ELABORAR UNA IDENTIDAD ES UN PRIVILEGIO QUE SÓLO EJERCEN AQUELLOS QUE TIENEN LA POSIBILIDAD DE ELEGIR Y QUE LUEGO MANTIENEN EL ESFUERZO DE PENSAR.




10 de septiembre de 2008

LOS CAMINOS PERDIDOS DEL SUBCONSCIENTE. (I)

Sé que he andado miles de veces por este sendero, a pesar de todo, no lo reconozco. Sólo una sensación me hace sentirlo como familiar. Miro a mi alrededor, estoy en medio de ninguna parte. El sol me da en la cara fuertemente con sus rayos, me deslumbra, pongo mi mano abierta encima de los ojos, pero es inútil. Sigo sin poder sacar nada en claro. De pronto, aquella fuerte luz, se atenúa y vuelvo a encontrarme sola.

Miro de nuevo a ambos lados, sigo completamente sola, el silencio hace me hace daño en los oídos, pero el paisaje ha cambiado. Ahora me encuentro en mitad de un ancho camino de arena fina, en medio de dos inmensas paredes de piedra pulida. Es imposible ver dónde acaban, ni siquiera una muesca de erosión pueden despejar la incógnita del tiempo que llevan allí. Mirándose a la cara una a la otra.

Doy un giro de ciento ochenta grados, pero la visión es la misma. Aquellos grises gigantes se alzan más allá de lo que la vista de cualquier ser humano puede alcanzar. De pronto sé dónde estoy, en algún lugar perdido. Seguro, ya esto no me da la sensación familiar del principio y me siento perdida dentro de la nada. Tomo mi posición inicial y decido seguir a delante, por algún motivo miraba en esa dirección.

Unos pasos titubeantes me guían hacia un lugar incierto, ¿cuánto tiempo llevo caminando bajo un sol que deslumbra pero no abrasa? No lo sé. En a penas pocos segundos, ese pensamiento desaparece de mi mente. Algo parece darme indicaciones que puedo estar siguiendo un sendero que acaba en algún lugar. A pesar de ello, sigo completamente temerosa, todavía no se si he tomado la decisión correcta, pero el haberme quedado en el inicio, me habría supuesto simplemente esperar. La pregunta es ¿a qué?

Las grandes rocas laterales delatan algunas tallas extrañas, nunca las había visto. Parecen jeroglíficos, pero tampoco puedo afirmar nada. Decido acercarme un poco más. Si, ahora los veo, decido tocarlos y no hay relieve. Estaban impresos en la roca ¿quién habría pintado todo esto? Las yemas de mis dedos continúas su exploración y encuentran una columna, desde el centro del camino a penas se nota la diferencia, me esfuerzo un poco más y noto el borde de lo que parece ser una puerta. Entonces me vuelvo hacia la pared contraria. Ahora las veo, el efecto es espectacular, impresionante. Me hace parecer más pequeña e insignificante de lo que en realidad soy. ¿Dónde estoy? Esta pregunta no obtiene respuesta dentro de mi mente. Helios brilla con su mayor intensidad, pero esta vez no ciega mi visión.

Puedo apreciar como el dibujo de la roca se hace relieve bajo la palma de mi mano, vuelvo a otear el paisaje y aparecen miles de puertas con diferentes inscripciones. Están muy bien cerradas, a penas intento forzar un par de ellas. No merece la pena, son miles, seguramente mis escasas fuerzas se agotarán antes de que encuentre alguna que me sirva a mi propósito. Escapar de allí.

Continúo mi camino, el paisaje es aún más y más imponente, pero ya no me asusta, me aterra no saber nada de un lugar tan cambiante. Me detengo en seco, respiro hondo, tapo mis ojos con la esperanza de que, cuando los vuelva a abrir esté de nuevo en otro lugar más acogedor. Nada funciona. El camino de arena fina continúa en el mismo lugar, las paredes siguen completamente pulidas y las columnas delatan la existencia de entradas a otros mundos, quizás. El muro se encoge, parece que las paredes ya no son tan altas, veo pequeñas uñas sujetas al borde de éstas, entonces me doy cuenta. ¡Me están vigilando! Miles de pájaros blancos de grotesco tamaño clavan sus ojos, negros como la noche, en mi.

Mis manos tiemblan, mis piernas se resisten a continuar, mis labios intentan entonar una canción para ahuyentar el miedo, pero es imposible. Concentro todas mis fuerzas en mis extremidades inferiores, intento caminar. Es completamente inútil, no me hacen caso. Corren despavoridamente en línea recta hasta llegar a una gran plaza circular. En su centro hay una gran columna maciza, me golpeo la cabeza con ella, no le he visto en mi carrera hacia ningún sitio.

Cuanto tiempo permanezco inconsciente, no lo sé. Lo único que delata mi incidente es un gran chichón con una grieta húmeda, esta ha derramado su contenido, en un largo río de flores carmesí, que dibujan un peculiar recorrido desde mi frente, pasando por mi tabique nasal y desviándose hasta mi boca.

Abro los ojos, poco a poco recupero mi borrosa visión, me duele la cabeza y las alucinaciones no cesan. Mies de luces adornan mi vista. Los pájaros siguen ahí, vigilándome. Uno de ellos me llama la atención en particular. Es más grande que el resto, ha osado descender hacia mi.

Nos encontramos frente a frente. Nuestras miradas se cruzan, aprieto los puños y me preparo para lo peor. Grazna horriblemente, ha provocado que mi cerebro rebotara. Chillo y un gran impulso me hace lanzarme al cuello de la criatura, ya no soy yo. He perdido el control de mí misma.

Estoy sudando, dolorida por el golpe y sangrando abundantemente por la cabeza. Muerdo su cuello hasta que arranco el trozo de piel que provoca un derrumbe, la he matado. Su cuello abierto no deja de expulsar la vida del interior de un cuerpo, ahora inerte en la arena.

Entonces miro más atentamente, tiene una llave. Alzo la vista y ya no hay nadie, han desaparecido sin aspavientos. Nerviosa, con la boca aún llena de plumas y las manos empañadas con la prueba de mi delirio, me dirijo a mi gran intento, salir de allí. Pruebo puerta por puerta, al fin una cede.

Paso a su interior y… Vuelvo a estar perdida.

6 comentarios:

sangreybesos dijo...

La imagen de la sangre como flores rojas derramándose es muy potente.

Silderia dijo...

A mi también me gusta. A que mola, se me ocurrió leyendo a Lorca.

Dreamscape dijo...

Precioso texto. Me ha gustado mucho Y me encanta tu blog.
Un bardo más que añado a mi lista.
Enhorabuena por el blog, me encanta.
Saludos!

Phoebe dijo...

Me encanta. ¿Qué voy a decir?
Poca cosa más. Vamos, que te ha quedado que ni bordado. Además, muchas veces me siento así, perdida y sin poder encontrar el camino (exceptuando lo de comerse el pájaro, claro). Y después de una puerta, aparece otra, más fuerte y pesada que la anterior. Pero todo es cuestión de pasar puertas....de pasar al siguiente nivel...

Silderia dijo...

Muchas gracias a ambos por pasaros por aquí, me alegro que os haya gustado mi blos y este último relato.
Siempre seréis bienvenidos a este rincon

Zinquirilla dijo...

A mí también me ha gustado mucho el texto, además, por fin empiezo un relato!