ELABORAR UNA IDENTIDAD ES UN PRIVILEGIO QUE SÓLO EJERCEN AQUELLOS QUE TIENEN LA POSIBILIDAD DE ELEGIR Y QUE LUEGO MANTIENEN EL ESFUERZO DE PENSAR.




5 de octubre de 2009

Selene. Capítulo LVI.

CAPÍTULO LVI: EL PATIO DE MI CASA.

A su alrededor un gran número de personas jugaban cogidos de la mano y dando vueltas, mientras saltaban y cantaban cada uno una canción diferente. Al verlos aparecer, simplemente continuaron con lo que estaban haciendo.

- Parece que no nos ven – dice Fepico.

- Yo creo que si – le responde la abuela -. Fíjate en que ahora miran todos fijamente hacia nosotros.

- Entonces… ¿Por qué no han parado? – incide Luis.

- Para que no los tomen por locos – responde Yu.

En ese momento todos se giran para mirarla.

- Es lógico – contesta levantando los hombros -. Todos quieren salir de aquí – sonríe -. Si dijeran que se le aparece alguien en el patio no abandonarían esto nunca.

- ¡Enfermera! – grita uno de los internos -. Han aparecido más demonios en el patio.

- Menos el que ya está demente, por supuesto – añade a su discurso antes de quela interrumpieran -. Esa es la excepción que confirma la regla… Actuar como los demás… Menos tú abuela. Tendrías que haber estado en un sitio de estos hace ya muchos años.

- ¡Un respeto jovencita!

A los pocos minutos una enfermera aparece por el patio. Nuestros héroes disimulan, sus vestidos no llaman mucho la atención ahí dentro y, por fortuna Yu ha alzado el vuelo antes de tiempo. Sus alas, grandes y poderosas, elevan su pequeño cuerpo hacia alturas inimaginables, desde allí contempla todo lo que está pasando y lo escucha, una pequeña piedra, colocada dentro des oído, hace las veces de altavoz, por lo que no se pierde una sola palabra.

- Ivan – dice la enfermera al llegar -. Ves… aquí no hay nadie.

- ¿Ha visto una mujer volando? – le dice Luis a Ivan -. La espantaste cuando saliste corriendo.

- ¡Bonita bata! – dice Selene -. Jijiji – expresa tapándose la boca y bajando la cabeza -. Podría dejármela – se acerca a la enfermera -. Esta noche tengo que matar un pollo para el rey. Entre usted y yo – se acerca a su oído ocultando sus labios al exterior -. No quiero mancharme para estar guapa.

- Veré que puedo hacer – le responde esta.

- Ahhhh….¡Bommm! – dice la abuela de Fepico tirando piedras al suelo -. Esta si que ha sido una buena explosión.

- Lalalalala – dice Luis mientras salta y danza como una grácil bailarina coja y manca -. ¿No es bonito el verano? Las flores se tornan de colores, el frío se escapa de las manos y casi podemos coger el sol – coge una flor del jardín y la huele -. Estupendo aroma… Me irá bien para preparar un cocido. ¿Le gustaría probarlo?

- Ves Ivan – dice la enfermera.

- Soy Yack el enterrador de gusanos – le interrumpe el recluso.

- Vale Yack el enterrador – se corrige antes de continuar -. No puedes decir que hay demonios cada vez que venga el Doctor Sedah a vernos o que vengan nuevos pacientes.

- ¿Quién ha hablado de pacientes? – dice Fepico sobreactuando -. Yo soy Freud y no soy ningún enfermo.

- Si Freud – le dice la doctora incrédula -. Lo que tú digas.

La enfermera se aleja, no le ha llamado la atención la llegada de algunos nuevos pacientes. Lo cierto es que es algo habitual. Al otro lado del patio, una reja separa a los infantes de los adultos. Estos miran a Yu haciendo movimientos extraños, parecen hormigas huyendo de algún peligro. Sin embargo, a parte de algunos bufidos de más, nadie parece alertarse por este tipo de comportamiento en el recinto.

Aquel ángel milenario pasa por encima de ellos. El sol evita que puedan vislumbrar la forma verdadera de la dueña de esas fantásticas alas.

- ¡Bien! – dice Yu -. Fantástica actuación.

- ¡Un ángel! – dicen todos los enfermos a la vez -. ¡Sálvanos! – imploran acercándose a ella de rodillas.

- ¿Yu? – dice Selene tocándole el hombro con el dedo índice.

- ¡Qué! – responde de mala gana.

- Creo que deberías esconder las alas – le propone -. Estamos en el plano mortal… ¿recuerdas?

- ¡Ah! Si… Es verdad… Se me había olvidado.

En un instante, un rayo negro envuelve aquellas dos gigantescas obras de algún dios primigenio, quizás fue por su mano y obra o simplemente por la conjunción de ciertas fuerzas que la crearon. Junto a ella, una ráfaga de luces diminutas, envuelven su cuerpo. Algunas plumas se escapan de su lugar original para formar parte del aire. El olor a lirios y jazmines invade el ambiente mientras algunos de los enfermos se pelean por coger una de aquellas maravillas.
- Listo – dice Yu una vez finalizada su transformación.

- Ahora a buscar al otro demonio – Selene se vuelve hacia los enfermos -. ¿Sabéis dónde está?

Todos afirman con la cabeza al mismo tiempo, ninguno de ellos se ha levantado del suelo aún. Elevan sus manos adorando a la diosa aurora, otros en cambio, las esconden tras la espalda sujetando aquellas preciosas plumas blancas como la nieve. A la vez, todos señalan a través de una ventana donde un singular personaje fuma y bebe algo de café, unas gafas de pasta gorda ocultan una mirada maliciosa y un brillo sobrenatural esputado por sus ojos hace que Yu se estremezca en ese mismo instante.

- Creo que vamos a ver al profesor Sedah – dice ella al reconocer la figura tras los sucios cristales.

4 comentarios:

sangreybesos dijo...

Jaj, y los locos haciéndose los cuerdos: "No estoy viendo a nadie volando, no estoy viendo..." Pocos escenarios hay mejores para una historia que un manicomio o una estación de ferrocarril...

Silderia dijo...

Es algo lógico pero irreal a la vez, ¿o no era eso lo que quería decir? Quizás yo misma esté desvariando.

Bueno, dejémoslo ahí.

Un Besito cariño

Edu dijo...

Si los angeles existieran quizas, los hayas cogido con tu pluma. El señor gordo que bebe cafe y usa gafas, debe de ser una vision, que se repite en España, pero con su Mahou cinco estrellas, esos si que dan miedo.
Un Abrazo

Silderia dijo...

No los he cogido con mi pluma, estoy muy lejos de poder describirlos como se corresponden. Pero ese señor puede que sólo sea un estereotipo.

Besos