ELABORAR UNA IDENTIDAD ES UN PRIVILEGIO QUE SÓLO EJERCEN AQUELLOS QUE TIENEN LA POSIBILIDAD DE ELEGIR Y QUE LUEGO MANTIENEN EL ESFUERZO DE PENSAR.




15 de septiembre de 2008

Selene. Capítulo XXVI

CAPÍTULO XXVI: ME APETECE BIEN FRÍA.

Tres forasteros se introdujeron entre el espeso follaje del bosque, llevaban unas neveras y mochilas donde lo real pasaba a ser completamente mágico. Una manta de luces centelleantes acogía a los tres furtivos que rompían los sonidos eternos de la noche.

Por fin, tras varios minutos andando llegaron a su destino. Aquel círculo mágico hecho únicamente mediante fuerzas naturales, era el lugar indicado para comenzar con el aprendizaje de Luis.

Selene suelta la pesada mochila mientras Yu comienza a buscar algunas plantas naturales. En mitad del claro, una gran piedra pulida, haría las veces de mesa para el festín bien merecido tras una larga caminata.

- Ahora vuelvo. – Les dice Yu a los enamorados. – Voy a buscar unas cosillas para mis tartas.

- Vale, todavía falta un rato para la hora. – Le responde Selene.

- ¿La hora? – Su novia lo mira fijamente. – Será mejor que me calle. – Continúa sacando las cosas de la nevera.

Mientras Luis, caballerosamente colocaba el festín en la mesa, Selene comprobaba tímidamente que nadie los hubiera seguido. Desde que Víctor estaba en la ciudad nada estaba a salvo de sus pretensiones. Cuando todo estaba comprobado se dirigió junto a Luis.

Ambos se sentaron en un tronco caído, parecía que le habían salido algunos agujeros. Seguramente las infantes larvas de escarabajo, entre otras, estaban utilizándolo como un refugio seguro hasta su salida como adultos. Él volvió a mirarla como entonces, la misma sensación que hace unos meses, cuando estuvo con ella por primera vez, completamente a solas, en un paraje similar a ese, le inundaba el cuerpo. Ansiaba tocarla y acariciarla, pero algo se lo impedía. Un pequeño ser invisible dentro de su cabeza, le decía que si se atrevía a rozar la aquella hermosa piel de la criatura que lo acompañaba, se rompería en mil pedazos. Sabía que no sería así, a pesar de todo, no lo hizo, la miraba con ardor en los ojos y buscando la mejor distancia para disfrutar de ella. Sus palabras parecían música, acompasados por el respirar de su pequeña nariz. A penas parecía una gota estrellada entre ojo y ojo.

Un ruido entre la maleza los alertó provocando que él se levantara y elevara las manos en posición de defensa. Selene toca su pierna entonces.

- Vale Yu. – Dice en voz alta. – Hemos terminado, puedes salir. La próxima vez intenta no asustarnos.

Ella sale de entre un paisaje completamente oscuro con las manos cargadas de setas y otros yerbajos.

- Menos mal. Llevaba un rato esperando. – Dice ella soltando su cargamento dentro de una bolsa de tela. – ¿No os cansáis nunca?

- Una eternidad conociéndote y sigue igual. – Le responde su amiga. – Hay cosas que nunca cambian.

- Al contrario que tú, yo nunca he sido mujer de un solo amante.- Le dice mientras enciende unas velas sobre la improvisada mesa.

- Al vez. – Ambas se miran y se ríen.

- ¿Me podéis decir qué es todo esto? – Responde en aún no iniciado aprendiz.

- Nada, cosas de brujas. – Le dice Yu giñándole el ojo.

La luna aparece entre las nubes, es el momento. Está en su punto más álgido de la noche y ahora es cuando debe acabar con lo que Selene empezó en el pub Put.

- Vale, pon una lata de cerveza sobre aquel tronco y ven a sentarte a mi lado. – Le Señala Selene el lugar con la mano.

- Así. – Dice él colocándola y buscando su aprobación. A lo que Selene asiente con la cabeza.

- Ahora mira. - Selene extiende su mano y la bebida se dirige hacia ella. – Ahora tú. – hace que el objeto vuelva a su sitio de la misma forma que lo trajo.

Luis lo intenta una y otra vez, pero no consigue mover un solo milímetro de la lata. Está casi frustrado en su intento por aprender algo de magia real. Ya no puede más ella lo anima, le dice cómo tiene que hacerlo, pero todo es en balde, nada funciona.

- Si todo lo que intentas lo haces así de bien, creo que tenemos para largo. – Dice Yu sarcásticamente.

- Luis. – Dice Selene para llamar su atención. – Abre tu mente, concéntrate.

Parece que le ha entendido, cierra los ojos y concentra toda su furia en sus brazos. Recuerda aquel intento frustrado, por no se sabe qué, de darle su merecido a Víctor. Aquellos momentos tan intensos en los que sus miradas se cruzaron, después de beberse lo que había dentro del amuleto que su amor le dio semanas antes; las imágenes tan confusas que pasaron por su mente en aquellos momentos. Espera, ahora podía verlas con claridad, estaba en los albores de los tiempos, pero ¿cómo podía ser? La mirada de aquel indeseable volvió a cruzarse en su mente, ahora era fija y su furia se fue transformando.

Desde el exterior, las dos chicas podían comprobar cómo sus músculos volvían a hincharse de nuevo. Un nuevo rayo de luz se proyectó desde su hombro para salir por su brazo, era brillante, casi sólido. Ahora sólo tenía que dirigirlo, abrió los ojos y flas,… saltó la lata en mil pedazos. Lo había conseguido, había magia real en su interior, aquella era la prueba.

El esfuerzo fue tremendo, las gotas de sudor le caían por la frente y goteaban al suelo desde la punta de su nariz. Estaba de pié, con la espalda baja y las manos apoyadas en sus rodillas. Respiraba como acabara de recorrer miles de kilómetros de una misma vez.

- Bravo campeón, ahora sin romper la lata. – Le responde Yu.

- ¡Lo hiciste! – Selene le muestra una sonrisa asomando su cabeza a la altura de sus ojos.

- Eso no es lo que me dijiste que hiciera. – Le dice él entre cortado. – Tenía que traerla no hacer una bomba casera. – Sigue jadeando.

- Si supieras todo lo que yo he explotado en mis prácticas. – Le dice su novia animándolo.

- Volcanes, placas tectónicas, maremotos, ciudades,… ¡Vamos que lo tuyo no es nada! – Le aclara Yu.

Luis rompe a reírse y abraza a Selene, ahora parece que si disfruta de su pequeño logro. Vuelve a soltarla e intenta sacar una lata de la nevera.

- No, ¡que nos quedamos sin cenar! – Chilla Yu.

- Shhhh… - Dice Selene.

La tapa de aquella caja isotérmica se levanta y cae al suelo, pocos segundos después una gran cerveza fría se descubre desde el fondo del hielo, recorre los metros entre su lugar de descanso y la mano del chico. En pocos segundos este la agarra la abre con la otra mano y le da un gran sorbo.

- ¡Genial!, ya no tengo que levantarme para ir al frigorífico. – Dice mientras mira la lata medio vacía.

- La magia sirve para más cosas. – Le dice Yu.

- Seguro que no son tan útiles. – Le responde él – Cariño, tienes que enseñarme a enfriarlas. – Le dice mientras se dirigen a cenar algo antes de continuar.

4 comentarios:

sangreybesos dijo...

Seguro que la cuarta cerveza ya le cuesta más trabajo abrirla...

Eso, ahora que le enseñe a enfriarla... y a convertir una birra normal en una de triple fermentación, que la vida está muy cara.

Silderia dijo...

Ja, ja, ja,....
Nene te dedico este capítulo de Selene, se que te encantaría hacer lo mismo. Tu barriguita cervecera hace notar tus selectos gustos por esta bebida hecha a base de cebada.

Melvin de Gats dijo...

Rico zumito de cebada jejeje
Ta realmente bien el relato ^^

HMJ dijo...

Mmm yo paso de la cerveza pero me ha gustado el relato.