ELABORAR UNA IDENTIDAD ES UN PRIVILEGIO QUE SÓLO EJERCEN AQUELLOS QUE TIENEN LA POSIBILIDAD DE ELEGIR Y QUE LUEGO MANTIENEN EL ESFUERZO DE PENSAR.




15 de febrero de 2008

Cómo espantar a la novia de mi hermano. Capítulo II: Una agradable comida

En el capítulo anterior.
IÑAKI
(dirigiéndose a Elisabeth)
Ten cuidado con mi hermana que es un poco rara.

INT Casa de Iñaki.

IÑAKI
(mostrando a su hermana, postrada en una esquina del salón, con la mano)
Esa es Arual, mi hermana pequeña.

ELISABETH.
(tendiendo la mano)
Encantada de conocerte.

ARUAL
(hablando con una voz parecida a la de un hombre)
Rezaré por tu alma.

ALFONSO
(cogiendo a Elisabeth del hombro y empujándola al interior de la casa)
Bueno, no te quedes ahí, vamos a comer.

CAPÍTULO II: UNA AGRADABLE COMIDA.

La comida acababa de empezar. Una mesa muy sutilmente ataviada, presidía la velada. En ella había exquisitos manjares, muy bien colocados. Coronando el centro de la misma, un plato de croquetas y unos pequeños cuencos de aceitunas, hacían de anfitriones. Ante los comensales.

Todos toman asiento, y, a la pobre Elisabeth, no le queda otro remedio que sentarse al lado de la “pequeña” de la casa, una niña un poco demente. Piensa ella. Pero ha de ser cortes, tras esta velada sólo tendrá que verlos en ciertas ocasiones. Simplemente es un mal rato a cambio de dejar contento a Iñaki, el cual está muy ilusionado con la presentación de su primera novia, por lo menos conocida.

- Anda dile algo a mi hermana. Dale conversación, verás que no es tanto como parece, es una niña adorable. – Murmura Iñaki al oído de su novia.

A Elisabeth, se la abren tanto los ojos, que parece que se le van a salir de sus órbitas. Hace de tripas corazón, e intenta, sin que se le note en la voz. Hablar con la niña.

- “¿Qué le pregunto?” – piensa unos instantes para sus adentros, mientras se limpia la boca con la servilleta – Arual, ¿Hiciste algo anoche?

- Estuvimos haciendo una hoguera – Contesta Arual, con voz de ultratumba – quemamos un muerto.

- Que bien cariño. – le dice Alfonso - ¿Cenaste algo fuera?, porque aquí ni llamaste para decir que no venías.

- Asamos pinchitos en la hoguera, sabían a muerto. – Dice la niña mirando a Elisabeth – Era mi ex, se atragantó con una aceituna, así que yo cuidaría lo que como.

En ese momento, la pobre novia, suelta de manera espontanea, la aceituna que se estaba llevando a la boca. Intenta no poner cara de asustada, que le den nauseas, pero es casi imposible hacer ese esfuerzo sobre humano. Mira a su plato, intenta no dirigir la vista a ninguna parte, respira hondo, coge el tenedor e intenta coger una croqueta. Entonces se percata de que Arual, la está mirando fijamente, con una endiablada sonrisa dibujada en su cara.

Elisabeth, asustada, se queda completamente petrificada, mientras observa cómo parece que, la hermana de Iñaki, va a acuchillarla con el tenedor, y nadie va ha moverse para impedirlo. Acerca su cabeza a la de Iñaki y le dice.

- Iñaki, mira a tu hermana quiere….. (traga saliva), parece que va a intentar clavarme el tenedor. – dice sin quita la mirada de los ojos de Arual.

- No te preocupes, es su forma de pinchar las croquetas, una manía como cualquier otra. – tras decir esto, Iñaki continúa comiendo, como si nada.

En ese instante, aquella loca desquiciada, da un grito y lanza enérgicamente estocadas contra el plato de las croquetas. No atina a pinchar ninguna, ya que estas, del mismo movimiento del plato, han salido desperdigadas por toda la mesa. Arual mantiene la misma expresión sádica, que mostró en un principio, cuando Elisabeth, se fijó en ella.

A la novia de Iñaki, no le queda otra que mantener el tipo, todos miran a Arual con cara de enfado. Pero ella no puede evitar que el corazón quiera salírsele por la boca, - “esa maníaca, estaba pensando en hacerme eso a mi y no a las cocretas. ¿Es que aquí están todos locos?, puede que el loquero de la niña les haya recomendado normalidad para tratarla. Si no está bajo vigilancia médica es porque el resto la necesitan más que ella”. Piensa Elisabeth.

- Cariño, mira que te he dicho veces que no pinches así las croquetas – le dice su madre dulcemente - que las esparces por toda la mesa. Esas no son maneras para una señorita bien educada. A ver qué va a pensar la novia de tu hermano. – Le dedica una mirada amable a Elisbeth.

- Es que una de las croquetas me estaba mirando – le contesta la niña, con voz ronca y más propia de un hombre - A demás, estaba viva y no podía permitir que escapara del plato. – le contesta Arual – Podía haber mordido a mi futura cuñada. – Dice mientras vuelve la cabeza de forma estática hacia Elisabeth.

“Tranquila, pronto pasará todo esto. El café y se acabó. Sólo es una niña que quiere meterte miedo en el cuerpo, ya está.”.



¿Aprenderá Arual lo que es comportarse como una señorita?, lo descubriremos en la próxima semana, o quizás no.

No os perdais el siguiente capítulo: La hora del café.

1 comentario:

sangreybesos dijo...

Muy bonito, mi vida, pero me gustaría qu el capítulo se hubiese titulado "El plato de cocretas". Es como más impactante.