ELABORAR UNA IDENTIDAD ES UN PRIVILEGIO QUE SÓLO EJERCEN AQUELLOS QUE TIENEN LA POSIBILIDAD DE ELEGIR Y QUE LUEGO MANTIENEN EL ESFUERZO DE PENSAR.




27 de junio de 2010

DIVAGACIONES MENTALES DE LA SEÑORITA PEPISSSSS.

Anexo II.

Por fin acabaron las celebraciones por este año, bueno, por lo menos eso pienso. Todavía no estamos libres de que alguna se nos presente de improviso.

Como consecuencia del paso del tiempo, nos hacemos mayores, dejamos atrás un mundo nuevo para dejar que entren en nuestras vidas los problemas de los adultos: el piso, la comida, las facturas, los hijos y, como paso principal de todo ello las bodas.

Si, es cierto, hace apenas tres meses que sangreybesos y yo, contrajimos nupcias en el ayuntamiento de cualquier lugar del mundo, bajo el llanto de los familiares y bautizados por los sinfines de la fiesta, bebiendo cañas improvisadas mientras el fotógrafo quería dejar constancia de un evento carente de todo protocolo.

Tras de mí, otra amiga, siguió nuestros mismos pasos dando por sentada la maldición de mi cumpleaños. Esta consiste en que, desde la entrada al instituto, de eso hace ya bastantes años, motivos varios han evitado la celebración de una fiesta en la que el motivo sea que nací aquella madrugada: recuperaciones, oposiciones al funcionariado, exámenes de facultad, otros eventos que sólo se celebran una vez en la vida, etc. Por el motivo que fuera, desde hace ya 13 años, el día en que sumo 365 años más no ha podido festejarse.

¿Una tragedia? Lo cierto es que no tiene porqué, ayer fue lo más parecido a una fiesta que tuve, champan, mis amigas y amigos juntos, mi ahora marido, copas y una fiesta pagada por todos los invitados, incluida unos entrantes y cena de gourmet. Por supuesto, la sorpresa estaba servida de manos de unos extraños, una agradecimiento por algo que hice antaño, algo completamente desinteresado por unas personas que no lo olvidaron. ¿Qué hice? Eso quedará entre nosotros, ya que los hechos que se hacen sólo por ayudar, sin más ánimo de recibir, ahí se quedarán y listo. Puedo decir que todavía no estábamos bebidos, la barra libre estaba recién empezada y las burbujas de aquél licor de sidra que tanto me gusta, no habían comenzado a hacer su efecto. El resultado final, se me saltaron las lágrimas. Hacía ya mucho tiempo que no esperaba este tipo de gestos de nadie, y de personas que no conocía menos todavía. La humanidad había dejado de impresionarme para bien, aunque creo que esta vez me gustó equivocarme.

Fue una bonita decepción y un buen regalo de cumpleaños.

22 de junio de 2010

Selene.Capítulo LXIV.

CAPÍTULO LXIV: COMIENZA LA PARTIDA.

Habían ganado mucho más en esta aventura que en las anteriores, algún que otro desencuentro les habría podido aguar la última fiesta junto a un grato conversador y anfitrión. Pero no fue así, el caimán les acompañó hasta la salida de su mundo donde la abuela, estaba encargada de conseguir los ojos de cuervo.

Realmente no sabían nada sobre el uso que tendrían que darle a esos objetos, tampoco si les serían de alguna utilidad frente a los monstruos creados por Víctor, pero no estaba de más tomar alguna que otra precaución y preguntarle a la abuela sobre el tema.

- ¡¿Qué ha pasado aquí?! – dice Yu cuando atraviesa la puerta hacia la estancia de Fepico.

- Aaaaaaaah….. – se escucha seguido de un golpe en el suelo donde tres personas yacen unas encima de otras.

- ¿Podrías haberte apartado de la entrada? – le dice Selene a Yu dolorida por el golpe.

- ¡Vaya! – dice Fepico desde el suelo -. ¿A dónde habrá ido a parar?

- ¿El qué? – le pregunta Luis todavía aturdido.

- El puto cigarro que estaba encendiendo antes de entrar y la petaca con whisky del bueno – dice mirando a todos los ángulos posibles desde su posición -. ¿Podríais apartaros todos de encima de mía?... El médico dice que estoy como una rosa… ¡Bueno! – mira a la abuela -. Eso fue la última que lo visité hace unos 20 años, pero no quiero abusar de mi buena salud.

Tras incorporarse ven consternados como todo el lugar está revuelto. Al final de la sala, la abuela de Fepico permanece dormida, cubierta de plumas y con un cuchillo de carnicero en las manos.

- No sabía que tenía cosas así en casa – dice Fepico acercándose al sofá.

- Señora – dice Yu meciendo el hombro de la abuela suavemente para despertarla.

- Te he dicho mil veces que soy señorita – dice la abuela atacando a ciegas con el cuchillo que Yu esquiva rápidamente.

- Tu abuelo tiene muy mal despertar – dice Luis mirando a Fepico que aún busca su cigarrillo desesperadamente levantando muebles y sofás caídos del suelo.

- Si – responde con trabajo -. Es algo de familia… ¡aquí está! – se lleva el cigarro a la boca y lo enciende con un mechero que encuentra cerca -. Es cosa de familia – masculla con la boquilla en la boca -. Da gracias a que no llevaba una pistola que si no te vuela la cabeza.

- Creo que ya estoy bastante sorprendida – le responde Yu.

- ¡Ya estáis aquí! – dice la abuela levantándose del sofá y mirando a Yu -. ¡Te lo mereces jovencita! No se despierta a nadie de esa forma y mucho menos a una anciana.

- Ahora va de inválida – responde la aludida sarcásticamente -. Tiene que lo buscábamos.

- Pues si y no.

- ¿Y eso qué quiere decir? – le dice Selene.

- A que llevo mucho tiempo detrás de ese demonio – continúa la abuela -. He probado con mida, sogas, pistolas, cuerdas, trampas,… Y el muy bicho siempre se me escapa – dice mostrando todo el armamento y las trampas detonadas por la casa -. Lo único que conseguí fue chamuscarle un poco las plumas de la cola y dejarlo pelado con el agua hirviendo.

- Eso es más de lo que yo he conseguido en años – añade Fepico en tono de admiración hacia su abuela - ¿Dónde está el bicho?

- ¡Aquí! – dice Luis apareciendo tras una estantería con el córvido cogido por el cuello -. Estaba durmiendo tras un gran libro.

- ¡Estupendo! – va hacia él la abuela -. ¡Sácale los ojos hijo! ¡Te has merecido ese honor!

- No se si podría hacerlo – le responde Endimión con culpa -. No tiene.

- ¡Quéeeeeeeee! – dicen todos a la vez.

- Las cuencas de los ojos están vacías – dice mostrando ambos lados de la cabeza del ave -. Los habrá perdido.

- Podría ser – responde su forzado dueño -. Aunque tiene la manía de quitárselos cuando tiene ganas de descansar – incide recordando su mala convivencia con su compañero de casa -. ¡Eh! No me miréis así, ya está muerto, puede hacer eso y dar un coñazo de muerte a la vez – mira encima de la estantería chico, donde está esa maraña de ramas – señala con el cigarrillo.

Ciertamente ahí estaban los ojos del cuervo, perfectamente redondos y cristalinos. El color era más bien claro para ser los de un córvido del color de la noche, pero si este los utilizaba para ver tenían que ser suyos. En todo caso, les servían, eran de cuervo.

- Una pregunta abuela – se dirige Yu a la anciana -. ¿Qué hacemos con eso?

- No lo sé – dice sin mirar a nadie -. La fórmula me la dio mi madre por si algún día me hacía falta, dijo que ya sabría cómo usarlos.

- Bueno – dice Selene cansada de todo lo visto - ¡Coge las cosas y vámonos! Tenemos mucho camino por andar hasta encontrar a Víctor.

- ¿Sabes dónde está? – le pregunta Luis.

- Por supuesto – mira a Yu -. Tenemos que volver.

- Hacia allí iremos hermana – le contesta tocando la punta de su espada -. Donde haga falta.

15 de junio de 2010

DIVAGACIONES MENTALES DE LA SEÑORITA PEPISSSSS.

¿Qué es el aburrimiento? Es todo aquello que te hace pensar en mil cosas que hacer y que, a la vez, te quita las ganas de hacerlo poniéndote, a ti mismo o a ti mismas, veintemil excusas: que si estás demasiado cansado para hacerlo, que si no tienes ganas, podría pero no me apetece en ese momento, que si estoy muy a gusto en este sofá (en el cual el calor me molesta, me clavo la jarapa en toda la piel, noto la cremallera en mi glúteo,…)

Vería la tele, pero es que no echan nada interesante y… En un zapeo, inoportunamente caes en aquel canal que tanto odias. Lo confirmo, no me apetece ver con quién se ha acostado fulanito o menganita, si la tal está capacitada para criar a su hijo, si el pepito de los palotes ese va a divorciarse y demás chorradas de la hortera vida de personas que ocupan su tiempo libre en alimentar el morbo del resto. Cambio de canal, apenas he tardado unos segundos en hacerlo.

- ¡Qué calor! – me digo a mí misma mientras peleo por colocar el forro del sofá en su sitio sin levantarme -. ¿Por qué demonios no me levanto y pongo el ventilador? - pienso en voz alta - Soy demasiado vaga para hacerlo en estos momentos – esa es la respuesta que surge de mi mente sin decirlo.

Así que vuelvo a intentarlo y, con algo de esperanza por encontrar algo que me entretenga vuelvo a darle al botón de avance. ¡Otro maldito programa de cotilleos! ¡Joder! ¿Es que no echan nada en la tele? Si como poner ponen, pero repetidos hasta la saciedad, programas que no interesan nada más que a mi abuela, a la cual le da algo de qué conversar con mi madre al día siguiente (lo cierto es que todavía no he descubierto por donde van los tiros de su conversación.)
- ¡Ostia! El programa ese que dice mi abuela – digo levantándome del sofá.

¡Sorpresa! Es una mala versión de los cotilleos de los famosos sólo que con menos escrúpulos: que si me he acostado con la novia de mi primo, que si he traído a la Pili para que ver si adelgaza de una vez, que si quiero que me hagas caso, que si ha roto mi corazón y quiero saber porqué,…. Demasiado surrealismo para mí, necesito ficción de la buena.

- Esto es una comedia buenísima – digo en voz baja -. Aunque… habría que cambiar a los guionistas… son demasiado sentimentales.

Vuelvo a cambiar más y más rápido, la pobre gacela de Thomson sigue cayendo bajo las garras del león, los trasplantes de cara están muy vistos, no me interesan documentales sobre la guerra,…. Y los canales de dibujos tampoco están muy truchos. ¡A ver! Película subtitulada… ¡Estoy muy cansada para leer!, un drama español malísimo que no viene a cuento, algo de hollywod… ¡Vaya! Ya la he visto, el terror no es que sorprenda.

Por fin acabo mi marcha, ¡el canal de la teletienda! Por fin algo con qué reírme de verdad, promesas sobre técnicas de adelgazamiento que no hacen más que vaciarte los bolsillos, ¡Eso lo he visto en el bazar de la esquina! (o como diría yo, en el chino de la esquina de mi casa,) ese ya lo he visto, digo con gran pena y apago por fin el aparatito.

- ¿Cariñooooo? – le digo a sangreybesos -. ¿Qué toca esta noche?

- No sé – me responde -. ¿Qué te apetece?

- Lo que sea pero que sea bueno – le digo mirándolo -. No como Atraxas o Crepozoide, por favor, si son malas, por lo menos que sean divertidas – continúo mientras enciendo un cigarrillo -. Aunque si eres tú el que la elige…. – me pongo el dedo en la barbilla -. No sé yo si fiarme.

Y comienzan las risas, las cosquillas y los besos. Se acabó el aburrimiento, comienza algo divertido, unas carcajadas, alguna que otra palabra bonita, un beso y…. ¡Ala! A hacer la cena que se nos hace tarde para la sorpresa de la noche, la película o serie o documental, que por lo menos, si es malo lo he elegido yo no me lo han impuesto.

Pero es que nunca aprendo, la tele no es el mejor remedio para el aburrimiento sino para aumentarlo.

14 de junio de 2010

FOTOS NO.

Este es el gran dilema, te esfuerzas por mantener una identidad semioculta, una vida alejada de estas páginas donde tú eres un creación de un subconsciente, una máscara caída en un mundo donde el mejor muro es un ordenador y…. ¡Pum! De buenas a primeras, te duele la boca de decir a todo tu círculo de amigos que dejen de colgar fotos tuyas en esas comunidades a la que tú ni siquiera perteneces y a la que te niegas a entrar. Y lo malo vuelve a la vida, te vuelves censora de un mundo que no es tuyo pero que realmente, en parte, te pertenece porque tú apareces en él.

Creo que a nadie le importa por dónde he ido o he dejado de aparecer, lo que he hecho o las reuniones que he tenido con ciertas personas. Peor todavía, como me llamo realmente o si a alguien le interesa eso. Estoy de acuerdo con aquellos que desean mostrar su identidad desde primera hora, aquellos que ponen sus nombres y apellidos en lo que hacen, que no les importa ser visibles, ha sido decisión suya, no hay más que decir en ello, pero nadie es quién para coartar ese derecho de ser visible o no por la página de la misma forma que te mueves en realidad.

Puede que Silderia sea sólo una parte de mi personalidad que habla a través de una web o no, eso lo decido yo en cualquier caso. Puede que haga de un grano de arena una montaña, pero está en mi derecho que la gente (aún ignorante de mi verdadera identidad física) sepa cómo soy, quién soy, a qué me dedico, dónde he ido o simplemente el verme en una foto donde pasando el ratón se vea una etiqueta con los nombres de las personas presentes en la imagen.

Lo sé, odio ese tipo de comunidades a las que no les veo ningún interés, reniego de formas de comunicación que no sean el email, la llamada de teléfono, la carta y demás, pero es que soy así, simplemente desinstalé el Messenger del ordenador porque me gusta estar tranquila en frente de una pantalla y no me interesa el que me hablen con los emoticonos. Escribo los mensajes de móvil enteros por el simple hecho de que todas las letras son importantes para mí y descarto por completo tener una conversación importante por una vía que no sea el cara a cara. Cuando quiero saber el alguien lo llamo y disfrutamos un rato juntos.

Cierto, el internet ha abiertos fronteras impensables y las comunicaciones no serían las mismas sin él. Pero cuando realmente lo necesite, ¿qué se van a decir dos personas que llevan horas hablándose por la red y más tarde se ven en persona? Nada, simplemente eso, el mirarse unos a otros o contarse lo interesante que parecía esa mierda de perro que han visto en la acera al llegar al sitio donde habían quedado.

Puede que yo use mejor o peor estas tecnologías, pero tengo derecho a la intimidad y mi imagen, como tal, forma parte de ellas si yo he decidido ocultarla al resto del mundo. Solo eso, una bloguera con un avatar (el cual es su propio tatuaje), a la que no interesa que le vean la cara, no es más que eso. Si me apetece contar el fin de semana lo cuento yo, diré que lo he pasado con unos amigos, pero a nadie le interesan sus nombres, menos todavía su historia y ciertamente su imagen me la trae al fresco. No coarto la libertad de los demás sin preguntar antes, que no le importa bien, que le importa, respecto y a joderse un poquito, ¿o es que este también es un espacio donde el respeto al prójimo se pierde sin más? Quizás lo hayas hecho sin intención, pero tu libertad empieza donde acaba la del resto, no es otra cosa.

Así que, me parece muy bien que se cuelguen fotos por internet, las vuestras, por supuesto, donde no se implica a nadie más o con el consentimiento del resto de los presentes en la imagen.

Es de puta madre que te cagues en los muertos de tu jefe por la web, que digas que no te sale del coño o del cipote ir a trabajar, que digas que tu novio la tiene muy larga o que cuentes las tías o los tíos con los que te liaste la semana pasada o yo que sé qué cosas más. Que decidas que todo el mundo puede verte en esa foto comprometida con los pantalones bajados o ebrio como una cuba y vomitando hasta la última papilla por las calles,… Si eso es lo que quieres… que así sea, pero deja al resto del mundo tranquilo y no te quejes porque ha tenido repercusiones en la vida física porque te lo has buscado, pero no lo hagas con los demás.

Y, para acabar, a todos aquellos que tenéis miles o cientos de amigos en esas comunidades o añadidos a conversadores por línea directa en pequeños programas. Es deprimente que tengas tantos amigos y el fin de semana las llamadas a tu móvil sean nulas o que alguien tenga que discutir contigo por estas cosas, pensar un poquito, que para algo tenéis la cabeza. Como adorno puede ser bonita, pero lo de dentro, como cualquier músculo, se atrofia.

8 de junio de 2010

COMO TODOS LOS AÑOS NUNCA ME ESCAPO.

Feliz no cumpleaños, esa fue la frase que se escuchaba en Alicia y la que me decía mi padre un día antes de cumplir años. Se ponía a cantar aquella cancioncilla de unas pocas palabras mientras comíamos todos juntos en casa de mi madre, después, con los ojos llenos de nostalgia y una sonrisa en la boca, recordaba todo lo que aconteció aquel día.

Cuentan, que nací al amanecer de un día 27 de junio de hace ya casi 28 años, que era pequeñita, que nací con roscas en las piernas, que tenía mucho pelo y que lloraba como una descosida. También cuenta la leyenda, que mis cuatro tías bailaban a esa hora de alegría en casa de mi abuela después de llevarse toda la noche en vela esperando que alguien les dijera lo que era junto a mi difunto abuelo y mi abuela, mi compañera, hasta hoy día, de travesuras e inventos.

Dicen que me hice de rogar, que me retrasé casi cuatro semanas en nacer, que siempre fui un bicho malo y que nunca estaba quieta. Creo que nada ha cambiado al respecto, sigo siendo un tanto traviesa, ya me las traía de pequeña, aunque, como siempre pasaba, me pillaban (por suerte fui perfeccionando mi técnica) Y, ¿qué pasó? Me convertí en la muñeca de cuatro tías solteras y la niña pequeña de una abuela que no hacía más inventar cosas peores que yo (a alguien he tenido que salir, ¡digo yo!) Con ímpetu de artista, realicé mi primer mural en una pared recién pintada y un lápiz a los tres años. Eso no me valió una regañina, sino una foto a aquella pared por parte de mi padre, el asombro del resto de personas de la casa que decían que había dibujado una barco, una ballena y unas gaviotas muy bien (he visto la foto y no es para tanto, es que a los mayores les gusta exagerar. Si por lo menos hubiera tenido colores… ¡el mar si que me salió perfecto! Como tiene olas)

Años tardé en ver mi primera película oficial delante de todo el mundo, hasta entonces y ya contaba con varias a mis espaldas y algún que otro libro en el cerebro que, supuestamente, no consideraban para mi edad (pero eso que quede entre nosotros) Y, entre curso y curso, juegos en casa de mi abuela, paseos a la playa, al zoo y demás lugares de interés natural con mis padres, los años fueron pasando y, de buenas a primeras, me veo independiente, lejos de aquel lugar donde crecí y nací, de la casa de mi infancia y montando una vida junto alguien venido de la calle (porque no estaba ahí cuando yo nací) Me hice mayor un año tras otro, lo sabía pero no quería admitirlo, (tampoco lo admito ahora, pero quedaba bonito) Puedo decir que tuve una infancia feliz y que esta etapa y la anterior no tienen nada que envidiarle, sin embargo, las cosas cambian, y tanto.

Me gusta seguir manteniendo esa visión de niña, aquella ingenuidad libre de maldad (aunque la saco cuando me interesa; quizá esta sea una de esas ventajas), disfrutar comprándome caramelos y ver la cara que pone la gente cuando me dicen que a los niños les encanta y yo respondo que son para mí y que están de muerte, tirándome al suelo con mis primos pequeños y jugar como antaño, mirar el mundo como si fuera la primera vez que lo descubro. No puedo evitarlo, todavía soy un poco infantil, pero no voy a cambiarlo, me gusta todo eso.

Imaginativa desde siempre, mis inventos han traído siempre de cabeza a mi madre y no siempre salieron bien. Como aquella vez con cuatro años que decidí prescindir de los cubiertos para probar mi tarta de cumpleaños y metí la cara directamente en el centro (tengo fotos que lo demuestran, la chocolaterapia está ahora de moda) Pero, ¡qué le iban a hacer! No podían devolverme, así que me educaron y criaron (tantas perrerías me hicieron merecer el apodo de Rabinilla.) El resultado, Silderia, una persona que se planteó hacer en la vida lo que le diera la gana y está todavía por conseguirlo al 100%, aunque he hecho varias cosas: me independicé, conseguí que el incasable de sangreybesos contrajera nupcias, que no santo matrimonio, conmigo, me hice dos tatuajes (el último hace un año casi), terminé mis estudios y vivo conforme a lo que me da la vida. Así que, las cosas no han ido tan mal por lo que veo.

Aunque eso sí, quiero por mi cumpleaños una sierra de calar, por si alguien se pregunta lo que respondido a la típica pregunta… Si esa que todo el mundo te dice, la de ¿Qué te regalo por tu cumpleaños?

Entre tanto, y hasta que llegue el día feliz no cumpleaños Rabinilla.

3 de junio de 2010

LOS NUEVOS DIOSES DEL PUEBLO.

Últimamente está muy de moda todo lo que sea fashion, cool (o cómo demonios se escriba; que me da no más que igual), moderno,… O como demonios quieras nombrarlo. La gente prefiere gastarse dinerales en apariencias que no le corresponden y comprarse cosas que se llevan ese año, aunque sepan que dentro de poco tiempo lo van a colocar dentro del armario y… ¿quién sabe en qué otro momento podrán volver a sacarlo de ahí?

El temor a que te tachen como desfasado o fuera de la moda, es algo que se ha insertado en las cabecitas de mucha gente.

Podríamos decir que la culpa la tiene la tele, ese medio audiovisual que nos da información manipulada y nos dice a quién tenemos que adorar en un momento determinado, pero eso no es cierto. La verdadera falta la tenemos nosotros mismo por hacer caso de todos esos personajillos que aparecen en pantalla y que no tienen dónde caerse muertos.

Las y los horteras del barrio, sin educación o escrúpulos, plagan nuestras pantallas dándonos a entender que la grosería y la carencia total de modales es algo admisible, así como el humillar públicamente a los demás y mentir para conseguir un fin determinado a pesar de las consecuencias que eso lleve.

Sin embargo, otro tipo de personaje, igual de inculto, desinteresado y vacío se han sumado a estas filas, los ricos que no tienen otra en qué entretenerse. Disfrutan cuando la tele los reclama para ir a platós de televisión donde les hacen la pelota (todo lo contrario que a los otros, porque como son ricos, algo podrán sacar de todo ello.) El aburrimiento o la falta de dinero en metálicos (perdón cash, como dicen ellos), son uno de los principales factores que les impulsa a todo ello, unido a una ansiedad por ser admirados como ellos creen que se merecen.

Y el caso no es que intenten fomentar el que todos pueden llegar a eso, por lo menos en mi país, donde nadie tiene el pensamiento de que algún día pueden llegar a tener lo mismo, sino que la envidia, deporte nacional de esta tierra, entra dentro de los hogares.
Consecuencia de todo esto, estos personajillos te miran por encima del hombro, gastan cantidades ingentes en parecer diferentes a lo demás y muestran una actitud, no más que parecida a esos príncipes y princesas de los barrios bajos que salen en ese trozo de cristal líquido o plasma que todos tenemos en nuestro salón (bueno, la mayoría.)

No es que sea la envidia lo que fomenta este post, me da igual que puedas permitirte un gasto tremendo en algo que ni siquiera necesitas, que sus problemas existenciales se basen en comprar un abrigo de visón o un cuadro de Miró, cuando lo único que sabes de él es que pintaba. Lo único que me molesta es la forma en que los demás hablan de ellos. Que si son la encarnación de la moda, los dirigentes de las fiestas y demás chorradas que interesan poco o nada, aunque si es lo suficiente para hacer crecer un ego ya hinchado de por sí.

Hubo algo que me enseñaron desde pequeña, sé feliz con lo que tienes, no envidies nada y esfuérzate por conseguir tus metas. Aunque eso sólo lo practicamos unos pocos.

Bueno, para todos aquellos que sois dioses de la vida, que no estáis satisfechos con lo que tenéis, que el lujo y la ostentación es a lo máximo que se puede llegar, unido a una ferviente necesidad de crear envidia y sacar unas palaras de alago falso al resto, sin interés por escuchar lo que se dice a las espaldas yo os digo una cosa: “Os sacaba una foto mientras estáis haciendo aguas mayores en la intimidad de vuestras casas” (en palabras más fuertes, os sacaba una foto cagando, como se dice vulgar y groseramente, sin tapujos. Ahí, de forma natural). Para que vierais que sois igual que todo el mundo, que todos tenemos que rebajarnos a necesidades toscas y olores nauseabundos una vez al día, por lo menos, y que no estáis más lejos de la tierra que nosotros.

Repito, no es envidia, es simplemente una forma de sacar toda la ira que me entra cuando hago zapping y veo a esos individuos. En esos momentos pienso: “que alguien le dé un guantazo y le devuelva a la realidad”, simplemente y hoy estoy cabreada, me he levantado con el pie izquierdo (como se dice vulgarmente), y todo me molesta. Pero ya estoy mejor sacando todo a relucir, aunque esto no le interese a nadie, sin embargo, yo me he quedado no menos que relajada.