Un día te irás de mi lado.
Sé que jamás volverás.
Volarás con las aves,
Acariciando sus plumas de terciopelo,
viviendo el viento
sin cuerpo que impida su andanza.
Y te irás,
Jamás volveré a escuchar tu risa,
sufrir tu llanto,
escuchar tus historias.
Aquella persona que me acogía entre sus brazos,
cuando tan sola me encontraba
decidió un día dejar de estar.
Sus besos se volverán susurros de viento,
su voz, un tenue murmullo entre el follaje.
Miraré al sol y jamás te veré.
Podrán quemarse mis pupilas
y, aún así, nunca volveré a ver tu cara.
Las noches irán acortándose,
el dolor remitirá,
pero nunca un vacía tan grande,
podrá ser llenado con otra alma.
Sé que jamás volverás.
Volarás con las aves,
Acariciando sus plumas de terciopelo,
viviendo el viento
sin cuerpo que impida su andanza.
Y te irás,
Jamás volveré a escuchar tu risa,
sufrir tu llanto,
escuchar tus historias.
Aquella persona que me acogía entre sus brazos,
cuando tan sola me encontraba
decidió un día dejar de estar.
Sus besos se volverán susurros de viento,
su voz, un tenue murmullo entre el follaje.
Miraré al sol y jamás te veré.
Podrán quemarse mis pupilas
y, aún así, nunca volveré a ver tu cara.
Las noches irán acortándose,
el dolor remitirá,
pero nunca un vacía tan grande,
podrá ser llenado con otra alma.
Lenesia.
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