. En realidad cuando decimos que es una persona aparente, nos referimos a que su aspecto exterior no nos desagrada y que no es un modelo de oscuridad, dicho de otro modo, que no es feo, pero que podría llegar a ser guapo. Normalmente se nombra cuando se refieren a señoras o señores maduros en lo que sería feo el nombrar que todavía mantienen un cierto atractivo. Y es que las palabras son un mundo, pero cuando se confunden las definiciones vamos muy mal en cuestiones de entendimiento (¡hasta para eso hemos de tener algo de cultura!)

Volviendo a nuestro término inicial, la apariencia, si así como lo digo, el querer parecer algo que no eres en realidad. Ciertamente todos nosotros (el que diga lo contrario miente como un bellaco, da igual que sea al mundo o así mismo), hemos querido parecer algo distinto algunas veces: para que nos den un puesto de trabajo, para caerle bien a alguien, para tener la fiesta en paz, para tener contenta a mamá o a papá (lo cierto es que esto último era para evitar un castigo descomunal, una de esas interminables charlas morales o porque te daban algo como premio.) Nos han educado en esa cultura, la cultura de ser lo que no eres, porque lo natural nunca ha estado bien visto. Mi madre hace mucho tiempo que me dejó por imposible en ese tema.

Ahora bien, puede que lo necesitemos, que se haya vuelto una parte intrínseca de nosotros mismos en algunos sentidos, pero de ahí a que te lo llegues a creer va mucho. Hablo de ciertos personajes urbanos que van de señores, señoras, señoritos, señoritas, cosas,… Que utilizan ciertos tipos de prendas carísimas, no porque se lo puedan permitir, sino porque los muertos de hambre hoy día venden y bastante bien. No importa que la mitad de tu nómina, o más, vaya a parar a las cuentas de los millonarios de esas grandes empresas que suministran todo lo que desees. ¡Ellos llevan lo mejor!, aunque todavía no he vislumbrado para quién.

Son muy fáciles de reconocer, por lo menos para quienes no son de la misma cuerda, ya que, entre ellos mismos, están muy ocupados intentando superarse unos a otros como para darse cuente que son unos muertos de hambre. Volviendo al tema de cómo descubrirlos, es fácil:

Punto Uno: Jamás se sientan en lugares donde las mesas o las sillas sean de plástico (podrían estropearse los pantalones o ese abrigo tan caro que llevan no pega con el mobiliario.)

Punto Dos: Únicamente pasean por las calles más importantes de la ciudad, jamás toman atajos o se juntan con el pueblo (¡se les vaya a pegar algo de honestidad!)

Punto Tres: Saludan a toda persona importante que ven por la calle, da igual que los conozcan o no, eso les hace sentir bien, demasiado diría yo. (Lo malo es que nunca está nadie conocido presente en ese momento para verificar que es verdad lo acontecido.)

Punto Cuatro: Compran lo más caro que encuentren, lo de los diseñadores de moda, aquello de lo que piensan que pueden fardar delante de los pobretones (nota: da igual lo feo que sea, es de diseño y ha costado una pasta, con eso les vale.)

Punto Cinco: Vestir ropa muy cara, aunque no se la puedan permitir y que se vea la marca o decir a viva voz el diseñador que la hizo, sino no vale.

Estas son algunas de las características fácilmente reconocibles, pero hay más, destacamos la de que no se gastan un duro en una simple copa, les gustan ciertos programas del pleistoceno y compran los libros según la encuadernación y el canto del mismo, de todas formas no los iban a abrir.

- ¿Té gusta la colección de libros que tengo? – me dijo uno una vez, entre esa colección figuraba “el Quijote”, “la Regenta”, “Fuenteovejuna” y demás libros de poesía de poetas pertenecientes a las generaciones del 27 y del 98.

- Si, bonitos adornos – le contesté sin mirarle a la cara.

- ¡Los libros son cultura! – me dice muy exaltado, porque eso sí elevan la voz y se enfadan que da gusto (a ver si te imponen un respeto perdió o algo… Todavía no he descubierto qué exactamente.)

- Exacto – dije volviendo la cara y levantando el dedo índice hacia su cara -. Pero si no los lees esa cultura no vale para nada – cogí uno de los libros -. Estos no se han abierto – le contesté mirando la ausencia de marcas en las tapas -. Así que sólo valen para adornas. ¡Bonita cubierta!

Eso y un ladrillo era lo mismo, por supuesto esa persona podía verme poco. Pero por la boca muere el pez. La falta de respeto, las malas maneras y su propia incultura lo delataron más de una vez. Aunque el patrón es el mismo en todos estos personajes.

- Yo tengo un máster – dijo una vez delante de toda su familia política.

- ¿En como ser gilipollas y no morir en el intento? – le dije a mi prima pequeña.

- Puede que sea verdad – me contestó la pobre inocente.

- ¡Sino tiene ni el graduado escolar! – eso lo dije una mijita más alto de lo normal para que el aludido me escuchara.

Y como este personaje mediocre muchos hay en la vida, cientos o miles diría yo. Las historias son tan irrisorias y ridículas que podrían escribirse más de un libro (aunque yo los titularía: “Cómo quedar como un idiota haciendo que todos se den cuenta menos tú”, porque lo mejor de todo es que ellos creen que han quedado como reyes.) ¡Ilusos!, creo que por eso le caía mal, porque yo le hacía notar lo muerto hambre que era cada vez que soltaba una parida de las suyas.

¡Ay! Apariencias, ¡qué malas son cuando te las crees y quieres que se las crean las demás! Aunque también son culpables de hacer notar una envidia. El utilizar esa palabra para designar a alguien de forma despectiva es algo, cuanto menos… barriobajero.

- Mira esa es la hija de…. – dice una madre a su hija en la frutería -. Se creerá una estrella de Hollywood.

No iba a decir nada, sabía que era a mí, es más, aquella persona lo dijo justo a mi vera porque llevaba los cascos del mp3 puestos. Lo malo es que no contaba con que por ellos no salía música. Estaba comprando las cosas de la casa, tenía que escuchar al vendedor del comercio.

¡Será guarra! – lo pensé tan alto que casi se me escapa por la boca, aunque cuando pienso o digo esa frase es porque me han tocado el…. (lo voy a decir) el coño, con todas sus letras. El afán por meterse conmigo. Cuando me vuelvo veo a doña trol, junto a su hija la reina de las canas y la pus, mirándome de una forma desafiante.

- Si yo me creo algo es mejor que usted – le respondo -. Cuando haga un comentario de este tipo suéltelo cuando no esté la persona delante.

- Si yo no he dicho nada – se atreve a decirme.

- Se lo voy a repetir [le repito lo que me dijo en el antes de que pensara que era una guarra (es que no tengo ganas de volver a ponerlo.)] – Otra cosa. ¡Ah! Y dos quilos de tomates (tenía que hacer un inciso para que me sirvieran la compra.) Por lo menos no me creo uno de esos colaboradores de los programas de prensa rosa. O… ¿es que sólo ve documentales? – me vuelvo al dependiente que no se atrevía a interrumpirme -. ¿Cuánto le debo?

Esa es otra forma de apariencia, utilizarla como una forma de envidia, por llamarlo de alguna forma. Porque ella aparentar poco más bien. Bueno estas son dos formas de especificar y utilizar una palabra, sea del modo o tipo a la que pertenezca, a ver cuál es la próxima. ¡Espero que mis explicaciones os sirvan para entenderla!

20 de agosto de 2009

HE VUELTO A MI TECLADO.


Parece que todo ha acabado, cuando por fin llegan las ansiadas vacaciones profesionales, acaban casi con la misma rapidez de un simple pestañeo. Pero… ¡Qué le vamos a hacer! Simplemente el volver a una rutina de la que deseabas escapar, pero a la deseas regresar en cuanto se hace un poco tedioso el no hacer absolutamente nada. Sin embargo, y a parte de todo aquel que haya decidido ir a otros lugares o rascarse sus partes delante de la tele, durante su tiempo de ocio, se nos han hecho cortas y muy muy cansadas, para variar.

Y es que no se puede estar continuamente de fiesta, acostándose tarde y viendo todos aquellos tesoros, bodrios y novedades del cine. Pero lo hicimos, hubo días en que vimos dos películas seguidas (sólo por la tarde), se han presentado noches, en las que una gran juerga de alcohol y baile, unido a la euforia que te produce el ver a los amigos, han hecho las delicias de ambos.

Sin embargo, muy lejos de una triste despedida, toda historia tiene un fin y, como dicen por ahí, lo bueno sabe a poco. Y a bien poco señores, ahora yo me quedo en casita, mis vacaciones por ahora son indefinidas (espero no volverme una maruja.) Ciertas tareas del hogar recaen sólo sobre mi, debido a un supuesto gran tiempo de ocio, pero no he tenido tiempo para aburrirme y creo que ahora tampoco. Como habéis notado todos, las publicaciones han sido más bien escasas, que no nulas, desde que un gran ajetreo, debido a compromisos estudiantiles, ocuparon mi tiempo al cien por cien. Los malos humos y la depresión nerviosa en la que me encontraba desaparecieron, a pesar de todo, no negaré que necesitaba descansar del ruido que crea mi teclado cuando escribo. No es que me haya aburrido de escribir (¡Eso nunca!) sino que necesitaba recargar pilas, encontrar nuevos caminos y ambiciones.
Bueno, aquí me tenéis, he vuelto sana y salva, aunque sólo en apariencia. Temas nuevos ya rondan mi cabeza, a la espera de madurar como una fruta tardía de verano. Las informaciones sobre ciertos temas, van tomando forma conforme paso páginas y páginas de mis libros y las webs. Todo está casi listo. Ahora sólo me queda el saber cómo expresar los temas, darle una forma, echarle un poco de imaginación y unirlo con un poco de sentido de la ironía, que envuelve mi vida de vez en cuando. Veré la vida desde mi punto particular, de eso no cabe duda, pero me quedan unos días en lo que tendré que batallar algunas tempestades que sobrepasarán a mis nervios, me enfadaré y, por supuesto, vosotros lo veréis reflejado en algunos de mis párrafos.

Bueno, sólo quería contaros eso, he vuelto, recargada, contenta, más paranoica que antes y un poco más mayor en algunos sentidos. No se si podré llevar el mismo ritmo de escritura que siempre, ya que me he planteado varios proyectos muy golosos y a los que tendré que dedicar tiempo. Pero de ellos averiguaréis poco a poco, lo que yo os deje saber como de costumbre.

10 de agosto de 2009

Selene. Capítulo LIV.

CAPÍTULO LIV: B12.

Miles de rostros descompuestos por el dolor se aproximaban hacia ellos, a lo lejos, grandes altavoces amenazaban con iniciar de nuevo su descomunal música.

- ¡Esto da resaca! – dice Luis agarrando su arma.

- Es el infierno de los bebedores – le contesta Yu-. Lo guay de la bebida es lo contento que pone, no el dolor de cabeza – lo mira un momento -. Aquí todos tienen resaca pero jamás se emborrachan.

Todos retroceden unos pasos hacia atrás. Mientras, aquella marabunta se acerca lentamente, sus pasos son torpes, se balancean de un lado a otro, tropiezan con sus propios pies y, algunos de ellos, tienen que parar en seco, se encorvan de forma exagerada, con la cara mirando hacia el suelo, expulsando de su cuerpo sangre y vísceras por la boca.
- Eso si que es echar el hígado por la boca – dice Luis al ver el espectáculo.

- ¡Si! – le contesta Fepico -. Solo que me parece que eso es lo único que conserva dentro de su cuerpo…. Su maltrecho hígado porqueeee…¡Mira! – señala con el dedo hacia el lugar de los hechos - ¡Ese era el páncreas!

- Oye… Abuela – se dirige Selene a la anciana -. ¿Tú no tendrás nada que pueda ayudarnos verdad?

- ¿Yo? – le responde de forma inocente -. ¿Qué te hace pensar eso?

- ¡Vamos abuela! – interrumpe Yu -. ¡Abra el bolso! – Yu no espera a que la abuela diera contestación o hiciera acto alguno, toma aquel trozo de tela polvoriento y saca una bolsa de pastillas de cerca de más de un kilo de peso -. ¡¿Y eso qué es?!

- Son para el reuma, los dolores de cabeza, la artritis, los riñones, la vista cansada,… Una anciana como yo tiene muchas afecciones hija.

- Y se las ha mandado el médico de la esquina de su casa que se encuentra en el infierno -. Incide Yu -. Si está más sana que una pera, ¡déjese de coñas!

- ¡Abuela! – le dice su nieto.

- Tenía que ganarme la vida de alguna forma – se disculpa su abuela -. En el infierno esto se cotiza muy bien.

Mientras los familiares discutían Yu se eleva en el aire con sus grandes alas, a pocos metros sobre las cabezas de los condenados esparce las pastillas. Estos, en un acto reflejo, se agachan para recogerlas dejando de lado su acto inicial sobre nuestros héroes.
- ¡Ahora! – dice Luis cuando el último de ellos deja de mirarlos.
Pocos segundos después salen hacia el descansillo inicial donde han aparecido puertas nuevas desde su partida.
- ¿Cómo sabías que se agacharían para coger las pastillas? – le pregunta Luis a Yu.

- Tienen una resaca que les dura ya miles de siglos – se vuelve a Luis y le sonríe -. Matarían por un analgésico.

- Si eso no eran analgésicos – dice Fepico señalando hacia la puerta.

- No pero ellos no lo saben – dice colocándose la funda de su catana sobre el hombro derecho -. Bueno… ¿Ahora por cuál entramos?