ELABORAR UNA IDENTIDAD ES UN PRIVILEGIO QUE SÓLO EJERCEN AQUELLOS QUE TIENEN LA POSIBILIDAD DE ELEGIR Y QUE LUEGO MANTIENEN EL ESFUERZO DE PENSAR.




29 de julio de 2008

GOLGA

Día uno.
Eran ya la una de la tarde, la hora de comer estaba muy cerca, sin embargo mi estómago gruñía como una taladradora picando la acera.

El calor húmedo que emanaba del fondo de la fosa era demasiado extremo como para continuar, por lo que decidí tomarme un descanso. Reposé mi cabeza sobre uno de los múltiples cráneos que asomaban por el suelo y coloqué mi sombrero en una tibia que sobresalía de la pared. Para que luego digan que los huesos de los muertos no sirven para nada.

Desde mi posición podía ver el cielo, que asomaba a unos tres metros por encima de mi cabeza, el día era claro y el sol no paraba de azotarnos con sus rayos directos. Por fortuna pronto saldría de allí hasta la próxima expedición, ¿quién sabe dónde acabaría? Quizás en algo más interesante, ¡quién sabe!

Pronto me acordé de las provisiones que guardaba en mi mochila, en ella puse un gran bocadillo de chorizo y un refresco congelado aunque, a estás alturas tenía que estar como la mente de un adolescente.

El ruido del bocadillo atrajo a mi inseparable amiga y mascota Golga, una tortuga de gran tamaño que portaba en mi bolsa. Desde que comenzamos la exhumación de los cuerpos en la fosa común, le encantaba introducirse por pequeños pasadizos mientras yo concluía mi jornada diaria. Sólo aparecía al escuchaba el clamor del papel de aluminio.

¡Ah!, esa hambre tan voraz un día la llevaría a su perdición. Desde muy pequeña, a penas contaba con el tamaño de la palma de una mano, la acostumbré a comer de todo. No quería la típica tortuga aburrida que sólo come verdura y fruta, por ello la inicié en el sabor de la carne, el pescado y, por supuesto, chacina. ¡Así estaba de fuerte y bonita!

Esa tarde me pareció que llegaba al encuentro con la rodaja de chorizo un poco más tranquila de lo normal, es más parecía que se había pintado los labios de rojo. Lo más seguro es que hubiera engullido algún fruto.

Saqué una pequeña loncha de carne preparada del pan y se lo di a probar, cada vez lo cogía con mayor ímpetu, ¿quién decía que las tortugas eran lentas? Casi me coge el dedo. Entonces suena el timbre, guardo todo en mi mochila y, al tomar a Golga en mis manos, juraría haber escuchado un gruñido procedente de ella, sino fuera porque las tortugas son mudas creería que estoy loco.

Día dos.
La mañana ha transcurrido bastante tranquila, Golga y yo hemos estado arreglando la casa, pero sus ansias por comer han adelantado su ración diaria. La he castigado sin acompañarme esta tarde, ya que se ha negado a probar bocado. ¡Quizás se esté pasando al lado de los carnívoros!

Lo que si he podido notar es la cantidad de patas de insectos, junto con media cucaracha, alrededor de su plato. También me ha parecido encontrar un trozo de algo que parece una cola, pero seguramente sea un trozo de cuerda. En lo que he reparado ha sido en el tamaño alcanzado en pocos meses, normalmente no crecen a esa velocidad, parece que una dieta rica en proteínas animales acelera su crecimiento. Ya no puede esconder las patas ni la cabeza dentro de su concha cuando la regaño, por lo que me imagino que su reacción de ataque ante mi reprimenda es normal.

Mi sorpresa ha llegado cuando a mi vuelta del supermercado he encontrado su cojín favorito hecho trizas. No quedaba nada que pudiera identificar al cuerpo del delito como un cuadrado de tela; me resulta muy raro ya que era su favorito, allí pasaba las horas muertas viendo la televisión junto a mi. Si existiera algún otro animal en casa de la variedad mamífera le echaría las culpas a ellos, pero ante las actuales circunstancias no cabe la mayor duda. Ha sido Golga.
Esta noche dormirá encerrada en la cocina y atada por el cuello para que no haga de las suyas.

Día tres.
He vuelto a escuchar ese desagradable gruñido de la fosa, ya no cabe duda. Golga, ¡mi apacible tortuga! Aquella con la que he compartido tantos buenos ratos, le pasa algo. Aún no puedo vislumbrar el qué, pero pronto lo descubriré.

La expresión de su cara ha mutado completamente, parece que los músculos de su cara se han tensado y me da la sensación de que me mira de una forma rara.

He tenido que bajar a la tienda de mascotas y comprar una correa pequeña de perro, cuando le expliqué al dueño para qué era no podía creérselo. Y así está atada a la pata de la mesa de la cocina, al lado de su plato de comida, devorando todos los insectos que encuentra a su paso y los trozos de carne que le proporciono para que no muera de inanición. No puedo abandonarla ahora que está enferma.

Día cuatro.
Anoche fue terrible, el bicho llamado Golga se escapó de su cautiverio y, en un intento por controlarla, me arrancó dos dedos de la mano. Acabo de llegar del hospital, me tomaron por loco, pero un amigo me sacó de allí. Ha prometido venir a ver lo que está pasando.

Cuando he pisado mi cuarto la he encontrado encerrada dónde la dejé, haciendo del somier una jaula improvisada, parecía bastante tranquila. Sin embargo y, aunque tuviera los ojos cerrado, sabía que me estaba oliendo. Notaba mi presencia y sus gruñidos eran cada vez más fuertes. Menos mal que no se me ha ocurrido decir que era capaz de hacer eso, entonces si que me encierran, una tortuga que sea rápida, de este tamaño y que haga algún sonido, contradice cualquiera de los estudios y análisis realizados sobre ellos. Espero que todo esto se a una pesadilla.

Ya no puedo dormir tranquilo en el sofá, tengo el ferviente presentimiento que se soltará de alguna forma y vendrá a por mí; seguro que le he resultado apetitoso, sino no me miraría de esa manera.

Dos semanas después.
Un gran estruendo rompió el silencio de la mañana, la puerta blindada se derribó tras la explosión. Tras ella un para de hombre uniformados penetraron en la viviendo, todo estaba completamente destrozado, como si un cocodrilo hubiera comprobado su nueva dentadura en la consulta del dentista tras extirparle la ortodoncia.

Algunos restos de comida dejaban un camino ínfimo por el pasillo de la vivienda. El hedor era insoportable. Moscas, cucarachas, escarabajos y los primeros ratones conformaban la comitiva de bienvenida a ese lugar.

Un gran gruñido se escuchaba por el pasillo, la estampida de un solo individuo venía arrollando todo lo que se encontraba a su paso. Tenía mucha hambre, no había devorado nada en días y estaba decidida a cazar algo.

La respuesta fue unánime, una lluvia de truenos metálicos invadió la habitación intentando acertar a la cabeza de aquel ciclón. Por fin todo entró el calma, en mitad del gran salón yacía un gran ejemplar de tortuga de la especie Pyxis Arachnoides, se notaba que aún portaba el collar que su dueño le colocó días atrás, sus ojos aún abiertos podían escudriñar a todo el que se atrevía a reflejarse en ellos. La impresión que se levantaría en pocos minutos embriagó el pensamiento de todos los presentes.

En pocos minutos acabó el registro de la casa, un ser parecido a una persona salió del altillo de uno de los armarios de la casa, le faltaba una mano y parte de los dedos de uno de sus pies. Un vendaje pútrido desvelaba que no había sido curado en días. Sus barbas casi espesas y su mirada perdida, denotaban que hacía un tiempo existió una persona dentro de su mente. De todo ello simplemente quedaba un desperdicio mutilado y mugriento que no se sabe como, había conseguido escapar de la masacre.

Un terrible alarido se escuchó cuando vio a su mascota de cuerpo presente, parecía que por primera vez en mucho tiempo, su alma había decidido regresar el limbo donde se escondía. Miró a su alrededor y vio a su amigo, aquella persona que le había permitido salir del embolado unas semanas antes, se abrazó a él y lloró amargamente antes de que uno de los policías le acompañara al hospital.

Se dice que fue algo inaudito, por lo menos en los círculos internos. Desde los noticiarios de sucesos se describió lo ocurrido como un hombre con un síndrome maniaco depresivo que tenía asustado a todo su bloque. A pesar de saber todo lo sucedido jamás se atrevió a relatarlo y nunca puso en entredicho la muerte de Golga, su apreciada mascota; aunque ciertas fuentes la citaban la escucha de tremendos gruñidos procedentes de los campos desérticos de las afueras de la ciudad.

28 de julio de 2008

Rituales del tocador.

Hoy no es un buen día, por supuesto pondré mayor hincapié en lo que hago todas las mañanas para ponerme guapa y sentirme mejor, voy a perder más tiempo del normal, quizás una hora más. Todo esto no importa con tal de sentirte mucho mejor tras una mala experiencia o un mal día de trabajo.

Por supuesto todo comienza delante del espejo, miro atentamente mi cara y localizo los puntos negros, aquellos vellos fuera de su sitio y cómo me ha crecido el bigote; continúo con mis uñas, las que están rotas, resquebrajadas, los padrastros que puedan sobresalir y pienso en que ya me toca una manicura; esta vez será espectacular. Entonces continuó con mis piernas, pies y axilas. Escudriño todo lo que no está en orden y comienzo con los preparativos de un ritual que durará horas y sobre el que no quiero ningún tipo de interrupción.

¡Podemos empezar!, estoy lista para la transformación.

Escojo aquella música que me hacer sentir bien y la pongo a todo volumen mientras saco unas toalla esponjosas para la ducha, coloco cuidadosamente mis productos de limpieza y los peines que utilizaré. Vuelvo a mi cuarto y empiezo a quitarme pelo tras pelo, el dolor no importa; la belleza exige un poco de sacrificio. Limpio mis poros uno por uno y elimino los granos y puntos negros que se atreven a cruzarse en mi camino. Alejo el espejo una y otra vez, miro la dirección, finura y separación de mis cejas; todo tiene que estar mejor que la última vez que lo hice.

¡Uy, sin darme cuenta han pasado tres cuartos de hora!, momento perfecto para coge la epilay y afeitarse todos los pelos del cuerpo. La rasuradora hará el trabajo más doloroso impidiendo que me duela aún más; aunque en estos momentos no se que sabría que cabezal escoger.

Tres cuartos de hora más tarde, suena el móvil pero no lo pienso coger, aún no estoy lista para volver a mostrarme al mundo, el que quiera que llame más tarde o, si me interesa, ya le devolveré la llamada. Una vida con tanta bulla no te deja disfrutar de tus propios encantos y estos momentos son completamente egoístas. Hoy me idolatro a mí misma mimándome como nadie puede hacer sin que le pagues absolutamente nada.

Entro en la ducha, unos geles aromatizados calmarán mi angustia y aliviarán mi pena, no pienso llorar; ya es demasiado tarde para ello y, al igual que el fenix renace de sus cenizas, yo tengo que renacer en la ducha, algo parecido al medio acuático donde una vez, antes de ser reconocida como vida, estuve reclusa antes de ver la luz del sol. Necesito adaptar la temperatura. “No tengo prisa”, me repito silenciosamente a mí misma, desconecto mi cerebro e intento alejar aquellos recuerdos mustios de mi mente.

Limpio cuidadosamente mi cara con un jabón de algas, aliso mi pelo con la mejor mascarilla que puedo permitirme, Cierro los ojos y escucho tranquilamente mi alrededor. El murmullo de la música de fondo parece resonar perfectamente en mis oídos, el agua de la ducha cayéndome en la espalda y el olor a cacao, hacen una escena de relax perfecta. Alguna de otra lágrima se escapa de mis ojos, sé que me lo había prometido a mí misma, pero tengo que purgar la pena de alguna forma ya que el orgullo no me deja sacarlo cuando hay observadores delante; tan solo unos pocos privilegiados han podido ver como caígo, aunque solo unos segundo. Soy demasiado fuerte como para permitirme hundirme en las finas arenas del fondo del mar de los sentimientos.

Comienzo entonces a pensar qué zapatos me apetecería ponerme esa noche, el traje que le pega, los complementos que voy a usar, si me pintaré los labios y la manicura que voy a lucir en pocos minutos. Lo que más me gusta de ello es el saber que alguien muy especial estará loco por decirme lo espectacular que estoy ese día; si no lo tienes calma, alguien advertirá tu presencia nada más salir.

En diez minutos salgo de la ducha, estoy nueva. La serpiente ha mudado su vieja piel. Me seco como mi amante me observase tras una vitrina de cristal, sonrió, me miro al espejo y tomo las cremas que extenderé en mi cuerpo dándome un placentero automasaje: en los pies, las piernas, los dedos, el cuello y la cara . Completamente desnuda recorro los habitáculos de mi casa, tengo sed y aprovecho para tomar un poco de agua helada; así la crema no tendrá impedimentos en ser completamente absorbida por mi cuerpo.

Vuelvo a mi cuarto con aquel gran vaso, mis pelos continúan liados en una toalla y así permanecerán hasta que pierdan parte del agua que absorbieron. En el espejo de aumento me doy la vuelta, giro la cabeza y, allí está, ese fantástico tatuaje que ocupa un cuarto de mi espalda. ¡Esos ojos!, parece que me mira. El tatuador tuvo un gran acierto en dibujarlos de aquella forma, en ciertos momentos crees que siguen a todos con la mirada y protege mi espalda de indeseables. “Hola” me dirijo a él, “hoy no ha sido un buen día, ¿verdad?” Por supuesto jamás me contestará, soy perfectamente consciente que es una mancha con una forma determinada en la piel, y por la cual se pagó mucho dinero. Aunque algunas veces tienes que hacer locuras, sólo los que algunas vez fantasean son capaces de ver el mundo de manera diferente.

Miro al exterior y tras mis cortinas rojas veo el mundo de otro color, las lágrimas ya no luchan por cristalizar mis globos oculares y soy capaz de sonreír de una forma sincera. La vida parece menos dolorosa. ¡Hay cosas peores!

Tras estos momentos de autoreflexión y un viaje al mundo de Dalí, vuelvo a pisar el suelo de mi cuarto, tomo entre mis dedos las limas y el resto de utensilios para decorar mis manos y comienzo con la tarea. No pienso, directamente dejo que mi subconsciente actúe y deje salir todo lo que he reprimido ese día. Ira, furia, depresión, pena, nostalgia y dolor, se mezclan en una bonita paleta de colores. Pronto toman forma y…. ¡Me gusta! Ha salido bastante bien, tanto en los pies como en las manos. “Me la voy a dejar unos días”, pienso en voz alta.

Han pasado ya dos horas desde que inicié mi reestructuración, pero aún no estoy lista. Faltan a penas unos simples detalles, pero en poco tiempo lo subsanaré. Espero a que se sequen mis plataformas dequeratina.
¡Velvo al ataque!. Otro pequeño comentario a mi espalda y ¡bingo! La vestimenta perfecta, unos vaqueros muy ajustados, aquella camiseta que me sienta tan bien y los tacones de aguja, que hacen aún más esbelta mi figura.

Lo coloco todo encima de la cama y saco mi estuche y pinces de maquillaje, hoy elegiré unos tonos y formas que me hagan parecer fuerte, sexy y muy imponente. Los deseos que venga mi novio pronto son cada vez más grandes, tengo ganas de lucirme delante de él; conforme va apareciendo el nuevo insecto de su crisálida.

Los rabos largos e insinuantes, unas pestañas muy muy definidas, colores negros y plateados dibujados al estilo egipcio, conforman mi figura facial. Un poco de maquillaje para disimular las rojeces, algo de polvos para quitar brillos y… ¡Voila! Venus acaba de salir completamente desnuda de las aguas.

He dicho de las aguas porque todavía no me he arreglado el pelo, el secador espera impaciente para expulsar sus bocanadas de aire caliente o frío. Dependiendo del calor que tenga o el resultado que quiera conseguir. Hoy me apetece liso.

Y van casi tres horas desde el comienzo, ¡sólo me faltan veinte minutos para que llegue mi acompañante!

Me visto con mucho cuidado, como si las prendas fueran nuevas. Coloco mi ropa interior de la misma forma que tomarías a un bebé entre tus brazos y, antes de llegar a la parte superior, extiendo el desodorante y el perfume, espero unos segundos antes de colocar una nueva piel de algodón sobre mi cuero natal. Me coloco los piercings, unto crema solar sobre mi tatuaje, cojo un bonito colgante, los pendientes a juego, repaso mi peinado y acabo pintándome los labios.

Suena el timbre, han pasado casi cuatro horas y me siento mejor. Renacida, lista para volver a enfrentarme al mundo.

Sé que todo esto es pura vanidad, pero de vez en cuando hay que serlo, al igual que egoísta, tacaño, envidioso y otras muchas cosas más. No porque en su mayor parte, estos calificativos poseen connotaciones negativas; esto no tiene porqué serlo en pequeñas dosis. Quizás a otros les funciones de otra forma, pero a mi esto me ayuda mucho a mejorar los ánimos.

Ahora soy otra, dispuesta a volver a comerme el mundo y a todo aquel que se quiera cruzarse en mi camino. Ya le he sacado brillo a mi armadura y estoy lista para enfrentar una nueva batalla, nunca me rindo y por una mala experiencia, repetida ya un par de veces, por lo menos, no me achantaré, acosas peores me he enfrentado y las he superado.

La vanidad es mi arma, algo que fomenta mi creatividad, me ayuda psicológicamente y mantiene mi espíritu en alza. Mejora mi aspecto y me hace sentir aun más mujer de lo que soy.

Vanagloriarse está incluido dentro del primer pecado capital, la sobervia, será porque forma parte de ella. Pero aún tengo muchos más que confesar; que yo sepa, los originales eran 7 ¿Cuáles son los tuyos?

25 de julio de 2008

ESTAN... (3)

INT. COCHE AUTOESCUELA.
Practicando como siempre SILDERIA, circula por las calles de los supuestos circuitos que le pueden tocar a exámen, cuando el profesor le pide que aparque en un sitio bastante justo.


PROFESOR.
Aparca en ese hueco.


SILDERIA
¿Seguro? Es muy justo para que yo lo pueda meter ahí.


PROFESOR
Yo te ayudo a meterlo
¡Tú verás como entra!


SILDERIA
(voz en off)
Aquella mañana, como la mayoría de los días, no era el mío.
Por supuesto estaba un poco harta de dar clases, pero todo se solucionaría en pocos días.
Como siempre, pasaba de las indicaciones del profesor y aparqué como mejor me parecía. Creo que por eso siempre me indicaba que hiciera lo contrario de lo que era correcto.

INT. COCHE AUTOESCUELA, CINCO MINUTOS DESPUÉS DE INICIAR LA MANIOBRA.
El coche entre suavemente en el hueco entre dos coches.


PROFESOR.
¿Ves cómo entraba? Tienes que tener un poco de confianza en ti misma.
Ahora vamos a salir.


SILDERIA
(Voz en off)
Parece que sí, me ha demostrado que soy capaz de hacerlo.
A pesar de ello, no sabía como iba a salir de aquel sitio, el espacio exitente entre los coches era ínfimo, ni una rata se atrevería a invadir ese espacio aunque el mayor de los gatos la estuviera persiguiendo y no existiera otra salida más que esa, aunque nadie sabe lo que puede pasar en situaciones desesperadas. Quizás se hubiera arriesgado a quedarse completamente atrancada con tal de salvar el pellejo.

Así me sentía yo cuando me puse a pensar que todo mi trabajo por introducir un trozo de mortadela entre dos rebanadas de pan, sin casi levantar una de ellas y dejarlo perfecto, se tenía que esfumar en el aire. Ni siquiera me había dejado dar un bocado a aquella sabrosa tostada y regocijarme de mi logro, pero todo lo bueno tiene que acabarse algún día.


EXT . CALLE.
El coche de autoescuela casi ha conseguido salir del aparcamiento, aún le quedan unas cuantas maniobras para conseguir desacerse del entuerto sin que ninguno de los dos coche que lo aprisionan suenen como máquinas de pin ball.

Un coche de color rojo se aproxima hacia ellos dándo un sonido estridente, pita constantemente, parace que tiene una gran prisa porque Silderia concluya su acción de salida.

COCHE ROJO
(dando unos pitidos antes de bajar la ventanilla)
¡Venga! ¡Qué tengo bulla! ¡A ver si terminas de una vez!
¡La gente de autoescuela no sabéis hacer nada bien!

SILDERIA
(voz en off)
Todavía no me puedo creer lo que está pasando. Por la cara del profe no está muy contento con lo que está viendo.


INT. COCHE AUTOESCUELA.
El profesor en un reflejo aprendido, por sus múltiples experiencias con Silderia, coge el agarradero del cinturón de seguridad que la mantiene agarrada al asiento. Mientras el dueño del otro coche no para de meterle prisa para que termine. A pesar de todo, esta vez lo únco que le ha hecho mantenerla en su postura de conductora es el evitar que pueda meterse en un lío, pero se encuentra bastante molesto por la situación que está viviendo en esos instantes.

Aparentemente está muy calmada, pero una media sonrisa se dibuja en la cara de su alumna. Entonces comienza el circo.

SILDERIA
Ya voy, no te sulfures. Un momento.
Jose, la cuerda se hace así ¿verdad?. Es lo que tengo que usar para mover el volante rápido, ¿a que sí?

Y esto, ¿cómo era? (mirando al profesor con cara de guasa)

EXT. CALLE, SE VE A LOS DOS POR LA VENTANILLA DEL CONDUCTOR.
El profesor parece que ha cogido la indirecta y le sigue el juego a Silderia, comienza a explicarle la lección como si no la supiera de ante mano.

PROFESOR
(mientras Silderia mueve el volante)
No mira, sé un poquita más suave.
No agarrotes las manos, tienes que acariciarlo no arrancarle el trozo.


INT. COCHE ROJO.
Desde su ventanilla, el inquilino del auotomóvil rojo no da crédito a lo que está viendo. Los dos conductores del coche contiguo pasan completamente de lo les está diciendo, es inútil pitar con el coche.

COCHE ROJO
(con cara de asombro)
¿Qué estás haciendo?

SILDERIA
Estoy aprendiendo
(hace un gesto con los hombros)
¡Cómo no se!
INT. COCHE DE AUTOESCUELA.
El conductor del coche rojo se va sin montar más escándalo, es inútil pelear. Le han cogido en su propia trampa.

El profesor y la alumna para un momento el aprendizaje y se ríen durante un largo rato antes de Continuar la marcha.

Este es otro de los casos, ¿a qué venía tanta bulla? Seguro que se pensó que Silderia era un blanco fácil para conseguir un aparcamiento justo en frente del bar que había. Lo malo es que no sabía con quién se había cruzado por el camino.

No porque el otro tenga más experiencia que tú en una cosa tienes que hacerlo todo a la tremenda. La paciencia es una santa que da muy buenas recompensas, pero cuando se está mal follado o tu polvo de la noche antes ha sido pésimo o ni tan siquiera has mojado el churro, se pierde la paciencia y el humor muy pronto.

22 de julio de 2008

¡MI NOMBRE Y YO NOS CAMBIAMOS DE ACERA!

Un hombre bien bragado.
Curiosa frase para designar a todo hombre que destaca por su hombría, fuerza y rectitud. Un macho ibérico, ¡vamos!, para entendernos mejor.

Esto data de una época en la que el uso de la ropa interior no era común. Las bragas estaban restringidas sólo al uso masculino, algo raro y muy difícil de entender ya que el bicho que sangra todos los meses somos nosotras, aunque no quiero ni pensar cómo se agarraban los paños a modo de compresas.

La recomendación de uso médico para los “enfriamientos”, las volvió más comunes ante la población, con el fin de proteger un poco más los riñones. Eran largas, hasta los tobillos y cubrían gran parte del tronco (lo digo para que os hagáis una idea de cómo todo disminuye, menos su precio claro. Más de uno se ha llegado a imaginar cómo diagnosticaban un miembro resfriado)

Aunque el verdadero martirio llegaba cuando tenías que ponértelos, no se de dónde derivó la frase: “eres más basto que unas bragas de esparto”; pero eres más molesto que unas bragas de lana, podría estandarizarse en nuestro lenguaje popular, ya que de eso era de lo estaban confeccionadas, de pura lana virgen, y el suavizante o las fibras tratadas no existían. Al cabo de unos minutos de llevarlo puesto, el sudor y los miles de filamentos de los que se compone este material natural producían unos picores tremendos. Ahora entiendo porqué la forma de caminar de aquellos años era tan graciosa, todos tenían los huevos cocidos y unos picores de la ostia comiéndoles desde el tobillo hasta la cintura.



Por fortuna su tejido cambió, pero su largo continuó durante unos añitos más. Por supuesto pasó a ser cosa de ricos, transformándose en un utensilio para curar los resfriados típicos a una prenda de lujo y uso excepcional para acomodar debajo de una capa; por supuesto esto era sólo para señoritos, ¡hasta ahí podíamos llegar!

Ahora llegamos nosotras.

Como tantas otras cosas en la historia, la braga pasa de ser considerada una prende muy masculina a alimentar las mentes de los hombres imaginando a señoras y señoritas de buen ver con tales vestimentas, y los bolsillo de las y los vendedores de los mercadillos que adornan las calles de los barrios una vez por semana.



No he encontrado nada que me explique cómo lo hicimos, pero seguro que fe como siempre, a base de buen talante. Así que nos quedamos con el invento, y con el nombre. Ya que aquella ropa íntima que sujetaba el aparato sexual femenino se negaba a denominarse igual que el que ocultaba la vulva femenina, por lo que se nombró como calzoncillo, calzón para los amigos.



Entonces la braga comenzó a encoger, deseaba estar más delgada, más corta, más fina, tapar lo justo, ser casi invisible, moldear el cuerpo de la mujer, que la desearan, compartirse con todas, satisfacer sus momentos más íntimos y, sobre todo, estar siempre con ella.

Para ello las hicimos de licra, algodón, encaje, cuero, vinilo, tul y dependiendo de su forma o estilo se designaron como tanga, culotte o braga, la de toda la vida. Dependiendo del momento, del fin para el que una se las ponga y de miles de elementos más su tejido cambia, así como su estilo.



Se que hay una clasificación diferente, pero yo ha hecho la mía propia y es esa la que os voy a dar porque creo que está más adaptada a la vida real y porque me da la gana:


- Bragas de cuello vuelto: estas se caracterizan por llegar hasta justo debajo del pecho.

- Braga raja o por culera: aquella que cada vez que andas unos pasos tiende a meterse entre glúteo y glúteo, tirando del elástico que rodea la pierna de ese mismo lado. Suelen ser las que más te gustan siempre.

- Rompe piernas: suelen ser de tamaño normal, la tela se ajusta perfectamente a tu piel, pero no todo tenía que estar bien hecho. Las gomas que bordean los orificios de las piernas y la cintura son tan pequeñas que tienden a intentar cortar la zona. Suelen ser las bragas más baratas que encuentras.

- Nini: llegan unos dedos por debajo de la hucha y justo al borde el monte de venus.

- Culotte puti: aquella braga pantalón que deja ver casi todo el culo, forma una bonita V en las nalgas.

- Culotte casto: tu novio no distingue si te has equivocado y te has puesto el pantalón de deporte debajo del vaquero.

- Culotte tímido: llega justo a tapar casi la totalidad del culo, dejando unos milímetros del mismo al aire.

El tanga es otra historia, lo único que puedo decir respecto a él es que su precio es inversamente proporcional a la tela que utilizan para crearlo.

Yo y mi ropa somos lo mismo.


Normalmente la personalidad de cada uno tiene mucho que ver con tipo de ropa que lleve puesto, bien pues la ropa interior va muy ligada a nuestras intenciones respecto a ese día. Aunque ciertas modas pueden estropear todo lo que hay para con ellas, así por ejemplo, sin dejar de un lado el tema del micro tanga, se ha producido una moda muy infundada entre las mujeres (que ya está durando más de lo normal); esta consiste en el uso de unos pantalones altos de coño (ojo, que no son iguales que los bajos de cintura) y un tanga muy muy caro, con pedrería y todo, pero con la peculiaridad que sus finas tiras llegan a la cintura o más altas, eso depende de lo corta que se la camiseta que te vayas a poner ese día (normalmente llegan a tapar de tres cuartos de unas tetas a sólo el pezón, pero eso va con la cantidad de silicona que uses o los pocos complejos que tengas, también depende de si quieres pillar cacho a toda cosas y no te importe con quién.) Si quieres enseñar la pedrería de tu ropa interior, póntela por fuera como superman.


El tanga es una prenda maravillosa que deja los glúteos moverse libremente debajo de la tela, sería una pena romper tan bonito hechizo mostrando sus secretos o poniéndose un vaquero ajustado. No hay que mostrar todas las armas desde el inicio de la partida, si muestras todo lo que llevas el interés se pierde por completo, tanta carne harta al carnicero.


Volviendo al tema, con un traje o una falda justa, esta prenda íntima milimétrica viene de perlas; ajustándose perfectamente a tus curvas y volviéndose invisible producen un contoneo hipnótico. Esto unido a una pollera hasta la rodilla y bonito movimiento de cadera acompasado y guiado por el movimiento de unos tacones, hace que la pregunta ¿lleva o no lleva?, sea inevitable para la mente masculina. Si lleva, es tan pequeño y sugerente que le encantaría imaginarse ¿qué cuerpo sería capaz de portarlo? y sino, le sucumbirá el deseo de recorrer con la mano todo aquello que pueda mostrarle, lo malo es que la dueña del mismo le de permiso. Aunque tampoco hace falta ser soltera para hacerlo; recordar que hay que mantener viva la llama de la pasión.


El culote también tiene su encanto, pero voy a dejar ese difícil cometido de buscarle vosotras mismas la chispa a las demás derivaciones y tipología existentes en el mercado. Yo puedo daros una pista, juntarlo con vuestros gustos y veréis los resultados, no fallan. Aunque todavía no voy a despedirme de vosotras y vosotros.

¿Qué pasa con ellos?

Como decía al principio, nosotras nos adueñamos del invento y del nombre y apareció el calzoncillo. En él también han a aparecido variantes y seguro que ha evolucionado de la misma forma que su hermana travestida, la braga.



Entre ellos existen los slips, los boxer, como yo los llamo, y el tanga, ellos también los usan (eso es lo más antilívido que he visto en vida), pero nosotras nunca nos quedamos quietas.



Unos calzoncillos de pantalón de él, una camisa de su armario y ¡plas!, ya tienes un bonito conjunto para nadar por casa y ponerlo a cien cuando te de la gana. En esos momentos no le importará que su camisa huela a perfume de mujer ni que le hayas cogido su ropa interior favorita, si esos que se pone cuando tiene ganas de juerga.

¿A que a nosotras siempre nos sienta todo mejor?

21 de julio de 2008

Selene. Capítulo XIX.

CAPÍTULO XIX: SOLO QUIERO LA VERDAD.

Parecía que los enamorados habían olvidado el incidente de hace unos días. Ninguno de los dos hablaba sobre el tema y mucho menos se atrevían a hacer preguntas sobre lo ocurrido, algo les rondaba la cabeza, pero intentaban ocultarlo lo mejor que sabían.

Selene parecía anestesiada respecto del tema, a penas comentaba nada de aquella trágica noche en que por fin se había enfrentado a Roberto, aquel psicópata que la tenía acosada continuamente. Luis, en cambio, no podía parar de darle vueltas a la cabeza, todavía no podía creerse lo que había visto, a veces pensaba que era el efecto de los tequilas y la cerveza otras, en cambio parecía que su mente le decía que dejara de engañarse a sí mismo.

- Selene. – Dice él tras dar un buche a su copa. – Podrías decirme ¿qué fue lo que pasó en el pub Put?

- No se a lo que te refieres, lo viste tan bien como yo. Por si no lo recuerdas tu estabas allí.

Una mano temblorosa delataba el nerviosismo de la chica, no le gustaba dar ningún tipo de explicaciones y menos si eran largas y aburridas como esta. El nerviosismo aumentó casi no podía ni mantener la compostura cuando bebía de su refresco y menos aun mantener la mirada fija en él. Lo miraba fijamente mientras tonteaba con todo lo que encontraba por la mesa mientras miles de onomatopeyas salían de sus delicados labios. Cogía el bolso, hacía como que buscaba algo y volvía a dejarlo en su sitio, daba una calada al cigarro, jugaba con la ceniza de su contenedor y continuaba con la acción.

- Pasó lo que viste. – Continuó con su conversación. – Nada más, no creo que haya que explicar nada.

- Entonces dime como tus pies no tocaban el suelo y mantenía a medio metro de distancia a esa mole sin tocarla. – Vuelve a reclamar Luis una explicación.

- Estabas un poco alegre. – Le toca la cara con cariño. – Puede que te confundieras en lo que estabas viendo.

- Puede, pero se cuando estoy lo suficientemente borracho como para no acordarme de lo que estoy viendo, a demás, hace tiempo que no me meto nada como para tener esas alucinaciones. – Apaga el cigarrillo en el cenicero. – Lo mejor de todo es que Fepico no se sorprendió de nada.

- Quizás fue porque no vio nada. – Le mira fijamente a los ojos.

- Créeme, la mirada que nos echamos en esos momentos no fue de amistad precisamente.

El nerviosismo de Selene aumentaba por momentos, tendría que desvelar varias cosas sobre su naturaleza y no sabía cómo se lo iba a tomar su enamorado. Lo deseaba tanto que no podía percibir el resto de su vida sin él ¿la tomaría por loca? ¿se creería la verdad o sería mejor contarle una mentira para que su alma quedara tranquila? Lo cierto es que tarde o temprano tendría que desvelar su naturaleza si quería pasar el resto de sus días junto a él.

- Simplemente era un truco. – Responde a la insinuación de Luis tras una larga pausa. – Pillaste un ángulo desde tu posición, en el que parecía que no le estaba tocando, pero lo retenía.

- Eso es imposible. – Le responde. – Veía perfectamente tus manos y el resto de tu cuerpo. Cuéntame la verdad. Después de lo que he visto no voy a asustarme. – Le coge las manos temblorosas a su novia.

En ese momento suena el teléfono, Selene coge la llamada pero terminar pronto la conversación. Son sus amigas que quieren quedar para tomar algo, a lo que ella responde que tiene planes para con Luis y que es imposible.

- Tenemos una velada muy especial esta noche. – Responde. – No, es imposible que vayamos los dos juntos, los planes son desde hace un mes. – Continúa excusándose. – Hasta la próxima.

Sus manos cuelgan el teléfono, por su expresión parece que se está pensando mucho lo que va a hacer, aunque en la conversación telefónica ha dado a entender que ya lo tenía decidido. Tiene miedo en los ojos, está atemorizada ante la idea que perder a Luis si esta no le da una explicación veraz y convincente; sabe que lo que realmente ocurrió no es para nada ninguna de las dos cosas que se espera de una conversación aclaratoria sobre unos hechos irreales, pero por desgracia así es y el momento de decírselo todo ha llegado, aunque demasiado pronto para una relación que casi acaba de empezar.

- Seguro que estás dispuesto a saberlo. – Le dice ella mirándolo directamente a los ojos y muy seria.

- Seguro, quiero saber todo sobre ti. No tengo miedo a lo que pueda pasar. - Entonces la besa.

- Para ello tenemos que irnos muy lejos de aquí. – Pide la cuenta al camarero. - ¿Te acuerdas del lugar dónde me llevaste a cenar la primera vez? Ese sería un buen lugar.

En pocos minutos llegan al coche de Luis, el camino que les espera es largo por lo que deciden tomar algunas provisiones para el camino. Selene sólo puede enseñarle la verdad justo a la caída del sol. Eso alargará mucho más el tiempo de espera. Mientras han decidido no hablar sobre el tema que les ha ocupado toda la tarde, comentan lo que ven por el camino, aquello que planean hacer el fin de semana, cómo han salido los exámenes de ella y los proyectos nuevos de él. Todo con tal de calmar un poco el nerviosismo que a los dos les inunda.

Luis tiene un miedo aterrador a lo desconocido, pero cada vez que piensa en Selene se le calma. Algo le dice que estará bien mientras no se separe de su lado.

Han pasado ya varias horas y por fin ha llegado el momento. Selene besa a su amado le toma la mano y con un alfiler de madera con punta de plata pincha su dedo. Como algo inaudito sale un chorro de sangre que ella reposa en una copa de piedra.

- ¿De dónde has sacado eso? – Dice él ante el espectáculo como si no formara parte de él.

- Sh, sh, sh, sh,…. Esto no es un juego.

De pronto la sangre deja de manar, entonces la chica comienza a entonar un canto. Parece una sirena atrayendo a los barcos sobre las rocas. El hipnotismo de Luis es cada vez más profundo, la mira y sólo ve a la persona que ama, ni siquiera sabe lo que pasa a su alrededor, a pesar de todo ese encuentra muy cómodo.

La pequeña bruja mezcla unas hierbas y lo pone todo en un frasco de piedra tallada, que coloca a modo de amuleto sobre el cuello de Luis.

- Esto te protegerá. – Lo besa y coge su mano – ¿Listo?

No da tiempo a una afirmación, el claro se comienza a iluminarse por miles y miles de luciérnagas y la luna llena comienza a hacer su aparición entre las nubes. Y el pequeño tronco cortado, que una vez les sirvió de mesa irradia una columba de luz que se transforma en una puerta.

- Preparado para la explicación, todavía podemos volver atrás.

Luis la mira y sonríe, le besa por última vez en el mundo de los mortales y vuelve la mirada hacia la puerta que separa un plano del otro. La toma de la mano fuertemente y se encaminan hacia ella.

- Espera un momento. – Dice él a pocos pasos de la entrada.

- ¿Qué pasa? - Pregunta ella desconcertada.

- Las entradas a estos mundos no se hacen todos los días. – La toma en brazos y como un novio que pasa a su recién estrenada esposa se dispone a pasarla bajo el umbral luminiscente de la dimensión desconocida de Selene.

17 de julio de 2008

YA NO ME PUEDO CASAR.

Creía que cuando me hice mis primeros piercings ha había escuchado bastantes patochadas como para no aburrirme en un tiempo, es más, algunas eran tan buenas que merecía la pena pensar un poco en el tipo de mente que las había elucubrado. Simplemente por la simpleza o idiotez tan monumental que sus labios se habían atrevido a soltar antes que su cerebro pudiera procesar la frase y saber lo que realmente estaba queriendo decir.

Lo cierto es que ciertas sandeces provenían de mi propia familia como: “¿Te quitarás los pendientes cuando vayas a la boda de tu tía? ¿verdad?”. Lo cierto que cada vez que había un evento especial me decían lo mismo, pero la cosa no se quedaba ahí, miles de persona más me lo dejaban caer como quien no quiere la cosa. Por supuesto a mi madre no le iba a contestar de la misma manera, pero a más de una le rechinaron los oídos cuando les contestaba que yo era así con mis piercing y que no me los iba a quitar para ir a una boda y mucho menos para vestirme de "bonito", es decir, al que no le guste que no mire. Lo malo era que a muchos les gustaba mi aspecto hasta que abría la boquita para defender mis posturas a cerca de la perforación de la carne (en ciertas ocasiones siempre he estado más guapa con la boca cerrada. Todavía no he vislumbrado por qué.)

Después simplemente se fueron acostumbrando a que fuera a todos lados de la misma forma que voy siempre, taladrada y atravesada por unas bonitas circonitas brillantes que recorren ambos de mis lóbulos autiditivos y con unos grandes pendientes en los que me hicieron cuando era chica, yo los llamo "los de nacimiento."

Con el del ombligo pasaron un poco más, teniendo en cuenta que no se me veía cuando no me interesaba, pero con el de la nariz tuvimos más problemas. Mi madre decía que no me dejaría hacerme el de la lengua, cosa que nunca iba a realizar, pero si quería conseguir perforar mi aleta nasal tenía que tomar medidas drásticas y pintar las cosas más negras de lo que eran. Por supuesto lo conseguí, lo cierto que ahora veo un poco ridícula aquella odisea que monté, ya tenía 18 años y podía hacer lo que mejor me pareciese. Pero volvimos al mismo problema, ciertas mentes cotillas y denigrantes volvieron a nombrarme lo de: “cuando tengas una boda” o lo de “cuando te vistas de fiesta”, pues me buscaré un pendiente bonito para adornar y ya está; no encuentro mayor problema, que tú lo ves feo, pues no te lo hagas. Yo si puedo aceptar que eso no forme parte de la visión que tu tienes de estética.


Lo mejor de todo ha venido cuando hasta hace a penas unos días me hice un tatuaje, lo cierto es que me lo llevaba pensando bastante tiempo y por fin, como hago siempre, declaré al mundo mi decisión irrevocable. A alguno le costó trabajo aceptarlo, pero se portó como el mejor de los campeones, hasta vino conmigo a escogerlo. A otros no les vino de sorpresa, ¡conociéndome iba ya tarde para lo que yo soy! (declaraciones expresas de una amiga) y ciertos individuos pensaban que ya lo llevaba por el simple hecho que llevo piercings; no todos siguen las dos corrientes a la vez.

Cierto es que el pintado permanente de la piel no está muy bien visto, por suerte, ahora menos que antes. Pero no eso no quita que me encante. La verdad que todo esto, es como una operación de cirugía estética, tú ves algo que no te gusta, querrías esconder, decorar o mejorar y vas a un especialista en el campo para que te subsane el problema por un módico precio, tú eres feliz, es para toda la vida, el tiene otro cliente satisfecho y espera verte por allí pronto y/o que se lo recomiendes a tus amigos. Simple.

Lo que pasa es que te metan dos bolsas de silicona líquida, entre otras cosas, para aumentarte el volumen de pecho, porque tienes un complejo terrible, te gustaría tener más, tienes envidia de tu vecina del quinto que todo el mundo le mira su escote, es la moda, etc, etc, etc,…. Está muy bonito, te quede como te quede. Ya puedas tener los labios tan grandes como los de Angelina Jolie, solo que a ella le quedan bien (entre otras cosas nació con ellos) y tú pareces un gato mareado después que un perro lo haya sacudido por el rabo, pero eso si es “estético” (por decirlo de alguna manera) o, que se yo, de buenas a primeras pasas de una talla 80 a una 100 y te ofendes si te dicen que son puestas (a mi me encanta enseñar lo que me he hecho) o te quejas que todos te miran ( yo que ellas iría al psiquiatra). Con los hombres pasa tres cuartos de lo mismo, ya no sabes si las tabletas de chocolate que lucen son de verdad o de silicona; lo cierto es que son igual de repugnantes. Y esos pechos, nunca aceptaría que mi pareja tuviera más tetas que yo.

¿Eres más feliz desde que te hiciste ese pequeño “arreglillo”? Yo también, es como una parte incompleta de mi que he de perfeccionar hasta que esté satisfecha con ella igual.

Bueno, me he desviado del tema, lo que iba a comentar era que ahora que no me puedo quitar mi operación de cirugía menor, por llamarlo de alguna forma. He escuchado miles de tonterías pero la que se lleva la palma es, atención.

- Eso queda muy feo con un traje de novia puesto. Yo hubiera esperado después de la boda, aunque yo nunca me lo haría, la verdad. – respiró un poco y añadió. - Ahora tus trajes tendrás que llevar mangas cortas a las fiestas para que no se vea.

Siempre pongo los comentarios por separado porque me lo dicen personas distintas, pero no podía creerme que tantas chorradas me lo dijera una sóla persona, en menos de un minuto, casi sin respirar y se quedara tan pancha. Por supuesto le contesté, pero analicemos uno por uno los puntos, que es mas divertido.
  • Eso queda muy feo con un traje de novia puesto. (Si en mis planes no entra casarme. A todo esto, sería una buena excusa para no hacerlo.)
  • YO hubiera esperado después de la boda. (También puedo esperar a que el sol se hiele para ponerme el abrigo de piel porque queda muy, ¿cómo lo diría? ¡Oh sea!)
  • YO nunca me lo haría. (A mi eso como que no me interesa para nada, como si te quieres tirar por un puente)
  • Ahora te tendrás que poner trajes de fiesta con mangas para que no se te vea. (¿Entonces para qué me lo he hecho? Espera, es que el protocolo exige que me lo tape para no ofender la vista del que me mire el dibujo ¡tócate los huevos!, es lo más ridículo que he escuchado.)
Y dónde dejamos ese YO, no personalices, si por fuera no haríamos la mitad de las cosas, piensa un poco en que no eres tú soy yo. Parece que estas personas no poseen inferencia. ¡Superficialistas metomentodo!, desde luego que a todo el mundo le gusta decir lo que piensa aunque no se lo pregunten. Un traje de fiesta con mangas para que no se vea, creo que en ese momento el shock le desconectó la razón. ¿Cuántas veces te vas a vestir de fiesta en un año? ¿Cuántas veces te vas a vestir de novia en tu vida?, si te casas. ¡Por favor!, ¿es que he de mantener mi cuerpo impoluto para ese momento?

Lo políticamente correcto no va conmigo, tampoco lo voy a tapar con esparadrapo color carne para que no se note (normalmente no me avergüenzo de lo que hecho.) A mi me parece muy estético, unido a un motón de factores y adornos corporales es hasta sexy. Que llama la atención, si, no puedo negarlo; lo cierto es que nunca pretendí disimularlo, ni eso ni los piercings. Eso es como cuando te pruebas una prenda y te dicen que te queda muy bien porque te hace menos pecho, no te pintes tanto que estás mas guapa, esos pantalones tendrían que ser más anchos, suéltate el pelo para que no se te vean tanto las orejas,... ¿Algunas y algunos de vosotras y vosotros, sabéis lo que estáis diciendo? Contestaré por vosotros. NO, eso es como decir, ¡vale! acepto lo que te has hecho, cómo eres, lo que llevas puesto, pero intenta disimularlo lo mejor posible para que cuadre con mi forma de pensar. Es como cuando la monja con la que das catequesis te dice que la asistencia es libre y de repente faltas un día y te echa la regañina porque no has ido; ¿es libre o simplemente queda bonito de cara a la galería? ¡Cerebros fofos! O se creen que somos tontas y tontos o no entiendo lo que les pasa, ven como los caballos que tiran de los carros, en ángulo recto para que no se entretengan.



Eso es un secreto, no soy tan señorita como la gente piensa:Una bonita apariencia no está reñida con lo que tu quieres.

Es que una mujer tiene que ir siempre acorde con unas formas impuestas, seguramente por hombres o mujeres que no tenían otra cosa en que entretenerse, ¡con lo bien que está culturizarse! Si te sales de ellas malo, si no eres una persona destacada en el mundo del arte, tampoco puedes llevarlo, si no eres un portuario, un hombre, un chusma, un niñato, un pijo sin otro entretenimiento mejor, un descerebrado,….. Está mal visto en una señorita, porque una señorita tiene, una señorita es, una señorita debe, una señorita…. Llegué a odiar tanto esas palabras que me negué a serlo. Ahora lo soy pero, a mi manera: educada (cuando me da la gana), se estar (mientras que no me toquen los ovarios), visto políticamente correcta (el traje de monja lo doné a caridad), soy calladita (ni debajo del agua, siempre digo lo que pienso), obediente (a mi manera). Lo cierto es que hago las cosas como me dá la gana, para mí soy un primor.

Lo afirmo, SOY UNA SEÑORITA que siempre circunda el filo de lo bien y lo mal visto, lo une y forma un estilo propio. Por eso la casilla que marco cuando me dan tres opciones es la de "de vez en cuando".

14 de julio de 2008

ADIVINA, ADIVINANZA.... ¿DÓNDE LLEVO EL PIERCING?

Desde tiempos inmemoriales se han perforado varias partes del cuerpo, así cierta tribu africana perforan y dilatan sus lóbulos y el bermellón para deformar sus cuerpos, así evitaban que se los llevaran como esclavos, ahora se ha quedado esa costumbre como una parte dela cultura de esas personas.


En la cultura occidental no se porqué motivo se difundió, es costumbre perforar los lóbulos de las orejas femeninas al poco tiempo de nacer, en ellas se pone un solo pendiente y, desde el mismo momento que nacemos, estamos mutilando un cuerpo. ¿Alguien podría decirme si eso es cultura, pertenencia social, a una subcultura, moda, rebeldía, feminismo….? Hay tantas cosas que puede denotar uno o varios piercing en el cuerpo, que de esta primera no tengo ni idea de porqué se hace.

Me acuerdo hace unos años, tendría nueve o diez, llevaba dos semanas sin ponerme los zarcillos de oro que me había impuesto mi madre porque le gustaban a ella, aunque para mí tenían una tendencia hacia una madurez que aún no me correspondía, en otras palabras, eran de vieja. Bueno, volviendo al tema, cuando se dio cuenta que yo no llevaba aquellos clavos adornados puestos me dijo: pareces una cabra mocha sin los pendientes. Todavía estoy intentando descifrar qué podía vislumbrar mi abuela en esa frase para que yo reaccionara y me pusiera las perlitas doradas y rojas; de todas maneras no podía hacer nada en consecuencia porque no entendía la frase, hoy día tampoco, pero eso no viene a cuento.



Unos cuantos años después me hice mi primer boquete en la oreja, fue en la derecha y supuso a unidad de una gran ristra de número sucesivos hasta llegar al trigésimo siete años después. A lo largo de ese tiempo me perforaba aquellas partes de mi cuerpo que deseaba adornar y, a pesar que me costó trabajo parar, lo hice. Llegué a tener los que deseaba en un inicio de mi adolescencia y no más.




- ¡Yá se cansará y se los quitará! - decía mi madre a mi padre cada vez que me pillaba uno nuevo. (Todavía no me he quitado ninguno de ellos)


- Tienes el pendiente hinchado quítatelo. - (Eso sería porque me los acababa de hacer.)


- Las ganas de mutilarse el cuerpo. – (Y ¿qué hicisteis conmigo nada más nacer? ¡ah! Es que eso es cultura, se me olvidaba.)


Lo cierto es que tuve muy pocos problemas cuando me “taladraba” alguna parte del cuerpo, ya que la legislación no estaba todavía aprobada y no hacía falta que un mayor de edad te diera su consentimiento o te acompañara, simplemente ibas y te lo hacías por menos de tres euros. En cuanto a mis parientes, simplemente dejaba que ellos solitos se dieran cuenta de lo que había hecho.


Diga aaaaahhhhhh..........





Por supuesto siempre he ido a un profesional, las infecciones y consecuencias de un piercing pueden ser muy graves si dejas que cualquier listo te lo haga, siempre es preferible pagar más e invertir en salud (me ha quedado como un anuncio de sanitas.)


- El retraimiento de la oreja provocando la extirpación de la parte afectada.


- La necrosis de la zona.


- Infecciones sanguíneas.


- Contracción del VIH o Hepatitis, entre otras.


- Hinchazón descontrolada y crónica de la zona.


- Sangrado permanente.


- Parálisis muscular.


- Daños arteriales y nerviosos.


Esto son algunas de las cosas más comunes que pueden llegar a ocurrir si dejas tu cuerpo en manos de cualquier matasanos. Aunque la muerte tampoco se descarta.


Cada cosa que haces en tu vida tiene un fin determinado; por supuesto esta no iba a ser menos, la pertenecía a una subcultura, religión o la rebelión en contra del sistema, son las principales causas, nunca dejando de lado la puramente estética, pero esta siempre va unida al motivo principal.


- Cariño, ¿te gusta cómo me queda el nuevo piercing?



- Si supiera ¿dónde te lo has puesto?


El erotismo del lugar donde se coloque aquella barra cilíndrica decorada con múltiples formas, puede llegar a despertar la imaginación del más recto de los hombres y mujeres. Así se pueden destacar como puramente eróticos y sexuales el del ombligo, genitales, pezones y lengua (quiero aclarar una cosa, hay gustos para todo, esto son sólo algunos ejemplos. Yo he visto gente que se los ha puesto hasta en el canalillo del escote)


Pero nunca está de más insinuar a tu pareja dónde lo tienes colocado si quieres ponerlo cardiaco toda la noche, como añado siempre, una bonita ropa interior, unos tacones de aguja, un maquillaje acorde con tus facciones y una bonita insinuación de tus curvas, pueden hacer que aquel témpano de hielo que tanto te gusta, acabe sudando en su esfuerzo de continuar en su papel de “castigador fatal”, todos caemos en la tentación.



Por supuesto las técnicas para realizarlos han evolucionado bastante desde los inicios, antes te atravesaban con una aguja y dejaban los hilos puestos para que sanara antes de ponerte tu bonito adorno, ahora te perforan con una aguja quirúrgica, esterilizan la zona y te colocan directamente el pendiente. Pero la técnica de dormir la oreja con hielo colocándolo hasta que se ponga morada la zona, aún sigue vigente entre los mitos urbanos por desgracia. El dolor es más intenso cuando se pasa el efecto adormecedor del frío, sin contar con los múltiples calambres que te da la zona y el quemazón mientras consigues insensibilizarla; no merece la pena pasar tanto por un simple pinchazo que a penas dura unos pocos minutos. Así solo consigues alargar tu agonía que se extenderá unos días hasta que, diez días después, acaben las curas diarias y puedas olvidarte de que lo llevas, eso si todo sale bien.



Recuerda la belleza siempre hay que llevarla con cabeza, y esta no va a ser menos.

11 de julio de 2008

EL SECRETO RADICA EN EL MAQUILLAJE

Unos ojos profundos y negros como la noche adornan las caras de hombres y mujeres dentro de los grupos siniestros, góticos y los emos, entre otros. Su visión en algunas ocasiones puede ser espeluznante, de intriga y otras simplemente adorna tanto el globo ocular que causan expectación.

Existen multitudes formas para pintarse, desde hacer una simple línea recta desde el rabillo del ojo llegando este al nacimiento del pelo, hasta unos sutiles y artísticos dibujos que enmarcan la mirada tras un manto de intriga. El objetivo final es parecer agresivos y muy llamativos para aquellos que se atrevan a mirarlos, todo se adorna con un maquillaje claro para la piel, consiguiendo un tono más pálido, incluso utilizan el blanco para aparentar ser muertos vivientes. Aquí es donde radica la diferencia entre estos tres grupos tan peculiares, al igual que el uso y combinación de los colores de la ropa que usan, así como en su tejido. Aunque su tinte favorito es aquel que expresa la ausencia de todo espectro en la descomposición de la luz, el negro. Aquella tonalidad fría que se consigue mezclando todos los colores de la paleta de un pintor.

Los negros, morados, blancos, verdes oscuros y marrones chocolate, usados en una menos insistencia, resaltan las facciones de la cara e intensifican la mirada. En parte actúan a un complemento del pelo lacio y negro, llevado en preferencia, aunque se les dan unos toques de rojo, azul y blanco, a modo de mechones gruesos, mechas para decorar el flequillo o pintan por completo una parte del cuero cabelludo más amplia de lo normal. Por supuesto este tiene que llevar una tendencia a caer sobre la cara tapando completamente uno de los ojos y parte de la nariz, provocando una sensación de misterio o halo psicópata cuando adelantan la cabeza para mirar a una víctima.

Cierto, este tipo de comportamiento es completamente de teatro, bien mereciendo un oscar por la interpretación o una escena mala de comedia. ¡Payasos!, puede pensarse en ciertos momentos, al igual que puede llegarse a la conclusión de que esta gente puede que no este bien de la cabeza. Cierto es que su forma de pensar no es muy común, algunos son puros luchadores de la vida y otros melancólicos conformistas que prefieren aislarse en una burbuja pensando que nadie les comprende. Cuando más de uno posee el mismo problema contigo puede que este no radique en el exterior de la burbuja, ¿lo habéis pensado alguna vez? ¡Es verdad!, tú eres demasiado perfecto para ello (esto va por la población mundial, no solo por los grupos urbanos)

Un maquillaje espectacular marca la principal característica de estos grupos, pueden vestir de negro, preferir el vinilo, el encaje, los diseños victorianos, pero si no llega a ser por un estilo fuero de lo común para ello, difícilmente podrías reconocer si van a una fiesta de disfraces, viste normalmente de oscuro o simplemente es hallowen.

Algunos de ellos, tras el paso de la adolescencia han mutado su forma de vestir y se han unido a la sociedad colindante, no sin mantener su esencia. Siguen prefiriendo vestir de colores fríos, cierto es que incorporan algunos más a la gama, ya no intentan ser tan blancos como en su búsqueda de la identidad, pero si mantienen una especie de estilo inicial. Sus gustos por el tipo de abalorios que les llama la atención, la estética de body art, la forma de andar, moverse o su humor negro y sarcástico siguen estando ahí, ¡pobre del incauto que con una edad ya avanzada siga igual! El mantenimiento del gótico en la eterna infancia no va con él, el alma y el cuerpo son una misma esencia y, por supuesto, su forma externa de expresión es la forma de decir al mundo cómo se sienten o qué les parece el momento que están viviendo.


¡Nene!, ¿qué vestido me pongo? El negro con encajes, el de vinilo,

el corpiño negro....

No sé, ¿por qué no te pones ese negro que te gusta tanto?


Cierto es, como ya nombraba en el post anterior sobre ellos, que muchos montan una familia, tiene trabajos normales y viven una vida “normal” de acuerdo a sus convicciones; la esencia sigue siendo la misma y algunas mujeres mantienen una forma de maquillaje similar al inicial, pero adaptado al medio selvático dónde les ha tocado vivir.

El encaje, los vestidos pomposos, las mangas exageradamente largas y las uñas pitadas de color oscuro, han seguido formando parte de sus vidas (tanto en hombre como en mujeres). Todo mezclado por su inevitable morbo hacia lo relativamente prohibido en la moral de la raza humana.

Por supuesto, el maquillaje, la pintura de uñas y la bisutería o joyas, son parte unisex en estos casos. La feminidad y la hombría no tienen porqué perderse en estos aspectos, los chicos son metrosexuales a su manera y las chicas tan coquetas como una flower power, sólo que no somos capaces de cambiar unos gustos por algo que se nos ha impuesto desde antaño.

A pesar de todo, el que realmente siente y viste esta filosofía mantendrá su corazón ardiendo en llamas negras, por mucho que pase el tiempo, serán mutaciones de lo inicial, habrán a prendido a mezclarse con el medio y vivirán entre una línea muy fina separando lo que se les impone de lo que desean.

No hay nada más bonito que llegar a sentirse libre sin limitaciones. Ni siquiera por el ímpetu de pertenencia o por unos pensamientos propios tan rectos y dictadores, como antes. Por ello una esencia se mantiene y la otra desaparece dejando un perfume inicial en una gota concentrada y pura.

9 de julio de 2008

HIELES

Un día te irás de mi lado.
Sé que jamás volverás.
Volarás con las aves,
Acariciando sus plumas de terciopelo,
viviendo el viento
sin cuerpo que impida su andanza.

Y te irás,
Jamás volveré a escuchar tu risa,
sufrir tu llanto,
escuchar tus historias.

Aquella persona que me acogía entre sus brazos,
cuando tan sola me encontraba
decidió un día dejar de estar.
Sus besos se volverán susurros de viento,
su voz, un tenue murmullo entre el follaje.

Miraré al sol y jamás te veré.
Podrán quemarse mis pupilas
y, aún así, nunca volveré a ver tu cara.

Las noches irán acortándose,
el dolor remitirá,
pero nunca un vacía tan grande,
podrá ser llenado con otra alma.

Lenesia.

8 de julio de 2008

ESTÁN...... (2)

INT. COCHE AUTOESCUELA 9:30 AM.CARRIL CENTRAL.
Carretera principal de tres carriles, hacia un mismo sentido, atestada de tráfico y con policías dirigiéndolo.

SILDERIA.
(off)
Como casi todas las mañanas, el profesor me llevaba por las calles más concurridas de la ciudad. Tenía que saber reaccionar ante diversas situaciones del tráfico y a manejar el embrague.
La calle estaba atestada, ni una minúscula mota de polvo se atrevía a meterse en el espacio entre un coche y otro, el calor era insoportable y las moscas se dedicaban a su labor principal de tocar los genitales de todo el que se cruzara en su camino.

Pronto aquellos listos que me rodeaban decidieron comenzar a hacer méritos: pitaban, me echaban las luces, soltaban improperios e intentaban meterse desde los carriles contiguos. En ese instante un coche negro dirigido por un individuo vestido con traje de chaqueta, intenta acomodarse en el apenas medio metro de distancia que había dejado con el coche que me precedía por mi carril izquierdo.

Se que por ciudad se va por el carril que más convenga a mi destino, pero tal y como estaba el tráfico lo que menos me interesaba era que un remilgado se intentara colar delante mía provocando que, en caso que el guarda de tráfico cumpliera bien su trabajo y nos tocara pasar, los demás coches me chillaran con sus voces estridentes y yo me acordara de toda su familia desde antes de la época de Cristo. Así que, con la primera marcha metida levanté el embrague y adelanté el coche, nada más ver la intención del aquel incauto.

INT. COCHE NEGRO DEL CARRIL IZQUIERDO.
El hombre baja la ventanilla derecha del coche para dirigirse a Silderia.

INDIVIDO DEL COCHE NEGRO.
(chillando a través de la ventanilla)
¡Pero bueno! ¿A ti qué te pasa?
¡Mujer tenía que ser!

SILDERIA
(respondiendo a modo de guasa)
¡Como la tuya pero satisfecha!
INT. COCHE AUTOESCUELA
SILDERIA.
(off)
Debido a unas pocas experiencias pasadas, mi acompañante, en una reacción casi, refleja coge el lugar donde el macho y la hembra, del mecanismo que me mantiene sujeta al asiento del coche se unen, quiere evitar que me salga del mismo. Aunque esta no era una de esas ocasiones, las circunstancias no eran las propicias y mi humor no era tan malo como otras veces.

SILDERIA
(voz calmada dirigiendo me al profesor)
No hace falta que hagas eso, no voy a salir del coche.
Hay demasiado tráfico. (adorné con una sonrisa)

PROFESOR
Silderia ¡qué te conozco!

SILDERIA
(escuchando a la persona del otro coche pelear de fondo)
¡No lo suficiente!

EXT DE AMBOS COCHE.
Se inicia la conversación entre Silderia y el Individuo del coche negro.

SILDERIA
En ese momento me volví, sin quitar las manos del volante hacia la ventanilla de mi coche, miré hacia mi izquierda y vi como una mole de carne mutaba como un camaleón a punto de explotar. Su cuello era como los biceps de un culturista y sus ojos como los de una rana arborícola del Amazonas.

INDIVIDUO DEL COCHE NEGRO.
Las mujeres no valéis para conducir, ¡mira la que has montado!
¿Quién serás tu para contestarme?

SILDERIA
(moviendo la mano derecha con la palma extendida hacia él)
Sh…… ¡Cálmate!
Soy mujer, igual que la tuya, pero satisfecha. Y te voy a decir porqué.
Si hubieras follado esta noche no estarías de tan mal humor. Así que vete pensando lo que está haciendo ella en este momento.

INDIVIDUO DEL COCHE.
Pero,……..

SILDERIA
(interrumpiendo)
Pero nada, ahora voy a cerrar la ventanilla.
¡Qué tengas un buen día!


INT. COCHE AUTOESCUELA. CON LA VENTANILLA CERRADA.

SILDERIA
(off)
La hoja de cristal cerraba su boca muy lentamente, mientras las vociferaciones se apagaban como un mp3 sin pilas.

PROFESOR
Acabas de herirle la hombría.

SILDERIA
(moviendo por fin el coche)
No le he dicho nada que no sea verdad, es más, no pensaba hacer lo contrario.

PROFESOR
Anda, gira en la próxima a la derecha, a ver si salimos ya de aquí.

La conclusión a esta historia es la misma que en el post anterior (ESTÁN….), solo que en este caso era un hombre, ESTÁ MAL FOLLADO o el polvo que echó anoche fue de pena. ¿Quién sabe?, lo cierto es que sus salida de cobarde fue lo hizo que mi sangre hirviera.

4 de julio de 2008

MITOS Y LEYENDAS DE LA FAUNA URBANA.

Hoy, como muchas otras mañanas me he fijado en varias cosas que fomentan la imaginación de la gente. Sobre todo cuando un chico o chica que viste de una forma determinada pasa por delante de alguien con la mente de un mosquito, da igual que sean mayores o jóvenes, dicen las mismas tonterías.

Pues bien, debido a que a la gente le gusta mucho juzgar por las apariencias, surgen los cotilleos (yo creo que éstos no existirían si las personas de vida vacía se dedicaran a llenar su tiempo con algo, pero los programas de la mañana no son tan interesantes) De los cotilleos llega un momento en que el hilo se pierde y eso no tarda mucho en suceder, todo el mundo tiene que añadir algo hasta formar una bola tan grande que nadie es capaz de identificar su origen, ni siquiera la persona que lo inició puede reconocer que esas palabras salieron de su boca fétida y ansiada de fomentar el morbo.

Pues bien, no llama nada más la atención que aquellos muchachos y muchachas que se hacen llamar góticos, sólo porque visten de una forma. Les mola llamar la atención, pero bueno eso es otra historia. A lo que iba, voy a exponeros algunas de las habladurías que se han mantenido sobre los góticos, heavys, punk, siniestros,…. Y cualquier otro conjunto de componentes que posea similares características a primera hora, aunque después nos demos cuenta que son diferentes, entre otras cosas porque el gótico y el punk son los únicos que han llegado a ser una subcultura.

Ahí os lo mando, algunos los he añadido yo buscando por la red porque es demasiado bueno que os lo perdáis. ¡Lo que puede hacer la incultura!:

1. Son satánicos. Pues no es lo mismo un satánico que un satanista, buscar los términos. El primero fue acuñado por la iglesia católica (esa que os tiene comido el coco) para referirse al pueblo (a ese que todos pertenecemos) cuando no cumplían sus deseos, ya que, como siempre han beneficiado a los ricos, sólo que antes era más descarado. No os engañéis mientras no tengamos dineros, seguimos siendo satánicos.

El satanista, como la propia imaginación incita es un adorador de Satán, personas que adoran a un dios diferente al de la mayoría de una religión que se proclama monoteísta a pesar de tener dos seres sobrenaturales a los que poder adorar como se quiera, para ello ahí libertad de culto y no por ello son más malos o más buenos, falta de respeto, eso no es de católicos.

Otra cosa, los góticos se caracterizan por se ateos o agsnósticos. Es decir la no creencia o el mantenimiento de la duda de algo superior, por tanto seguidores de satan no pueden ser, si no creen en dios no creen en el infierno.



Desde que cambié el biscolatex y la casa por la piedra de mármol

y un frío y acogedor cementerio se me ha quitado el insomnio.


2. Practican el vampirismo. No niego que algunos puedan hacer lo mismo que en aquel capítulo de CSI donde un loco vampirista mata a una gótica, pero la forma en que lo pintan en la serie es tremendamente esperpéntica. No a todos les gusta beber sangre porque les atraiga la figura fantástica del vampiro, monstruo gótico por excelencia, aunque hay más.

3. Son peligrosos y violentos. Normalmente son gente pacífica amante de las artes y muy cultos, por lo menos antes. Ahora mayormente, son cabezas huecas que les flipa esa forma de vestir. Pero ninguno somos tranquilos cuando nos tocan la fibra sensible ¿verdad?

4. No son asesinos. Que les mole todo lo oscuro y entre ello la muerte no significa que quieran matarte o darte un susto de muerte para que te quedes en el sitio, aunque algún que otro pirado por ahí habrá. Recuerda que el mejor psicópata lleva corbata y chaqueta.

5. No son suicidas. Recuerdo que los países nórdicos son los que mayor tasa de suicido tienen. Si todo fueran suicida, a parte ¡claro está!, de aquellos niñatos góticos que quieren llamar la atención, no existiría tal movimiento.

6. No todos son sadomasoquista o masoquistas. Cada uno hace en la intimidad lo que les venga en gana, si te gusta que te aten, te quemen, te esposen,…. O hacerlo tu, lo mismo eres gótico, heavy, siniestro, punk, o yo que se que más. Que un empresario con traje de seda, un simple funcionario del estado, un empresario, etc. La perversión no siempre se expresa a los ojos de los furtivos, y como decía Freud: lo único raro del sexo es no hacerlo.

7. Todos llevan piercing y tatuajes. Eso es lo mismo que decir que a todos les mola que le pinchen con clavos incandescentes en el prepucio para que se les levante.

8. Corrompen y aterrorizan. Hay grupos que dan más quebraderos de cabeza, si tu quieres salir corriendo cuando los ves es tú problema, ellos simplemente se echarán unas risas cuando vean tu reacción.

9. Todas las mujeres góticas son bisexuales. Tampoco todas las bisexuales son góticas.

10. La música que escuchan es rara. No siempre escuchamos el mismo tipo de música y para ellos Bisbal tiene también que ser una aberración para los oídos.

11. Otra cosa importante: tienen trabajos, casas, novios y novias, familias, no roban y mucho menos se dedican a vaguear en un mundo con el que no se conforman. Quizás el resto si lo haga, por eso proclaman la envidia.

La próxima vez que veas alguien diferente mira lo raro que tú puedas ser, a lo mejor tu tienes más papeletas para que te estudie la NASA, que aquel se sólo alimenta tu imaginación. No es sano hablar si tu tampoco eres un saco de virtudes.