ELABORAR UNA IDENTIDAD ES UN PRIVILEGIO QUE SÓLO EJERCEN AQUELLOS QUE TIENEN LA POSIBILIDAD DE ELEGIR Y QUE LUEGO MANTIENEN EL ESFUERZO DE PENSAR.




23 de diciembre de 2009

YA VIENE LOS REYES MAGOS.

Y es que por estas fechas el personaje que menos me importaba era el de Papá Noel, sería porque jamás ha llegado a mi casa o simplemente porque algún payaso se disfrazaba del mismo para hacerse pasar por él y darnos los regalos. Alguien se dignaba a venir a darnos algo, pero eso no importaba, pronto se acabó esa estúpida tradición que no importaba a ninguno de los niños presentes.

Como más nos divertíamos era dándonos los regalos unos a otros, primero los mayores y después los pequeños, por supuesto yo, como la mayor de todos los primos, no sabía exactamente dónde encasillarme, algo no iba, algunas veces acertaban con los regalos, otras no. Lo cierto es que la mayor parte de las ocasiones, hubiera preferido que me regalaran lo mismo que al resto de mis tías antes de que me dieran el dinero para que me comprara lo que quisiera (mejor dicho, lo que mi madre decidía que me hacía falta) en las rebajas. Nos íbamos de casa rural a festejar el año todos juntos y nos escondíamos los regalos, lo más divertido era cuando te encontrabas vales por 50 pesetas y tenías que reunir una cantidad equivalente a 12€ de hoy día, pero eso siempre eran cosas de mi tía la bromista. ¡Qué le íbamos a hacer!, un día te despiertas te encuentras a toda la trupe desayunando pan con manteca colorá, en una cocina ajena a ti.

Después de ello, otra reunión familiar, la de final de año, marcada por las bullas, es que la niña sale por primera vez de noche, que la pequeña de las cinco hermanas no llega y que mi madre, la mayor de todas, se ponía un poco de los nervios porque quería que todo saliera perfecto ¿adivináis ahora en qué casa se hacía? Por supuesto siempre he odiado ese preparatorio para algo que, daba igual como saliera, siempre le buscábamos algo para reírnos. Escondía mis juguetes del resto de mis primos e intentaba ser amable con todo el mundo. Jamás vi un libro en todo aquel montón de regalos, sería porque no interesaba o porque, a pesar de que son mi familia, ignoraban un poco mis preferencias. Pero todo pasaba, llegaban las campanadas, en las que yo jamás me tomaba las uvas y todo llegaba a su fin con la ida a las casas correspondientes del resto, la salida de la hija mayor y un poco de teléfono malsonante en el peor momento. La tranquilidad volvía a mi vida.

Sin embargo todavía quedaba lo mejor, los reyes, esos si que sabían lo que me gustaba, libros, algún que otro juego de alfarería o de mesa y cientos de caramelos, como no, algo de mi colección inmensa de ping y pong caía en la cesta. Yo nunca le dejé agua para los camellos, tampoco leche o galletas, a cambio, me daban unos regalos muy bien escogidos sin dejar ninguna carta o muestra de enfado. Nunca recibí carbón.

A pesar de todo, los mejores regalos vienen sin pensarlo, el año pasado me ofrecieron una casa que acepté de pleno y en la que llevo viviendo ya casi once meses, creo que me he portado muy bien, a pesar que por mi antiguo trabajo, estos dos años anteriores, podría decirse que si veía a un rey mago o a un gordo rojo con un saco, los apaleaba al instante. Noche de nervios ¿verdad?, no sé porqué pero aún sigo sin poder conciliar el sueño en esas vísperas. Pienso en la marca de colonia que me toca este año, eso nunca falla.

Los años pasan y yo he sido muy buena este año, eso sí a mi manera. Y según se mire, me he ganado un buen trozo de carbón o un estupendo regalo, aunque desde el punto de vista de estos personajes ancestrales, casi cómicos y misteriosos, por no decir imaginarios, creo que algo de esta sustancia me merezco, por lo menos podré encender una barbacoa y asar unas carnes frescas.

4 comentarios:

sangreybesos dijo...

Pues nada, tú pones el carbón y yo un kilo de buey, ya verás tú qué jartá de comer...

Yo de pequeño lo único que tenía claro acerca de los Reyes Magos era que sus camellos levitaban, porque no me imaginaba yo que Melchor fuera tan cutre como para coger el ascensor hasta la sexta planta...

Edu dijo...

Los reyes magos, no me gustarón mucho quizas por mi alma republicana. Papa noel parecia mas simpatico y campechano, aun asi estaba a sueldo de la Coca cola, pero bueno ni en estas fechas, nadie es perfecto.
Un Abrazo y feliz noche de luna y estrellas.

Phoebe dijo...

La verdad es que yo nunca rechacé ninguno de los dos. Todos me parecían bien, tanto los Reyes como Papá Noel; los dos me hacían la misma ilusión. Qué lástima que no pueda hacer una regresión al pasado estos días y volver a ser pequeñita, tan pequeñita que no sepa lo que está pasando. No recuerdo grandes detalles, pero sé que a mí sí me trajeron carbón, y no probé ni una pizca por orgullo, porque estaba la mar de bueno y dulce.
En cuanto a costumbres y tradiciones, la verdad es que tampoco he hecho nunca nada. Y si lo he hecho, no sigo a raja tabla nada porque o se me olvida o no me apetece. Pero no voy a negar la ilusión que hace seguir unas costumbres. Bueno, y tal y como tú dices, lo de los propósitos...siempre. No cumplo a penas ni uno, pero ya me cansé de buenos propósitos. Prefiero no tenerlos y plantearme cosas a corto plazo que sé que voy a cumplir.

Y respecto a los medios de comunicación...bueno, si te consuela, la verdad es que hace ya un tiempo atrás abandoné la tele. No del todo, porque funciona genial como engañabobos y te "hipnotiza" impidiéndote pensar otra cosa que no sea el producto que está en pantalla con una musiquita pegadiza. Pero como tú dices, también tiene el lado malo de la incultura que transmite. Es un aparato que tampoco mueve a hacer nada, no da pie a que la gente investigue algo porque ya mastica la información (aunque casi siempre la mastique mal). Y fíjate, si la gente no tiene que hacer nada, muchísimo mejor ¿No? Sí, ya. La verdad es que investigar algo a fondo es muy reconfortante cuando ves los resultados, pero en estos tiempos de la "ley del mínimo esfuerzo" no es que cause demasiado furor.

Un beso,

Silderia dijo...

Cariño, cuando quieras hacemos la barbacoa, eso si, con un buen vino.

Edu: todo esta comprado por grandes empresas, lo malo es que todos se lo creen.

Phoebe: que quieres que te diga, será por la educación, mi madre ha insistido este año en la necesidad de comprar un árbol de navidad para nuestra casa y, aunque me he resistido hasta el último momento, lo he hecho simplemente porque sangreybesos me lo ha pedido, si no se iba a quedar en la tienda.

Volver a ser pequeña me encantaría igual que a tí, pero no quiero cambiar muchas cosas de ahora. Odio la navidad y las tradiciones arcaicas, pero eso ya lo sabes de buena tinta, nunca mejor dicho.

Yo abandoné la tele igual que tú, a penas unos programas, pero el el DVD está que explota ya que lo usamos todos los días, esas historias me parecen más interesantes aunque sean igual de falsas.

Un beso a todos