
Y es que en esta parte de los sentidos el paladar juega un gran papel. Y, como no, los afrodisiacos internos o la comida propiamente dicha, inicia el ranquin en todo esto. Hay un dicho popular que nombra que a un hombre se le conquista por el estómago, puede que sea cierto, puede que no. Pero una gran cocinera o un paladar exquisito es digno de admiración para muchos menesteres.
El poder diferenciar los sabores, al igual que saber manejar los músculos faciales del bermellón y la lengua, son algo esencial en una relación. Poneros a pensar por unos momentos. Diréis, ¿qué tiene que ver el gusto con ciertos movimientos orales? Pues mucho, demasiado, más de lo que estáis pensando; así muchísimas citas se han cerrado tras una velada en un bonito restaurante, las copas son para las informales pero… ¿qué hacer cuando te quieres liar con una tía o deseas conquistar al chico de tus sueños? Lo primero que se te viene a la mente es la comida, una cena apetecible a la luz de las velas, abre muchos caminos a la hora de tomar un postre carnal horas más tarde y poder degustar, otros placeres dignos de dioses.
Por ello, lo que se ponga en el plato tiene mucha importancia, aunque no tanto como pensáis. Comidas dignamente de brebajes y guisos afrodisiacos como el chocolate, el aguacate, la menta, el marisco y larga lista de alimentos, han formado parte de nuestra cultura popular a la hora de fomentar la potencia sexual antes de llegar el momento. Pero no hay nada más que importe que el marco.

La velada está servida.
Si eres cocinillas y puedes permitirte llevarte a tu presa a una casa propia, puede que esa noche tengas suerte o simplemente que salga huyendo. Ten en cuenta que para ello la relación ha de ir bastante avanzada o que tengáis unas ganas tremendas de desahogaros. Pero los perjuicios sociales contra la libertad sexual de la mujer, aún no han sido erradicados y, nosotras mismas, no hacemos mucho por eliminarlo completamente de nuestras vidas. Por lo que si es una dama, o una señorita, no se dejará liar tan fácilmente. Te queda una opción, invitarla o invitarlo a cenar, de esa forma él quedará como un auténtico caballero y ella no dará la impresión de ser una guarra (por mucho que deseéis los contrario, las cosas son así y los pensamientos morales actúan aunque no quieras.)
Pero vamos al tema, os vais a un restaurante, antes te has preocupado de los gustos de tu pareja, novio, novia, rollo, romance, futuro algo,… Como tú quieras llamarlo. A pesar de todo para ti merece la pena, vas a intentar quedar como una auténtica reina, o como un rey (estas situaciones

Otro truco es sonreír mucho, recuerda, es lo segundo mejor que puedes hacer con tu boca esa noche, si todo sale bien, ¡claro! Muestra movimientos suaves, sinuosos y sutiles, haz como que lo vas a tocar y antes de que toda tu epidermis lo roce por completo, retira tu mano dejando solo el recuerdo de la yema de tus dedos (Dato importante, la servilleta se coloca en el regazo, algunas somos muy “naturales”.) Aunque no es bueno guardar mucho las apariencias.
La delicatesen por excelencia.
Ha ido todo estupendamente, has conseguido que el objeto de tus deseos suba a tu piso, coche o habitación de hotel que deseas. ¡Qué hay más afrodisiaco que el sabor de unos labios rojos por la pasión del momento! El degustar de sus dedos, cuando en el interior de su boca, y su lengua húmeda y revoltosa ¡¿Qué más puedes pedir?! Seguro que mucho más, unas fresas con nata, un baño de champang, la nata sola, algo de mermelada, trozos de chocolate, pero puedes darle la

Ahora os tenéis el uno al otro, puedes notar cada centímetro de su piel, esa que te ha rozado toda la noche o de la que tú has despertado el deseo. Milímetro a milímetro recorres con tu lengua cada punto, cada recoveco y dejas los sitios más ardientes para el último momento, los bordeas y haces que se excite aún más, dejas que tus dedos las rocen pero no te paras en ellas. Dejas que los deseos y la imaginación actúen antes que tus papilas gustativas, es difícil contenerse, sabes que nunca has probado algo igual pero, como todo lo bueno, se hace esperar. Aunque sólo lo justo y lo necesario, ni más ni menos.
Permites que su boca recorra también tu cuerpo, dejas que los olores se mezclen con el calor de la habitación y… ¡Chas! La cita está servida. Puede que haya sido tu mujer durante años, que desees impresionar a alguien por primera vez; a veces, ni siquiera los afrodisiacos, puramente dichos, están presentes en ningún momento. Creerme, eso nunca ha existido, sólo las ganas y que las circunstancias se den, a veces los sentimientos de atracción y el deseo mutuo por que ocurra algo, han llegado después, en le momento más oportuno. Y si te quedas con las ganas, siempre estará la ducha fría (o el cinco contra uno, siempre efectivo o el teléfono de la ducha, amigo inseparable....)
Un momento inolvidable.
Al igual que con los olores, puedes provocar que esas cenas sean inolvidables para tu pareja. Hazle sentir bien, llévale a un sitio bonito (eso dependerá de sus gustos o las ganas de hacer una cosa u otra en el momento), muy importante, arréglate y ataca como mejor veas. Si te paras a

Eso si, estos platos, por muy fuertes que sean, nunca sientan mal al cuerpo. La resaca puede ser tremenda, el dolor del cuerpo te dejará exhausto/a, pero el ánimo alegre y esa sonrisa de tu boca, no la podrán borrar de tu cara. Una resaca de amor donde el gusto se empalaga y jamás te cansas de coger un empacho a base de repetir una y otra vez.
7 comentarios:
Mmmmm... el arte de seducir con la comida... es interesante. Aunque creo que posee un alto componente de sugestión, la mente si se lo cree no tiene límites, aunque en este caso... bendita sugestión.
Como tú lo has dicho, bendita sugestión, sin ella miles de cosas no podrían realizarse y, esta es una de ella.
Amén al filete con papas. Tanta ostra y tanta mariconada...
Para ti tengo todos los que tu quieras
"Una resaca de amor donde el gusto se empalaga y jamás te cansas de coger un empacho a base de repetir una y otra vez."
Y que lo digas...
No me negarás que esas no son las mejores resacas
Iría contra mi mismo si lo dijese
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