ELABORAR UNA IDENTIDAD ES UN PRIVILEGIO QUE SÓLO EJERCEN AQUELLOS QUE TIENEN LA POSIBILIDAD DE ELEGIR Y QUE LUEGO MANTIENEN EL ESFUERZO DE PENSAR.




10 de abril de 2008

Piercing. Capítulo III.

SEGUNDO DÍA: “CARIÑO, CÓMO ESTÁS”


Al día siguiente por la mañana se escucha el sonido del móvil de Susana, es Manuel:

- Hola cariño, ¿cómo estás? – le dice Manuel.

- Estoy bien, no para ponerme a bailar una sardana aquí en medio pero, bien – le contestas Susana.

- A qué hora te recojo – le dice su novio.

- A las cinco de la tarde, vamos si te parece bien.

- Vale, entonces hasta las cinco.

Llegan las cinco de la tarde y, como siempre, Manuel para debajo de la ventana de Susana y pita con la bocina del coche, espera una media de quince minutos y ve a Susana aparecer por el portal vestida con una faldita y un jersey, bajando las escaleras con un poco de dificultad:

- Cariño, ¿estás bien? – le dice Manuel preocupado.

- Estoy bien, me duele un poco cuando me roza con una costura pero, en definitiva bien – le contesta Susana.

- ¿A dónde vamos?.... ¿Te apetece tomar algo por ahí? – le pregunta Manuel.

- Vale. Pero, por favor, que no haya que andar mucho que no estoy para muchos trotes – le recuerda Susana.

Manuel arranca el coche y se conduce hacia un lugar supuestamente tranquilo, donde pueden tomar algo reposados y sentados. La tarde se presenta un poco fría pero, a la vez tranquila, por fortuna Manuel cuando se percata de que su novia está pasando un poco de frío le pone la calefacción:

- Tienes que estar pasando un poco de frío con la faltida ¿no? – le dice Manuel.

- Si un poco, por fortuna el coche tiene calefacción.

- Ahora vamos a tomar algo y después te invito a cenar, ¿qué te parece? – le dice su novio.

- Vale, me parece bien pero, esa generosidad ¿de dónde viene? – le dice Susana.

- No tiene que venir de ningún lado – le contesta – es que no puedo portarme bien contigo ningún día.

- A ver cuanto te dura – dice Susana por lo bajo.

Manuel aparca el coche y se conducen a un bar cercano, pero esta vez no deja a Susana bajar sola del coche y mucho menos que se mueva sin que él esté a su lado. Cuando para el coche se va hacia su novia la coge de la mano, la ayuda a salir del coche y cierra la puerta del mismo; la coge por la cintura y muy despacito se encaminan hacia uno de los bares.

- Vas bien – le dice Manuel por el camino.

- Si, un poco incómoda pero bien – le contesta Susana.

- ¿Cómo que un poco incómoda? – le pregunta Manuel extrañado.

- Si dejas de tirar del brazo que tienes pasado por mi cintura y dejas de elevarme por uno de mis costados, a lo mejor andaré más cómoda – le dice Susana.

- Hay, cariño lo siento – le dice Manuel.

Susana ya está un poco mosqueada por las grandes atenciones que le proporciona su novio, ya que más que atenciones parecen “intenciones” de algo que no es precisamente cuidarla pero, sabe que no lo hace con mala fe y se encaminan poco a poco hacia el bar.

Todo iba normal hasta que Manuel se encuentra a uno de sus amigotes por el camino:

- Manuel, ¿qué haces? – le dice Roberto.

- Pues aquí dando un paseo con mi novia – le contesta.

- Hola – le dice Roberto a Susana.

- Hola – le contesta ella.

- Bueno, ¿cómo estáis? – le pregunta Roberto.

- Pues bien, dentro de lo que cabe, Susana está un poco pachucha, tiene una infección y casi no puede andar – dice Manuel con toda la naturalidad del mundo.

- Ah, Susana siento lo que te ha pasado – le dice Roberto.

- Pero si no es nada hombre, es que Manuel, cree que todo lo que me pasa es una desgracia – le contesta Susana a modo de evasión y poniéndose un poco colorada.

- ¿Desde cuando estás así? – le pregunta el amigo de Manuel.

- Desde el sábado – le contesta Manuel anteponiéndose a la respuesta de Susana.

- Entonces, llevas poco tiempo – le dice Roberto.

- Si, relativamente poco – contesta Susana entre dientes y muy cortada.

- Es que el viernes estuvo nadando en la piscina del polideportivo y cogería algo, seguro que fue eso – añade su novio.

- Ten cuidado con esas cosas que son muy puñeteras, mi hermana también cogió una infección de esa forma y estuvo un mes liada – le dice Roberto a Susana muy seriamente.

- Bueno no creo que sea tan grave, es más, los hombres cogen peores infecciones que las mujeres en las piscinas, y tienen que llevarse muuuuuuuuuuuucho tiempo en reposo, más del que te manda el “médico” normalmente debido a que las consecuencias son mucho más graves de lo que uno puede imaginarse – dice con segundas Susana.

Manuel que ha cogido la indirecta, a la primera, prefiere dar la callada por respuesta y mira a Susana con cara de asombro.

- Bueno haber si quedamos un día los cuatro y tomamos algo juntos, la pena es que Nuria trabaja hasta muy tarde – dice Roberto.

- Eso a ver si nos vemos, saluda a Nuria de mi parte – le contesta Susana.

- Bueno, Roberto nos vemos, de todas formas nos vemos mañana en el trabajo – le dice Manuel.

- De acuerdo, chao – le dice su amigo mientras se aleja.

Mientras se aleja el compañero de Manuel, la pareja sigue caminando con lentitud hasta que Manuel decide cortar el silencia abismal que se había producido entre los dos.

- ¿Qué te apetece tomar un té o un café? – le pregunta Manuel.

2 comentarios:

sangreybesos dijo...

Niños, no os dejéis asustar por este capítulo: las piscinas son bueeenas, no se cogen infecciones en el pito, y, si os meteis bajo el agua, podréis mira el culete a las niñas sin que se den cuenta. ¡Pillines!

Silderia dijo...

¡Pero mira que eres! ¡cómo no vienen ya bien enseñados de casa tu les das unas buenas ideas para usar las gafas!
A demás en las piscinas públicas lo único que puedes hacer es mojarte un poco es imposible nadar. Demasiada gente por metro cuadrado