ELABORAR UNA IDENTIDAD ES UN PRIVILEGIO QUE SÓLO EJERCEN AQUELLOS QUE TIENEN LA POSIBILIDAD DE ELEGIR Y QUE LUEGO MANTIENEN EL ESFUERZO DE PENSAR.




28 de septiembre de 2010

FEA PERO CALLADITA.

Hay cosas en este mundo que son demasiado ridículas para ser verdad, como los mitos, aquellos que dicen que las guapas son tontas. ¿Por qué me lo desmontan cada vez que veo algo en la tele? ¡Nooo!, creo que es inevitable que se e corrija una y otra vez este pensamiento de no querer pensar en estereotipos.

¡Putos pensamientos preconcebidos! Cuando por fin me quito uno de la cabeza, un suceso (sea televisivo, en prensa, vivido en directo o contado por medio de alguien. El cual, es ese alguien el que me hace flipar con lo que estoy viendo no con lo que me cuenta.) Va y me construye de nuevo ese muro que he decidido tirar. ¡Es fuerte el jodío! Si hicieran los de verdad igual de resistentes, quizás el encarecimiento de la viviendo estuviera justificado. Sin embargo, dejando a un lado esa especie de pensamiento filosófico sobre la vivienda, paso a contaros el por qué de mi alucine.

Lunes (Me había levantado de buen humor aquella mañana después de una velada nocturna muy ajetreada)

Doce de la mañana, me subí en el autobús para llegar a mi casa, tras una mañana intensa recibiendo clases sobre teorías que ya no podrían ser válidas, pero como nadie se ha preocupado de rebatirlas o de cuestionarlas, siguen siendo motivo de escupirlas en un examen escrito.

Estaba harta, alucinando del escándalo que había allí dentro. Estaba escuchando, por supuesto, la potencia el mp3 no daba para elevar el volumen del último disco de Mago de Oz más sobre mis conductos auditivos. Me pitaban los oídos y la música dejó de escucharse claramente para ver cómo una señora (por no llamarla inculta o de pensamiento limitado), despotricaba sobre los inmigrantes y lo ladrones que eran. “Yo no soy racista” – decía chillanto para que todos la escucharan atentamente, aunque la coletilla del pero se mantenía en sus labios continuamente.

A su lado, una señora marroquí, alterada por algo que su cerebro intentaba procesar, escuchaba barbaridades sobre su país, donde la otra señora no había estado y, mucho menos, conocía cómo se vivía allí (podríamos decir veinte mil cosas malas de aquel lugar, sobre sus costumbres, los medios se han encargado de ello, pero ¿cómo hablar de ciertos aspectos familiares que sólo una persona sabe en la intimidad? Me pareció demasiado para mis oídos.)

La conclusión que saqué de todo ello, ¿por qué no camino hacia casa, aunque me lleve tres cuartos de hora andando? ¡Odio el autobús cuando se monta esa gente! Y… ¿Cuándo aprenderán a no hablar para no parecer más tontos de lo que son? Será por eso que prefiero mantenerme callada.

Por fin, casita. Tras comer gustosamente me coloqué cómodamente en el sofá del salón a ver un programa de humor de un canal. Es entretenido, no hay duda y les encanta sacar reportajes. Este iba sobre las mises que habían sido elegidas para el campeonato de mis mundo. Esta vez habían elegido no retrasmitirlo por la tele porque algunas feministas lo consideran degradante para la mujer y para quitarse un poco de polémica.

Estaban hablando sobre que estas chicas eran tontas, a pesar de que más de una farda de tener una carrera universitaria (la de la ganadora ni sabía que existía, pero bueno, quizás es que no he indagado lo suficiente o ha cambiado los términos. A lo mejor es que soy guapa, como ellas. ¡No lo sé!) Pues bien, después de ver un montón de calcos esqueléticos y sin apenas carne a la vista, la reportera quiso hablar con ellas, hablaba sobre los mitos de guapas y tontas y, por supuesto, hizo preguntas de cultura general a las implicadas en ese certamen.

¿Quiénes eran los reyes católicos? Fue la pregunta del millón, a lo que la respuesta fueron los reyes actuales, príncipes incluidos, de España. La encargada de la entrevista le dijo que eran Fernando e… No le dio tiempo a terminar la respuesta, la chica, como si nada, miró a la cámara y dijo:

- Perdóname Fernando… que te había confundido.

Creo que sobran las palabras de todo. Por supuesto me despejó las dudas, ella será como la vieja del autobús que lo sabe todo, por supuesto tendrá estudios y le dieron el premio a mis lumbreras 2010.

¿O quizás fueron los nervios del directo? Lo único que sé es que sigo odiando el autobús, adoro la música heavy (sus chillidos me evaden de otros que puedan circundar mis oídos) y que prefiero ser fea pero saber dónde tengo la cabeza.

Por lo menos yo si estoy segura de que tengo un título universitario. Está criando polvo, porque de otra cosa.... aún no me ha servido.

23 de septiembre de 2010

NEGRO, CON O SIN LECHE Y DURO.

Un dulce oculto traído de América.

Dicen que es afrodisiaco, que es un sustitutivo del sexo, que es dulce, se toma frío o caliente, mezclado con frutos secos o frutas, entre otras, con menta, al 70%, 60%, con leche, etc. Algunos seguro que ya sabréis a qué diablos me estoy refiriendo, las mujeres somos adictas a ellos, produce celulitis, espinillas, alergias y alguna que otra cosa rara que no he podido vislumbrar aún (aunque mirando ciertas páginas de marcas hay supuestos estudios que dicen lo contrario, pero yo cada vez que lo como el grano me sale.)

Mi gula particular, algo que jamás faltará en mi armario de la cocina, el cajón de la mesita de noche, en la nevera o en mi bolso. Fácil de conseguir, es como una droga dulce que al recorrerte la garganta produce sensaciones placenteras y satisfacciones fugaces que engañan al cerebro por unos instantes (el tiempo justo en que se acaban sus 250 gramos, en el mejor de los casos.) Y es que los tragos amargos bañados con algo dulce saben mejor, y si es con chocolate. mejor todavía.

Una historia larga, un descubrimiento casual y ¡voila!, unas empresas multimillonarias que ganan millones de euros y dólares en la venta de este producto. La calidad, no importa, todo depende de tu bolsillo y del gusto de tu paladar (puedo aseguraros que he pagado 5 euros por una tableta de chocolate con aromas de menta y frambuesa, tan sólo 50 gramos, pero fueron los mejores cinco euros gastados de mi vida. Otras veces me gasto poco más de un euro en tres tabletas de marca blanca y me saben de muerte, igualmente.)

Entre sexo y desilusiones anda la cosa.

He escuchado miles de veces que el chocolate es un afrodisíaco, algo que nos ayuda a fomentar el deseo sexual, que a las mujeres les funciona como un sustitutivo del sexo que no tienen y, francamente, jamás he escuchado una chorrada tan grande como esa (Como decía África González: A día de hoy ninguna tableta de chocolate me ha comido el coño.) Pero es que ninguno de estos potentes fomentadores de lujuria funcionan si no te lo crees, si quieres algo que realmente te alivie cómprate un consolador, que por lo menos te dará placer.

Hay cosas que funcionan en esta vida, algunas de ellas las ignoramos totalmente, otras, en cambio, intentan por todos los medios hacérnoslas creer. A la tele le encanta crear mitos con tal de vender. Esos anuncios que te lo venden todo como un placer prohibido, incitando a tu mente a pensar en que estás haciendo algo tabú o que va a incitar a que tu pareja haga algo que sólo sucede en tu imaginación. ¡Patético! Después vienen los problemas de identidad, el porqué pasa en el anuncio y tú no eres así, las preguntas sobre esas chicas delgadas que ahogan sus deseos carnales en helado o dulces que contengan esa sustancia tan apetitosa. Por desgracia tú lo único que sacas es un montón de granos y algún que otro kilo de más. Eso sí, el rato que has pasado saboreándolo lentamente no te lo quita nadie.

Una cosa importante respecto de la tele, lo que veis está todo calculado, lo que dicen está escrito de antemano, la historia se la han inventado algunos cuantos guionistas que les pagan por ello. ¡Pero eso es demasiado retorcido para creérselo! ¿Verdad? El que veas una serie, anda, tiene un pase (y sin embargo todo el mundo cree que en las urgencias reales ocurre lo mismo que en la tele). Sin embargo, si hablamos de anuncios o de realitis chows, ¡eso no se lo traga nadie!

Los afrodisiacos son los sueños inalcanzables.

¿Quién no pagaría por una fórmula magistral para poner a tu pareja a cien en menos de dos segundos? Sobre todo vosotros, dado que nosotras somos más difíciles de convencer (algunas veces parece que nos cuesta la vida.) Pues bien, no hay fórmulas y el chocolate, esa tableta de fórmula conocida y de sabor exquisito, no esa.

Nosotras no sustituimos ese placer con ir al supermercado, comprar unas cuantas pastillas y degustarlas. Después nos sentimos culpables por lo que hemos hecho (que no es más que darnos un gusto.) Por mucho que digan que el placer que provoca los mismos sentimientos que cuando una mujer tiene un orgasmo (si es lo será mini.) Personalmente, a mi me pone más una buena mariscada y después de comérmela lo que me apetece es echarme una buena siesta.

Pues bien, esta es otra de las muchas mentiras que sueltan, sobre ese afrodisíaco femenino. Una pastilla de chocolate, un fruto de una planta molido y mezclado con azúcares, aromatizantes y estabilizantes, no hace que el cuerpo funcione a cien por hora, no produce el placer de un orgasmo (aunque hay hombres que tampoco.) Por favor, vamos a pensar un poquito, os lo dice una adicta al chocolate (y como yo habrá muchas y muchos.)

La pregunta del millón ¿A ti qué te pone? Pues ese es tu afrodisíaco, ¿qué te quita la angustia por falta de sexo? Pues eso es lo que te funciona (aunque nosotras con darle al off tenemos bastante.)

No hay secretos ni remedios naturales, no hay fórmulas universales, no existen ¡olvídate de ellas!

¡Ah!, y el chocolate no es mi afrodisíaco, es algo mucho más retorcido.

15 de septiembre de 2010

Selene. Capítulo LXVI.

CAPÍTULO LXVI: VUELTA A CASA.

Un camino lleno de olores almendrados y dulces, acompañaban a los visitantes hacia la villa. El camino de baldosas de colores, formaba una vista no menos que colorida ante los ojos de todo ser ajeno que se atreviera a caminar por aquellos caminos.

Poco tardaron en llegar a la puerta baja, que golpeaba con saña su cerradura por el viento. Thian, seguía muy de cerca a sus dueñas, sin quitar el ojo a ninguno de sus acompañantes, miraba con extrañeza a Luis, el cual le resultaba algo familiar, y a la vez extraño, olía su aroma, intentaba recordar, pero los recelos del amante no permitían que su hocico se acercara a más de medio metro de distancia.

En cambio, los otros dos acompañantes, dejaban una estela de olores agradables y mareantes, que permitían el ver colores extraños al cerrar los ojos. Intentaban acariciarlo, pero les fue casi inútil, el perro, grácil y rápido, se acercaba a sus dueñas pidiendo algo de consuelo frente a unas lágrimas de falso miedo.

- ¿Ves? – dice Yu a Selene -. La vaya abierta y mi cachorrito fuera donde puede perderse.

- Sabes que eso no es posible – le responde Selene -. Este mundo es limitado y poco puede pasarle a Thian, a parte de que coja un resfriado.

- ¡Cachorro! – dice Luis -. ¡Pero si mide más de medio metro!

- 70 centímetros la última vez que lo medí – le responde Yu acariciando al chico -. Y casi dos si se pone de pie sobre sus patas traseras – se agacha para acariciar la cabeza del perro -. ¿Quién es un niño grande?


- Es un cachorro – le dice Selene -. Tiene unos 100 años y todavía le quedan unos pocos para llegar a la edad adulta – le dice mirando al interior del patio, justo al otro lado de la puerta -. Estos perros son muy grandes, casi como Cancerbero. Yu lo encontró cuando no era más grande que su mano y lo trajo a casa, desde entonces ha sido nuestro perro.

- ¿Quién es el niño de mamá? – se escucha decir a Yu.

- ¡Bueno! – dice Selene -. Más de ella que mío.

- Selene – se escucha una voz lejana.

- ¡Mamá! – dicen las hermanas al escuchar el susurro.

Una señora ataviada con piedras brillantes y una túnica de colores oscuros, se acercaba a ellos con paso rápido. Tenía los brazos abiertos y una sonrisa de alegría dibujada en la cara.

- ¡Mis niñas! – les dice cuando está lo suficientemente cerca -. ¡A ver que os vea! ¡Cuánto habéis crecido! – les dice mientras las mira a poca distancia -. Hola Endimión – contesta ella -. Veo que mi hija te ha encontrado por fin – mira hacia la espalda de sus hijas -. Estás un poco cambiado, pero sigues siendo tú – dice con una sonrisa un poco sarcástica – dirige la mirada un poco hacia un lado -. Y… ¿vosotros sois?

- Soy Dulce – responde la abuela -. Y este es mi nieto Fepico.

- De eso nada más que tendrá en nombre – dice Yu susurrando a Selene -. Porque el resto es bastante basto.

- ¡Que te he oído jovencita!

- Yu – le regaña su madre -. No deberías hacer ese tipo de comentarios delante de la persona aludida.

- Si mamá – dice su hija menos bajando la cabeza.

- Yo me llamo Tea.

- ¿Dónde está papá? – le dice Selene impaciente.

- En la casa, arreglando algo de sus asuntos terrenales – contesta con una mirada dulce -. Os ha echado mucho de menos desde que os fuisteis –no le da tiempo a terminar la frase cuando salen las dos corriendo hacia la casa -. ¡Quitaros esa forma terrenal antes de verle! ¡A ver si no os reconoce!

- ¡Si mamá! – gritan a la vez en forma de burla.

- Y vosotros, pasar pasar, estáis en vuestra casa – dice colocando los brazos a modo de invitación -. Seguro que tenéis hambre – los invitados pasan hacia el interior -. Endimión, ¿te sigue gustando el cordero asado a fuego lento?

- No lo sé señora.

- Estupendo – dice ella sonriendo -. Era el plato favorito de Pang – dice entre dientes cuando Luis está a una distancia prudencial.

13 de septiembre de 2010

GILIPOLLECES DE LA VIDA DIARIA.

ESTUDIOS IRRELEVANTES.
Estoy asombrada, hace unos días escuché el telediario (un medio de información que ha perdido toda fiabilidad para mí), que los científicos habían descubierto que una mujer es más feliz cuando se arregla.

Ciertamente me quedé sin respiración cuando la noticia continuaba diciendo, que la peluquería, el maquillaje y tener ganas de arreglarse eran signos de que la mujer es feliz y que lleva una vida satisfactoria, todo lo contario a cuando está depresiva.

Diez minutos, contados por el reloj que colocan en una esquina de la pantalla, tardaron en concluir la noticia llenándola de imágenes y de palabras sin sentido.

Lo peor fue cuando cambié a otra cadena para seguir viendo algo, ¡decían lo mismo! Sólo cambiaban los presentadores.

¿En eso invierten los impuestos? ¡Lo que no sé es como podía vivir sin que ese tipo de comportamiento esté escrito en un papel firmado por un menda con un título que lo acredita para ser científico! Y es que, a falta de catástrofes nuevas, cualquier gilipollez es buena para.

Aunque, a falta de poner interés en algo, cualquier gasto de dinero del estado en unos estudios irrelevantes, que ocupen poco tiempo y no beneficien nada, son buenos para pasar el rato.

Sin embargo, y de esto no me queda duda alguna, más de uno lo habrá tomado como una revelación respecto a su pareja y, algunas féminas, se han encontrado forzadas a pararse a pensar que eso que dice la tele es verdad, no porque lo diga la tele (que si lo dice también es verdad pero es otra historia), simplemente porque en ella se da ese caso. Por lo que el dinero que invirtieron en escribir eso está bien gastado, a parte del tiempo y los folios, sin contar las neuronas pensantes que murieron en el intento. Hagamos unos segundo de silencio en su honor.

10 de septiembre de 2010

EL QUE NO SE CONSUELA ES PORQUE NO QUIERE.

Martes 9:30 de la mañana:

Silderia sale corriendo hacia el coche porque tiene cita para hacerse una analítica. En contra de lo que pasa siempre, está contenta y un poco apresurada, ya que su espera en la caja de ahorros, ha sido más larga de lo normal. Aunque siendo principio de mes es algo que podría considerarse normal.

- ¡Señora! – dice una persona de avanzada edad al verla pasar -. ¿Podría dedicarme unos minutos?

- Creo que no – le responde Silderia -.Tengo cita en el médico y voy tarde.

- Entonces déjeme que le de una revista, usted se la lee y ya está – dice abriendo una carpeta y sacando un montón de papeles que pone testigos de Jehová.

- ¡Ah!... ¡Estupendo! – responde nuestra protagonista cogiendo los papeles -. Necesitaba papel para cubrir el suelo de la casa… - mira a la señora con cara de guasa -. Estoy pintando ¿Sabe?

- No se preocupes – Silderia piensa que le va a decir algo -. Por lo menos mientras las ve puestas en el suelo leerá algo.

- Creo que no – y se marcha hacia el aparcamiento, loca ya por terminar la visita con el vampiro metálico -. Si es que… con tal de soltarte el rollo hacen lo que sea – dice Silderia en voz baja mientas acelera el paso -. Lo cierto es que se lo ha tomado con humor.

Lo malo fue que se dejó la revista en el coche y el suelo de la casa se cubrió con una propaganda, algo más digno de ser leído, por lo menos estos papeles te muestran algo interesante de vez en cuando.

8 de septiembre de 2010

DUERMEVELA

Y cuando pensábamos que la tormenta había pasado del todo, volvemos a los mismos problemas. La realidad, aquella acuciante circunstancia que se repetía una y otra vez en mi vida, un mundo lleno de condicionantes que me hacían ver lo aburrido que era todo.

El mundo, y sus maravillosas hazañas, eso no presentaba nada nuevo para mí, ni siquiera, mi mente, tan pequeña e infructuosa, en ciertos sentidos, se quería tomar la molestia de pensar acorde a un mundo al que, seguramente no perteneció nunca.

Una burbuja, eso sería lo mejor que podría pasarme, un lugar cubierto por blandas y translúcidas paredes donde los problemas cotidianos y aburridos, fueran el mejor invento que jamás hubiera existido. Un lugar lleno de cosas por las que inventar.

No estaba dispuesta a volver a la elipsis que se presentaba ante mi mente, el recordar hechos antiguos, en lo que un presente idéntico, de postraba ante mí con un anillo donde las promesas se perdían detrás de una falsa sonrisa. ¿Qué hacer? Lo que se realiza ante mí ahora, no es más que una copia del pasado en el que sólo, la edad de un cuerpo biológico y algunas circunstancias, propias de una vida, y del paso del tiempo, diferían con las antiguas.

¡Ah! Una sonrisa espléndida, estaba dibujada ante aquel ser de forma humana con dientes blancos y figura inconclusa. ¿Lo tomaría con la misma ilusión de antaño? ¡Imposible!, demasiadas decepciones se ocultaban tras aquella máscara falsa. Ciertamente, mis ojos mostraban la curva de la felicidad, y mis labios se tornaban más curvos que otras veces, pero esta vez no era por las promesas que me dejaron plantada esperando, junto a miles de letras y folios en blanco, ansioso de que mi mano las llenara con tinta invisible. Era una sonrisa de valentía, expresaba cierta ironía y, en cierto modo, alegría por saber perfectamente qué era lo que aquello significaba.

Sin embargo, parecía que la sombra del recuerdo pensaba que me había vuelto a tragar todas sus mentiras. El retorno a una trampa, en la que la red se forja de los sueños de una juventud fuerte y valiente. Nada más lejos de todo aquello.

Puede que, antaño fuera una ilusa como yo, acabada de salir de los algodones y la comodidad de cuatro paredes para enfrentarme al mundo lleno de lobos. Portaba una gran escopeta, la cual disparé unas pocas de veces y ahora se resiste a elevar su voz de vez en cuando. Estará ya cansada y oxidada, a pesar de todo, me resisto a cambiarla, ya que, algunas modificaciones pueden formar algo único.

El cansancio llenaba mi cuerpo, cuando las sábanas de mi habitación se negaban a retirar el suave tacto sobre mi piel. Las calles, ajenas a todo lo que pasaba en aquel habitáculo, seguía su rutina diaria. Entre tanto, me negué a fijarme en aquel brillo y esplendor que me daba el anillo de un compromiso, sólo tomado por uno de los dos contrayentes.

“Una vida nueva”, esa era la promesa cada dos años. Tras 365 días de descanso, sin siquiera querer aparecer en mis sueños. Esta criatura ficticia, se materializaba ante mí justo antes de que mis ojos notaran la luz de un nuevo día. ¿Qué podía hacer? ¿Lo mismo que hace un año y que tres? Demasiado improbable. Alcé mi cuerpo, y noté como la luz penetraba por el pasillo, era demasiado bonito para despertar, pero aquello seguía allí, tentándome diciéndome las verdades a media para que volviera de nuevo.

No estaba dispuesta, las cajas de antidepresivos, montaban sus fiestas nocturnas cada vez que esto pasaba. La situación me superó más de una vez y no quise que volviera a pasar. Una mente impulsiva habría tirado aquella propuesta al suelo. La piedra se hubiera desecho con la suela de sus zapatos, pero yo no podía. En contra de lo que sería una reacción lógica la tomé entre mis manos y la guarde.

Ahora no miro la piedra, estoy harta de aquel brillo cegador que me impide ser yo. Ya no, mis decisiones son mías, y la lucha contra lo que soy, fui y seré, es algo no menos que común y repetitivo en mi persona. No me apetece volver a enfrentarme a este reto del destino, es cierto, no quiero, pero he de volverlo a intentar, por lo que fui, por lo que quiero llegar a ser y por lo que antaño conseguí con tanto trabajo.

Los magos han llamado a todos los guerreros disponibles, los dragones han despertado y mi caballo se prepara para ir a un paso más lento que en otras batallas. Que abran el camino otros, ya eso no me corresponde. Sin embargo, en una lucha individual por pasar las fronteras del reino prohibido, todos hemos de pelear unidos para después darnos las puñaladas unos a otros.

Así es la vida, la realidad que me rodea y lo que me espera de un tiempo a esta parte. Por fortuna no será mucho, he pasado las primeras filas y no me será tan difícil, aunque, tras la ventana de mi habitación, todo parece que flota bajo los rayos del sol.