
Miro de nuevo a ambos lados, sigo completamente sola, el silencio hace me hace daño en los oídos, pero el paisaje ha cambiado. Ahora me encuentro en mitad de un ancho camino de arena fina, en medio de dos inmensas paredes de piedra pulida. Es imposible ver dónde acaban, ni siquiera una muesca de erosión pueden despejar la incógnita del tiempo que llevan allí. Mirándose a la cara una a la otra.
Doy un giro de ciento ochenta grados, pero la visión es la misma. Aquellos grises gigantes se alzan más allá de lo que la vista de cualquier ser humano puede alcanzar. De pronto sé dónde estoy, en algún lugar perdido. Seguro, ya esto no me da la sensación familiar del principio y me siento perdida dentro de la nada. Tomo mi posición inicial y decido seguir a delante, por algún motivo miraba en esa dirección.
Unos pasos titubeantes me guían hacia un lugar incierto, ¿cuánto tiempo llevo caminando bajo un

Las grandes rocas laterales delatan algunas tallas extrañas, nunca las había visto. Parecen jeroglíficos, pero tampoco puedo afirmar nada. Decido acercarme un poco más. Si, ahora los veo, decido tocarlos y no hay relieve. Estaban impresos en la roca ¿quién habría pintado todo esto? Las yemas de mis dedos continúas su exploración y encuentran una columna, desde el centro del camino a penas se nota la diferencia, me esfuerzo un poco más y noto el borde de lo que parece ser una puerta. Entonces me vuelvo hacia la pared contraria. Ahora las veo, el efecto es espectacular, impresionante. Me hace parecer más pequeña e insignificante de lo que en realidad soy. ¿Dónde estoy? Esta pregunta no obtiene respuesta dentro de mi mente. Helios brilla con su mayor intensidad, pero esta vez no ciega mi visión.
Puedo apreciar como el dibujo de la roca se hace relieve bajo la palma de mi mano, vuelvo a otear el paisaje y aparecen miles de puertas con diferentes inscripciones. Están muy bien cerradas, a penas intento forzar un par de ellas. No merece la pena, son miles, seguramente mis escasas fuerzas se agotarán antes de que encuentre alguna que me sirva a mi propósito. Escapar de allí.

Mis manos tiemblan, mis piernas se resisten a continuar, mis labios intentan entonar una canción para ahuyentar el miedo, pero es imposible. Concentro todas mis fuerzas en mis extremidades inferiores, intento caminar. Es completamente inútil, no me hacen caso. Corren despavoridamente en línea recta hasta llegar a una gran plaza circular. En su centro hay una gran columna maciza, me golpeo la cabeza con ella, no le he visto en mi carrera hacia ningún sitio.
Cuanto tiempo permanezco inconsciente, no lo sé. Lo único que delata mi incidente es un gran chichón con una grieta húmeda, esta ha derramado su contenido, en un largo río de flores carmesí, que dibujan un peculiar recorrido desde mi frente, pasando por mi tabique nasal y desviándose hasta mi boca.
Abro los ojos, poco a poco recupero mi borrosa visión, me duele la cabeza y las alucinaciones no cesan. Mies de luces adornan mi vista. Los pájaros siguen ahí, vigilándome. Uno de ellos me llama la atención en particular. Es más grande que el resto, ha osado descender hacia mi.
Nos encontramos frente a frente. Nuestras miradas se cruzan, aprieto los puños y me preparo

Estoy sudando, dolorida por el golpe y sangrando abundantemente por la cabeza. Muerdo su cuello hasta que arranco el trozo de piel que provoca un derrumbe, la he matado. Su cuello abierto no deja de expulsar la vida del interior de un cuerpo, ahora inerte en la arena.
Entonces miro más atentamente, tiene una llave. Alzo la vista y ya no hay nadie, han desaparecido sin aspavientos. Nerviosa, con la boca aún llena de plumas y las manos empañadas con la prueba de mi delirio, me dirijo a mi gran intento, salir de allí. Pruebo puerta por puerta, al fin una cede.
Paso a su interior y… Vuelvo a estar perdida.
6 comentarios:
La imagen de la sangre como flores rojas derramándose es muy potente.
A mi también me gusta. A que mola, se me ocurrió leyendo a Lorca.
Precioso texto. Me ha gustado mucho Y me encanta tu blog.
Un bardo más que añado a mi lista.
Enhorabuena por el blog, me encanta.
Saludos!
Me encanta. ¿Qué voy a decir?
Poca cosa más. Vamos, que te ha quedado que ni bordado. Además, muchas veces me siento así, perdida y sin poder encontrar el camino (exceptuando lo de comerse el pájaro, claro). Y después de una puerta, aparece otra, más fuerte y pesada que la anterior. Pero todo es cuestión de pasar puertas....de pasar al siguiente nivel...
Muchas gracias a ambos por pasaros por aquí, me alegro que os haya gustado mi blos y este último relato.
Siempre seréis bienvenidos a este rincon
A mí también me ha gustado mucho el texto, además, por fin empiezo un relato!
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