ELABORAR UNA IDENTIDAD ES UN PRIVILEGIO QUE SÓLO EJERCEN AQUELLOS QUE TIENEN LA POSIBILIDAD DE ELEGIR Y QUE LUEGO MANTIENEN EL ESFUERZO DE PENSAR.




8 de mayo de 2009

Selene. Capítulo L.

CAPÍTULO L: ESTO NO TIRA .


Fepico pensaba que hubiera sido mejor no haber bajado nunca al infierno. Aquel ser del averno tenía su cara o, mejor dicho, el tenía la suya. Podía tener muchos más siglos de los que él había estado en el mundo.

- ¡¿Papá?¡ - fue lo único que se le ocurrió decir cuando se acercó a él.

- Creo que se confunde caballero – le responde mirándole fijamente y sin hacer una mueca. – Eso es imposible.

- Pues… No es por nada – dice Luis. – Pero tiene su misma cara – señala las cabezas de ambos con el dedo índice.

- Maravillas de la genética – incide el mayordomo y moviendo la mano de forma amanerada cerca de su oreja. – Aunque yo soy más guapo – dice mirándose a un espejo y tocándose el mentón.

- ¡Genial! – dice Yu. – Uno es un viva la virgen y el otro un estrecho petulante – dice mirando a Fepico y ve como este la saluda con la mano mientras sonríe con cara de circunstancias.

- Sería un gen recesivo – dice Luir con guasa.

- Creo que estaba bastante escondido – expone aquel viejo nieto al ver el gesto de su supuesto padre.

- ¡Por lo menos no has sacado el rabo! – le da amigablemente con el codo en el costado a su compañero de fatigas.

- Le repito señor que eso es imposible – insiste el mayordomo.

- Sería de su vida anterior – dice la abuela.

- Imposible – dice Selene desde lejos.

- Por fin alguien con un poco de cordura en esta habitación – se dirige a ella el mayordomo de Hades.

- Su aspecto delata que es de aquí – continúa con lo que estaba diciendo antes de ser interrumpida. – Nació demonio.

- ¡Bravo! – aplaude el sirviente ante la observación de la diosa.

- Acabas de descubrir el fuego – le dice Yu. – Las obviedades déjalas para otra ocasión.

- Bueno – dice Luis. – ¿Dónde está Hades?

- Ahora mismo no se encuentra en casa – responde el demonio.

- Eso ya lo sabemos – le dice Yu. - ¿Quieres que te corte el rabo o jugamos a las prendas?

- Primero el rabo – dice Selene apuntando un haz azulado hacia este.

Aquel ser estirado y carente de movimientos faciales comienza a sudar un poco. No se esperaba la respuesta. Mira a Fepico, cierto es que se parece a él, aunque no le encuentra tanto parecido, un cierto aire, diría él. Sin embargo, ahí está, hecho carne y huesos, posee un alma como todo mortal. Probablemente habrá tenido una vida humana, pero algo en su alma le dice que muy perecedero, como el resto de caparazones vacíos que inunda la superficie, no es. La señora mayor que lo acompaña tampoco, la conoce, sus hazañas no son desconocidas por el inframundo. Su romance estrepitoso y lleno de desafortunados acontecimientos con Caronte, son la comidilla de esos parajes.

- Señorita – dice quitándose la catana del cuello. – No puedo decirles más porque no sé más – se echa un par de pasos hacia atrás. – El señor subió a la habitación de las mil puertas y no ha vuelto aún.

- Típico – dice Yu sin bajar su arma. – ¡A saber por cuál habrá salido!

- Eso es muy normal en él – increpa Selene. – Parece como si no lo conocieras – evoca mientas Yu baja un poco la cabeza un tanto molesta.

- ¿Un poco de Té? ¿O prefieren algo de cenar? – dice una voz poderosa desde la puerta.

Al volverse ven a otro demonio, está vestido de cocinero. Pero el asombro no deja de atrapar a nuestros héroes cuando hace su aparición en escena otro cuerpo con la cara de Fepico.

- ¡¿Papá?! – dice el viejo al verlo entrar esperando una respuesta negativa.

- ¡Sabía que tenías algo con esa! – le dice el mayordomo. - ¿A jugar al mus no?

- No tengo porqué decirte nada – responde moviendo la cabeza violentamente hacia un lado.

- Este aliño es demasiado fuerte para mi – dice Fepico mirando la punta de su cigarrillo.

- ¿Tienes más de eso? – le dice la abuela. – Porque creo que necesito un poco.

- ¡Si tu ya no fumas! – eleva la voz Fepico. – Lo dejaste cuando te dejó aquel hombre que decía tus pensamientos por lo que hacías.

- Cierto – le responde la abuela. – Tenía que haberle dado un par de tortas, pero, en lugar de eso, decidí dejar de fumar porque decía que eso era un claro ejemplo de que me sentía hombre por dentro – le tiende la mano la abuela. – Ahora me siento adicta – mueve los dedos de su mano extendida. - ¡Dame uno! Y que esté bien cargado – chilla sin remedio.

- Entonces es que esto es verdad – dice el nieto mientras busca un canuto en sus bolsillos. – La droga debe ser demasiado floja – le da el cigarro a la abuela y saca un par de cosas más. – Me haré otro más cargado – continúa buscando el mechero. - Creo que, cuando lo acabe, me encontraré mejor.

- Fepico – le dice Luis. – ¿Me puedes decir a qué se dedicaba tu madre?

- No lo se – le contesta. – Nunca la conocí – da una calada. - ¡Tio, esto si que es buena mierda! – da otra calada. – Tengo que fabricar más – mira al techo. – Cuando llegue, ¡cláro!

Sus ojos comienzan a correrse cual cortinas nocturnas, no desean saber nada, pero la imagen de dos Fepico más, con los rostros rojos, los ojos verdes oscuros y unos rabos contoneantes, le dan más y más vueltas en la cabeza. Quiere desconectar, y esta es la única forma de hacerlo. Sin embargo, todo es inútil, en el infierno no. Las torturas más insignificantes, pueden volverse lo peor que le ha pasado a un hombre y la condena es para todo aquel que se adentra en él, esté vivo o muerto. Así que la droga no le hace efecto, no por el suficiente tiempo.

Cierra los ojos unos instantes pensando en partir hacia otros lugares y, en pocos segundos, vuelve a abrirlos completamente sobrio. Ni rastro de todo lo que le ha entrado desde los pulmones hacia las venas. La escena no podía ser más desagradable, dos demonios gemelos se enzarzan en una pelea por el recuerdo de una dama, su madre. Una persona por la que jamás sintió interés y que ahora despierta su curiosidad.

10 comentarios:

Edu dijo...

El interes siempre despierta en algun momento y dispara los sentimientos.
Un Saludo.

Habitaciones rojas, pensamientos negros dijo...

Este es el infierno prometido? No está nada mal...

Seguiré la historia, está muy interesante.

Besos rojos,
HR.

Silderia dijo...

Edu: la cosa es que fepico nunca tuvo sentimientos al respecto, aceptaba las cosas como le venían.

Habitaciones: la historia tiene ya 50 capítulos, pero los últimos son los que más me gustan, y eso que la ecribo yo.

Besos a los dos

sangreybesos dijo...

Me encanta este giro tipo telenovela del Infierno...

¡y felices cincuenta!

Silderia dijo...

Medio centenar, fabuloso, no le daba más de 25 capítulos a Selene, pero una cosa lleva a la otra y ¡Bingo! más de un año publicándola, ¿no es fabuloso?

Druida de noche dijo...

Y ya has pensado en pubicar?

Dreamscape dijo...

Veo que sigues tan ingeniosa en tus relatos como siempre. Empiezan a formar parte de mi existencia... aunque hiciera tiempo que no los pudiera disfrutar.
Por cierto gracias por nombrarme en el articulo del premio. Este humilde ser no lo merecía para nada.
De nuevo gracias...

Silderia dijo...

Druida: he pensado e intentado publicar, he hecho ciertos pinitos en revistas como colaboradora, pero llevo mucho tiempo intentando que algún editor me haga caso, aún no lo he conseguido. Quizás, algún día lo consiga, sin embargo, este blog no morirá.

Dreamscape: Me alegra verte de nuevo por aquí, tu blog se merecía ese premio, para mi lo merecía y eso es lo suficiente.
Me alegra verte de vuelta por aquí.
Un beso a los dos.

Phoebe dijo...

No debes rendirte aunque no te la publiquen ahora, tienes que seguir intentándolo. Seguro que antes o después cae.

Y la verdad, tal y como lo has descrito, no me gustaría nada estar en ese infiero, tan desconcertante y real. Sobre todo tan real. Eso de cerrar los ojos y que no funcione me pone de los nervios.

un besazo escritora!

Silderia dijo...

Phoebe, lo intento con muchas cosas, Selene no ha sido una de ellas, precisamente. Ya haré algo.

Si una cosa está en filosofía de vida es que prefiero morir en el intento cuando creo en algo.

Un beso muy fuerte.