ELABORAR UNA IDENTIDAD ES UN PRIVILEGIO QUE SÓLO EJERCEN AQUELLOS QUE TIENEN LA POSIBILIDAD DE ELEGIR Y QUE LUEGO MANTIENEN EL ESFUERZO DE PENSAR.




30 de abril de 2008

Selene. Capítulo XII.

CAPÍTULO XII: BLACK ROSE.

Eran las cinco de la tarde, Selene estaba en clase cuando una voz chillona y estridente interrumpió su apacible charla con las amigas.

- Perdona, ¿sabes qué el negro es un color muy oscuro y que los pinchos ya no se llevan? – dice una pequeña figura vestida como una artista pop desfasada. – Es a ti.

Selene se mira la ropa, efectivamente va completamente vestida de negro, como casi siempre. Por lo que no encuentra nada raro en su atuendo y, esta vez, se ha puesto una correa de cuero con putas de acero romas. Toca la cadena que adorna aún más su correa, si cabe, y desconcertada mira a la rubia de bote con una expresión de entre asco y asombro.

- Y ¿tú quién eres?… ¿la diva de la moda? – Le responde tras una breve pausa. – Anda y veta rápido de aquí que llegas tarde al reparto de cerebros. – Responde haciendo un gesto de invitación a irse.

- Solo quería avisarte que eso ya no se lleva este año. – Le responde bajo la mirada atenta de Silvia.

- Paso. – Se gira Virginia y continúa la conversación con las chicas. - ¿Qué te parece si vamos al cine a ver una peli? Echan una muy buena.

Aquel pequeño personaje se va, parece ofendida, a pesar de su impertinencia se resiste a pensar que ella es la intrusa o que ha podido ofender a alguien. Su puesto no queda libre mucho rato, parece que las incidencias no han acabado para Selene. Roberto y Sergio se dirigen a ella que no se da cuenta que hay problemas.

- ¿Cómo lo hiciste? - Dice Roberto mientras la gira violentamente hacia él. - ¡Dímelo!

- ¿El qué? – Le responde mientras se suelta de su opresor. – Con lo tranquila que yo estaba hoy. Vamos a hacer una cosa te vas por donde has venido que voy a seguir peleándome con la flower power que ha venido antes a incordiarme. Por lo menos con ella era divertido.

- No te hagas la tonta, ¿cómo me dejaste la marca que llevo detrás del pantalón? – Le dice cada vez más enfadado.

- Tú sabrás. – Le dice con monotonía. – A ver que recuerde,…. ¡Ah, sí! Te pusiste muy tonto el sábado, discutí contigo del mismo tema de siempre y después me fui. Pero yo no se nada de una marca. – Lo mira con una sonrisa maliciosa. – ¿Algo más?

- Tú si sabes algo, te pusiste como una fiera y me dejaste una marca con una media luna. Eras como un demonio.

- Me parece que todavía estás alucinando, ¿una media luna? Yo de eso no se absolutamente nada. – Los ojos de Selene volvían a teñirse de negro gradualmente.

Selene levantó la vista, lo miró sonriendo pícaramente. Roberto no reaccionaba, se había vuelto a quedar, como una piedra, no podía creer lo que estaba viendo de nuevo. Aquellos ojos se le habían clavado en su mente como un sello de hierro incandescente marca la numeración del ganado. Abrió la boca y comenzó a temblar, la chica estaba hablando mientras notaba cómo se le petrificaba el cuerpo, escuchaba aquella voz dulce y armoniosa de la otra vez y, al mismo tiempo, veía como sus dientes se afilaban y su aliento gélido resurgía de sus labios rojos carmesí.

No dijo ni una palabra más, dejó a Selene con la palabra en la boca y se fue completamente aturdido. “Todavía tengo el efecto de esa mierda” – pensaba - mi mente me juega malas pasadas, eso es todo.­- Intentaba tranquilizarse para sus adentros. Sin embargo algo le dijo que saliera de allí pronto, no estaba dispuesto a saber si aquello era o no verdad. Aquella imagen transformada de la chica le había causado estragos.

- Roberto, ¿estás bien? – Le dice Sergio mientras le toca el hombro amigablemente.

- Ven conmigo. – Y ambos se dirigen al servicio, entran en unos de los reservados, cierran la puerta y Roberto se baja los pantalones. – ¿No ves esta marca de media luna?

- Parece una mancha de nacimiento, ¡no te la había visto nunca! – Le responde su amigo intentando no mirar mucho.

- Nunca ha estado ahí, me la ha hecho esa bruja.

- Es sólo un lunar grande, yo que tú iría al médico. – Le responde su amigo. – Súbete los pantalones y vamos clase, si quisiera ver pollas me miraría la mía.

Dos horas y media después terminaba la jornada estudiantil y todos los alumnos se dirigen a sus casas.

- ¡Adiós, siniestra! – Dicen unas voces a lo lejos dirigiéndose a Selene.

- ¿Qué les pasa a esas de ahí? – Le dice Inma.

- Nada, que son tontas. ¡No las ves! Todavía tienen el pavo subido y creen que todavía están en el colegio. – Después de esto mira al cielo pensativa

- Selene…. que te conozco. ¡No vayas a hacer ninguna tontería! – Le dice Tina.

- Yo sabía que había niñas tontas en la clase, pero esto es demasiado. – Añade Lucía. – Oye, ¿qué fue lo que pasó con Roberto?

- Nada, volvió a pedirme que volviera con él, otra vez, le dije que no, entró en éxtasis y aproveché para quitarme de en medio.

- Siniestra, siniestra, siniestra, jijijijijijijiji. – Se escucha a modo de canturreo a pocos metros de ellas.

- Si serán gilipollas, merecen un buen escarmiento. – Rebeca se dirige hacia ellas, cuando su marcha se ve interrumpida por Selene.

- ¡Vamos a tomar algo! No merecen la pena. – Le Responde su amiga guiándola en dirección contraria.

- Parecen niñas de párvulos. – Dice Lucía.

Rebeca entra a regañadientes en el coche mientras las ofensoras siguen con sus cantos, Selene las mira de lejos por el espejo retrovisor, está contenta feliz. Su mente comienza a funcionar por entramados insospechados bajo la mirada de sus amigas, ellas sospechan que algo le está pasando por la cabeza. Ninguna de ellas sabe con certeza lo que puede ser, ya que la disputa con Roberto es otra de las optativas a barajar. Todas están un tanto molestas por las niñas nuevas de la clase, se incorporaron a penas una semana y ya están buscando problemas, no paran de meterse con los compañeros, sólo que esta vez han topado con Selene, la pueblerina que ha venido de algún lugar y que no está dispuesta a que la tomen como una tonta y menos ellas.

Por lo demás todo está tranquilo, pasados unos instantes el coche entra por la autovía que dirige a la entrada del centro de la ciudad. Lejos del complejo universitario parece que a todas se les ha pasado el cabreo y deciden pasar una tarde en la tetería más próxima.

Mientras, lejos de allí, Roberto y Sergio traman algo mientras hablan de sus cosas.

- Sergio, esto no puede quedar así.

- ¡Déjalo yá! ¿Es que nunca te cansas de esto? – Toma un buche de su botella de cerveza. – ¡Deja a Selene en paz! Ya te ha demostrado que no tienes nada que hacer con ella. A demás, es un poco rarita.

- Ya, pero esto no puede quedar así. Si a mi me ha marcado, no se cómo, ella también tendrá la marca de Roberto. – Dice mientras llama al camarero para pedir otra ronda.

Sergio no dice nada, pero le gusta lo que acaba de escuchar. No hace más que tocarse el cuello y recordar aquella noche con ira y sed de venganza.

2 comentarios:

sangreybesos dijo...

¿Vas a convertir al gilipollas ese en una especie de psicópata?

Silderia dijo...

Sigue leyendo y te enterarás, un psicópata es muy listo este tiene retraso mental