ELABORAR UNA IDENTIDAD ES UN PRIVILEGIO QUE SÓLO EJERCEN AQUELLOS QUE TIENEN LA POSIBILIDAD DE ELEGIR Y QUE LUEGO MANTIENEN EL ESFUERZO DE PENSAR.




22 de junio de 2010

Selene.Capítulo LXIV.

CAPÍTULO LXIV: COMIENZA LA PARTIDA.

Habían ganado mucho más en esta aventura que en las anteriores, algún que otro desencuentro les habría podido aguar la última fiesta junto a un grato conversador y anfitrión. Pero no fue así, el caimán les acompañó hasta la salida de su mundo donde la abuela, estaba encargada de conseguir los ojos de cuervo.

Realmente no sabían nada sobre el uso que tendrían que darle a esos objetos, tampoco si les serían de alguna utilidad frente a los monstruos creados por Víctor, pero no estaba de más tomar alguna que otra precaución y preguntarle a la abuela sobre el tema.

- ¡¿Qué ha pasado aquí?! – dice Yu cuando atraviesa la puerta hacia la estancia de Fepico.

- Aaaaaaaah….. – se escucha seguido de un golpe en el suelo donde tres personas yacen unas encima de otras.

- ¿Podrías haberte apartado de la entrada? – le dice Selene a Yu dolorida por el golpe.

- ¡Vaya! – dice Fepico desde el suelo -. ¿A dónde habrá ido a parar?

- ¿El qué? – le pregunta Luis todavía aturdido.

- El puto cigarro que estaba encendiendo antes de entrar y la petaca con whisky del bueno – dice mirando a todos los ángulos posibles desde su posición -. ¿Podríais apartaros todos de encima de mía?... El médico dice que estoy como una rosa… ¡Bueno! – mira a la abuela -. Eso fue la última que lo visité hace unos 20 años, pero no quiero abusar de mi buena salud.

Tras incorporarse ven consternados como todo el lugar está revuelto. Al final de la sala, la abuela de Fepico permanece dormida, cubierta de plumas y con un cuchillo de carnicero en las manos.

- No sabía que tenía cosas así en casa – dice Fepico acercándose al sofá.

- Señora – dice Yu meciendo el hombro de la abuela suavemente para despertarla.

- Te he dicho mil veces que soy señorita – dice la abuela atacando a ciegas con el cuchillo que Yu esquiva rápidamente.

- Tu abuelo tiene muy mal despertar – dice Luis mirando a Fepico que aún busca su cigarrillo desesperadamente levantando muebles y sofás caídos del suelo.

- Si – responde con trabajo -. Es algo de familia… ¡aquí está! – se lleva el cigarro a la boca y lo enciende con un mechero que encuentra cerca -. Es cosa de familia – masculla con la boquilla en la boca -. Da gracias a que no llevaba una pistola que si no te vuela la cabeza.

- Creo que ya estoy bastante sorprendida – le responde Yu.

- ¡Ya estáis aquí! – dice la abuela levantándose del sofá y mirando a Yu -. ¡Te lo mereces jovencita! No se despierta a nadie de esa forma y mucho menos a una anciana.

- Ahora va de inválida – responde la aludida sarcásticamente -. Tiene que lo buscábamos.

- Pues si y no.

- ¿Y eso qué quiere decir? – le dice Selene.

- A que llevo mucho tiempo detrás de ese demonio – continúa la abuela -. He probado con mida, sogas, pistolas, cuerdas, trampas,… Y el muy bicho siempre se me escapa – dice mostrando todo el armamento y las trampas detonadas por la casa -. Lo único que conseguí fue chamuscarle un poco las plumas de la cola y dejarlo pelado con el agua hirviendo.

- Eso es más de lo que yo he conseguido en años – añade Fepico en tono de admiración hacia su abuela - ¿Dónde está el bicho?

- ¡Aquí! – dice Luis apareciendo tras una estantería con el córvido cogido por el cuello -. Estaba durmiendo tras un gran libro.

- ¡Estupendo! – va hacia él la abuela -. ¡Sácale los ojos hijo! ¡Te has merecido ese honor!

- No se si podría hacerlo – le responde Endimión con culpa -. No tiene.

- ¡Quéeeeeeeee! – dicen todos a la vez.

- Las cuencas de los ojos están vacías – dice mostrando ambos lados de la cabeza del ave -. Los habrá perdido.

- Podría ser – responde su forzado dueño -. Aunque tiene la manía de quitárselos cuando tiene ganas de descansar – incide recordando su mala convivencia con su compañero de casa -. ¡Eh! No me miréis así, ya está muerto, puede hacer eso y dar un coñazo de muerte a la vez – mira encima de la estantería chico, donde está esa maraña de ramas – señala con el cigarrillo.

Ciertamente ahí estaban los ojos del cuervo, perfectamente redondos y cristalinos. El color era más bien claro para ser los de un córvido del color de la noche, pero si este los utilizaba para ver tenían que ser suyos. En todo caso, les servían, eran de cuervo.

- Una pregunta abuela – se dirige Yu a la anciana -. ¿Qué hacemos con eso?

- No lo sé – dice sin mirar a nadie -. La fórmula me la dio mi madre por si algún día me hacía falta, dijo que ya sabría cómo usarlos.

- Bueno – dice Selene cansada de todo lo visto - ¡Coge las cosas y vámonos! Tenemos mucho camino por andar hasta encontrar a Víctor.

- ¿Sabes dónde está? – le pregunta Luis.

- Por supuesto – mira a Yu -. Tenemos que volver.

- Hacia allí iremos hermana – le contesta tocando la punta de su espada -. Donde haga falta.

2 comentarios:

sangreybesos dijo...

¿Y el cuervo no habrá preferido arrancarse los ojos él mismo antes de tener que enfrentarse a esa encantadora anciana?

Silderia dijo...

Que cada uno piense lo que quiera.