ELABORAR UNA IDENTIDAD ES UN PRIVILEGIO QUE SÓLO EJERCEN AQUELLOS QUE TIENEN LA POSIBILIDAD DE ELEGIR Y QUE LUEGO MANTIENEN EL ESFUERZO DE PENSAR.




29 de mayo de 2009

¡LLEGA EL VERANO! Y LOS CUADERNILLOS DE VACACIONES.

Como todos los años, este mes que entra, era de esperar. Buena estudiante y con impecables notas, esperaba ansiosa el momento de que la profesora me diera aquella cartulina doblada que ponía que había superado el curso escolar.

¡Fantástico!, casi tres meses se planteaban delante de mí llenos de diversión y descanso. Adiós al madrugar, los profesores particulares, hacer los deberes y hola al poder jugar horas y horas, sin necesidad de preocuparme por tener que acostarme cuando terminara el tiempo en la tele. Por fortuna, mi madre no trabajaba ya por esas fechas y mi padre, maestro de profesión, compartiría con nosotros la mayor parte del tiempo. Miles de viajes a la playa, la piscina y algún que otro viaje fuera de nuestra comunidad, sería una forma estupenda de escapar de la rutina diaria.

Aquel camino hacía el colegio, se hacía cada día más y más pesado, el sol daba fuerte y aquel fantástico bañador, gritaba con desaliento desde el interior de mi armario, para convertirse en mi ropa de diario. ¡Las notas! - me levantaba todos los años ese último día de junio. Sabía que estaba todo aprobado, me había esforzado mucho aquel año y estas, no bajaban de una media aceptable.

Por desgracia, todo tiene un fin y aquel fantástico verano de todos los años, no dejaba de ser saboreado más de una tarde y poco, para convertirse en una estación de odio y temores.

Bien, había terminado ya un curso escolar, papá iría algunas mañanas más al colegio, pero yo, exenta de todo deber laboral, podía dormir y retozar en las sábanas hasta tarde. ¡Y una mierda! Si bien eso no dejaba de ser un sueño, se quedó poco más que en un simple aliento de esperanza. ¡Todos los malditos años lo mismo! ¡¿Pero no había trabajado ya bastante durante todo el año?! ¿A caso tú sigues haciendo labores relacionadas con tu trabajo en vacaciones? La respuesta, a ojos de tus padres era siempre la misma. NO.

Ante mí, encima de mi escritorio, se presentaba aquel maldito cuaderno de repaso. O bien me lo compraban mis padres, o mi tía, otra de las tantas maestras de la familia. Podían haberme dado el dinero parar comprarme un flotador, ¡total! Iba a ser igual de inútil que ese montón de páginas decoradas.

Sin embargo, tenía que tragarme mis comentarios y cogerlo, guardarlo en la cajonera y sacarlo religiosamente todos los días, hasta que lo acabara. Si eso se pensaban, ¡iban listos! Y no sabéis cuanto.

Todas las mañanas, la misma tortura, ¡el cuadernillo de los cojones!

- ¡Hasta que no te acabes una página no salimos! – decía mi madre.

- ¡Vale! - (de todas formas no tenía ganas de salir a la calle, pensaba para mis adentros.)

- ¡Todavía no has empezado! – decía mi madre al verme jugando en el cuarto -. ¡Venga mujer! Que nos están esperando en la playa.

- ¡Hazlo tú! ¡¿A ver si eres tan lista?! – le respondía mientras me colocaba delante aquella pesadilla.

Al final accedía, pero jamás terminé uno de esos demonios de papel. Hacía unas cuantas páginas, después se la enseñaba a mi madre, ella confirmaba que me había puesto ha hacer la tarea y… ¡listo! Nos íbamos a disfrutar el día.

No más de un tema, eso era lo que tenían todos mis cuadernillos hechos, por supuesto me pillaron, mi padre antes de fraile fue monaguillo, ¡era inevitable! Pero fue ya en el último año que las hice, el resto salí impune de todo. Jamás encontraron los cuerpos del delito, ya me había desecho de ellos, más concretamente, al acabar el verano. No me gusta dejar pruebas.

Y es que las vacaciones son para descansar no para hacer deberes y más deberes. Después de todo, nunca se habrían salido con la suya. El primer año colé como una tonta, al siguiente me espabilé y, los posteriores, perfeccioné la técnica.

- Si no haces una página te quedas sin piscina – (sobre todo eso, sin piscina. ¡A ver si eres capaz de sacarme del agua cuando entre!)

Lo peor de todo ello, era que te lo vendían por la tele como si fuera diversión y alegría. Niños con risas, haciendo de todo menos escribir en aquellos cuaderno interminables (y mira que eran finos.) ¿A quién querían venderle la burra? A los padres, que son los que decidían lo que era mejor para nuestra educación, aunque creo que ellos tampoco pensaban nada a cerca de lo que era el descanso y el reposo.

¡Malditos cuadernos! ¿A cuántos niños les amargaron las vacaciones? A unos pocos, puedo deciros ya que yo no era la única de la familia que los tenía. Todos los primos poseíamos uno, un pequeño tesoro, lleno de ejercicios, del cual queríamos desprendernos, como si de un objeto maldito se tratara, pero ellos eran más obedientes que yo. Hacían lo que les mandaban, a regañadientes, pero terminaban el librito.

- Mi niña ya lo ha hecho antes de salir (¡iluso! Me has visto hacer como la que escribo, no los ejercicios resueltos)

De mal carácter, y dispuesta a que nada me entorpeciera las vacaciones, sólo accedía a realizar las hojas hasta que mi padre estuviera definitivamente libre de sus obligaciones escolares, el tiempo suficiente para hacer las cuatro o cinco primeras hojas, después le podían ir dando. Y así era.

27 de mayo de 2009

Selene. Capítulo LIII.

CAPÍTULO LIII: TODO POR UN TRAGO.

El final del pasillo era imposible de divisar, las puertas, nueve en total, se conformaban en una hilera de varias formas y tamaños. ¿Por cuál había salido Hades? Imposible de adivinar, sus mundos se unían en uno solo en aquel lugar maldito del inframundo, a penas habían caminado a las fronteras del primer círculo cuando, ahí, justo delante de ellos, un pequeño resquicio de una realidad absurda, les mostraba las entradas y salidas por las que se podía optar.

- ¿Qué pecado os gusta más? – se atreve a decir Yu.

- No sé – dice Fepico tirando una colilla al suelo -. Los he cometido todos.

- ¿Seguro? – le dice Yu.

- ¡Mujer de poca Fe! – levanta ambas manos dirigiéndose a Yu.

- Ninguna diría yo – le responde. - ¿Te recuerdo que soy digna de adoración?

- Igual que Selene y Endimión – le responde -. Por eso votaré por ir primero a la falsa adoración – comienza a encaminarse hacia la puerta.

- No me parece buena idea – le dice Selene -. Esa palabra no es lo tú piensas.

Fepico casi no escucha, lo único que sabe es que, cuanto antes empiecen las búsqueda, antes terminarán con todo aquello. El pomo se posa ante ellos en forma de aldaba milenaria, roída y llena de musgos morados y marrones. Esta se abre cuando aquella mano vieja la levanta sin más. Al otro lado varias puertas se presentan ante ellos.

- ¿Y esto? – dice Luis al atravesar el marco.

- Ya os dije que no es como pensáis – insiste Selene -. Son los falsos dioses de la gente, tantas como adoraciones sin sentido.

- ¿Ahora por cuál entramos? – dice Fepico, en ese momento una nueva puerta aparece de repente.

- ¿Qué ha sido eso? – dice la abuela.

- Es una nueva adoración falsa que ha aparecido en el mundo – responde Yu -. Por lo menos sabemos que por ahí no ha ido.

- ¡Bueno! – dice Selene a modo de suspiro -. Vanidad, alcohol, drogas, cienciología,….. Hay para todos los gustos.

- ¡Alcohol! – chilla Fepico -. Me hace falta una birra bien fría.

- Creo que iré con Fepico a ese falso dios – dice Luis.

- Y yo – dice la abuela -. Me hace falta recargar pilas, llevo mucho tiempo sin beber más que agua – se sube las gafas -. Demasiado saludable para una anciana como yo.

- De acuerdo – dice Yu -. Pero dudo que haya entrado ahí

Aquella gran puerta robusta se abre ante ellos, al otro lado, un millar de cantos y de música se alza ante ellos. Hay miles de personas achuchadas alrededor de una supuesta barra, al otro lado, nuestras héroes se afinan al fin de poder ver algo entre todo el barullo.

- ¡Fiesta! – dice Luis -. Ya tenía yo ganas de algo de marcha.

- ¿Eso crees que hay aquí? – le contesta su novia -. ¡Fíjate bien!

La música es muy alta, tanto que casi no pueden oírse unos a otros. Las peleas por llegar a tocar un ápice de la mesa de bebidas, son interminables.

- Creo que tomaré una cerveza bien fría – dice Fepico sacando un lanzallamas.

- Apunta bien Fepi – le dice la abuela -. Que yo te ayudo con las granadas – arranca una anilla con la boca -. Están recién limpias.

Las ráfagas de fuego y las explosiones no se hacen esperar. A ambos lados de los dos atacantes, montañas de almas condenadas de apilan en llamas, algunas se han desprendido de partes de sus cuerpos. Otras, se mantienen aún en pie. Sin embargo, no durante mucho tiempo, una nueva llamarada hace que caigan al suelo.

La música para en seco y, al otro lado, un supuesto camarero de ojos azules intensos y mirada fría, les aguarda con limpiando algunos vasos en unos trapos sucios.

- ¡Una cerveza! – dice Fepico alzando el dedo índice cuando llega.

- ¡Que sean dos! – le sigue la abuela.

- ¿Nadie se acuerda de mi? – se une Luis al duo.

- Aquí no servimos bebida de nenazas – dice el camarero con voz profunda.

- ¿No? – dice Fepico -. Y si te vuelo la cabeza con el lanzacohetes… - apunta al camarero -. Acabo de comprarle un accesorio nuevo. Dispara tres misiles a la vez.

- Está bien – saca tras jarras de cerveza -. Pero no os sirvo ninguna más.

- Después de esta creo que no tendré ganas de otra – dice Luis al ver aquel embase de cristal de cerca de medio metro de alto.

- ¡Parad! – dicen las diosas primigenias a la vez.

Es tarde, los tres han cogido las jarras y han comenzado a beber. Luis y Fepico, a penas han dado un buche, cuando la abuela, de un solo trago, ha acabado el contenido.

- Puffffff….. – hacen al momento.

- ¡Esto está caliente! – coge Fepico al camarero de la camisa -. ¿Quieres que te vuele la cabeza?

- ¡Vale! – dice el camarero quitando las manos de Fepico de su pechera -. Esto os gustará más – al chasquear los dedos, tres cubatas con hielo y sombrillas se postran ante ellos -. ¿Y para las señoritas?

- Agua – dice Yu levantando su arma -. Y de la mineral.

- Así nunca encontraremos a Hades – dice Selene.

- Espera un momentos – dice Yu cogiendo el vaso en sus manos -.Nos vamos en muy poco tiempo – sonríe.

- ¡Esto es garrafón! – dice la abuela de Fepico -. ¡Te voy a meter una granada por el culo!

- ¡Quieta, señora granada! – dice Yu cogiendo a la abuela por la cintura y elevándola del suelo -. Esto es la falsa adoración. Si esperas que te sirvan algo bueno en este bar vas lista.

- Se parece a lo que yo sirvo en mi pub – dice Fepico poniendo cara de asco.

- Menos más que yo sólo pedía cerveza – dice Luis.

- ¿Cómo estás tan seguro de que lo que bebías era cerveza? – le responde el dueño del pub Put sonriendo -. ¡Buenísimo! ¡Ponme otra!

- ¿Cómo puedes beberte eso? – le dice Selene.

- He bebido tantas cosas en mi vida que… ¡créeme! Esto no está nada mal – tomar un sorbo de su nuevo cubata -. Hay cosas peores ahí arriba.

- Creo que deberíamos ir a la otra puerta – dice Yu notando un leve temblor a su alrededor.

- Estoy de acuerdo – añade Fepico estirándose y apurando su copa -. ¡Vamos! Aquí no hay nada interesante.

Una legión de cuerpos se acerca a ellos, algunos todavía echan algo de humo del incidente ocurrido.

- Chicos, ¡esto se pone interesante! – dice Fepico mirando al fondo.

- ¡Por fin algo de juerga! – dice la abuela al mirar la marabunta que se les aproxima.

25 de mayo de 2009

UNA CUESTIÓN MILENARIA, CON O SIN.

Si nada es propio de nuestra era.

Unos de los temas de mayor preocupación, desde los tiempos de antaño ha sido la procreación. El por qué de todo ello, simple, la conciencia de que el aumento desmesurado de la natalidad, a la vez que las cientos de enfermedades venéreas, llevaban consigo una consecuencia muy arraigada. La pobreza, cientos de bocas que alimentar, unido a tiempo de sequía, que no todo el mundo estaba en condiciones de traer cientos de hijos y que las mujeres no somos conejas. Llevó a la invención de los anticonceptivos.

El disfrute de las relaciones conyugales o el simple hecho de poder hacer lo que a uno le plazca, formó miles de recetas contra la fecundación y los embarazos no deseados. Técnicas milenarias, como las del antiguo Egipto, encontrada en papiros, donde sus métodos para evitar una llegada no deseada se realizaban a base de moles de puntas de acacia y dátiles, mezclados con miel y untados en un tapón; o leche agria con excremento de cocodrilo, vuelto a unir con miel, e introducidos en la vagina.

Estas técnicas fueron evolucionando, en la época griega se endurecían las paredes del útero mediante aceite de cedro, ungüento de Saturno (creado a base de hierbas medicinales) o pomadas realizadas a base de aceite de oliva; también se introducían piedras de oro para hacer un método barrera, copiado de los nómadas que utilizaban esta técnica (solo que piedras) para las camellas. Fue el padre del DIU. Otras sustancias, formadas a base de plantas y utilizadas en África, fueron las cortezas de árboles. Estás, de conocimientos prohibidos para los hombres, son tomadas por las mujeres de ciertas tribus, con el fin de controlar la menstruación y evitar la fecundación en tiempo no deseados.

Cierto es que su abuso conlleva el envejecimiento de las sociedades, por ello se han tomado muchas medidas a lo largo de la historia. El emperador Augusto, obligó a contraer matrimonio a cientos de romanos jóvenes, eliminó los métodos de contracepción, bajo pena de muerte, viendo que la descendencia del pueblo romano, estaba en detrimento. Pero muchos fueron listos, crearon costras que se endurecían en el glande a base de pomadas espermicidas (eso si que era eyacular hacia dentro.) Las esponjas de absorción por otros pueblos, fueron lo más frecuente hasta la actualidad y la facilitación de los medios naturales, de ciertas sustancia gomosas, donde esos bichitos traviesos quedaban pegados, han sido los mejores hasta hoy día.

Cierto es que muchas veces era peor el remedio que la enfermedad, muchas de estas técnicas causaban frecuentes infecciones (sobre todo la del excremento de cocodrilo, sobre todo tenía que ser peligroso de conseguir. ¡Lo que había que hacer por un polvo!)

Llegó la religión, la represión y la ignorancia femenina.

Pero no nos libramos, ciertos elementos, decían que la mujer no era más que un mueble y que estaba en contra de toda creencia, bien sea de una religión u otra, el evitar que se creara nueva vida.

Aquellos inicios griegos de los primeros condones, hechos a base de estómagos de cabra o los principios de ciertas técnicas nuevas desaparecieron. Consecuencia, los ricos pagaban una minuta a la iglesia por sus pecados (este no iba a ser menos) y, a pesar de que podían mantenerlos, no tenían muchos hijos, pero los pobres, temerosos de un dios cruel y castigador, se empobrecían cada vez más yendo a contar sus penas a un confesionario. ¿Qué pasó? Nació el coitus interruptus, técnica poco fiable, pero era la única que tenían a mano, a parte de la entrada por la puerta trasera. La jeringuilla dio también cierta salida, introduciéndola en la vagina después del acto y absorbiendo el esperma de la misma, podía o no (se podían escapar algunos) evitar el embarazo. La prohibición de todo método, llevó a los cálculos de tiempos de ovulación, llevando a una castidad obligatoria, a muchos de los feligreses que hacían caso a los predicadores santos.

¿A qué llevó todo esto? A métodos abortivos, no podían seguir en aquellas condiciones y miles de jóvenes, bien por motus propio o por obligación, habían quedado en estado. Una caída inoportuna por las escaleras, el consumo de hierbas abortivas, el abandono masivo de recién nacidos y cientos de aberraciones más, se cometieron y siguen aconteciéndose hoy día. Y todo por unas creencias que no piensa en la humanidad en sí. Es un simple método de control social, así como un sometimiento de la mujer. A ninguna le gusta pasar por esa experiencia, los problemas psicológicos se dan por miles tras ello, hubiera sido mejor evitarlo, pero ¿cómo? Si está prohibido. La vida es bonita, siempre y cuando no te la arruinen o tengas que subsistir para conservarla. Un infierno en un paraíso terrenal.

Nosotras parimos, nosotras decidimos.

Esta frase, dicha por cientos de mujeres, provocadora de escándalos y revolucionaria cuando la mujer gritó “aquí estamos”, hizo que todas y todos los machistas del mundo, se tiraran las manos a la cabeza y, por supuesto, los agrandes mandos de las religiones donde no convenía que las féminas tomáramos protagonismo alguno.

- Tú ya tienes novio, piensas casarte… ¿Para qué vas a seguir estudiando? – me dijeron una vez. Y lo gracioso es que fue una mujer quién se atrevió a soltarlo. (Por eso me mato a estudiar y he llegado a la facultad, para dejarlo todo y quedarme en la casa de mujer florero. Creo que no le sentó bien la respuesta, pero no sé para qué preguntó.)

- La mujer en la casa y con la pata tiesa – me dijo un hombre otra vez. (Por eso si tu mujer falta tú te vas detrás, macho ibérico. Esto provocó que se pusiera histérico y que comenzara a chillar, es la medida del cobarde.)

- Si os quedáis embarazadas tenéis que tenerlos porque sino es pecado mortal – nos decía la catequista. (¿Tú me lo vas a criar? Le pregunté, fue una de las cosas que me costó una nueva expulsión del grupo. Es que soy una oveja descarriada por penar. Ahora me alegro de ser atea)

Y es que siempre nos intentaron quitar los derechos, ¡claro!, ¡cómo para ciertos grupos somos seres infernales! Lo que no sé es por qué nos desean tanto.

Ahora en serio.

Puede que yo tenga mis reticencias respecto a ciertos temas, que no comparta ciertas opiniones pero también soy consecuente. Sobre el aborto se ha hablado muchas veces, mi opinión siempre ha sido depende. Es clara, si has sido tú quién se lo ha buscado sin utilizar nada, porque no es lo mismo que utilizando condón o porque las pastillas te sientan mal (me lo han dicho miles de veces.) Ahora te aguantas. Si se ha producido por un fallo, un abuso o miles de circunstancias que pueden inducir a alguien a planteárselo; yo ahí no me meto. Lo cierto que en estos temas las opiniones radicales nunca me han gustado y soy consciente de que es o don Juan o Juanillo, y yo prefiero quedarme en el centro respecto a estos temas.

La típica frase de: “hoy día se queda una embarazada porque quiere”, puede ser verdad o no, lo cierto que tú sólo estás en una parte de la realidad y no has estado allí para decirlo.

Hay muchas formas de practicar el amor libre sin consecuencias, esta es una de ellas, utilizar métodos barrera o evitando que se produzca la ovulación mediante métodos combinados. Puede que sea de mayor o menos riesgo, que evite muchas cosas, pero trae consecuencias. El abuso de la, muy difundida píldora, provoca esterilidad y no evita enfermedades. Pero cada uno con lo suyo. Cientos de mitos se han dado sobre métodos entre los jóvenes, como son el uso de la pasta de dientes como espermicida, el introducir un trapo antes del coito, follar de pié o cientos de mitos más para gente que no tiene dinero o simplemente les da vergüenza.

A mi es que el momento del condón me corta.

Eso es un mito, faltos de imaginación y llevados sólo por el echo de meter algo en caliente, se dice mucho esto; o el “a mí es que los condones no me van”, (tan grande no la tendrás, para eso hay varias tallas capullete.)

Un juego con lubricantes, el aprender a colocarlo con la boca (exige esfuerzo, dedicación y alguna que otra fruta o artefacto de características similares) puede ser todo un reto en pareja. Acordaros que la felación es parte de nuestros juegos, colócalos en tu boca, llévalo hasta el lateral, introduce la lengua en medio en el momento de ponerlo y empuja con los labios, que no con los dientes hasta la base, seguro que te lo agradecerá. Que no llegas hasta la raíz, no importa. ¡Ayúdate con las manos! Es un consejo. Lo sorprenderás, aumentarás la excitación y formarás una tendencia a que se lo pongas tú.

Lo cierto que pone un tono picante dentro de un juego erótico, donde nos hemos olvidado muchas veces de todo ello. He hablado mucho de sexo, pero no me he olvidado de la seguridad ni de las miles de patochadas que se están diciendo respecto al tema, ni que se han dicho. Aún quedan muchas por venir.

Podéis encontrar varios videos y formas explicativas por internet, yo lo he visto en documentales y es un punto picante, añadido a un momento íntimo que no tiene que ser cortado por nada ni nadie, y menos si es una parte tan importante como un disfrute libre y sin tapujos. Recuerda, si algo tenemos que llevar es cabeza.





24 de mayo de 2009

JODIENDAS COMUNITARIAS.

Cómo entretener a los pequeños de la casa.

¿Harta o harto de que sus nietas y nietos correteen todo el día por su hogar? ¿Cansado o cansado de tanto limpiar debido a sus travesuras? No se preocupe, tenemos la solución a su problema.

Todas las niñas y niños, a partir de que empiezan a correr, son un estorbo dentro de un hogar ajeno al suyo. Esos lindos monstruitos necesitas fogar de alguna forma sus inquietudes y diabluras, pero ¿cómo hacerlo sin que me destrocen la casa? Tenemos la respuesta. ¡Abra la puerta de su casa!


Sí, lo ha leído bien, ¡abra la puerta de su casa! Deje que sus lindos pies avasallen los pasillos del bloque, dejando que correteen a sus anchas por el descansillo de su piso. No se arrepentirá. Y lo único que tiene que hacer es vigilar por dónde van los chillidos que sus adorables bocas sueltan.
Que se quejan los vecinos, ¡da igual! Jure y perjure que usted no escucha nada y que esos angelitos lo único que hacen es jugar pacíficamente.


¿Descansado? ¡No lo dude! ¿Por qué va a ser usted la única o el único que no descanse por unos minutos? Eso no es justo, todos tienen derecho a disfrutar de sus nietos y conocer sus cantos angelicales.


Recomendación: déjelos durante las horas de descanso, sobre las 3 ó las 4 de la tarde. Podrá degustar su comida tranquila y, a demás, ellos llegarán tan cansados de sus andaduras, que no tendrá problemas en que duerman, cuando lleguen a sus respectivas casas. Por supuesto.
Así que, no lo dude. Ponga algo de emoción y alegría en su bloque. Dele algo de qué hablar a las vecinas y esfuércese porque todos la tengan en todo momento en su mente. Recuerde, no hay mejor alegría que las voces y las risas de un niño feliz.

22 de mayo de 2009

Selene. Capítulo LII.

CAPÍTULO LII: LOS NUEVE PECADOS CAPITALES.

Al traspasar aquel gran arco verdoso, una luz los inundó, Fepico llevaba a su abuela sujeta en uno de sus hombros, esta gemía de vez en cuando y hablaba en sueños. Sus quejidos eran ininteligibles y su boca, entre tanto, soltaba algunos hilos de baba.

Al otro lado tres mujeres, que contestaban al nombre de Cloto, Láquesis y Átropos, jugaban con algunos ovillos de hilo. Estos se presentaban en miles de formas y colores. Algunos de ellos eran más abundantes y su grosor variaba al igual que su visibilidad. En una esquina, un gran uso pasaba miles de hebras de un punto a otro. Átropos, conocida también como la Parca, utilizaba unas tijeras doradas para sesgar algunos de ellos, éstos caían de repente al suelo. Se colocaban sobre un gran cesto donde desaparecían.

Entre tanto, sus hermanas Cloto y Laquesis, no paraban de sacar hilos e hilos y formar bolas con ellos. Momentos después, los colocaban en uno de los espacios que aquel utensilio, usado para hilar.

- Hola – dijo Selene al ver aquel feliz cuadro.

- Bienvenida – dijo la más vieja de las tres Moiras -. ¿A qué se debe la visita de nuestra señora?

- Venimos a buscar a Hades – se adelantó Yu.

- Se fue por allí – responde la hermana mediana sin mirar y elevando el brazo hacia el interior de un pasillo infinito.

- Tú eres el nuevo morado – le dice Cloto al ver a Luis–. Yo te vi aquel día – pierde su mirada en el techo -. Eras pequeño y tu hilo era largo y grueso – saca una bobina de la manga -. ¡Mira! – la eleva entre sus manos hacia el techo.

Aquel montón de hilo, estaba unido por varios puntos, todos hechos nudos. De color fucsia, a trozos descolorido, mostraba un extraño brillo aún sin nacer.

- ¿Por qué no está en el uso? - le dice Selene.

- Porque no es su sitio – le responde Laquesis.

- Entonces, debería estar en la cesta dorada – continúa Selene.

- Ese tampoco es su sitio – le dice Átropos.

- ¿Dónde se supone que debe ir mi ovillo? – pregunta Endimión con la certeza de que no quiere escuchar la respuesta.

- Aún no lo sabemos – le dicen las tres volviendo la mirada hacia él.

- Hace siglos formé su vida – inicia la respuesta Cloto –. Era un hilo robusto y fuerte, digno de cualquier rey.

- Yo lo coloqué en el uso de mi hermana -. Continúa Láquesis haciendo el teatro de aquella primera vez –. Tenían que haber pasado muchos años hasta que una pequeña hendidura de la fibra diera la señal a Átropos para cortarla.

- Pero eso no sucedió en su tiempo – se vuelve la mayor de las hermanas mostrando las cuencas vacías de sus ojos -. De pronto el hilo se volvió plateado, brillaba y mis tijeras no podían cortarlo, pero unas manchas en su textura me dijeron que no debía retirarse del uso del destino.

- Fue cuando pedí tu eternidad a Zeus –. Le dice Selene.

- Pasaron los años y el hilo volvió a su color original -. Continúa diciendo la Parca -. Entonces se volvió fino bajo mis dedos -. Un crujir de sus tijeras hicieron que alguien, en algún lugar del mundo, visitara el reino de los infiernos -. Y tuve que cortar la vida que se unía a él.

- Pero al caer el ovillo -. Dice Láquesis –. No volvió a nacer una nueva hebra de la mano de Cloto -. Mira a su hermana -. Si no que se unió de nuevo – le muestra de nuevo el ovillo -. Desde entonces, cada vez que lo coloco en el uso del destino, este hace lo mismo una y otra y otra vez - mueve la cabeza mientras lo dice mirando el color morado -. Ahora no quiere estar en hueco que le corresponde, se cae – mueve las manos, como si estuviera echándole polvos mágicos sobre él -. Por eso lo llevo encima, porque no le corresponde ningún lugar.

Luis no da crédito a la escenificación que acaba de ver, acaban de resumirle cientos de años de reencarnaciones en a penas unos minutos. Las tres señoras, con la cabeza perdida, hacen movimientos lentos y rápidos, continúan con sus tareas sin dirigirse a ninguno de los visitantes. A penas lo han mirado y, sin embargo, conocen todo lo que ha sucedido con su vida. A lo lejos, un negro agujero, se abre ante ellos. Tiene forma de pasillo y Hades ha ido por allí.

- Será mejor que continuemos – dice Fepico -. Creo que me está haciendo efecto lo de antes – incide -. ¡Me estoy curando! Sólo me falta encontrar un bareto y emborracharme para ver si es verdad.

En esos momentos, la abuela abre los ojos y eleva la cabeza. Su segundo estado de ausencia, ha hecho que recobrara por completo la claridad de su mente.

- Fepiiiiiii….. – llama la atención la abuela -. ¡Colócame en el suelo que no soy un saco de patatas! – su nieto la suelta al escucharla y cae estrepitosamente -. Esa no es forma de tratar a tu abuela ¡Jovencito! – lo acusa con el dedo -. Ya tengo una edad y no soy tan ágil como antes.

- Pregúntaselo a Caronte – dice Yu por lo bajo a su amiga -. A ver ¿Qué dice? – Selene le responde dándole con el codo en un costado.

- ¡AAAAAAHHHHHHHH……! – gritan las tres Moiras a la vez llevándose las manos a la cara cuando la ven.

- ¿Qué pasa? – dice Yu mirando a todos los presentes.

- Ella es una persona maldita – responde la menos de las hermanas aleteando a su alrededor.

- Robó su vida – dicen las tres a la vez en un susurro.

- ¡Pero si tú decías que nunca habías estado aquí antes! – le recrimina Fepico.

- Para llegar a este lugar no hace falta pasar por la casa de Hades – incide Yu -. Cualquier bruja puede llegar con un simple conjuro de principiante para preguntar algo sobre el destino.

- Pues no pienso devolver el ovillo – responde -. Me hice un jersey precioso, no le atacan ni las polillas.

- Será mejor que nos vallamos pronto de aquí – dice Luis intentando poner paz -. Demasiadas emociones para un día – empuja a Selene y a Yu hacia el interior del pasillo -. ¡Abuela! ¡Tú primero! No vaya a ser que se le arrugue la ropa.

- ¡Endimión! – dice Átropos -. Sólo Mnemosine te hará recordar todo cuando perdiste.

Luis lo escucha, sin embargo no se vuelve, está demasiado ocupado agarrando a la abuela de Fepico para que no se lance sobre aquellas tres señoras tan ocupadas en su trabajo. Son las reinas del destino, no se sabe lo que pueden llegar a formar. Aunque teme más por lo que esa vieja loca sea capaz de hacer en un intento por coger otro ovillo, más aún que las Moiras.

Una fina capa de sombra era lo único que evitaba la visibilidad hacia el otro lado. Esta se mostraba ante ellos como una cortina imposible de apartar. Al otro lado, un hedor putrefacto, algunas antorchas clavadas en las paredes y nueve puertas, esperaban a que ellos desvelaran su gran enigma.

- Limbo, falsa adoración, gula, avaricia, lujuria, pereza, ira, envidia, soberbia…. – lee Fepico en los carteles colocados en algunas de ellas -. Esto tenía un nombre pero no me acuerdo exactamente – se rasca la barbilla.

- Son los siete pecados capitales. ¡Inculto! – la abuela le da un tortazo en la cabeza de un salto -. ¿Es eso lo que yo te he enseñado?... ¿A no conocer nada?

- Creo que nunca me hablaste de religión y esas cosas – le responde tocándose el lugar del choque.

- ¿Y para qué está la tele? – le chilla -. Sabes que nunca enseñan nada bueno, ¡Y esto es una de esas cosas! – señala una de las puertas con su dedo índice.

- Son los nueve círculos del infierno – le dice Yu -.Hay nueve puertas, no siete. ¿Es que no sabe contar?

- Ahora cómo lo hacemos – interrumpe Luis -. ¿Nos separamos?

20 de mayo de 2009

UN POQUITO MÁS ARRIBA.

De igualdades va la cosa.

Medida normal de unos 10 a 13 centímetros, aumentando su tamaño cuando se encuentra en estado eréctil, producto de la inyección de sangre en el tejido cavernoso. Sus partes son el glande, el cuerpo y la raíz, cubierto en su zona superior por el prepucio. Y donde llegan un total de 8000 terminaciones nerviosas, más que en la yema de los dedos.

Algunos lo habréis adivinado, otros u otras, ni siquiera saben de lo que estoy hablando (estoy segura de ello.) Aunque continuaré describiendo un poco más. Se encuentra en la parte superior de una estructura y su nombre en griego significa pequeña montaña.

Para los que lo sepáis ya, lo confirmo, y para los que no, se lo aclaro, es el clítoris. Palabra conocida por muchos. Sin embargo, esto aún supone un misterio para miles de personas, sean hombres o mujeres, eso da exactamente lo mismo (a algunas ni les ha dado por coger un espejo y mirarse a ver ¿Qué tienen entre las piernas?)

Su descubierto, según las fuentes consultadas (esto de decir descubridor como que me da risa), fue un tal Mateo Renaldo Columbo, el cual describía su hallazgo allá por el 1559, en su libro “De re natomicai”. Aunque hubo quien dijo que eso ya llevaba tiempo en la ciencia médica, más concretamente desde el silo II, y que había una amplia (¡no os perdáis la palabra!, amplia, que en el diccionario quiere decir extenso, dilatado o espacioso) conciencia sobre su existencia, por lo que le quitaron una supuesta gloria, que no tuvo nunca. Por eso en la época victoriana, cuando los masajes para provocar el paroxismo histérico debido a una enfermedad, cuya sintomatología ocupaba páginas y páginas en los libros, se tardaban horas en llegar al climax (nunca mejor dicho) del masaje. Si hubieran tenido un mínimo conocimiento del mismo, las manos de los médicos no se hubieran cansado y ese fantástico vibrador no se hubiera inventado (más de una tenía el chichi completamente en carne viva al acabar la consulta, porque afeitado ya lo tenían. No es una moda de ahora, se lleva desde el antiguo Egipto o antes incluso.)

En 1970 la palabra clítoris era ofensiva en estados unidos, así que íbamos bonitas. No se podía nombrar, tampoco estaba permitido saber nada y es algo de lo que realmente hay una amplia conciencia desde el siglo XX (¿no es para llorar?)

El sexo negado.

Más que el sexo débil, hemos sido el sexo ignorado. Basados desde los inicios de la época moderna, donde la religión formó una parte importante de la vida del pueblo. Se llevó a cabo el modelo androcéntrico, no sólo en la vida diaria (que ya teníamos bastante con eso) sino también en las relaciones de cama. Os explicaré un poco, este modelo se basa en una visión del mundo de las relaciones sociales basadas en un punto de vista masculino. ¿Dónde estábamos nosotras? En ninguna parte, el miedo a que fuéramos mejores que ellos, el que se les pudiera superar en algo y el de pasar de las faldas de mamá (la que los cuidaba tanto) a las de otra mujer (que les cuidara igual solo que con derecho a cama, criada y alguna que otra guantada, como mínimo, cuando le viniera en gana) era demasiado fuerte. Siempre quisieron esclavas no iguales. De ahí el machismo, por parte de los propios machos (por decirlo de alguna manera) y de las propias mujeres (que ya es bastante condenable) y su derivación extrema, la misoginia. Que no viene más que justificada por un miedo tremendo al sexo opuesto (por fortuna se han producido ciertos cambios.) Aunque de la iglesia ya hablaremos más extensamente.


En cuanto a otro punto a tocar son las… ¿como llamarlas? Ah, si reprimidas. Esas que niegan todo y que les da vergüenza mirarse desnudas en un espejo. Palabras como no hagas esto o lo otro que van a pensar que eres una calentona, han formado parte de mi vida desde tiempos inmemoriales. Cierto, me lo decía mi catequista (si me viera ahora, atea y escribiendo esto no se que diría, lo de oveja descarrilada. Se le quedaría corto en este caso.) Pues bien, por experiencia propia puedo decir lo que nos contaban sobre el sexo en las sesiones de preconfirmación (se llamaba perseverancia. La que tenía mi madre para que me confirmara.) Un día, hubo una charla de sexo en esas reuniones espirituales, aquella exmonja (ahora dudo que se fuera voluntariamente del convento), soltera, sin hijos o cualquier otra devoción que no fuera estar en la iglesia, se dignó a abrirnos los ojos con la tierna edad de 16 años (¿bonito no? Lo cierto es que ya tenía muy poco que contarnos, pero a ella le gustaba pensar que nos iba a desvelar los secretos más profundos que se ocultan en los deseos carnales de la mente humana.) Nos habló de una castidad impuesta que sólo podía romperse en el momento de tener un hijo (si estabas casada, por supuesto), después vuelta a la abstinencia sexual. Lo único que saqué en claro, era una visible represión que no tenía miedo en mostrar. Nuestra ablación no era física, como se produce en otros países y culturas, sino moral. La pena es que la mayoría se lo creyeron, hicieron caso a una cultura que no las quería y que las tenía, palabras del papa Pablo IV, como impuras, imperfecta y torcidas. Afirmaban que el hombre no venía de una mujer sino al contrario (por eso ellos paren tras nueve meses sufriendo.) Por eso primero, según enseñanzas de la fe se creó primero al hombre y después a la mujer (primero fue el prototipo, defectuoso. Después hizo otra prueba con algunos cambios, pero no menos carente de ciertos sentidos.)

Ahora pasamos a las clases.

Pero ¿qué sería Mujer y punto sin sus consejos? Ya os he dado la vara, me he explayado así que ¡vamos a lo bueno!

Como ya he dicho al principio, el clítoris mide, aproximadamente unos 10 ó 13 cm, de este sólo vemos una ínfima parte de unos 4 a 5 mm, que en estado de excitación llega a subir hasta un tamaño de 1 a 1,5 (eso he leído, en esos momentos no me da por coger el metro, después tampoco.) A pesar de todo, tiene algunos defectos. Cubierto en parte por el prepucio (si, eso que vulgarmente se llama capuchón y donde se pone el piercing), no puede ser acariciado directamente porque produce molestias. Acariciándolo suavemente, con la lengua o con la yema de los dedos, puede llevar al cielo o al infierno, dependiendo de la fuerza y si decides levantar ese trocito de piel o no (un consejo, ¡no lo hagas!) Unos leves surcos, sólo rozando insignificantemente, la zona aumenta el momento de la pasión, facilita la lubricación y estremece las entrañas.

Y es que el tamaño si importa y mucho, eso lo saben todas las mujeres.

La obsesión del sexo masculino a cerca de ciertas partes de su anatomía (la polla, el nabo, el pene, la zambomba,….) es infundada meramente. Cierto, un miembro viril grande produce penetraciones incómodas, ya que cuando choca con el cuello del útero, produce dolores y molestias. En lo referente al ancho, pensar un poco, por ahí salen los niños, se dilata demasiado durante la excitación como para notarlo (bueno, se siente, pero al principio, después como que no.)

Una vez escuché una frase, en un monólogo, sobre el tamaño del pene que me resultó bastante divertida: si intentas meter un melón por una oreja y un hueso de aceituna por otra ¿qué te jode más? La mujeres pensaríamos que el pequeño. Los hombres el melón, pero lo cierto es todo lo contario, pequeñito, aunque no demasiado, pero juguetona y potente. Otra cosa son ciertos individuos que abusan de sustancias para aumentar el tamaño de sus músculos, pero tanta potencia para que después no puedas utilizarla (no se yo…) Si se vuelve pequeñita y dormilona. Eso no mola (a mi por lo menos me gusta poder colgar una toalla en el mástil. Aunque para algunos no de más que una toalla de bidet.)

Ahora tenéis el juego, un clítoris erecto, grande, gordo, jugoso, listo para saborear, pero no lo apreciáis lo suficiente, algunos piensan que, en cuanto empiece a mojar, ¡listo!, para a dentro. Pero eso no va así, nosotras tenemos un órgano sólo y exclusivamente para el placer. Está un poco más arriba, ese es el motivo por el que muchas mujeres no terminan en el acto sexual, tienen que ser estimuladas para tener una relación completa o, simplemente, se quedan con dos palmos de narices. ¡Por favor! El juego puede seguir aunque el grandullón haya cantado su obra. El insinuar caricias, decir lo que pasa o simplemente subirte encima de él, y rozarte como una loca, puede evitar muchas decepciones amorosas.

Puedes utilizar juguetes, lubricantes, otras posturas donde se roce un poco más. Y es que estamos hechas para las caricias y los mimos y no para el acto en sí.

Ahora confesaré un secreto.

Esto lo trataré más profundamente en otro tema pero, la excitación es mayor si la penetración es anal. Esto provoca el aumento del flujo vaginal, así como del clítoris en sí mismo. Por eso no nos gustan grandes…..

De todas formas hablaré de esto en otro post dedicado a ello. ¿Y pensabais que éramos unas reticentes al tema? ¡Qué va! Esque tu pene es muy grande para mi puerta trasera, ahora dime qué tamaño prefieres ¡machote!

17 de mayo de 2009

JODIENDAS COMUNITARIAS.

CONSEJOS PARA EL ABURRIMIENTO DOMINGUERO.
Aburrida o aburrido de que su vida sea siempre la misma rutina, de que los cambios no pasen de una comunión ocasional o cualquier otro festejos los fines de semana. ¡Si! ¡Cambie de hábitos! En esta pequeña sección le comentaremos como divertirse, sólo a usted mismo.

Primera línea de actuación, en la comunidad de vecinos. Los entretenimientos de este tipo pondrán de los nervios al resto de inquilinos, sin embargo usted hará ejercicio y se divertirá sino bastante, por lo menos joderá un poco. Entretenimiento humano por excelencia.

Punto primero. Levantarse temprano un domingo, ¿para qué pensarán ustedes? Para despertar a todo el mundo. Tenga en cuenta que, aunque viva en un primero, tiene gente viviendo a ambos lados de su casa y encima de usted. Dar el coñazo está permitido por ley, desde muy temprano hasta la diez de la noche, no lo olvide y, si pasa de esta hora, el no sobrepar ciertos decibelios, le permitirá seguir dando la vara. No lo olvide, cordialidad ante todo y saber estar de puertas para afuera, que para eso hay que aprender a vivir en sociedad. Y como dice el dicho: a quien madruga dios le ayuda, no olviden que la pereza es considerado un pecado capital.

Volviendo al tema, miles de sábados no se sabe qué hacer, ¡acuéstese y abra los ojos con los primeros rayos de sol! Tras un opíparo desayuno con la radio a toda ostia (hay que alimentarse bien y empezar el día cantando.) Colóquese los zapatos de bailar claqué o los tacones, el que sea hombre o mujer para ello, es indiferente. Cada uno calza lo que le viene en gana. Una vez dispuesto a ello, camine por toda la casa, sin rumbo y con paso firme y fuerte, si tiene tarima o parqué, ¡mejor que mejor! Se agradecerá ese fantástico compás que alienta a todos a despertarse dulcemente con un ruido flamenco tras acostarse tarde.

Después, un poco de aerobic, no lo olvide, los ejercicios se harán regularmente de entre una vez por semana y varias veces al día, depende del vicio que le coja.

Vaya a la otra punta de la casa y, sin quitarse esos fantásticos zapatos, empuje con todas sus fuerzas cualquier mueble de la casa (sirven las bombonas de butano, por supuesto) Cuanto más peso mejor. Arrastre sin compasión desde una habitación hasta la más lejana.

Nota: no ponga la radio porque evitaría que se escuchar el estruendo y no retumbaría por las paredes, evitando así el efecto vibrador que hace que todos los músculos de su cuerpo trabajen.

Una vez concluida la operación de cambio de mobiliario, vuelva a ponerlo en su sitio realizando la misma operación.

Consejo: no deje más de unos segundos entre un arrastre y otro, los músculos se pueden agarrotar si hace esa tontería. Y, sobre todo, no sea vago, mueva todos los muebles de una habitación y vuélvalos a colocar.

Esto se hace una vez a la semana, normalmente, usted puede repetirlo cuanto quiera, pero le recomendamos que sea entre las 9:30 y las 10:00 de la mañana de un día festivo, sino el ejercicio será en vano.

Bueno amigos y amigas, les dejamos con este pequeño consejo de jodiendas comunitarias hasta la semana que viene o la otra, volveremos con más ejercicios para manteneros en forma, mejorar vuestra forma física, garantizar que todos lo sepan y vivir en paz con la sociedad. Hasta la próxima.

15 de mayo de 2009

Selene. Capítulo LI.

CAPÍTULO LI: UN CAMINO ESCALONADO.

La abuela de Fepico no podía parar de reírse tras haber probado lo que le había pedido a su nieto. Este, entre tanto, deseaba perder la cordura como lo había echo ella. Endimión intentaba poner paz entre aquellos dos demonios y Selene, junto a su inseparable amiga, miraban el panorama. No daban crédito a lo que estaban viendo.

- ¡Parad de una vez! – dice Selene con los ojos inyectados en llamas ardientes mientras separa a los dos individuos.

Su voz retumba por las paredes de aquel viejo caserón haciendo que caigan algunos trozos de madera al suelo.

- ¡Estáis todos locos! – mira a los dos demonios. - ¡Tú! ¡Ponte en esa esquina y cállate de una vez! – le indica con el dedo una parte de la habitación. - ¡Tú, el afeminado! – chilla con todas sus fuerzas. – Al otro lado – le indica con el dedo antes de que tenga tiempo para decir nada. - ¡Fepico! – este se queda helado en el momento. – ¡Controla a tu abuela de una vez!

- Cariño – le dice Luis. – Tranquila, no es para tanto – la abraza y acaricia el pelo, no sin que el calor de la euforia, que desprende el cuerpo de Selene, chamusque un poco los bordes de sus vestiduras.

- Ya era hora de que pusieras calma en todo esto – le dice Yu. – Sabes que yo no valgo para esto – sonríe levantando su espada. – Yo pongo paz de otra forma.

- Una pregunta – dice Fepico levantando la mano como un niño pidiendo la palabra.

- ¡Qué! – le chillan Selene y Yu a la vez.

- ¿Por qué mi abuela está coloca y yo no?

- Esto es el infierno – le responde Yu. – Tú tienes miedo a esto y a que lo que tomas un día deje de hacerte efecto – suspira. – Ese es tu infierno particular – lo mira a la abuela que no para de reírse.

- Disculpe – dice uno de los dos demonios. – Señorita.

- Como digas una palabra sobre lo que no quiero escuchar te arranco la cola de un solo movimiento – le dice Yu, que se ha acercado a él como un rayo y lo amenaza con la cuchilla en el cuello.

- Sólo iba a felicitarla por la explicación – dice entrecortadamente. – Pero hay una cosa más.

- No creo que le interese – le dice Yu apretando la catana contra su garganta.

- Tiene razón – añade con un hilo de voz. – Creo que no es necesario.

- ¿Por dónde está el pasillo por el que se fue Hades? – dice Luis.

- Por allí – dicen los dos hermanos a la vez.

Ambos señalan una escalera de madera noble, en algunos lados esta parece desaparecer entre la oscuridad de la sala. Sin embargo, allí está, firme y erguida ante ellos. Desde el marcho de la puerta, puede observarse un leve brillo negro que resalta desde su oscura barandilla. Su final, se pierde tras la vista de una entrada adornada con un arco de colores verdes en diversas tonalidades oscuras, y teñida con algunas pinceladas marrones y amarillas. Tras de sí, una luz mortecina impide ver lo que hay al otro lado del mismo.

Yu se estremece al mirar de nuevo aquella escalera, la conoce y ha subido por ella miles de veces. Sin embargo, jamás cruzó aquel arco. En tiempos remotos, mucho antes de que la misma humanidad tuviera conciencia de aquel lugar, esperaba impaciente a Hades en aquel último escalón que la invitaba a pasar hacia su interior.

- Tendremos que subir si queremos encontrar lo que veníamos buscando – dice de nuevo Luis intentando calmar a Selene que, en uno de sus ataques de furia, está a punto de carbonizar alguien. - ¿Qué os parece?

- Creo que estáis un poco locos si esperáis encontrar a Hades tras ese arco – dice Yu sin volver la vista del demonio. – Puede tardar siglos en volver a traspasarlo, será mejor que busquemos nosotros mismo el libro y nos vallamos por donde hemos venido.

- No estarás hablando en serio – le dice Selene a Yu.- Esperaba que fueras más valiente contigo misma.

- No tengo ganas de encontrarme con Hades – dice volviéndose a su amiga. –Eso es todo.

- Yu – le dice tocándole el hombro. – Ese es tu infierno particular – Yu se vuelve a ella con una lágrima en los ojos. – Sabes que este mundo no hace diferencia entre mortales y dioses – la mira de a los ojos y la abraza. – ¡Vamos! No hemos llegado hasta aquí para volvernos con las manos vacías.

Fepico toma a su abuela en brazos ante su repentino sueño, Luis abraza a las dos chicas y hace un gesto cortés para que ambos gemelos pasen delante de ellos. Les guiarán hasta el lugar donde se ha perdido su jefe. El silencio es grande, Yu no deja de apuntar a ambos guías con su catana, acompañada por la lanza de Endimión y seguido por la fuerte mirada de la diosa primigenia. No quieren ninguna artimaña y esta sería una buena ocasión para jugársela.

Al borde de la escalera, esta se estremece al volver a sentir la presencia de aquella malhumorada mujer. Ambos sirvientes se despiden, tienen prohibido tocar un solo peldaño de la misma, pero Yu no les deja marchar.

- Antes de volver a vuestra pelea – le dice Yu. - ¿Cuál de los dos es el padre del chico?
- Gracias por la referencia – dice Fepico atusándose el pelo. – Por favor que no sea el amanerado – piensa para sí.

- Creo que yo – levanta la mano el cocinero. – Fue una noche, una locura, el vino y una buena cena me hicieron perder la cabeza y lo engendré en un vientre mortal – se acerca a él. – Lo cierto es que el parecido es impresionante, a parte del mejor pollo asado en las brasas de los muertos – acaricia la cabeza de Fepico. – Eres un ser prohibido, Hades no quiere que los demonios tengamos contacto con los humanos –le explica.

- Pero esto fue un acto de amor ¿No? – dice Luis.

- Más bien de lujuria – le responde. – Es que, cuando bebo, me pongo un poco tonto – dice sonriendo y mirando a su hermano.

- ¡Estupendo! – dice Fepico. – Los dos son de la misma correa – incide al ver un gesto amanerado en el que se declara su progenitor. – Menos mal que no he salido a ti.

- No estés tan seguro –le responde. – Eres parte demonio.

- Yo diría que cien por cien demonio – dice la abuela de Fepico ya despierta. – Es nieto de Caronte.

- Por eso Hades no me quemó vivo – dice dando un pequeño salto de alegría.

- ¿Dónde está mi madre? – le pregunta Fepico.

- Se adentró por los pasillos – no sabemos más. – De eso hace siglos.

- ¿Cuántos años tienes viejo? – le dice Luis al escuchar eso.

- No lo se – se vuelve hacia Luis. – Perdí la cuenta en los 15 - todos lo miran de una forma extraña. – No sabía contar más – así que supongo que tengo unos cuantos más.

- Yo diría que unos cientos más – le dice su supuesto tío. - ¡Quizás encuentres a tu madre allí adentro! – le responde.

Fepico no sabe que decir, su padre un demonio, su madre hija de Caronte, el barquero del infierno y él, un ser sin identificación alguna que aún no sabe dónde catalogarse. A decir verdad, jamás supo cuál era su sitio. Rondaba de un lugar a otro, deambuló por todo el mundo varias veces, buscaba algo. El llenar un vacío tremendo. Su abuela, apenas le había dado explicaciones de nada, aunque él tampoco se las pidió jamás. ¿Quién era en realidad? Ahora podía ver la punta del iceberg, pero no descartaba el descubrir el resto.

- Bueno – dice Fepico tras abrazar a su padre. - ¡Vámonos! A ver si podemos salir de aquí pronto – se adelanta unos escalones. – No me gusta permanecer en un sitio donde no me hacen efecto mis cigarrillos especiales.

13 de mayo de 2009

MESSEN….¡QUÉ!

Todavía la gente me sigue sorprendiendo, no sé porqué demonios me pasa esto aún. Otra vez, y sin que venga a cuento, me han vuelto a tachar de rara o friqui, como se dice hoy día. El caso es americanizar las palabras.

Como todos sabemos, hay cosas que se consideran normales, hoy día. Cosas como que todo el mundo tenga un ordenador y sepa manejarlo, más o menos, que todos tengan internet en su casa, teléfono, electrodomésticos, cientos de cosas más. Pues bien, hay gente que no los tiene y vive tan feliz. Yo conozco a uno que se niega a llevar un móvil encima, ¿por qué no? Friqui, ni por asomo (aunque una vez que lo conoces…. Bueno) Es libre, no depende de ese artilugio.

Pero lo mío, no es que vaya más lejos de ellos, simplemente nos hemos creado una dependencia con ciertas cosas que no son vitales. Se han metido en nuestras vidas sin llamar y, como parásitos que son, nos chupan la energía la sangre son los mosquitos hembra (dato científico, lo escuché el otro día en la tele.)

El caso vino por lo siguiente, estaba con unas compañeras tomando café cuando me dicen:

- Dame tu messenger - me dice una de ellas.

- No – le respondo tomando un poco el sol de la mañana. – Te doy mi correo electrónico si quieres – yo tan poética como siempre.

- Pero si es lo mismo – me dice otra.

- Sería si tuviera messenger - le respondo.

- ¡NO TIENES MESSENGER! – me dicen las dos a la vez y en alto.

Como si fuera una película, el resto de compañeros, sentados en otras mesas me miran, parece que he hecho algo malo o algo así. Sin embargo, nada menos de lo que se espera de una persona “normal”, por decirlo de alguna manera, ni me avergüenzo ni me pongo colorada. Todo lo contrario, continuo tomándome el zumo, con pajita, por supuesto, y bronceándome, con las mangas lo más remangadas posibles, en la acera de un bar llamado Doña Mariquita. (Un nombre un poco raro, pero es donde más barato sale desayunar y, como dice mi madre el puterío no está para tanto.)

Lo cierto es que lo he utilizado, se como va y funciona, pero al contrario que la mayoría del mundo, lo encuentro molesto y sin ningún tipo de utilidad.

- ¿Cómo hablas con tus amigas? – me vuelve a preguntar una de ellas.

- Las llamo por teléfono o les mando un email – respondo.

Y ahora os voy a decir porqué esta reticencia al dichoso programa gratuito. No hay cosa que me joda más que tenerlo puesto, estas escribiendo, como normalmente suelo hacer en el ordenador, o jugando (¡Qué cojones!), cuando te aparece un cartelito – hola – creo que pone eso, ya que los diversos emoticonos, como los llamas, para describir una palabra de cuatro grafemas, me resulta bastante molesto y ridículo. O ya, el nova más, cuando te reducen el lenguaje a sólo consonantes, ¡mola! – te va a contestar tu padre – pienso - ¿quién habrá conectado esto? – digo en voz alta (suelo hablar sola, ya lo sabéis, estoy loca o tengo doble personalidad.) – Seguro que se habrá conectado solo. Entonces paso del cartelito.

Ahora me dan un zumbido, se lo que es porque me lo dijo una vez mi hermano. Yo sólo pensaba que era un mísero ruido de la calle que sólo servía para levantarte violentamente de la silla. Alguien al otro lado insiste en hablar contigo - ¿cómo coño se desconectará esto? – es que también soy muy bien hablada. No lo consigo.

Solución, me introduzco en los programas del sistema operativo y lo desinstalo. Ya puedo estar tranquila sin que nadie me moleste. Y eso que lo del cartelito de no estoy al otro lado, lo sabía poner, pero no hacían caso. Así que ahora, definitivamente, me encuentro al otro lado, pero no hablo contigo. Si quieres me mandas un email o me llamas por teléfono, que no es tan difícil.

Otro tema gracioso son los espacios estos donde se comunica la gente como este que viene en hotmail, ahora no me acuerdo como se llama. Tampoco importa, todos sabéis que se montan comunidades, la gente cuelga sus fotos comprometidas, hablan de cosas que no hablarían nunca, intentan ligar, quedan, se reencuentran amigos de nuevo,…. ¡Chorradas! El otro día me comentaron que los compañeros del colegio estaban todos en uno de ellos, que se habían reencontrado (¿no es bonito?) y que iban a hacer una comida.

Que porqué no me conectaba para hablar con ellos y quedar. ¿Quedar? ¡Tócate los huevos! Si somos, casi todos, del mismo barrio, pasan por mi vera y ni me saludan. Es que por internet vuelven los recuerdos de la infancia. ¡Muerete! El caso es reencontrarse con viejos conocidos, decir al mundo lo que jamás dirías ni a ti mismo delante de un espejo, y mostrar tu cara más patética y peor, hablar con esa gente. ¿Y para eso me he hecho yo un blog?

Total, que me volvieron a tachar de rarita, esto es terrible. ¿A dónde vamos a llegar? De un tiempo a esta parte mi padre me dirá las cosas por email, en vez de llamarme por teléfono o decírmelo cuando voy a verle (espera, ya lo ha hecho), mi madre para saber de mi entrará en la comunidad de amigos con el nombre de madre molona 66253 y, ni que decir, los matrimonios se celebrarán vía online, con un cura virtual (¡ah! ¡Qué romántico) Pero yo soy la rara, la que sale a ver la luz del sol, va a tomar café con los amigos y los llama para ver cómo están en vez de darles un zumbido al ordenador. ¿Ahora quién es la friqui?

11 de mayo de 2009

CUANDO EL DISFRAZ TOMA FESTEJOS CARNALES.


Esto es más viejo que callejas.

Todos sabemos que, cuando llegan épocas determinadas del año, la gente se disfraza, intenta ser aquello que anhelan, son realmente o simplemente se divierten (estoy seguro que Freud diría otra cosa al respecto.) Cierto es que, cuando llevamos uno, nos comportamos de forma “diferente”, por decirlo de alguna manera. Tomamos las características del personaje que representamos y nos hacemos un poco más malos.

De formas simples, como puede ser una máscara, caseros, sólo hace falta un poco de imaginación, comprados, esos salen más caros, pomposos, sencillos, de cuero, látex, encajes, surrealistas o completamente fieles a una realidad (¿cuál? No lo sé, pero un disfraz tiene de todo menos realidad.) Lo cierto es que hay para todos los gustos.

Cierto es que, desde tiempos remotos, perdidos de nuestra memoria, el hombre se vestía con ellos para hacer rituales, bailes, invocaciones,…. Ahora lo hemos dejado para las fiestas. Pero es que siempre nos gustó ser teatreros, aunque no valgamos un duro como actores, el hecho es pasárselo bien, siendo o no, reconocidos por los que nos rodean.

Para gustos los colores.

No, no me estoy refiriendo al carnaval, cuya derivación es fiesta de la carne. Algo que se realiza cuarenta días después o antes de la abstinencia de comer carne (no puedo decirlo bien porque me importa bien poco y no tengo ganas de buscar el dato.) Pero lo que si puedo confirmar es, que durante estas fiestas, el número de preservativos vendidos se multiplica. ¿Por qué? Fácil, fiesta de la carne y a todos nos gusta un poco cruda y en su jugo (si chilla cuando la pruebas ¡mejor!) Aunque algunos blasfeman algunos dichos sobre el pescado, da igual, todo es carne, lo importante es que sea un buen filete, tu favorito, para ese momento o para toda la vida.

Los romances enmascarados de Venecia, las visitas a escondidas, llevando un antifaz, para que nadie reconozca quién va a visitar a la dama, los entresijos que puede esconder. ¿No es excitante? En esos momentos puedes ser un diablillo, un marqués, sonreír eternamente o estar enfadado de por vida (aunque a algunos no les hace falta un trozo de cartón – piedra decorado para eso.) También puedes cubrirte el cuerpo, dejar a un lado esa parte tan expresiva de tu anatomía (por lo menos la que está a la vista de todos) y vestirte de formas sugerentes. En esos momentos puedes volverte Marilyn Monroe, el fantasma de la ópera, un seductor diablillo, o diablesa, un ángel, un fantasma, un investigador, el hombre invisible. Lo cierto es, que puedes ser lo que se te antoje.

Pero, llegando al sitio donde quería y, dejando de dar tantas vueltas, nos vamos directamente a los disfraces que se ponen en todas las épocas del año. Aquellos que sólo luces para tu pareja, los que tienes guardados en un rincón inconfesable.

Puede que sólo poseas uno, que simplemente estés pensando cuál o qué comprarte, como ya he dicho antes, pueden ser de fabricación propia o, los que más me gustan por excelencia, aquellos que improvisas con algo que jamás parecería un disfraz. La seducción está a la vista de todos, tú eres el que tiene que descubrirla, no lo olvides nunca.

Cuando los quehaceres de la casa se vuelven juegos de alcoba.

Te doy una idea, un delantal. Un simple y aburrido delantal, bueno, la tele y el erotismo lo ha vuelto el elemento que menos necesita imaginación para levantar el ánimo. Cambiemos de objeto. Un mantel, algunos imperdibles o no, un cinturón y… ¡listo! Una emperatriz lista para las reverencias o un emperador romano.

Otro, el liguero, las medias (por supuesto, sino ¿para qué el liguero?), tacones altos, una camiseta justita y corta, las braguitas (las que prefieras llevar, yo no digo nada) y un plumero. Déjate de cofia, ni se dará cuenta si la llevas o no cuando te vea. También puedes coserlos, tipo capa, ponerte algo de ropa interior debajo y simular que eres caperucita roja o el lobo. El papel que escojas en la obra lo pones tú. A esto sólo hay que ponerle algo de interés y ganas (sobre todo ganas.)

Aunque el simple juego de mira que mona estoy o que mono me he puesto, interpretar un papel esplendoroso, por supuesto, de no más de un minuto o dos (depende del tiempo que tarde en darse cuenta. Algunos o algunas son un poco cortos para esto), puede ser un poco aburrido o llegar a una rutina en que ya no haga gracia.

El juego de los roles.

Todos hemos jugado de pequeños a interpretar un papel durante el juego, en ellos podías ser bombero, astronauta, torero, maestro, director, boticario y cientos más de oficios. Normalmente era el de tu padre o el de tu madre, lo que querías ser de mayor o alguno chulo que habías visto por la tele. Seguro que los de esta época no sabrán siquiera qué será eso. Los oficios de modelo, cantante, robanovios y puta o gigoló de lujo, están muy extendido. Incluso te pagan por cotillamentirosametementodosinfundamentación (si a mi me ha costado escribirlo así, me imagino a vosotros leyéndolo de corrido), el caso es alimentar el morbo malo.

Pasando de ellos, imaginemos que sois médicos y un o una paciente muy enferma viene a vuestra consulta (unas batas blancas no valen tan caras) o que tenéis que cuidar a un paciente, el maestro o la maestra que seduce al discente, el butanero que lleva la bombona a casa de la dueña, el mecánico, el instalador, la sirvienta de la limpieza, la vecina o el vecino de al lado, la dependienta o el dependiente y el cliente. No sé, los ejemplos son miles, pero para ello hay que tener una preparación previa (Ya lo sé, ¡qué rollo si al final todo acaba igual!) No es lo mismo, puedo decíroslo.

Entre otras cosas, el guión es libre, eso no hay ni que decirlo, pero sí tenéis que saber muy bien dónde acaba la ficción y dónde empieza la realidad. A veces unos gestos, una palabra o una señal acordada, puede libraros de muchos problemas a la hora de actuar (No hay que romper el momento, recordarlo, se puede fastidiar y la señora almeja o el señor potato, pueden quedarse con la palabra en la boca.) Mantener un tiempo de latencia, eso forma parte de los preliminares, la tensión apasionada podrá cortarse con un cuchillo en algún momento. Entonces, se acaba el juego, pasamos a la acción. O no, simplemente decidís seguir con él.

De lo simple a lo compuesto, de lo casero a lo industrial, del aquí te pillo aquí te mato a un largo y apasionado romance de media hora (o menos o no, puede durar lo que seas capaz de aguantar.) Una puesta en escena, los actores son los mismos, inmejorable reparto, las ganas y el ambiente serán espectaculares, que comience el rodaje (¿o lo prefieres sin cámara?) Como desees realizarlo, la película tendrá aforo completo, dos personas. Lo divertido siempre será el rodaje.

8 de mayo de 2009

Selene. Capítulo L.

CAPÍTULO L: ESTO NO TIRA .


Fepico pensaba que hubiera sido mejor no haber bajado nunca al infierno. Aquel ser del averno tenía su cara o, mejor dicho, el tenía la suya. Podía tener muchos más siglos de los que él había estado en el mundo.

- ¡¿Papá?¡ - fue lo único que se le ocurrió decir cuando se acercó a él.

- Creo que se confunde caballero – le responde mirándole fijamente y sin hacer una mueca. – Eso es imposible.

- Pues… No es por nada – dice Luis. – Pero tiene su misma cara – señala las cabezas de ambos con el dedo índice.

- Maravillas de la genética – incide el mayordomo y moviendo la mano de forma amanerada cerca de su oreja. – Aunque yo soy más guapo – dice mirándose a un espejo y tocándose el mentón.

- ¡Genial! – dice Yu. – Uno es un viva la virgen y el otro un estrecho petulante – dice mirando a Fepico y ve como este la saluda con la mano mientras sonríe con cara de circunstancias.

- Sería un gen recesivo – dice Luir con guasa.

- Creo que estaba bastante escondido – expone aquel viejo nieto al ver el gesto de su supuesto padre.

- ¡Por lo menos no has sacado el rabo! – le da amigablemente con el codo en el costado a su compañero de fatigas.

- Le repito señor que eso es imposible – insiste el mayordomo.

- Sería de su vida anterior – dice la abuela.

- Imposible – dice Selene desde lejos.

- Por fin alguien con un poco de cordura en esta habitación – se dirige a ella el mayordomo de Hades.

- Su aspecto delata que es de aquí – continúa con lo que estaba diciendo antes de ser interrumpida. – Nació demonio.

- ¡Bravo! – aplaude el sirviente ante la observación de la diosa.

- Acabas de descubrir el fuego – le dice Yu. – Las obviedades déjalas para otra ocasión.

- Bueno – dice Luis. – ¿Dónde está Hades?

- Ahora mismo no se encuentra en casa – responde el demonio.

- Eso ya lo sabemos – le dice Yu. - ¿Quieres que te corte el rabo o jugamos a las prendas?

- Primero el rabo – dice Selene apuntando un haz azulado hacia este.

Aquel ser estirado y carente de movimientos faciales comienza a sudar un poco. No se esperaba la respuesta. Mira a Fepico, cierto es que se parece a él, aunque no le encuentra tanto parecido, un cierto aire, diría él. Sin embargo, ahí está, hecho carne y huesos, posee un alma como todo mortal. Probablemente habrá tenido una vida humana, pero algo en su alma le dice que muy perecedero, como el resto de caparazones vacíos que inunda la superficie, no es. La señora mayor que lo acompaña tampoco, la conoce, sus hazañas no son desconocidas por el inframundo. Su romance estrepitoso y lleno de desafortunados acontecimientos con Caronte, son la comidilla de esos parajes.

- Señorita – dice quitándose la catana del cuello. – No puedo decirles más porque no sé más – se echa un par de pasos hacia atrás. – El señor subió a la habitación de las mil puertas y no ha vuelto aún.

- Típico – dice Yu sin bajar su arma. – ¡A saber por cuál habrá salido!

- Eso es muy normal en él – increpa Selene. – Parece como si no lo conocieras – evoca mientas Yu baja un poco la cabeza un tanto molesta.

- ¿Un poco de Té? ¿O prefieren algo de cenar? – dice una voz poderosa desde la puerta.

Al volverse ven a otro demonio, está vestido de cocinero. Pero el asombro no deja de atrapar a nuestros héroes cuando hace su aparición en escena otro cuerpo con la cara de Fepico.

- ¡¿Papá?! – dice el viejo al verlo entrar esperando una respuesta negativa.

- ¡Sabía que tenías algo con esa! – le dice el mayordomo. - ¿A jugar al mus no?

- No tengo porqué decirte nada – responde moviendo la cabeza violentamente hacia un lado.

- Este aliño es demasiado fuerte para mi – dice Fepico mirando la punta de su cigarrillo.

- ¿Tienes más de eso? – le dice la abuela. – Porque creo que necesito un poco.

- ¡Si tu ya no fumas! – eleva la voz Fepico. – Lo dejaste cuando te dejó aquel hombre que decía tus pensamientos por lo que hacías.

- Cierto – le responde la abuela. – Tenía que haberle dado un par de tortas, pero, en lugar de eso, decidí dejar de fumar porque decía que eso era un claro ejemplo de que me sentía hombre por dentro – le tiende la mano la abuela. – Ahora me siento adicta – mueve los dedos de su mano extendida. - ¡Dame uno! Y que esté bien cargado – chilla sin remedio.

- Entonces es que esto es verdad – dice el nieto mientras busca un canuto en sus bolsillos. – La droga debe ser demasiado floja – le da el cigarro a la abuela y saca un par de cosas más. – Me haré otro más cargado – continúa buscando el mechero. - Creo que, cuando lo acabe, me encontraré mejor.

- Fepico – le dice Luis. – ¿Me puedes decir a qué se dedicaba tu madre?

- No lo se – le contesta. – Nunca la conocí – da una calada. - ¡Tio, esto si que es buena mierda! – da otra calada. – Tengo que fabricar más – mira al techo. – Cuando llegue, ¡cláro!

Sus ojos comienzan a correrse cual cortinas nocturnas, no desean saber nada, pero la imagen de dos Fepico más, con los rostros rojos, los ojos verdes oscuros y unos rabos contoneantes, le dan más y más vueltas en la cabeza. Quiere desconectar, y esta es la única forma de hacerlo. Sin embargo, todo es inútil, en el infierno no. Las torturas más insignificantes, pueden volverse lo peor que le ha pasado a un hombre y la condena es para todo aquel que se adentra en él, esté vivo o muerto. Así que la droga no le hace efecto, no por el suficiente tiempo.

Cierra los ojos unos instantes pensando en partir hacia otros lugares y, en pocos segundos, vuelve a abrirlos completamente sobrio. Ni rastro de todo lo que le ha entrado desde los pulmones hacia las venas. La escena no podía ser más desagradable, dos demonios gemelos se enzarzan en una pelea por el recuerdo de una dama, su madre. Una persona por la que jamás sintió interés y que ahora despierta su curiosidad.

6 de mayo de 2009

ME LO HA DICHO UNA VECINA.

Soy una persona afable, por lo menos eso intento hasta que me tocan las narices, el caso viene determinado por quién te diga que o cómo te lo digan. Pero si hay algo que no puedo superar en este mundo son los cotilleos. Eso no va conmigo. Tengo demasiadas cosas en qué entretenerme, pero esto ha llegado a un punto en que no puedo más.

Todo esto viene porque una vecina (como no, siempre es una vecina), me comentó el otro día que tuviera cuidado de lo que se está diciendo (todo esto bajando la voz y mirando a ambos lados por si la pillaban. Tenía que poner misterio a la cosa,) que desde que estoy en el bloque allí no se para y que (cosa rara porque ella no se mete en nada. ¡Ja!) , menuda vida que llevamos mi marido y yo (a la gente no le importa si me he rejuntado o si me he casado, bastantes preocupaciones se toman ya por cómo vivo.) Eso lo había escuchado decir entre los diferentes inquilinos del bloque, ¡pero ella no había dicho nada! (Que constara en acta.)

Bien, el incidente no tubo más, lo cierto es que me lo tomé a guasa, sobre todo porque nadie puede decirme cuántas fiestas hago en mi casa, a quién invito y, mucho menos, juzgar lo que hago o dejo de hacer en esta vida o cómo llevo mis asuntos.

Todo hubiera quedado ahí, pero tengo el don de que todos vienen a buscarme la boca. Eso me resulta divertido, ya que el destino me brinda la oportunidad de desahogarme y decir lo que pienso (no es bueno callarse las cosas, y yo, personalmente, soy de las que exploto.) Bueno, ¡vamos al lío! salía yo de mi casa cuando me encuentro al vecino de enfrente.

- ¡Qué! – me dice para llamar la atención. – El sábado de fiesta ¿no? – me dice en un tono acusador como hace un padre con su hijo.

- El viernes hay otra – le contesto ante su mirada estupefacta. – la próxima vez monto un tablao flamenco –digo en voz alta mientras me alejo hacia la escalera que baja a la calle.

El señor, por decirlo de alguna manera, esperaba una disculpa, pero no la obtuvo. El motivo, es mi casa y hago en ella lo que me da la gana, no monto escándalos, evito poner la música alta y, puede que se me descontrolara un poco la fiesta del sábado. Aunque siendo el de enfrente, poco escuchó.


Aún así, eso se quedó en una anécdota, simplemente. Pero hace poco fue el nova más. Entrando por el portal un par de vecinas, entre ellas la presidenta del bloque (persona que escribe los carteles para anunciar las reuniones de la comunidad de la siguiente forma: Esta tarde hay una reunión HIMPORTANTE, en el portal a las 8:00.” Sólo me faltó sacarle una foto con el móvil al trozo de papel,) estaban hablando. Justo al ver mi persona se quedaron mudas, el ambiente se podía cortar con un cuchillo y yo, oliéndome de lo que estaban cotilleando (de mí, por supuesto. Sino a qué viene el mirarse la una a la otra, ponerse un poco rojas y esperar a que pasara para continuar esputando. ¡Que es que no tienen vergüenza!)

- Hola – dije sonriendo. – Buenas tardes – eran más de las doce de la mañana.

- Hola – dijeron las dos a la vez.

- Tú eres la vecina nueva ¿verdad? – me dice la presidenta.

- Si – les contesto haciéndome la tonta. – Sabéis ¿quién es la presidenta del bloque? – como sino lo supiera. – Era para decirle que importante se escribe sin ache.

Y me fui sin decir nada más. Por supuesto, desde mi punto de vista, es de mayor interés corregir las faltas de ortografía o, en su déficit, por lo menos que me repasen los escritos a mano, antes de ser motivo de mofa por no tener un mínimo de cultura, a que se dediquen a comentar sobre lo que hace una vecina o deja de hacer, a cuánta gente mete en su casa, quiénes son, cómo son y demás. A parte de inventar (¡claro está! Que de eso nadie está exento), mitos y leyendas con el fin de hacer más ricos los cuentos populares de los barrios.


Yo utilizo mejor la imaginación. ¿Os imagináis cuántos libros de terror y leyendas urbanas podrían escribirse con todo eso? ¡Qué pena de tiempo! Lo malo es que no se puede recuperar y que sus vidas seguirán siendo igual de insulsas que siempre. No me digáis que eso es entretenimiento, y menos aún que una persona así tiene tiempo para leer o culturizarse. Desperdician muchos minutos con los oídos puestos en los comentarios de otros y en las puertas, por supuesto tienen las mirillas desgastadas, a parte de lo arrugadas que tienen las cortinas, para ver qué se cuece. ¡Cómo si te importara! Lo cierto es que creo que a mí me importa menos el que tu sepas qué hago, que el que yo te pille a ti haciendo algo de eso.


Entre tanto, yo tengo algo, una historia que contaros, una batalla ganada, una tranquilidad enorme. Ahora saben que la nueva muerde y que me afilo las uñas todas las semanas. Por desgracia no han tardado mucho en descubrirlo. Mi fama de borde sigue intacta (¡qué le vamos a hacer!) pero si ese es el precio a pagar porque no te cuenten nada, lo prefiero. Yo no tengo nada que esconder.


Después de todo, tengo que darles las gracias. No tenía nada que contaros hoy y ellas me han dado el argumento, los personajes y la historia, yo sólo soy una mera cuenta cuentos sobre los hervideros de un mundo que, cierto es que giraría más rápido si cada uno se metiera en sus asuntos.

4 de mayo de 2009

¿FUE PREMEDITADO O PORQUE SE SENTÓ?

Esto es una historia más vieja que la propia civilización.

Pero es que no es para menos, el primer hallazgo, como tal, se conoce desde el año 27000 A.C. en Alemania. Tenía 20 cm de largo por tres de ancho (lo que los científicos consideraban un “tamaño normal, sería para no quedar en evidencia. Teniendo en cuenta que la media depende de la raza y cuanto más frío sea el país, menos centímetros se encuentran. Esta no supera los 15,5 cm de largo.) En cuanto al ancho, lo hay para todos los gustos y variedades.

Entre otras cosas, un dato importante a remarcar es que son 14 pedazos que, tuvieron que unir para descubrir lo que era en realidad (que cada uno piense lo que quiera.) Este, en concreto, estaba hecho de piedra. Los materiales con los que se ha realizado han variado mucho a lo largo de los siglos: boñiga de camello recubierto de resina, resina pura, madera pulida, mármol y, como mejor innovación, de látex, con más movilidad y mejor textura, fabricado en la época victoriana. Aunque los más sobresalientes son los naturales, pudiendo ser reutilizados o no (si decide reutilizarlos, por favor lávelo primero y consúmalo usted mismo, preferentemente claro. Hay a quien eso le da morbo) y a los cuales se les dio esta misma función. Plátanos, pepinos, zanahorias, berenjenas, pimientos, etc, etc, etc.

Como podéis comprobar, nada ha sido inventado ahora, fruto de mentes deseosas de tener una satisfacción sexual, hombres y mujeres inventaban varios sustitutos, con el fin de tener algo de placer en sus vidas. Fue antes de que se inventaran las religiones, el pecado y la moralidad. Es algo intrínseco a nosotros, la inventiva. Y es fue lo nos llevó a crear símiles.

Objeto imprescindible en ciertos rituales considerados paganos (ahí entra todo), siempre ha sido representado de forma erecta, como símbolo de vida y de fertilidad, adorado en diversas etapas de nuestra historia y cubierto como vergüenza desde que existen ciertas religiones. Muchas piedras talladas, demuestran el gran placer que le daban a mostrar el cuerpo desnudo, en ellos se tallaban hombres con falos descomunales, orgías y demás rituales sexuales, que no amorosos, a la vista de todo el mundo. Aquellas losas decorativas, formaban parte de la cultura, no tenían nada que esconder.

¿Qué pasó? Que le hicimos caso a unos pocos que quisieron controlarnos y, por desgracia, lo consiguieron, durante un tiempo, pero así sucedió. Algunos rastros de luz se vieron durante la histeria, cuando a raíz de una rara enfermedad los vibradores fueron inventados como un remedio clínico. El consolador, estaba prohibido, ya que al haber penetración, no podía existir el placer por el placer, ¡eso era pecado! (Para ella, él siempre tenía que llegar al orgasmo, cosa que una chica no.)

Muchas cosas se escapaban.

Si, realmente era pecado la penetración por el placer, miles de mujeres iban a los médicos hastiadas de que su marido no le proporcionara ningún orgasmo. ¿Cómo sabían qué era tal si llegaban vírgenes al matrimonio? (eso decían por lo menos) Una de dos, o no llegaban prístinas a tal evento, y habían disfrutado de un buen revolcón, con otro, por supuesto. O habían probado eso que llamamos antes, consolador natural. Mediante caricias, un poco de masaje y algo de imaginación y algo de aceite, podían conseguir aquello que anhelaban, la satisfacción. Pero llegó un psicoanalista, de fama por cierto, el padre de tal rama. Decía que si una mujer no era capaz de tener un orgasmo vaginal no podía considerarse como tal (y eso que se suponía que era un hombre sabio. Seguro que si le hubieran metido algo por el culo y tiene una erección la busca una base psicológica.) El supuesto paroxismo histérico al que se refería este “señor”, era el buscado punto G, aquel se que supuestamente todas tenemos y qué sólo unas pocas somos capaces de estimular.

Pues bien, un brillante médico lo radiografió (lo leí en la revista Quo el año pasado) con su investigación, realizada sobre varias mujeres, descubrió que sí, verdaderamente existía ese puntito, que tenía cavidades nerviosas conectadas directamente con la parte interna del clítoris (tema a tratar, ya que más de uno lo ubica en la nariz.) Pero, en contra punto, hizo otro encuentro. No todas tienen ese engrosamiento y, por tanto, la totalidad de mujeres no poseen tal punto G.

Como todo en este mundo ha evolucionado.

Por supuesto no le faltan adelantos, los hay imaginativos, los más parecidos a la realidad posible, con o sin escrotos, al igual que estos últimos, pude que tengan pelo, de fibra o natural, o simplemente rasurado. Las nuevas tecnologías han ayudado mucho en los materiales, las texturas, las formas y los colores (lo del tamaño siempre ha sido exagerado.) De varios grosores y curvaturas, hacen los placeres de ambos sexos.

Al mismo tiempo, los hay dobles, incorporados a cinturones o arneses, con vibrador, de dos puntas, elásticos, rígidos, los que son muy muy finos y los que exageran en diámetro. Todo eso unido a un fantástico lubricante (tema que trataremos más adelante), algún que otro masaje por la zona de los alrededores (el sexo no solo es meter, sino jugar y acariciar), puede hacer los deleites de miles de personas a la hora de trabajar en sus relaciones íntimas, poner un punto picante a la relación, probar una penetración no esperada hasta el momentos, llegar hasta el fondo, estimular zonas ocultas, jugar en pareja o individualmente.

Como quieras, el caso es que te guste y os guste. El placer es tuyo, sólo tienes que saber manejarlo, juntar todo lo que te gusta y descubrir aquellas que no estaban todavía visibles o pensadas por ti misma o mismo.

A delante, es fácil de conseguir, los mayores surtidos se encuentran en tiendas y catálogos, para los más conformistas, algunas revistas sobre el tema, lo regalan con sus diversos números, entre otros juguetes, por supuesto. Ya no tienes excusa, el único que se lo prohíbe, eres tú mismo. ¿Estarás dispuesta o dispuesto a sucumbir a unos placeres prohibidos? ¿Añadirías un anexo a tu intimidad o lo dejarás olvidado para otro día? Eso sólo lo puedes decir tú.