ELABORAR UNA IDENTIDAD ES UN PRIVILEGIO QUE SÓLO EJERCEN AQUELLOS QUE TIENEN LA POSIBILIDAD DE ELEGIR Y QUE LUEGO MANTIENEN EL ESFUERZO DE PENSAR.




29 de septiembre de 2008

Selene. Capítulo XXVIII.

CAPÍTULO XXVIII: PARA QUE LA ETERNIDAD NO SE OLVIDE.

Selene y Luis estaban disfrutando de una comida a base de canapés, aceitunas, patatas fritas y cerveza fría, cuando un escalofrío cruzó la mente de ella. Algo pasaba, no sentía eso más que cuando su gran amiga se encontraba en apuros, por suerte eran pocas veces las que tenía que acudir en su auxilio; Selene no podía decir lo mismo.

- ¿Qué te pasa? – le dice Luis a verla tiesa como una estatua.

- No lo sé – suelta el tenedor en el plato – algo no va bien.

- Puedes verla como yo antes, ¿verdad? – le dice mirándola con cara de preocupación.

- Si, pero… – baja la cabeza – si es algo mágico puede vernos a la misma vez – vuelve el cuerpo hacia Luis – como yo a ti – señala a ambos con el dedo.

- ¿Entonces…?

- No lo se – contesta – ir hacia allí sería tardar demasiado.

Selene, tras unos segundos meditando en silencio, desata su pareo de la cintura y lo estira, la tela no se rompe a pesar de la presión. En pocos segundos hace una gran tela con la que confecciona un trajecito corto hecho por hadas invisibles, que dejan un rastro de luz a su paso. Tras colocárselo mira a Luis.

- ¡Vamos! – le dice acompañando el gesto de su brazo.

- ¿Cómo?

- Apareceremos donde seguro que no estarán – sonríe.

- ¿Qué sitio es ese?

- Ya lo verás.

Selene comienza a abrir el portal, todo se ve oscuro. Ambos pasan cuidadosamente evitando hacer cualquier tipo de ruido, se encogen tras una puerta, ella pega la oreja y esperan. No se oye nada al otro lado por lo que deciden salir.

- ¡Por el frigorífico!

- Ahí seguro que no iban a estar – continúa caminando hacia el salón.

- ¿Oye no puedes hablar con Yu de otra forma? – la para unos instantes – Para asegurarnos.

- Si, y también puedo dominar las mentes ajenas – se suelta de la mano de Luis y continúa con su camino -. Vamos cariño.

Luis se encoge de hombros y decide seguirla. Mira muy atentamente todos los espejos, está seguro que todo puede pasar, siendo magia se puede salir de cualquier lado. Camina detrás se Selene a una distancia prudencial y semi de espaldas.

La casa está completamente desordenada. La pared tiene grandes marcas alargadas y uniformes, como un oso, con una sola uña, hubiera afilado sus garras allí mismo. Algunos muebles están hechos trizas.

- ¿Qué ha pasado aquí? – dice Luis atónito.

- Ahora mismo te lo digo – escudriña la habitación -. En cuanto encuentre a Yu – se adentra en la su habitación con un halo misterioso.

Va tocando la pared hasta llegar a un armario empotrado frente a su cama, su enamorado la sigue intrigado. Ella le hace un gesto de silencio con las manos y se sitúa, a un escaso medio metro, de la puerta.

- Ya puedes salir samurái de pacotilla – sonríe burlonamente -. Sea lo que sea se ha ido, pero a ti te queda un buen rato arreglando este desaguisado.

- ¡Ah!... ¡menos mal que estáis aquí! – respira pesadamente mientras aparece con una catana en la mano -. Llevaba ahí horas metidas desde que lo despisté.

- ¿A quién? – Dice Luis -. ¿Por qué está la casa destrozada? – Yu levanta su resplandeciente catana roja con dibujos negros -. Creo que me lo imagino, pero ¿qué ha pasado?

- Es fácil, - vuelve a bajar la espada – mientras vosotros estabais tomando una romántica comida.

- No muy abundante por cierto – interrumpe Selene sonriendo mientras mira a Luis.

- Bueno, seguimos. Mientras vosotros, tortolitos. A ver si pasáis de una vez de esa maldita fase, y paráis de follar un ratito, que parecéis dragones en celo – mira a su amiga -. Me he sentado a ver la tele mientras un bicho muy raro entraba por la ventana, era algo mágico. Una sombra donde nada más que se le veían los dientes y los ojos – Hace aparecer un vaso de agua y toma un sorbo – Se ha metido directamente en tu cuarto, vendría buscando algo lo más seguro, en ese momento he cogido mi espada y me he ido a buscarlo – guarda la catana -. Lo que ha pasado entre medias os lo podéis imaginar, sólo hay que ver el salón y los muebles, ¡ah! Y tu cuarto.

- ¿Y lo del armario? – le dice Luis descruzando los brazos de su pecho.

- Me he escondido ahí por si volvía después de conseguir echarlo.

- ¿Qué podrá ser ese bicho? – comenta Selene intrigada.

- No lo se, pero alguien tiene que averiguarlo – le responde su amiga.

- ¿Y eso cómo se hace? – interrumpe Luis la conversación – ¿tenéis algún truco para saberlo?

- No, tenemos una biblioteca milenaria donde se apunta todo lo respectivo a ciertas cosas como pócimas y monstruos, a parte de ciertos conjuros no innatos – le dice Selene – Ayúdanos, nos hace falta mucha magia para abrir la puerta que nos llevará a ella.

Los tres se colocan con las piernas abiertas delante de una pared, estiran los brazos con las palmas estiradas y recitan un conjuro al unísono. Luis sólo puede repetir lo que escucha a destiempo, imita todo lo que hacen las dos chicas y observa como un halo plateado, coloreado con pintas de colores, se abre en el muro de la habitación. Tras ella, una gran puerta de bronce les da la bienvenida. Yu se acerca a ella, introduce su espada enfundada en la cerradura y esta se abre.

Aquel trío pasa a través de su marco, al otro lado miles de libros antiguos, enfundados en cuero y adornados con joyas preciosas y oro, les esperan durmiendo en estanterías invisibles. El cielo no tiene límite y las paredes muestran escenas importantes, para la vida de los dioses de su pasado, que serán pasadas una y otra vez, igual que una película, para que ninguno de los estudiantes, que allí se encuentran olviden el pasado.

- Bien, por dónde empezamos – dice él frotándose las manos.

2 comentarios:

sangreybesos dijo...

¿Qué estaba buscando el monstruo? ¿Unas braguitas de encaje?

Silderia dijo...

Si las que perdió Luis en la primera cita, y de paso un novio para Yu