DÍA CERO: EL COMENTARIO
Susana y una amiga, están tomando un refresco, en una cafetería. A ella le ronda una idea por la cabeza, es algo que está decidida a hacer, pero que desea comentar con Inma, su amiga íntima desde la universidad, y con la cual comparte todos los cotilleos que le llegan:
- Inma, ¿te acuerdas de aquello que me pidió Manuel que hiciera, que él me lo iba a regalar? – le comenta Susana mientras se introduce en la boca un trozo de tarta de manzana.
- Si, lo del pendiente. – Le afirma su compañera de mesa – Pero eso es una zona muy delicada, ¿de verdad que piensas hacértelo?
- Si, ¿porqué no? Y…. a demás paga él. – Da un sorbo al té. - Sólo le tengo que decir que vallamos a la clínica y listo.
- ¿Pero tú te has pensado bien, lo que vas a hacer? – Le dice su amiga un poco horrorizada, ante la locura que piensa llevar a cabo Susana.
- Si. – Coge una servilleta. - A demás, el tiene ese capricho desde hace mucho tiempo, y se lo voy a conceder – Da otro sorbo al vaso – Él ha hecho muchas cosas por mí, yo ¿por qué no puedo hacer algo por él?
- Pero eso es algo muy bestia, por lo menos para mí – le dice un poco asombrada – ¿no te parece que es una locura?
- ¿Cuántas locuras se han hecho por amor? – le responde su amiga de forma pícara.
- Bueno….., cambiemos de tema, sabes que Lidia está buscando curro – le comenta con voz burlona.
- No lo sabía, pero si espera que le digamos que en nuestra sección de la oficina hay una plaza libre las tiene cruda. – Dice mientras mueve la mano, arriba y abajo – Bastantes putadas nos hizo durante la carrera.
- Bueno, no hay que ser tan rencorosa, pero es una para disfrutar. – Apura el último sorbo del refresco. - Dspués de que nos intentara dejar como incompetentes, en las prácticas, para que le dieran a ella el trabajo – dice Inma.
- Por eso mismo, brindemos mientras que nos dure la suerte, no se puede disfrutar de esto todos los días – Contesta Susana, mientras busca al camarero para que les sirva otra ronda. – A lo mejor le decimos que tenemos un puesto libre de secretaria en la planta. – El camarero trae las bebidas.
- Por nosotras – dicen las dos a la vez
Las dos amigas se miran como cómplices y brindan, con sus refrescos durante una tranquila velada, en la cafetería en un centro comercial. A pesar de que se ha cambiado el tema, Susana piensa muy detenidamente lo que le ha comentado a su amiga. Sabe que es una locura, pero la decisión está tomada.
- Inma, ¿te acuerdas de aquello que me pidió Manuel que hiciera, que él me lo iba a regalar? – le comenta Susana mientras se introduce en la boca un trozo de tarta de manzana.
- Si, lo del pendiente. – Le afirma su compañera de mesa – Pero eso es una zona muy delicada, ¿de verdad que piensas hacértelo?
- Si, ¿porqué no? Y…. a demás paga él. – Da un sorbo al té. - Sólo le tengo que decir que vallamos a la clínica y listo.
- ¿Pero tú te has pensado bien, lo que vas a hacer? – Le dice su amiga un poco horrorizada, ante la locura que piensa llevar a cabo Susana.
- Si. – Coge una servilleta. - A demás, el tiene ese capricho desde hace mucho tiempo, y se lo voy a conceder – Da otro sorbo al vaso – Él ha hecho muchas cosas por mí, yo ¿por qué no puedo hacer algo por él?
- Pero eso es algo muy bestia, por lo menos para mí – le dice un poco asombrada – ¿no te parece que es una locura?
- ¿Cuántas locuras se han hecho por amor? – le responde su amiga de forma pícara.
- Bueno….., cambiemos de tema, sabes que Lidia está buscando curro – le comenta con voz burlona.
- No lo sabía, pero si espera que le digamos que en nuestra sección de la oficina hay una plaza libre las tiene cruda. – Dice mientras mueve la mano, arriba y abajo – Bastantes putadas nos hizo durante la carrera.
- Bueno, no hay que ser tan rencorosa, pero es una para disfrutar. – Apura el último sorbo del refresco. - Dspués de que nos intentara dejar como incompetentes, en las prácticas, para que le dieran a ella el trabajo – dice Inma.
- Por eso mismo, brindemos mientras que nos dure la suerte, no se puede disfrutar de esto todos los días – Contesta Susana, mientras busca al camarero para que les sirva otra ronda. – A lo mejor le decimos que tenemos un puesto libre de secretaria en la planta. – El camarero trae las bebidas.
- Por nosotras – dicen las dos a la vez
Las dos amigas se miran como cómplices y brindan, con sus refrescos durante una tranquila velada, en la cafetería en un centro comercial. A pesar de que se ha cambiado el tema, Susana piensa muy detenidamente lo que le ha comentado a su amiga. Sabe que es una locura, pero la decisión está tomada.
1 comentario:
¡No me creo que vayas a publicar Piercing! ¡Por fin una historia picantona!
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