ELABORAR UNA IDENTIDAD ES UN PRIVILEGIO QUE SÓLO EJERCEN AQUELLOS QUE TIENEN LA POSIBILIDAD DE ELEGIR Y QUE LUEGO MANTIENEN EL ESFUERZO DE PENSAR.




1 de octubre de 2008

LOS COLORES DEL BESO.

Feliz 125 años.

Y es que el lápiz de labios ha cumplido ya una edad, sin embargo sólo lo ha hecho el formato y mezclas de elaboración actuales. Este se conoce como tal desde el año 3000 a.c, más concretamente en Mesopotamia, donde su color inicial, el ocre, se obtenía a base de arcilla.

Ya la reina Cleopatra lo utilizaba en sus rituales de belleza, coloreando sus labios en rojo pasión con una mezcla de un tipo de cochinillas y hormigas molidas. Después aparecieron otro tipo de colores y composiciones. Se utilizaba perla molida o escamas de pescado para dar brillo y volumen en los bermellones de sus compradoras. Como veis no hay mucho de nuevo en lo que nos venden. Lo que si ha evolucionado, gracias a la ciencia, han sido sus componentes: insectos molidos, extractos de plantas, cera de abeja, bromuro (gracias al cual se produjeron ciertos tipos de muerte por envenamiento),… Son algunos de sus sustancias más conocidas del pasado. A su vez, también ha cambiado el tipo de personas que lo usaban; ya en la antigua Grecia estaba limitado a las altas élites, se que esto puede que no os venga de nuevas pero, las prostitutas y personal femenino requerido para las orgías, tenían la obligación de usarlo. Curioso ¿Verdad?, lo mismo podías ser confundida con una señorita de alta cuna que con una puta.

Desapareció su uso con el tiempo, quedando restringido sólo para el teatro debido a que la reina Victoria, en el siglo XIX, lo veía inapropiado para presentarse en público. Desterrando así la moda, fomentada por otra reina, Elisabeth II de llevar un color rojo llamativo, para hacer destacar rostro blanco y una apariencia enfermiza, tal y como se llevaba en aquella época (un bonito estilo tuberculoso.)

En 1828 comienza su comercialización a nivel global. Y hasta hoy, todo ha sido coser y cantar, como quien dice. Han surgido miles de colores y, junto a un delineador de labios, pueden conseguirse efectos indescriptibles.

Los colores de la pasión.

Todas las grandes historias de amor empiezan con un gran beso apasionado que hace estremecerse a cualquiera. Son las que te hacen soñar cuando vez como la protagonista acerca esos labios carnosos y perfectamente pintados hacia los del protagonista. Sus bocas se unen, y comienza una noria de sensaciones donde, tres de los principales sentidos, entran en juego: el olfato, el tacto y el gusto. Si uno solo puede hacer que se disparen los niveles de adrenalina hasta límites insospechados, estos tres juntos provocan una rotura de las gráficas.

Y es que se ha demostrado que un beso tiene más importancia de la que se cree, ya que a partir de él se pueden averiguar muchas cosas de la pareja. Por supuesto todo desde un punto de vista puramente biológico. Según los expertos se puede averiguar el grado de fertilidad, el estado de salud, abrir el apetito sexual de la otra persona,… También es un buen desestresante, pero no en el sentido de calmarse, sino que provoca el aumento de los latidos del corazón, con el consiguiente aumento de la tensión arterial, una respiración profunda, la dilatación de las pupilas, entre otras (¡Ojo!, puedes confundir ciertas partes de tu pareja que tienen vida propia con la cartera por un simple morreo.)

Lo cierto es que ese intercambio de hormonas es muy intenso, sólo con unir los fluidos salivales puedes lograr grandes cosas. Y todo viene cuando consigues clavar tus ojos en los labios de la otra persona, provocando una atracción fatal; si este te corresponde, ¡claro! (“un cerebro en los labios”, revista QUO, 152, página 100.)

Ahora pasemos al lio.

Si, por supuesto, ese día te has colocado todo lo necesario para matar. Tacones altos y de aguja, te has depilado minuciosamente todas las partes del cuerpo, cubres tu piel con una primera capa de encaje y una segunda de ropa ajustada, insinuante, con escote, muestras todos tus deseos, te maquillas según tu personalidad y gustos, colocas los accesorios, pensados de antemano, y sólo queda un pequeño detalle antes de verlo, de encontrártelo casualmente o de que él pegue a tu puerta para recogerte. Unos labios pintados de forma sensual, llamativa, carnosa, que le indique dónde se inicia el camino del deseo infinito (el final no lo conocemos todo, aunque dependiendo de la persona, se puede jugar a “elija usted su propia aventura”.)

Entonces vas corriendo a buscar aquella barra de labios que tan bien te queda, el color que has elegido es perfecto para ti. Coges tus dos perfiladores (del cual no he podido encontrar información. ¡Oooooh!; seguiré insistiendo en mi empeño) uno más claro y otro más oscuro. El oscuro lo utilizas para colorear el bermellón por los laterales, difuminando el color, eso si, se deja al menos un dedo y medio sin colorear; encima colocas la barra de labios, empezando por el centro del bermellón y continuas con los laterales, previamente pintados a lápiz. Después es el turno del perfilador número dos, con el delineas tus labios para que queden gruesos, llamativos y bien definidos, pero aún no está todo listo, pues un buen toque de brillo en la parte central de los mismos los hará más insinuantes. Ahora si estas lista para salir a la calle y que él te vea.

Estás preparada para dejarte ver. Perfectamente ataviada y con todo lo que a ti más te gusta (recuerda, lo principal es que tú te veas guapa, al resto del mundo que le den.) Ahora puedes mirar a ese hombre que te ha robado el corazón fijamente a los ojos, aunque llegará un momento en que su vista se desviará de tu escote o de tus uñas, tus piernas, tu pelo, tu cara en global. Para ir a parar directamente a tus labios que, de cierta forma, lo llevan llamando desde el mismo momento que le dirigiste la primera sonrisa.

Recuerda que todos los grandes romances se inician con un gran beso, las mejores películas acaban con ellos y siempre ha sido un gesto de amor. Sólo por ellos, los hombres han llegado a hacer cosas impensables. Son los premios que se les ofrecen a los ganadores en la batalla por el corazón de una dama, y que ella otorga gustosamente.

Por ello, aquella parte de nuestra anatomía, sea como sea, fina o gruesa, carnosa o flaca, alargada, en forma de corazón, roja, negra, carmín, rosa, verde,… Tiene que merecerse una especial atención por nuestra parte. Aunque no lo sepáis un beso puede marcar no el inicio, pero si el declibe de una relación, desde el primer momento. Ahí empieza la líbido, el placer absoluto; como en la comida, los mejores sabores se detectan al pasar por el gran arco del triunfo o del fracaso.

Así que recordar cuando beséis a alguien, como decía Lorca, "déjale la lengua rota". Seguro que jamás podrá olvidarte, sino se queda a tu lado para siempre. ¡Con todas las cosas que puedes hacer tú con esa boquita! No seas tonta y dale un adelanto.

5 comentarios:

sangreybesos dijo...

¿Y nadie le dijo al estilista de Cleopatra que eso de restregarse papilla de insectos por los labios da como un poco de asquito?

Silderia dijo...

Si supieras lo que nos ponemos ahora con la barra, no quisiersa ni pensarlo, pero la papilla de bicho era menos agresiva con el organismo.

Dreamscape dijo...

Menos mal que no tengo que usarla, aunque si nos paramos a pensar, hoy en día te puede dañar culaquier cosa que te pongas, tomes, comas o bebas. Y la verdad, por lo menos ésta, en las mujeres queda muy bien.

Silderia dijo...

Si, lo cierto que puedes cambiar el color de labios como te de la gana ese día.
Hay hombres a los que no les gusta, pero es una tradición milenaria. ¿Qué le vamos a hacer? somos así.

HMJ dijo...

Mm debo ser de esos a de los que prefieren o un color muy discreto o uno rompedor en plan violeta o negro...

Claro que siempre el mejor es el que te hace sentir bien y punto.