ELABORAR UNA IDENTIDAD ES UN PRIVILEGIO QUE SÓLO EJERCEN AQUELLOS QUE TIENEN LA POSIBILIDAD DE ELEGIR Y QUE LUEGO MANTIENEN EL ESFUERZO DE PENSAR.




17 de septiembre de 2008

ESTO SI ES COMPARTIR.

Un ritual unisex.
Se han encontrado pruebas de que los hombres de la prehistoria se afeitaban, pero hasta los antiguos egipcios esto no pasó a ser una forma ritual. Bien por el calor, mantenimiento de una higiene personal, coqueteo o ceremonias religiosas, se producía la eliminación total del bello.

Se conoce que ya en el año 1500 A.C, las mujeres y hombres de Egipto se depilaban todo el cuerpo, dejando como zona permisiva para el nacimiento del pelo, la cabeza. Como podéis comprobar la depilación púbica no es nada nuevo.

Para poder llevar a cabo esta acción utilizaban conchas de tortuga, sangre de animales, grasa de hipopótamos, gusanos… Aunque el método más popular era el uso de una sustancia creada a base de una mezcla de azúcar, limón y agua o, en su defecto, para el que tuviera dinero, de miel y aceite (estos dos componentes también son cremas hidratantes perfectas.)

Esta técnica fue copiada por los griegos y, poco después, acogida por Roma. En todas estas civilizaciones había algo muy común. Despreciaban el vello púbico, siendo el gran imperio aquella que más estricta fue con ello. Las personas encargadas de los entretenimientos sociales, de la época debían llevar todo el cuerpo afeitado, antes de incitar a los placeres del sexo a sus señores. Ellos fueron los primeros en utilizar un símil a las cremas depilatorias modernas e inventaron la Vosella (pinza de depilar).

Sus productos de depilación más agresivos estaban hechas con una mezcla de brea y resina. Además, era costumbre que un centurión romano se hiciera la depilación total de su cuerpo antes de salir a la batalla, entre otros múltiples ritos de tortura para estar más bellos.

Pero como no, la iglesia tenía que dar su opinión respecto al tema, eliminándola de las costumbres antiguas ya que incitaban a la lujuria (su excusa favorita) y eran rituales paganos, por lo tanto, no estaba bien visto que se eliminara el vello del cuerpo. Por desgracia volvimos a encontrarnos pelos dentro de los placeres íntimos (el que les hacía caso.) Eso si, lo de depilarse las sienes, por una ridícula moda de los hombres, porque se llevaban las frentes anchas para parecer más cultos, apareció. Se procedía a la extirpación mediante una mezcla se cal viva y arsénico. Estoy segura que no volvía a crecer ni la piel.

Con el renacimiento volvieron aquellas técnicas y placeres antiguos de tener cuerpos imberbes, los hombres y mujeres dejarían de encontrarse con aquel cosquilleo incómodo en la garganta, después de un encontronazo fortuito y satisfactorio. En el siglo XV y XVI se comienzan a utilizar las primeras cuchillas de afeitar para este fin. Pero no fue hasta el siglo XVII, cuando dejamos de producirnos cortes y hemorragias indeseables, cuando el francés Jean Jackes, inventó una cuchilla “segura” (seguimos teniendo cortes en el cuerpo de objetos afilados.)

Y hasta hoy, por supuesto, la oferta y la demanda que se nos ofrece es bastante amplia: cremas, ungüentos mágicos, laser, maquinas que arrancan el pelo de raíz, la incandescente cera, pinzas y miles de cosas más.

Algo escondido a los ojos de los mortales.

Siempre se ha dicho que, ese mal hábito de depilarse el cuerpo, es cosa de mujeres. Pues no, como habéis podido comprobar, ni nos adueñamos de ello ni lo inventamos nosotras, fue un hecho de compartir (para una vez que lo hacemos.) Ahora, algunos los practican, más que otros, y hay múltiples formas de denominar los diferentes tipos de depilación.

Cierto es que el “macho ibérico” ha renegado miles de veces sus avatares con la cuchilla, a menos que no fuera el de eliminar el vello de la cara, pero eso no es cierto. El que lo hacía lo tenía bien escondido. Eso de el hombre y el oso cuanto más velludo más hermoso, puede que sea una tremenda verdad para algunas (a mi particularmente me encanta que mi hombre tenga pelo), pero para otros u otras, es un sacrificio que no están dispuestos a aguantar. Y no por ello eres más o menos hombre. Ciertas denominaciones despectivas, por lo menos para mis oídos (estos me pitan cada vez que escucho algo, a mi entender, algo soez), es el llamar a cierto tipo de hombres, muy preocupados por su estética, los metrosexuales.

Como habéis podido ver en los párrafos anteriores, siempre han estado entre nosotros. Y me parece muy bien que vuelvan a salir de las entretelas de sus alcobas y se dignen a lucir sus limpios torsos y sus pulidos cutis (eso si yo nunca podría estar con un hombre que usara más potingues que yo, y eso es difícil.) Pero cada uno tiene derecho a ser como le guste, la coquetería tiene miles de formas y niveles; no es un camino prohibido para el sexo masculino.

Una depilación muy íntima.

Mientras que el torso, las piernas, las axilas, etc. Hay ciertas zonas del cuerpo que requieren un poco más de atención. Por ejemplo las cejas, aquellas que nos dan expresividad en la cara, y de las que hay que quitar lo justo para no parecer una careta de una película de terror.

Otra parte importante de nuestra anatomía que evitamos eliminar completamente son los genitales, quizás los hombres si lo depilen completamente, pero aquí nosotras ponemos en marcha nuestra imaginación para poder dar un poco de fulgor y movimiento a su pasividad.

- La depilación total: como la de una niña aún sin desarrollar.

- Estilo barba de tres días: como si el barbero te hubiera pelado al uno.

- El último mohicano: completamente depilado, pero con una pequeña cresta que le indica el camino hacia aquel punto de placer.

- A medias: el monte de venus permanece con pelo, pero los labios externos carecen de él.

Pensaréis que todo eso es muy bonito, pero pica, y mucho. Las ganas de rascarte te entran cuando menos te lo esperas, justo en mitad de un comité de personas. Eso lo puedes eliminar con una buena crema hidratante y alargando el periodo de rasuración todo lo posible. Ten en cuenta que la piel de esa zona es muy sensible, por lo que la protección entre las rozaduras producidas por los tejidos la irrita bastante.

De una eliminación perfecta a la alcoba.

Imagina ese momento lleno de pasión, por fin le descubres el bonito conjunto de ropa interior comprado para la ocasión, unas bragas semitransparentes denotan un pequeño canal que le indica el punto exacto donde se encuentra el placer femenino, sólo tienes que recorrerlo con la lengua o tus dedos, y ellos te mostrarán los tesoros que se ocultan al final. Creo que no hace falta que os explique más sobre ello.

Cierto es que siempre se ha considerado este tipo de depilación como un signo de juventud e inocencia, aunque de eso una mujer que usa ropa interior de encaje, tacones altos, uñas esculpidas, pinturas exuberantes, un pelo de ensueño, un cuerpo sin vello alguno, entre otras muchas facetas externas, de inocente tiene muy poco.

Esos cruces de piernas, pueden hacer imaginar cosas imposibles y si para colmo descubre aquel piercing, número x (no acto para cardiacos, ni puritanas), que nunca le has dicho a nadie en absoluto y que es fuente de un misterio oculto en tu anatomía. Para qué vamos a contar más.

Por mucho que te digan que lo clásico es lo que más le gusta, siempre acaban cayendo.

3 comentarios:

sangreybesos dijo...

¡¿Cal viva y arsénico?! ¡¿Pero qué coj...?!

Gracias por el link, amada. Ya sabes lo que pensamos sobre la depilación masculina los miembros de la Plataforma Neolandista.

De entre la femenina, creo que prefiero la del mohicano. ¡Arf!

Dreamscape dijo...

Yo es que de eso no gasto jajajajaja!! la verdad es que hace pupa y no quiero, aunque tampoco tenga mucho. En las tias queda mucho mas bonito, aunque cada uno es libre de pensar lo que quiera.:D

Silderia dijo...

Lo de mucho o poco pelo no es lo importante, lo importante es poder tener dónde agarrarse
Cariño, ese grupo Neolandista que defiende al macho ibérico tendrá un merecido post muy pronto.