OCTAVO DÍA: “EL MÓVIL”
Susana y Manuel van con el coche por una carretera auxiliar hasta llegar a un inhóspito campo alejado de la civilización, se quedan escuchando un poco de música y mirando la noche a través del cristal delantero ,cuando el novio de Susana le comenta algo:
- Susana, cariño – le dice.
- Que es lo que quieres Manuel - le contesta Susana.
- He pensado que como tú no puedes hacer nada hasta dentro de un par de días que podrías ayudarme a desahogarme, pero solo un poquito – le dice Manuel a modo de petición.
- Pero……….., ¡tú estás loco! Yo no puedo hacer nada, ya te lo dijo el ATS, que hasta dentro de diez días nada de sexo que puedes hacerme daño – le contesta ella.
- Había pensado que podríamos arreglarnos con tu boca y con mi móvil – de dice en un intento de convencerla.
- ¿Con el móvil? – le dice ella extrañada. – A ver, con lo de mi boca comprendo perfectamente lo que quieres que haga, pero lo ¿del móvil?, no entiendo donde quieres llegar.
- Si mira es muy fácil – le contesta Manuel mientras coge el móvil ubicado en un hueco del salpicadero del coche.
- Tú me haces eso que tan bien sabes hacer con tu boquita y yo mientras te pongo el móvil entre las piernas, y te llamo con el otro para que vibre y así nos lo pasamos los dos bien. ¿Qué te parece la idea?
- Me parece que tú estas perdiendo la cordura y que estás un poco desesperado – le dice Susana un poco enfadada – Es más, tampoco llevas tanto tiempo solo unos días.
- Si llamas unos días a cerca de 20 sin hacer nada, pues si – le replica Manuel - A demás, mira la pantalla del móvil.
- Qué quieres que mire de la pantalla - Le contesta Susana con un tono un de medio convencimiento.
- Tiene distintas opciones de vibrador – le muestra la pantalla – está que vibra de más flojo a más fuerte y vuelve otra vez a empezar, la del mosquito que es una vibración continua, la del OVNI que cambia constantemente y la del tren que da subidas y bajadas muy rápidas.
- Ah, que interesante ¿no? – le contesta con voz desinteresada – Y a esto se dedican los que fabrican los móviles, a poner distintos tipos de vibración. Será porque han tenido el mismo problema que tú tienes ahora ¿no?
- Anda no seas mala, vamos a probar y si no funciona lo dejo de verdad – le ruega su novio.
- Venga vaaaaaaaaaaale – le dice ella en un tono poco convencida – Me quedo con el mosquito que la vibración es constante.
Manuel le pone el móvil entre las piernas a Susana y coge el otro, la mira y ve la cara de poco ánimo de Susana y le dice:
- No pongas esa cara que ¡verás como te divierte¡
- Cada vez pienso que estás mas obsesionado con esto – le contesta – anda llama a ver que pasa que lo mismo cambio de opinión.
Manuel comienza a llamar desde uno de los móviles al que tiene su novia entre las piernas. E este comienza a vibrar a la misma vez que comienza a sonar el ruido de un gato que procede desde el aparato.
- Qué – le dice Manuel mientras observa su reacción – a que funciona.
- Funciona igual que el coche de los picapiedra cuando metes la llave en el contacto e intentas escuchar el rugido del motor. – le dice mientras observa la cara de su novio – Vamos a dejarlo Manuel, esto no funciona, es más, ¿qué te cuesta esperar un par de días más?, no te vas a morir por ello, vamos pienso yo.
- Cómo se nota que no te atrae nada la idea que te he ofrecido – le contesta desilusionado.
- La idea de que me hiciera el pendiente fue tuya, así que ahora a aguantar como los buenos. – se hace el silencio entre la pareja. Manuel arranca el coche.
El coche, conducido por Manuel, lleva a Susana hasta su portal. Ella sale del coche le da las buenas noches y se despiden hasta el día siguiente:
- Hasta mañana cariño, llámame mañana.
Susana le lanza un beso y se adentra en el portal de su bloque dejando a su desesperado novio un poco enfadado porque su idea no ha dado resultado.
3 comentarios:
Qué gran invento el vibrador del móvil; antes las señoras tenían que conformarse con el centrifugado de la lavadora.
El chorro de la ducha es mas efectivo , el móvil al décimo toque se para y tienes que volver a llamar.
Tienes razón. ¡Putos buzones de voz, cuántas mujeres han dejado a medias!
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