ELABORAR UNA IDENTIDAD ES UN PRIVILEGIO QUE SÓLO EJERCEN AQUELLOS QUE TIENEN LA POSIBILIDAD DE ELEGIR Y QUE LUEGO MANTIENEN EL ESFUERZO DE PENSAR.




26 de junio de 2008

ALGUNOS CUANTOS MAS.

Me estoy haciendo vieja, es cierto. El paso del tiempo por mi es inevitable, dentro de poco cumpliré un año más, pero lo cierto es que, al contrario que otros años, este no me preocupa tanto ni me está costando una enfermedad. Pues no cumplo años simplemente ese día determinado de un mes determinado, lo he ido acumulando durante los 365 días anteriores. Por ello una fecha en la que se recuerda el día que vi la luz de unos focos de quirófano por primera vez y, por fin, mi madre pudo verme la cara, no puede significar tanto para mí como todo lo vivido durante este tiempo.

Me he hecho más mayor, por supuesto. He crecido en sabiduría, madurez, conocimientos, vivencias y me he formado aún más como persona afianzando mi carácter, personalidad y forma de ser ante la vida, quizás se ha vuelto más relajada, la verdad no lo sé.

Durante este tiempo no me había preocupado tanto por la fecha de mi cumpleaños hasta que la he visto encima, a penas unos días me separan legalmente de una hora legal en la que nací y, en consecuencia, pasé a formar parte de una sociedad de consumo en la que un día yo también sería una especie de zombie productor. Por desgracia no podemos obviar esa parte y, por mucho que no te guste, llega ese momento; a pesar de mi resistencia al respecto, pero no puedo hacer otra cosa que tragar, aunque jamás conformarme.

A lo largo de mi vida, por lo menos desde que soy consciente, he ido asumiendo ciertos cambios que han acontecido a mi alrededor. De algunos he sacado partido, de la gran mayoría no, pero he aprendido algo de todos. Mi forma de ver la vida ha cambiado en ciertos aspectos, todavía me resisto a crecer y mi Peter pan sigue volando a mi alrededor para llevarme al país de nunca jamás siempre que tiene ocasión. Sigo creyendo en la magia como el primer día en que descubrí que las hadas existían, veo el amor como algo distinto a como lo pintan los cuentos, me he dado cuenta que es aún más bonito, noto como mi cuerpo ha mutado con el paso de los días, y me gusta ver como he pasado de niña a mujer en pocos años, y por desgracia, cada vez que se acerca esta inestimable fecha, mis padres recuerdan aquellos días en los que me cogían en brazos para dormirme, lo graciosa que era o las monerías que me hacían cuando a penas contaba con unos días de existencia.

Eso si que me da pena, el no ver un mundo de gigantes donde no entiendo a los mayores. Papá ya no puede cogerme en brazos para dormirme y una gran hada nocturna no me lleva a la cama por las noches, desde el dormitorio de mis padres, mis peluches se han desvanecido entre los recuerdos del tiempo y los ansiados deseos de hacerme mayor han cedido ante su antónimo, ya no quiero ser adulto.

Pero todo tiene sus cosas buenas, sobre todo desde hace cuatro años y, en especial este último, mi carrera hacia mi cumpleaños. Si ya sé que hoy es todavía mi no – cumpleaños, pero no por ello hay que dejar de celebrarlo; es la hora de mirar hacia a atrás y ver todo lo que ha pasado, de lo que he aprendido más, lo que no estoy dispuesta a volver hacer, lo que deseo conservar toda la vida (aunque sólo permanezca un año más) lo que he podido cambiar y si ha sido para bien o para mal, lo que quiero transformar este año y de lo que me voy a deshacer del baúl de los recuerdos.

Por ello y por muchas cosas más no quiero hacerme vieja, pero sí mayor. Deseo pasar la vida junto a él, vivir un poco más intensamente, hacer ahora lo que jamás me atrevería a realizar más adelante, pensarme menos las cosas, evitar arrepentirme, recuperar viejas amistades que el tiempo separó años a y que ahora necesitas volver a ver, celebrar todo lo bueno y malo que pueda surgirte día a día, acostarme agotada cada noche, disfrutar de cada beso que le doy a mi amado, no intentar recuperar un tiempo perdido, pues ese ya no me pertenece, valorar las cosas pequeñas, ya que las grandes son más fáciles de percibir y se van más rápidamente, recordar a los que ya no estarán porque es la única forma de mantener su memoria, olvidar todo aquello que una vez te hizo daño, no merece la pena mantener heridas abiertas y seguir siendo joven, que una fecha en un carnet de identidad no va a arruinar tu vida.

Ahora voy a escribir una nueva página de mi biografía inédita, hacer borrón y cuenta nueva, preparar aquel vestido que dicen que ya no para mi edad, vivir la noche como nunca y beber hasta el amanecer con la persona que he elegido para toda mi vida. Todo esto cambia muy pronto, en a penas unos meses tienes que volver a realizar otra lista de cosas pendientes porque las otras las hiciste o se han quedado obsoletas, por ello correré mucho para unas cosas y me tomaré tranquilidad para otras, ya descansaré cuando me muera; joven o vieja, me da igual, sólo quiero disfrutar.

Ahora es cuando estoy segura de algo muy importante, para atrás no volvía ni para coger impulso. Y si es así, ¿por qué no voy a querer cumplir años? Es una contradicción típica de la especie humana y, en especial, del sexo femenino. La eterna juventud no está en tu piel, a pesar que le ponemos miles de potingues para que permanezca joven más tiempo (mira como el anuncio) , está en tu mente, tu vida, lo que has hecho y harás de ellas, del tiempo que no te quedes parada, de las aventuras que decidas vivir, de lo que la disfrutes y sacrifiques,….



Por ello y sólo por ello feliz cumpleaños Rabinilla.

23 de junio de 2008

Selene. Capítulo XVIII.

CAPÍTULO XVIII: YA HAY UN VOLUNTARIO.
Los dos individuos tomaron asiento en los altos bancos de madera remachados de metal. Ambos giraron la cabeza a la vez buscando la mirada inquieta de la chica, pero dos ojos se volvieron hacia el esperado acompañante.

Selene estaba inquieta, sus músculos se habían tensado como las cuerdas de una raqueta antes de un gran partido. Intentaba disimular su malestar delatado por una mano temblorosa que no paraba de agitarse, a pesar de tener sujeto un vaso diminuto. Su cara estaba completamente pálida, los colores que resaltaban su nuevo estado de ánimo se habían internado en sus mejillas hasta taparse con una sábana blanca, sólo destacaban sus labios carmín y unos ojos negros egipcios coloreados con dos pupilas verdes como dos esmeraldas recién pulidas.

- Queremos hablar con Selene. – Le dice a Luis el subordinado de Roberto. - ¿Te importa? – Le invita con la mano a irse.

- A delante. – Da un buche a su cerveza. – Nadie os lo impide.

- Me parece que no lo has cogido bien. – Añade Roberto a la conversación. – Queremos hablar a solas. – Mira al pretendiente con cara de pocos amigos.

- Selene. – Ella dirige su atención hacia Luis. - ¿Quieres que me vaya? – La chica niega con la cabeza. – Creo que lo que me pedís no va a poder ser.

Roberto se levanta como alma que lleva el diablo y le coge por el hombro de la camisa, hace fuerza, mucha, la suficiente como para hacer que Luis se levante de su asiento. Este se resiste pero es imposible, sus pies tocan el suelo de un solo movimiento.

- Vete si sabes lo que te conviene. – Le amenaza su agresor.

Fepico ha visto toda la escena de lejos y decide ir a buscar a Luis, quiere quitarlo de ahí por todos los medios, por lo que lo llama con la mano enseñándole una cerveza como señuelo. En ese momento Luci se agita dentro de su cubierta, está deseosa por salir, su gran olfato ha detectado problemas y quiere solucionarlos como buena samaritana que es, por suerte su dueño sabe como calmarla, la acaricia suavemente, la destapa y vuelve a taparla.

- Ven hijo. – Le da una rubia a Luis y tomar un sorbo de una copa. – No te preocupes, la chica sabe defenderse muy bien sola. – Saca un cigarrillo liado y lo enciende. – De todas formas no les pierdas ojo, puede que necesite ayuda. – Saca un vaso nuevo de una caja y lo coloca sobre la mesa. - La artillería pesada está ya preparada, pero hemos de esperar un poco más, todavía están muy frescos.

Sergio, Roberto y Selene comienzan una discusión en la que solo los hombres participan, ella no quiere hablar, está harta de repetirles siempre lo mismo. Sus labios corren bastante y va como poco a poco las palabras se articulan cada vez peor por parte del amigo de su perseguidor. Este se toca la cabeza en un momento determinado de la conversación, mira el reloj, el cigarrillo al que acaba de darle una calada, el resto del bar,… todo parece extraño, confuso, ha entrado en otra dimensión donde las caras se deforman y los sonidos llegan a medias. Por lo que decide salir a la calle dejando a su amigo sólo frente a su obsesión.

- No sabía que te hacía falta un loro para que repita todo lo que me dices. – Le dice Selene a Roberto cuando Sergio abandona la conversación. – ¿Tan cobarde eres que no eres capaz de enfrentarte a mi tu solo?

- La marca que me dejaste la última vez que hablé contigo creo que dice suficiente. – Dice Roberto tocándose los pantalones en el sitio donde está la marca. – No quiero verte con ningún hombre que no sea yo.

- Si tan falto estás de mujeres, el polígono de las putas está a las afueras de la ciudad. – Da una calada a un cigarrillo. – Justo a quince minutos de aquí, está saliendo por la autovía y tomando la segunda salida a la derecha y después, todo resto; no tiene pérdida. – Dice a la vez que toma un sorbo de tequila.

- Te estoy hablando muy enserio. – Da un golpe con el puño sobre la mesa. – Sino..

- Sino ¿qué? – Apaga el pitillo en el cenicero.

Roberto la toma de la cara fuertemente con su mano izquierda, apoya su otro brazo sobre la barra e intenta acercar la cara de la chica a la suya mientras cruzan miradas sádicas. Ella se ríe siniestramente y él tiene los ojos salidos de las órbitas. Luis, que está viendo toda la escena, se levanta e intenta salir corriendo al auxilio de su novia.

- Quieto, ¿dónde vas? – Le agarra un brazo avejentado tras la barra. – Tranquilo, a lo sumo ella se llevará un susto, pero tu una costilla rota. – Le pone otra cerveza en la mano.

- Ella es…. – Señala a Selene.

- Si es tu novia. – Fepico se sirve un chupito. – Pero no tiene nada de indefensa y no va a dejar a Roberto que se salga con la suya.

Cuando está a pocos milímetros de la chica, puede notar el calor de esos labios rojos, el sabor de su piel. Momento en el que Selene le da una bofetada en la cara dejando marcada su cara con un anillo que había colocado al revés; el golpe ha sido fuerte, la pequeña herida abierta deja un rio carmesí sobre el rostro de Roberto. Entonces su cabeza comienza a dar mil vueltas, sus ojos se tornan blancos por un momento y sus brazos cogen el cuello de la camisa de la chica sacándola al otro lado de la barra y tirándola al suelo.

- ¡Coño! ¡No ha funcionado! – Dice Fepico sacando a Luci de de la cama a altas horas de la madrugada.

Luis ya no puede contenerse más, ella ni siquiera ha chillado, pero no esta dispuesto a continuar como un simple espectador que vislumbra a lo lejos cómo le hacen daño a la chica de la que se ha enamorado. Se levanta del asiento y se dirige directo hacia aquella mole de carne y huesos descontrolada; esta le ha visto y de un simple movimiento de su antebrazo lo manda al escenario del pub.

Los labios del pretendiente están rotos, sangran abundantemente y su espalda dolorida impide que pueda levantarse, su visión es borrosa y no sabe cuanto tiempo ha pasado desde que lo mandaron a ese lugar, minutos quizás. Lo cierto que cuando recobra la conciencia Fepico esta apuntando su recortada tras una mesa colocada a forma de barricada, y en el local solo quedan Selene y el alborotador.

- Chico estás bien. – Le dice el dueño del antro.

- Podría estar mejor. – Ambos miran a Selene.

Roberto intenta acercarse a ella, pero una fuerza invisible no le deja. Una terrible pantalla de viento impide que pueda adelantar camino. Al lado de la chica todo parece tranquilo, está en pie, erguida como una estatua; una figura blanca sale por la espalda su espalda moviendo su pelo y evitando que sus pies toquen el suelo. Su mirada está fija en aquél pendenciero que no se explica porqué no puede tocarla.

Fepico y Luis están viéndolo desde pocos metros, se miran, se rascan los ojos, vuelven a mirar a los dos contendientes; nada ha desaparecido, la escena es la misma.

- Fepico, ¿qué le has echado a las cervezas?

- A esta nada. – Le responde sin perder ojo de la escena. – No es de barril.

- Recuérdame que nunca pida cañas en este bar. – Dice levantándose como un lobo hambriento de sed de sangre.

Sigilosamente se acerca por detrás del compañero de su amada mientras piensa: “aguanta preciosa” “Como la toque lo mato”. Cuando se encontraba tan cerca del la trifulca que casi podía oler el cogote de uno de los contendientes, el herido estrella una silla en la espalda de Roberto que cae al suelo instantáneamente muy aturdido. Selene cae al suelo en ese momento agotada por el esfuerzo.

- Cariño, ¿te has hecho daño? – Le dice mientras la toma en sus brazos.

Fepico apunta con la recortada ala cabeza del perdedor.

- Esto lo vas a pagar tú de tu bolsillo cabrón. – Le dice al bruto cuando despierta de su aturdimiento. – Podéis iros, ya tengo un voluntario para recoger esto, la verdad que ahora está más bonito, pero adoro lo clásico. No me gustan los cambios. – Se rasca la cabeza con una mano mientras sujeta el arma con otra. - ¡Ah! Mete la mano en mi bolsillo. Es la paga de hoy y de mañana, porque las vacaciones son pagadas en esta empresa. – Selene coge su paga del chaleco de cuero. – Mañana nos lo tomamos de descanso. – Les guiña el ojo. – Y tú, llévatela para que descanse a un sitio bonito.

Cuando la pareja aparece por la puerta ven a Sergio tirado en el borde de la cristalera. Luis mira a Selene, la besa y coge al afligido bebedor por la solapa de la chaqueta mientas entra en el bar.

- Aquí te traigo otro voluntario. – Le dice a Fepico.

- Bien, déjalo en el suelo; será una fantástica fregona. – Roberto mira de reojo mientras recoge los cristales del suelo. – Siempre creí que esa ropa tan pija servía para algo más que para que te dieran ganas de partirle la cara al que las lleva puestas.

- Fepico. – Dice Luis mientras mira a la puerta donde está Selene. - ¿Qué tenía la bebida?

- Secreto de familia. Si te lo digo ya no quedaría nada que dejar en herencia a mis hijos.

20 de junio de 2008

ANTES MUERTA QUE SENCILLA.

El pasado vuelve a mezclarse con el futuro.

Ya desde la época primitiva esta forma de mutar los colores propios de la piel han existido. En sus inicios estaba formado por barro, algunos minerales y grasas de procedencia animal, llegó a ser tan dañino que nunca sabías si ibas a despertar el día siguiente debido a una composición de plomo y azufre, entre otros y ahora, dios sabe que le ponen.

Lo cierto es que los motivos por los que hombres y mujeres han usado el maquillaje son muy variados. Arma de camuflaje, intento por intimidar a su enemigo, medicina preventiva,… pero la base real por la que siempre nos lo hemos untado en la cara ha sido siempre la misma, el parecer más atractivos y bellos. Lo cierto que esta última parte tiene más que ver con la mujer que con los hombres, pero ellos también lo usaron y están volviendo a retomarlo tiempo después, aunque no os creáis que ha pasado tanto.

Por supuesto los grandes maestros del maquillaje fueron los egipcios, grandes forofos de la estética e innovadores en múltiples técnicas que hoy día, siguen usándose. Los cosméticos modernos no difieren muchos de los usados por los grandes faraones, ellos dedicaban mucho tiempo a su cuidado personal con masajes, cremas corporales y pinturas naturales.

Los años pomposos del mismo llegaron entre los siglos XI y XIII, tras unos larguísimos años de una ausencia total de gusto por la estética, la higiene y el cuidado personal, este vuelve a resurgir de sus cenizas coloreando las caras de las señoritas y señoritos. Unido a unas tremendas pelucas y unos perfúmenes con olores tan embriagadores que tiraban de espalda, este se vuelve la mejor arma mortal que nuestro mundo haya podido conocer. Los colores se conseguían con sustancias que emanaban efluvios mortíferos, incluso algunas de estas damas de “alta alcurnia” pedían a los artistas de aquellos años que las maquillaran con las pinturas al óleo que utilizaban para sus cuadros. Miles de muertos amanecieron en sus camas sin saber el motivo y miles de personas fenecieron debido a unos inexplicables ataques al corazón o a un fallo global de todo el sistema interno. Antes no se sabía la causa, ahora podemos corroborar que murieron debido a un envenamiento por inhalación de metales pesados. Y si para colmo, como era costumbre no se quitaban el maquillaje para ir a dormir, ni que pensar tiene cuando se levantaban cómo estaban las sábanas, por lo menos.

He quedado mónísima,

Las pinturas son las mismas que las que yo uso.

El inicio de éstas enfermedades producidas por intoxicación dio lugar a muchos mitos y leyendas de enamorados, al igual que a las maldiciones y supersticiones que reinaron en unos siglos tan oscuros.

Pero llegamos a nuestro siglo, un mundo donde todo ha cambiado. Por fortuna los componentes del maquillaje han mudado de aires considerablemente volviendo otra vez a sus inicios en la época romana, griega y egipcia. Nadie muere por un exceso de pintura y menos aún se rellena las arrugas con una espátula de albañil, ¡eso era antes! Aunque no hay que desmerecer a ciertas y ciertos esperpentos que pululan por la ciudad.

Ahora todo es distinto, algunas tribus urbanas lo utilizan como marca de identidad o pertenencia. Pero de ello podremos hablar más adelante en sucesivos post, en este me estoy refiriendo a la estética que todos conocemos y que por si nadie se ha dado cuenta se ha convertido en un arma de seducción, sus usos medicinales y de guerra han perdido toda su eficiencia en el mundo “civilizado”; a parte, claro está, el que se pinta los colores de una bandera para animar algo.


¿No crees que se te ha corrido un poco el rimel?



Ahora nos beneficia en nuestras relaciones.

Volvamos a lo nuestro, un buen maquillaje unido a unos tonos acorde con tu piel y personalidad pueden causar estragos al mundo masculino. Nosotras siempre pensando en lo mismo, pensareis; Pues no me lo demuestra, puede decir cualquier hombre que lea esto. Cariño, a mi no me hace falta decirte que tengo ganas de que me hagas el amor si no quiero, pero lo insinúo para mantenerte a mi lado y que no mires a ninguna pelandusca. Simplemente eso, porque ¡¡¡TODO TIENE QUE VER CON LO MISMO!!! Un instinto primitivo e irracional que nos obliga a buscar una pareja fértil que cuide de nosotras y de nuestra progenie, pero si le puedes sacar partido a ello, mejor que mejor. Vosotros también pensáis con vuestro amiguito el calvo más que con el cerebro y puedo demostrarlo científicamente.

El color de los párpados, el fomentar la intensidad de los labios para que parezcan más brillantes y gruesos, la textura lisa y colorida de la piel, la suavidad de la epidermis, el pelo sedoso, la preferencia por unas pestañas largas y marcadas, todo ello imita los cambios que sufre el cuerpo de una mujer cuando está realizando el coito con su amado. Vuestra piel se vuelve más suave en esos momentos y el aumento de la presión sanguínea vuelve vuestra piel más rosada, los labios carnosos, aumenta el destello de la mirada y las pestañas, realza la oscuridad de los párpados y aumenta la suavidad corporal. Esa es la base de la estética y el secreto de la eterna juventud, seguir siendo apetecibles para el sexo contrario, mientras estés en el mercado serás joven y guapa; la razón principal que mi factura en cosméticos sea tan alta todos los meses, aunque se que no estoy sola en esta guerra contra los primeros síntomas que demuestran que se me puede estar pasando el arroz.

Esta forma de arte es lo mejor que el hombre ha encontrado para potenciarse así mismo. Con ella puedes realzar tu mirada, disimular unos labios finos, cambiar el color de tu piel y pelo, eliminar el bello superficial, y el que no lo es tanto. Los años de evolución parece que jamás nos acompañas y que los egipcios seguirán siendo un gran pueblo muy adelantado a su época.
Dependiendo de cómo te sientas ese día, de tu personalidad y de múltiples factores más, tu maquillaje será más o menos agresivo, remarcado, llamativo, exacto, claro, inaudito, suspicaz, imaginativo, etc. Únelo con una ropa bonita, unos tacones de guja, una provocativa ropa interior y tendrás un arma de destrucción masiva, cuidado no le vayas a provocar un infarto a tu Romeo cuando descubra que Julieta ha decidido decirle todo de una vez y sin hablar, como hacemos siempre.

Machitos.

Este punto ya lo he tratado con anterioridad en el post: “la teta que una mano no cubre”, pero me gusta remarcarlo cada vez que tengo oportunidad y esta la pintan calva. Ciertas y ciertos individuos, de baja calaña y de mentes primitivas (realmente quería decir que el tamaño de su masa cerebral no llega el peso de una uva pasa) piensan que donde mejor está una mujer en la casa y con la pata coja, que lo mejor a lo que pueden dedicarse es a criar hijos, limpiar la casa, preparar la cena al bestia de su marido y si para colmo trabaja fuera de casa, joderse con lo que tiene. Dicho popular que odio: Ponte ahora guapa y preciosa que cuando te cases te pondrás gorda y asquerosa. Sólo tengo dos palabras a este tipo de pensamiento unidireccional, no tengo nada en contra de las gordas, pero si en cambiar mi forma de vestir, atuendo, maquillaje, zapatos y pensamientos porque me haya casado con un puto machista de mierda, o que mi novio lo sea y para colmo intente moldearme durante el noviazgo para convertirme en una maruja con rulos y bata de guatiné, de esas del mercadillo, ¡sí hombre!, las de 5 por 10€. ¡Eso no se lo cree nadie ni harto de vino!, por eso dejé a mi primer novio. Soy mujer si, pero no un florero; estas me las pongo en feria en el pelo junto con un bonito traje de gitana, ¡y me sientan de bien!
Esto con unos rulos de colores

¡Ideal para cuando venga mi amor!



Lo peor de todo ello es que las mujeres son peores que ellos y esta frase la he escuchado más de las féminas, pero que le vamos a hacer. Mi maquillaje no se cambia, evoluciona a lo largo del tiempo y me niego a que desaparezca porque a ti no te guste, así me conociste; apechuga con lo que hay y si no, como dice Shakira: Que se apiade tu madre y Dios de ti. Tampoco voy a dejar de ponérmelo por:

  • Estropea la cara (para eso uso cosmética 100% natural)
  • Con la cara lava y recién peina, niña de mis amores que guapa estás (gracias cariño, pero no me convence)

  • Degradan a la mujer (pues será a ti)

  • Eso sólo lo utilizan mujeres de vida alegre (no si alegre si soy, pero no puta. A ver si matizamos las diferencias)

  • Te hace parecer más vieja (¿Y tú por qué lo usas?, porque sella las arrugas como el plaste delas paredes, o ¿es que se te olvidó no ponértelo esta mañana?)
  • No me gusta que te miren cuando te arreglas (que miren, que miren, el que tenga huevos que me toque, a ver que pasa)
Sólo tengo una cosa que decir a todas estas patochadas, grábalas y escuchas después a ver si te suena tan tonto como a mí. Genio y figura en vida y sepultura.



- Era una gran persona, se fue con los tacones en una mano y su estuche de maquillaje en otro.

- Lo malo es que no le quedaba mucho rimel.




Ellos también.

Ahora que me he desahogado y me he quedado tan a gusto podemos continuar. Lo más curioso de todo ello es el uso por parte de ambos sexos, desde el imperio de las pirámides, los romanos, los griegos, la edad media, el romanticismo y hoy día, queráis creerlo o no, ellos también los usan.
No es que por ello un hombre deje de ser más o menos macho, pero un poco de cuidad y estética personal nunca le viene mal a nadie, otra cosa son los chulitos de gimnasio o ciertos individuos que se esfuerzan por no dejar claro qué son.

Existe una gama para hombres y cada vez es más grande, hace unos años era inimaginable que existiera. Quizás por la aplicación de la ley de vago y maleante, excusa perfecta para meter a miles de personas tras las rejas.

Lo cierto es que todo cambia queramos o no, la vida continúa y está en nuestras manos en mantener la base de lo que fuimos sin dejar que nada la mute, sino perderemos nuestra esencia y una de ellas está hecha de minerales para realzar nuestros rasgo y comunicar a otros que somos fértiles, guapas y que estamos dispuestas a comernos al mundo.

17 de junio de 2008

LA TETA QUE UNA MANO NO CUBRE....

Alargadas, redondas, como globos, en punta, caídas, levantadas, arrugadas, grandes, pequeñas, tersas… Hay más de mil formas de describir la morfología de unos pechos, y como tales los colores.

A pesar de sus múltiples variedades, tantas como mujeres puedan existir, la mayoría de mujeres están descontentas con su tamaño. Siempre las quieren más grandes o más pequeñas, un pezón más definido, más esbeltas, que estén levantadas, que sean, que sean, que sean,… el caso es no estar satisfecho con lo que se tiene. Pero al fin y al cabo, todas poseen la misma función: atraer al sexo masculino y alimentar a nuestros retoños. El resto son sólo complejos creados por la moda o por la envidia. Y de esto último es de lo que voy a tratar en éste post.

Como se refiere el título y nuestro refranero español: la teta que una mano no cubre, no es teta sino ubre. Entonces, ¿por qué te las pones de un tamaño excesivo y aumentas tus pezones al tamaño de rodajas de mortadela? Para ello no hay respuesta, todas aquellas que sueltan barbaridades como esta cierran sus bermellones y los aprietan para que el sonido no salga por ellos.


Otras ya no dicen nada, simplemente porque sus bolsillos vacíos y una deuda de unos cuantos miles de euros en el banco, delatan la existencia de unas prótesis seriadas implantadas en el lugar donde antes o había poco o nada. Eso para lo único que sirve es para aumentar el riesgo de padecer cáncer de mama y que luego el forense te identifique por el número de serie. ¿Te lo imaginas? Años después un blanco esqueleto descansa en un ataúd y en sus costillas descansan dos bolas de silicona líquida.

Por fín llegaron, mira que me costó encontrarlas.

Son una ganga, las compré por ebay



Mi pecho no lo cubre una mano, pero tampoco es una ubre. Son dos bonitos cántaros torneados que dan belleza y forma a mi anatomía femenina y que, por supuesto, no pagué, las traía de fábrica y no por encargo a un fabricante.

Cientos de veces he tenido que escuchar frases como:

- ¿Por qué no te pones ropa más ancha? Es para que no se te note tanto el pecho. – Comentario de mujeres machistas.

- Curva la espalda hacia a delante para que no se te note tanto el pecho. – Una pregunta, ¿la joroba dónde me la dejo?

- Tanto pecho te va a hacer daño a la espalda. – ¿Es que el operado es más sano?

- Eso tienes que pedirlo en una tienda de tallas especiales. - ¿Tú es que te pasas la planchas todo los días?

¡Lo que hay que aguantar! Yo ando muy erguida, me pongo ropa justa y por supuesto enseño todo el escote que puedo (sólo me abrocho tres botones de la camisa, hay testigos de ello) porque “lo que se tengan que comer los gusanos, que lo vean antes los cristianos” (volvemos a referenciar el refranero español.) Y ya no digamos las caras de las dependientas cuando voy a elegir un bikini; ellas, muy cortésmente me insinúan que me compre un bañador, ¿por qué?

No podemos negar que un pecho pequeño tiene sus ventajas, se mantienen elevados más tiempo, pueden salir a la calle sin el sujetador puesto, no tiene problemas a la hora de que la ropa les quepa por ciertas partes y pueden introducirlos en pequeños triángulos de los cortes nuevos. ¡Ojalá pudiera yo!, aunque tampoco es algo que me mate, si los modistos las prefieren planas, es cosa suya. Aunque también las prefieren de tubo y anoréxicas; las mujeres de verdad tienen curvas, las mires por donde las mires.

Volviendo al tema, soy tetona y de talla grande, convivo con Paca y Maca desde que me desarrollé, mi primer sostén era de la talla 95 y ahora tengo unas poquitas más. Pero ¿qué le vamos ha hacer?, no puedo evitar que me guste lucir escote y contonearme como ninguna, así soy yo. Tardé mucho en quererme como era y más cuando estás en plena pubertad, eres una de las niñas más desarrolladas de tu clase y tienes que aguantar los insultos de las y los cabezas huecas que te rodean.

No puedo ponerme ciertas espaldas muy grandes, que desaparecen donde la espalda pierde su nombre, o escotes que llegan hasta el ombligo. En cambio puedo lucir un corpiño completamente ceñido que realce mi pequeña cintura y eleve mi busto sin parecer tan plana como una mesa camilla.

Unas tanto y otras "tan poco"

El inconveniente principal de todo esto es que cuando te cruzas con un chico tiende a confundir tu protuberante delantera con tu cara, que esa gotita de comida siempre va al mismo sitio cuando te manchas, justo en el lugar donde se puede colocar un broche, que las camisetas largas te quedan por la cintura y que tienes que usar un para de tallas más de la ropa superior para que te entre el cuerpo. Pero son cosas subsanables.

Por lo menos a mi no me ha costado la pasta, aunque algo bueno tenía que tener tanto consumismo tetil y es que por fin puedo encontrar cierta ropa que me quepa.

El simple hecho de todo esto es aceptarse tal y como eres; ya tengas o no delantera, todo tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Por lo menos algunas si saben cuando un hombre las mira a la cara o cuanto se te cae algo, dirección bajo cuello sabes que rebotará, y si tienes suerte al ojo del otro, y no caerá al suelo.

Anda que no se disfruta nada teniendo un agarre extra, en ellos se puede sujetar un chupito de tequila dejando tus manos libres, bajando un poco la cabeza agarras el vaso con los labios y levantas la cabeza hasta que tus ojos miren al techo, sorprenderás a tu hombre. Garantizado cien por cien. Un consejo, practica en casa antes con el sostén que mejor te ajuste el canalillo antes de realizar esta hazaña delante de todo el mundo.

También puedes jugar a insinuar, porque por mucho que quieras no vas a disimularla. La típica frase de “esa camiseta te hace hasta menos pecho”, es una burda mentira que te dicen, como para que te contentes con una prenda que te queda muy bien. Por mucho que quieras están ahí y te seguirán donde vallas, es imposible negarlo, poseen su propia personalidad.

Lo de insinuar viene por jugar con los escotes aquellos que dicen que son imposibles de enseñar algo, ¡tú puedes! Si el canalillo te llega cerca de la garganta, es imposible no mostrar ni siquiera el inicio del “cañón de colorado”. ¿Sabéis lo potente que es la imaginación? Y si eso lo unes con unos pequeños movimiento curvos hacia a delante dejando ver un poco, pero sólo un milímetro más, mirando fijamente a tu presa y tapándote con la mano haciéndote la tonta segundos después de que él se haya dado cuenta, ¡eso puede mover montañas si te lo propones! ¡Guarra!, pensareis algunas, nada más lejos de la realidad, es pura seducción. Lo de guarra o puta se lo merece aquella que le planta las tetas en la cara dejando que el chico pueda hasta notar el último poro de la piel; ahí no cuela que te hagas la tonta, se te ha visto el plumero ¿a quién vas a engañar?, Así sólo se pondrá colorado como un tomate y seguramente te rehuirá toda la noche, de la otra forma sus ojos lucharán por ver algo más y conseguirás que no se aparte de ti en toda la noche, si es que de verdad le interesas.

- Uhy, lo siento.

- No pasa nada, he alargado la mano porque no quería que se suicidaran


Por eso y por mucho más, porque podemos ser lo que queramos tengamos o no atributos suficientes tenemos que aceptarnos a nosotras mismas, no vale el desear lo que no se tiene, de esa forma nunca serás feliz.

Un punto muy importante a tratar son aquellos hombres y mujeres, aunque es el sexo masculino principalmente. Que te hacen vestirte de una forma determinada porque a ellos nos les gusta que te vistas o salgas así a la calle, ¡HASTA AHÍ PODIAMOS LLEGAR! Aunque no os lo creáis es una forma de maltrato psicológico. Nadie puede coartar tu libertad y eso empieza por tu forma de expresión; nada expresa más lo segura que eres en la vida como la ropa que te atreves a usar cuando sales a la calle, que no le gusta que se aguante o que busque una monja. Y si para colmo le haces caso, estás perdida.

Nadie puede exigirte que no enseñes las piernas o que te abroches un botón más, por poner uno de los miles de ejemplos que se dan. Si a ti te gusta de esa forma así se queda, y si se cabrea tiene dos trabajos, el de disgustarse y el de volver a tener buen humor. O es que no vamos a poder disfrutar de nada en esta vida por culpa de los machistas o de qué dirán las puritanas porque mi forma de vestir no es lo suficientemente decente para ellas, si a ti te gusta ningún ser humano tiene derecho de hablar. Lo malo es que se creen con él sin antes haberse mirado ellos al espejo, pero para ello habrás de crearte un carácter de hule por el que todo te resbale.

Se tu, luce un bonito escote y aprovecha el verano, que los celos de tu compañero se pasarán con el tiempo y sino mándalo con su madre que otro mejor vendrá. Tus libertades no te las quita nadie ¿o es que él si tiene derecho a vestirse con esa ropa que tanto le gusta y a ti no aunque a ti no te agrade? Piénsalo y libérate que no hay nada más bonito que ser libre, enseñar lo que se quiera y vivir acorde contigo misma no con los demás. Así la envidia se pasa.

A ver que te parece mi respuesta

a cerca del comentario que has hecho sobre lo que llevo puesto hoy,

¡Cariño!

16 de junio de 2008

PRIMERO EL NEGOCIO Y DESPUÉS EL OCIO.





Lo siento de nuevo, pero llevo una vida muy ajetreada éstos últimos meses y por ese motivo no puedo escribir un nuevo capítulo de Selene, lo que si haré será publicar alguno que otro post cuando tenga unos minutos.

El trabajo es el trabajo.

Un beso muy grande a todos, nos vemos.

13 de junio de 2008

LAS NIÑAS YA NO QUIEREN SER PRINCESAS.

Una vez leí en un cuento de los comic de la saga de Sadman, uno de los siete eternos, que relataba la historia de una princesa que era la más bella porque se mirabas todas las noches en un espejo mágico, tenía un pelo brillante y sedoso debido a que todas las noches lo cepillaba 100 veces con un peine especial, pero su mayor virtud radicaba en que jamás había dicho una mala palabra o fue desagradable con nadie. Esto era porque un rubí en forma de lágrima y colocado en su lengua aumentaba de peso para que no dijera improperios. El cuento no acabó bien para ella, pero eso no importa.

A lo largo de nuestra vida a todas las mujeres se has ha educado para ser como esa princesa, sumisa, sin derecho a réplica y que fueran bellas como muñecas de porcelana. Diosas rebajadas a la humillación terrenal de los trabajos múltiples y forzados para toda su existencia.

Como en todos los cuentos, a nadie le importaba realmente lo que una señorita bien educada pudiera desear, tuvimos que chillar mucho para ello y muchas fueron negadas por las viejas almas conservadoras que no dudaron un instante en eliminarlas al instante. Volvieron a doblegarlas.

Por ese y otros muchos motivos decidí iniciar una guerra contra lo políticamente correcto, en silencio, ya que nadie tiene por qué manipular mi esencia. Así que forjé un carácter de hierro y acero mezclado con mucha astucia y hacerme especialista en el arte del teatro.

- Un carácter de hierro y acero forjado baja las llamas de la libertad y el poder de la expresión de un ser individual que vive y sueña como los demás.

- Astucia para moverte en un mundo en el que la hipocresía y las banalidades son lo más común.

- Especialista en el arte del teatro con el motivo de poder pasar desapercibida cuando venga a cuento, mutar como un camaleón. A veces es mejor hacerse la tonta, que pasar por lista.

Y me volví poco a poco una mujer del siglo XXI. Visto tacones altos, medias de cristal, uñas de porcelana, ropa de encaje,… y cualquier otro adorno que pueda mejorar mi aspecto físico haciéndome sentir guapa, una mujer acorde con mis ideales. Puede que mi descripción os haya hecho creer que manipulo a la gente, soy débil y que me escondo bajo una apariencia superficial. Nada está más lejos de la realidad.

Puedo parecer banal, sólo hay que mirarme, tengo cuidado hasta el último pelo de mi anatomía, pero porque me apasiona la estética, nada más; ya que no hay nada más ridículo que llegar a creerte que la mayor desgracia que te ha podido acontecer es que tu media se haya roto o que tu uña se resquebraje dejando las extensiones de queratina que ¡tanto trabajo te ha constado llegar a tener! Esas cosas pueden subsanarse, por lo que no vale la pena enfadarse por una tontería que puede tener un simple arreglo. Aunque no hemos de negar que te mejoran sensiblemente.

Otro cosa que también veo como algo irrisorio es el hecho de parecer débil como una flor o buscar a un príncipe azul de cuento. Pues soy una flor si, pero con grandes espinas afiladas, un tallo muy fuerte pero flexible como el de un junco y unas raíces bien afianzadas en la tierra.

"Ya que un enérgico viento puede tirar un viejo roble pero el junco simplemente se dobla y lo deja pasar."

Mis pétalos son grandes coloridos y muy brillantes, los he conseguido fuerza de trabajo y esfuerzo, por ello cuando llueve no me estropeo ni me chamusco cuando el los rayos del sol me tocan con fuerza. Soy una pequeña rosa de campo curtida bajo el viento y el peligro de los insectos, no me han gustado nunca los invernaderos y, aunque he tenido mis ayuditas, he conseguido crecer en dirección al sol.

Y respecto al príncipe azul, ¿no recordáis que muchos fueron ranas? ¿a cuántas besarás antes de encontrarlo? A pocos ya que con la frase lo aguanto porque lo quiero, está a la orden den día en la punta de muchos labios que esputan palabras que ni siquiera sienten, sino que les enseñaron a conformarse con lo primero que pasara. Personas unidas sin nada en común, sólo porque una atracción física les unió una vez y decidieron seguir hacia a delante, ¿algunas de ellas ha sido feliz alguna vez? Y no me refiero a los contados momentos de simpatía o afinidad, es el ver que todos los defectos de tu pareja son virtudes para ti, que te desea con todas sus fuerzas y que en ningún remoto momento has dudado de él.
Los castillos de mármol son muy fríos y sus habitáculos poco acogedores, pasillos interminables te separan de tu querido enamorado, un patán que un día te sedujo con bonitas palabras y que ahora ni siquiera se preocupa por ti.
¿Cuántas veces te ha llevado a cenar a un restaurante bonito? ¿te he dicho te quiero con las palabras del corazón? O ¿te ha preguntado cómo estás interesándose por ti?

Una noche llena de lágrimas reprimidas, mientras me peinaba mirándome al espejo lo rompí en mil pedazos con aquel artefacto de madera. Sólo me quedaban unas pocas de pasadas para completar la centena cuando la tristeza se transformó en ira. Me vislumbré en uno de los pedazos de cristal pulido y abrí mi boca, en ella encontré una lágrima pequeña de color rojo, entonces la escupí. Ni siquiera la limpié cuando la guardé en una bolsita negra al fondo de un cajón, quizás algún día pueda volver a recordar en cual estaba.


Entonces alcé la voz con todas mis fuerzas, levanté mi cabeza y mi corazón comenzó a latir como si fuera la primera vez. Era diferente, como si una crisálida que hiberna durante todo un invierno y se rompe para que el sol de la primavera sonroje sus mejillas y dore su piel. Noté como mis alas habían crecido y volé muy alto para que las garras de los insectos no me las arrancaran, condenándome a quedarme en tierra, igual que les pasó a ellos.


Ahora puedo parecer mala, agresiva, con mal carácter, atrevida, descarada,... y miles de adjetivos más que lo cierto es que me resbalan. Mi boca habla y mi pelo brilla por sí mismo; en cuanto a la belleza, me gusta más cultivar la interna.


Asi soy yo, una mujer y punto.

11 de junio de 2008

Selene. Capítulo XVII.

CAPÍTULO XVII: LUCI QUIERE DESPERTAR.

Aquella noche las luces resplandecían de una forma muy especial, la barra parecía más ancha e imponente que otras veces y casi no le molestaban los ruidos nocturnos que contaminaban el ambiente del pub. Selene se encontraba relajada, tranquila, cada músculo de su cuerpo descansaba sobre nubes de algodón rodeados de un ambiente cálido y olores dulces. Sus labios mostraban sus dientes blancos como perlas cultivadas y su piel mostraba otra lucidez.

- ¿Selene? – Dice una voz a su espalda. - ¿Qué te pasa?

- ¿Qué?... Ah, no nada. – Continúa tarareando una canción mientras seca algunos vasos.

A Fepico poco le dura la preocupación por su empleada, se lo imagina y muy de cerca. Sabe perfectamente que su pretendiente ha conseguido tocar su corazón, no es la primera vez que ha visto a mujeres mal humoradas cambiar su fuero interno de una forma tan radical, y a ella le ha pasado lo mismo. Pero algo le dice que no está tan atontada como le pasa a todos los amantes en sus inicios, de primera hora parece distraída aunque siente que sólo es algo pasajero.

Las moscas de las lámparas anti – insectos comienzan a revolucionarse, de pronto huyen desde todos los puntos del local hacia una muerte segura. El viento en el exterior se mueve violentamente y el ambiente se envejece volviendose cada vez más y más pesado. Los olores han vuelto a mutar, son más pútridos y los reflujos de la cerveza se vuelven más latentes en la atmósfera. Un escalofrío recorre la espalda de la chica, ha aparecido de repente en forma de sudor, esa furtiva gota ha recorrido desde su cogote hasta la punta de su rabadilla. Era fría, espesa y muy rápida. Esto provoca que los tarareos dejen de volar desde sus labios hasta el interior de sus oídos y que pronto su perlada boca, adornada por un bermellón rojo pasión, se vuelva una carnosa fila carmesí.

Como hipnotizada levanta sus verdes ojos hacia la puerta de entrada, la cinta aislante se ha despegado de su boquete habitual y desde allí ve como dos figuras muy familiares se acercan; sus pasos son firmes decididos y no hablan entre sí. Son Roberto y Sergio quienes se adentran por la calle hacia el bar como dos clientes más con ganas de que alguien les parta sus huesos y deje alguna que otra marca violeta en sus caras.

La puerta se abre violentamente, no sin que la camarera advierta que tras ellos se acerca Luis, su furtivo ladrón al que hace unos días le dio la flor de sus entrañas. Entonces le entra un miedo atroz. Sus dedos, en un impulso inconsciente, se abren dejando que el tubo de vidrio pulido se haga añicos contra el suelo dejando una visible marca de su accidente, una última parada antes de viajar al cubo de la basura. Fepico también se percatado de la escena que acontecerá en pocos instantes, algo no anda bien y mucho menos que esos dos traen sólo ganas de bailar, no parecen apacibles bailarinas a las que les apetezca dar giros con el tutu; más bien son como dos moles. Entonces levanta dos tablones del suelo y saca una funda de tela alargada que desata por la punta y la coloca cuidadosamente debajo del mostrador cerca de él.

- Vete dentro, trae dos botellas de whisky del almacén. – Dice Fepico con una mano puesta en el hombro de su empleada. Le sonríe. – De ese especial. – Termina de quitar la funda y deja aparecer lo que guarda debajo de ella. – Esta noche Luci tiene ganas de juerga y hay que celebrarlo por todo lo alto.

- Te vas a meter en un lio. – Le dice Selene. – Vienen a por mí, yo se defenderme sola.

- No te preocupes, es sólo uno más de tantos. Si tengo suerte no tendré que despertarla. – Dice volviendo a taparla. – Tú haz lo que te he dicho y dile a tu novio que se cuide las espaldas. – Coge un cigarrillo del cenicero y le da la última calada antes de apagarlo contra el suelo. – Esto va contra vosotros dos. Pero como es en mi bar también van contra mí, así que la pelea es de los tres. – Fepico coge un vaso y lo rellena. - Cuando salgas con las botellas atiende como siempre, no les des motivos para empezar, sólo les hace falta que alguien de la primera nota para que empiecen a afinar los violines. Entonces ya no habrá nadie que pare el concierto.

Selene se introduce en el almacén, mientras Fepico hace señas a Luis de que se siente en su rinconcito de siempre, pronto llegará su chica a tomarse los chupitos. Mientras, Roberto y Sergio se sientan cerca de él, buscan a Selene con la mirada y se ponen muy nerviosos cuando no la ven a aparecer por ningún lado.

- ¿Estás seguro que sigue trabajando aquí? – Dice Sergio.

- Seguro, ahí está el mentecato que pretende robármela, seguro que no está esperando a su madre.

Los ojos de Roberto se fijan en la figura de Luis como una mira de francotirador. Este, al darse cuenta que le está mirando, reconoce enseguida quién es, no se ha fijado nunca en él pero por los relatos de Selene se imagina quién es perfectamente él y su amigo fiel e inseparable. En un gesto de burla y caballerosidad lo saluda y continúa tomándose una cerveza, cortesía de Fepico. Al contrario que el resto de implicados permanece muy tranquilo, debe ser porque nadie le ha comentado que vienen buscando juerga y de las duras, pero sólo con ver los ojos semi - inyectados en sangre de los dos camorristas cuando ha entrado, se imagina que va a ser una velada corta pero intensa. Aún así ni siquiera su mano tiembla, toma la cerveza directamente de la botella y pide a Fepico que le deja un par de chupitos rellenos y una botella nueva de tequila.
Selene mientras continúa en el almacén, tras la cortina deshilachada y vieja que la separa del exterior, ve sólo a los dos incautos. Coge las botellas de bebida especial que le ha encargado su jefe. Cuando las toca algo para su cuerpo, un viento alcantarillado la envuelve y hace que su melena se libere, algo se despierta en su interior. Una gran sombra se coloca en el mismo sitio y posición que ella fusionándose con su cuerpo, abre de nuevo los ojos para dejar de sentir la botella, y un ente diabólico hace a parición cambiando la expresión de su cara. Vuelve a sonreír y sus ojos deslumbran un pequeño brillo fulgurante, pero algo ha mutado dentro.

Respira hondo por la nariz y lo exhala por la boca, vuelve a incorporarse desde la posición de cuclillas, se atusa el pelo y se va la barra. Allí cruza una sonrisa con aquel truan que le robó el corazón meses atrás, ni siquiera mira a los dos chicos, está demasiado ocupada para prestar atención a problemas tan irrisorios, Luis se merece todos sus menesteres.

Mientras, Fepico mira la escena desde lejos. Ha podido comprobar que los amigos la siguen muy atentamente y que muy poco les importa llamar la atención. Selene continúa su camino hacia el rincón para tomar su bebida favorita junto a su hombre favorito.

- ¿Les sirvo algo caballeros? – Dice Fepico a los recién llegados. – A esto invita la casa. – Le coloca dos vasos llenos de la bebida que le ha pedido a Selene minutos antes.

- Gracias. – Dicen los dos a la vez.

Ambos toman sus copas y se levantan al unísono, sus miradas aterrarían a cualquiera que se atreviera a cruzarlas, sus cuerpos se mueven de forma pesada, sus brazos se contonean y sus pies arrastran por el suelo. Una nube gris inunda sus mentes, van directos hacia Selene y Luis, que están muy acaramelados al fondo del local el uno en frente del otro. La luz amarilla que los ilumina comienza a parpadear y un ruido seco interrumpe la serenata de dulces palabras que se dedican el uno al otro.

Selene vuelve la cabeza hacia el interior del pub, mira a la derecha de la barra, pero ya es demasiado tarde. Están allí, justo a pocos centímetros de ambos, el aire se vuelve completamente espeso, tanto que un leve grito podría quedar ahogado entre la espesura de su densidad, un aire blanquecino sale de la nariz de uno de los agresores, los miran muy fijamente.

- Hola, ¿qué tal? – Dice Luis. - ¿Queréis algo?, ¡Tomad asiento!

9 de junio de 2008

¡¡¡¡ES COSA DE HOMBRES!!!!

No estaba hecho para el sexo masculino.
Como muchas prendas íntimas, las medias y otras varias, a parte de los mismísimos tacones, datan de mucho antes del nacimiento de Cristo. Ya en la época romana se utilizaban las medias para uso exclusivo de los soldados, evitando así el roce con las armaduras. Prenda que acabó en decadencia tras su nueva reinvención que provocó que llegara unos centímetros por encima de la rodilla.

Incitante a la lujuria, fue prohibida por la Iglesia, la misma que provocó su renacimiento siglos después, pero ya era demasiado tarde para condenarla al infierno perpetuo del olvido, los pomposos señoritos de la época la utilizaban para vestir sus atuendos como un pantalón exterior.

Estaban hechas de seda y se ajustaban a la pierna con ligueros y lazos, al contrario que sus madres, cuya naturaleza procedía de la lana. Ya en las cortes se comenzaron a utilizar con adornos, era como un preludio a las medias de fantasía que hoy se usan y una reina, en el siglo XVI, las lució en un rojo pasión delante de toda su corte. Fue algo inaudito debido a que las mujeres no usaban estas prendas por la prohibición de enseñar los tobillos, sólo podía lucirse un gran escote y unos bonitos brazos. De esta forma pasó a ser de dominio femenino y, como todo lo que nosotras comenzamos a utilizar para nuestro uso, goce y disfrute, los hombres lo desterraron de sus armarios.

El acortamiento de las faldas provocó una gran revolución en ellas, aparecieron formas, colores, se volvieron transparentes, cómodas, sexys, insinuantes, enteras, de calcetines,…. Y por supuesto las primeras medias hechas de seda y sin forma de mantenerlas dieron lugar a una prenda sensual y atractiva para las noches de infarto, el liguero.

Las medias hacen las piernas torneadas, morenas, brillantes y perfectas. Puestas con un bonito vestido sugerente, ataviadas con un liguero y unos tacones de infarto, vuelven las miradas de todos aquellos incautos que se atrevan a pensar en ellas. Su textura suave provoca que las manos de tu amante se internen por los entresijos de los muslos hasta llegar al territorio prohibido de los placeres.



¡Cariño! ¿de verdad te gustan las

medias que te he comprado en el mercadillo?
¡Mira cómo te tapan el muslete!


No existe noche de infarto sin una bonita ropa interior.

A pesar de que sus inicios no fue muy bien acogido y fueron desterrados hasta los momentos más íntimos, ya que su incomodidad y el picor que producían te hacían desear que tu amante te lo quitara lo antes posible. El encanje ha evolucionado con la seducción de los tiempos, hasta el punto de utilizarlos para la vida cotidiana. No te sientes igual cuando llevas un bonito conjunto de ropa interior que te hace sentirte sexy, potente, poderosa y deseada, tu ánimo cambia al instante, el modelito que has escogido para ese día te queda mejor y tus movimientos se vuelven sensuales, suaves, como si estuvieras acariciando el viento con cada movimiento que das.

Todo esto, añadido a unas medias por encima de la rodilla, junto con un liguero del mismo encaje o color que tu ropa íntima y unas bonitas alzas tan finas como una aguja, te vuelven el arma perfecta, la femme fatal por excelencia. Estás lista para atacar en cualquier momento. Unas medias de cristal que deslumbran más que el sol, atraen todas las miradas hacia ellas, eso si no olvides depilarte.

Todas estas prendas, que se han vuelto un de uso exclusivamente femenino han conseguido, junto con el morbo de ciertas mentes lujuriosas, dar un toque tan potente que la mujer que es capaz de llevarlos, con la mayor naturalidad del mundo, se vuelve de otra forma cuando los porta. Son una gran arma psicológica que te hace sentir la sensualidad en cada poro de tu piel, provoca en ti una sensación de placer, te vuelve guapa al instante y elimina todos aquellos complejos que pudieron evitar esa manera de verte tiempo atrás.

Ya sea de cuero, rejilla, con mayas o de seda, la ropa interior ha evolucionado hasta el punto del fetiche. Los hombres adoran ver a sus mujeres vestidas con esas prendas, ya que sólo una mente hecha para el placer podría lucirlas, y las mujeres las coleccionan dentro de su cajón de los tesoros para ocasiones especiales, siempre escondido de todas aquellas miradas indiscretas.

La cara de tu pareja cuando te arrancas el traje que llevabas en la cita, y te ve vestida con unas botas altas, unas medias de cristal sujetas con un liguero, un tanga semitransparente y un sujetador a juego, puede ser espectacular. Provocando reacciones en él hasta entonces insospechadas, hasta el punto de no haberlo visto tan excitado hasta que no te colocabas encima de él. Pero no te quites las medias, ni el liguero, déjalos para tus juegos íntimos en ese momento, se vuelven un lugar perfecto de agarre cuando él ansía que cabalgues sobre su pelvis, o que te ayude a moverte de determinadas formas en otras posturas. La sensualidad y la imaginación se sirven de infinidad de maneras provocando que el más tímido de los hombres se vuelva un auténtico salvaje.

Así evolucionó, una forma tan simple de ser de unas prendas hechas para los hombres, menos el sujetador, un invento de la mujer para ella misma. De las que nosotras nos hicimos dueñas y señoras y alimentamos los deseos más ocultos de nuestros señores dentro de las alcobas privadas. Ahora está en tu mano el saber usarla, averiguar los gustos de tu caballero andante y darle ese pequeño capricho tipo nueve semanas y media que tanto desea. Hasta la peor ropa puede volverse algo muy deseable para él si solamente imagina lo que puedes llevar debajo de ella, sólo has de insinuárselo unos instantes. Te aseguro que para eso si son rápidos.


Ahora, ¿a quién le quedan mejor esta prenda?

No ha perdido su uso inicial,

lo seguimos usando cuando queremos salir a matar.

5 de junio de 2008

MIRA MAMÁ SIN DIENTES


Debido a una terrible pelea con unas tenazas, un bisturí, un destornillador y el individuo que manejaba éstos utensilios tan útiles para descuartizar un cadáver, sólo que en este caso la aludida era yo, no podré publicar nada más en el blog esta semana.
La herida me ha llegado al alma y por un desafortunado accidente, tengo menos dientes que un cuchillo de sierra tras haber intentado cortar una barra de acerro. Esto me pasa por morder al médico.
Debido a este infortunio y a los efectos secundarios de una anestesia, hasta la publicación de la semana que viene no tendréis noticias mías.
Nos vemos con Selene y otros muchos artículos más de nuestras diversas secciones, un beso muy grande a todos.

2 de junio de 2008

Selene. Capítulo XVI.

CAPÍTULO XVI: EL NÉCTAR DE LOS DIOSES.

Un coche de color negro aparcó en uno de los callejones trasversales del centro de la ciudad. La calle olía mal, las paredes eran lúgubres, grises y muy desmejoradas. Aún así, se notaba la pomposidad que habían lucido años atrás, en otros tiempos fueron los pisos de mayor lujo de toda la localidad, ahora simplemente se habían convertido en una fachada reconstruida que albergaba miles de inquilinos de renta antigua. Lo cierto es que no era un mal sitio para vivir, ni muy cerca ni muy lejos de todo, a sólo unos minutos de los bares más visitados y a metros escasos del trabajo.

Selene miró al cielo, la luna estaba ya asomándose entre las nubes cuando decidió salir del coche. El suelo estaba empedrado y las ratas corrían a sus anchas en el fondo de las alcantarillas. El humo de los respiraderos de los bufetes libres embriagaba todo el ambiente, por fin del ruido de sus tacones paró. Un simple vistazo a su atuendo era lo suficiente para notar que estaba muy entusiasmada con aquella cita; sus sandalias de aguja, una falda ajustada con algo de vuelo y una camiseta ceñida, ataviaban su cuerpo. Aquellos adornos de plata resaltaban su piel blanca y el color negro riguroso de todo su atuendo. Por primera vez se había soltado el pelo, el cual lucía pequeños intentos de rizarse debido a la humedad de las noches de primavera. Estaba nerviosa, se retocó los labios antes de pegar, respiró hondo y…

- ¿Si?… - Responde una voz al otro lado del portero. – Luís, soy Selene. Cómo ves he sido muy puntual.

- Sube.

Un ruido estridente provoca el cortocircuito que abre la puerta, la chica la empuja con fuerza. Es pesada muy sólida, completamente de hierro y con dibujos labrados sobre sus gruesos barrotes, el sucio cristal no deja ver a través de él. Con quejidos férreos el gran gigante cede ante los deseos de la extraña, sabe que no es una vecina, pero sí que es deseada por uno de los inquilinos de su fortaleza. Pequeños ojos la siguen desde todos los puntos hasta el ascensor. El aire está completamente quieto, no se atreve tan siquiera a rozar sus mejillas. Ella, mientras mantiene la respiración, se toca el corazón e intenta pensar en lugares apacibles, está consumadamente nerviosa. Sus manos sudan y los pocos segundos que pasa en el ascensor le parecen eternos, a penas que escuchan voces humanas por el portal, algunos niños jugando en sus casas y ciertas parejas discutiendo.

Por fin el ascensor para en la sexta planta, una mano temblorosa lo abre, todo está oscuro y sólo una luz tenue procedente de una puerta entreabierta la invita a pasar. Hay una nota colgada con su nombre:

“Sigue el camino de luces hasta la habitación donde las llamas son rojas y sólo hay dos”

Selene termina de abrir la puerta, un perchero estratégicamente colocado con una nota donde pone: pon aquí tus cosas, la invita a continuar por un largo camino de pequeñas velas encendidas en dos hileras. Ella se adentra entre la grácil luz, su curvas dibujan el aire y la sombra lucha por envolverla, el camino la lleva hasta un gran salón donde dos velas rojas adornan una gran mesa decorada con dos cubiertos. La envuelve y mira con mucha curiosidad mientras sus labios se curvan en forma de u. El calor de las velas sonroja sus mejillas y los utensilios de acero deslumbran pequeños destellos.

- Señorita, ¿haría el favor de tomar asiento? – Dice Luis que sale de entre las sombras. – La cena está lista. – Retira un poco una de las sillas, toma su mano y la ayuda a sentarse a la mesa.

- ¿Qué hay de menú? – Pregunta ella con un brillo peculiar en sus ojos.

- En seguida lo traigo señorita, por favor vaya tomando algo.

Luis descorcha la botella de vino que adorna la parte central de la mesa, aún continúa en su papel de camarero, la mira fijamente y antes de que sus labios clandestinos intenten robarle un beso desaparece en el pasillo que da a la cocina. En pocos minutos aparece por la puerta con una camarera cubierta con un mantel, en ella están todos los platos de la noche: ensalada, algo de carne y un pastel de chocolate de postre. Tampoco ha olvidado los platos y una botella de champan escondida tras una cortina, espera pacientemente su turno en una cubitera helada.

- Selene. – Le dice Luis tras una larga conversación y a punto de poner el postre. - ¿Te ha gustado la cena?

- Me ha encantado. – Dice tomando el plato adornado con un trozo de tarta. – Cuando me dijiste que era una sorpresa no me esperaba esto.

- Me alegro. – Dice Luis tímidamente. – Me gustaría preguntarte una cosa, pero no quiero que te enfades. – La cara de Selene cambia su expresión. – No es nada malo, no me mires así. – Aún se le atragantan ciertas palabras en la garganta.

- Si no me voy a enfadar. – Coge un poco de pastel con la cucharilla. – Creo que ya me conoces un poco, sino me convence te lo digo. Dime. – Se queda mirándolo fijamente.

El chico saca el líquido espumoso que había escondido, sabe que es la bebida favorita de Selene y cree que ha llegado el momento de descubrirlo. El oro líquido cae en la copa de ella como una cascada de burbujas perladas. La mira fijamente, pero aún no sabe cómo decirle lo que tiene pensado. Brindan y él suelta la copa en la mesa, le toma la mano.

- Selene, este mes ha sido maravilloso a tu lado. – El corazón de ella comienza a acelerarse, parece que no son buenas noticias. – Y me gustaría que pasaras la noche conmigo. – Le besa la mano, toca sus cara y la mira con indecisión.

- Me encantaría. – Una sonrisa de dibuja en la cara del enamorado, la tensión ha desaparecido. – Sólo hay un pequeño problema.

- ¿Cuál?, si es por los condones yo tengo ahí. – Toma un trozo de pastel. - Los compré por si me decías que sí, que así ha sido. Pero que sino quieres nos tomamos la última en cualquier bar.

- No es eso. – Toma un sorbo de su copa.

- ¿Entonces?

- Vas a tener se ser paciente conmigo hoy si quieres que me acueste contigo. – Toma otro sorbo y dirige la cucharilla hacia el poco pastel que queda. – Es que yo no he estado con ningún hombre.

Los ojos de Luis se abren hasta casi salirse de sus órbitas, la mira y aún la ve más bella que hace unos instantes. Se levanta de su sitio, le coge la cara suavemente, toma su mano y hace que suelte la cucharilla. Ella se levanta lo besa y se dirigen a la habitación.

- ¿Estás segura de esto? – Le dice mientras acaricia su mejilla sonrosada y roza sus labios.

- Si. – Dicen sus labios a la misma vez que su cabeza. - ¿Vamos?

Ya no hacen falta palabras, Luis toma su mano y le muestra lo que hay tras la puerta de la habitación principal de la casa, se echa un poco atrás y deja pasar a la señorita. Ella acepta la invitación, está muy nerviosa. Sus miradas se cruzan y un suave gesto del pretendiente, cierra completamente las paredes de su nido nocturno. La toma por los hombros y comienzan a acariciarse, están ansiosos por descubrir sus cuerpos y aún así se esfuerzan por mantener la calma.

Las prendas comienzan a desprenderse una a una, pronto ambos acaban mostrándose sin máscaras que oculten sus defectos. Los dos cuerpos caen sobre las sábanas y dejas que sus manos busquen los entresijos más ocultos de su anatomía, los besos son cada vez más largos y apasionados. Una nueva flor ha caído ante los encantos de un pretendiente, sus pétalos rojos han descendido sobre un blanco suelo de nieve dejando su marca inconfundible.

Pocos minutos después, el cuerpo de la chica se torna de color rosado, sus mejillas y labios se vuelven aún más llamativos y sus ojos reflejan un brillo deslumbrante mientras un furtivo mechón aguado cae por su cara. Él la mira sonriente, su cuerpo a penas a mostrado signos de resistencia ante su intrusión, está eufórico y miles de sentimientos le inundan a la vez, desea tanto hacerla suya una y mil veces que no ve final para ese momento. De pronto un ciclón llena toda la habitación y los dos sienten como una gran fuerza los carga por completo, chillan a la misma vez, un sol abrasador recorre sus venas haciendo que sus cuerpos se cubran de rocío.

Cuando todo remite a la calma ambos se encuentran ya tumbados el uno al lado del otro, Selene coloca la cabeza sobre el pecho de Luis que le acaricia sus cabellos enredados por el esfuerzo, el sueño les colma. Una última mirada de él comprueba que aún es ella la que continúa a su lado, antes de que sus párpados cierren los espejos de su alma.

Unos fuertes brazos oscuros acoge a sus hijos terrestres en su viaje hacia los páramos del subrealismo, el camino se torna tranquilo y sin obstáculos que vencer. ¿Qué pensamientos volverán a recordar los dos amantes? ¿Estarán juntos en este viaje dado una y mil veces? Sus caras de felicidad y sus movimientos acompasados lo dicen todo.