ELABORAR UNA IDENTIDAD ES UN PRIVILEGIO QUE SÓLO EJERCEN AQUELLOS QUE TIENEN LA POSIBILIDAD DE ELEGIR Y QUE LUEGO MANTIENEN EL ESFUERZO DE PENSAR.




30 de abril de 2010

Selene. Capítulo LXV.

CAPÍTULO LXV: SÓLO UN BUEN RATO.


Al borde de aquel palo de madera roído y casi consumido por el musgo, un bonito camino de piedras coloreadas, que asomaban destellos con los rayos verdosos de aquel sol, conducía a la entrada de la casa. Esta, si bien un tanto coqueta para lo que habían podido observar, presentaba una hamaca para dos personas desde donde uno se podía sentar cómodamente a mirar el deprimente paisaje, descansando en unos cojines forrados con flores de tela, en la misma puerta, una alfobrilla que ponía: “no se acerquen más.”

- Parece que no le gustan las visitas al bicho – dice Fepico mientras aún sujetaba el cigarrillo en la boca -. Aunque viendo lo que hay por aquí no me extraña.

- ¿Estará en casa? – dice Selene acercan su oreja a la puerta.

- Parece que el caimán ha salido de casa – le responde Yu mirando a través de un visillo de encaje tras un cristal.

- Pues… ¡Qué demonios hacemos ahora! – dice Luis impaciente -. Hemos cruzado de un mundo a otro para ver un caimán emplumado y ahora ha salido de casa – se sienta al borde de uno de los escalones de la entrada.

A lo lejos, casi confundiéndose con el paisaje, una figura pesada, grande, casi rolliza y con unos bultos a los lados, se acerca en su dirección.

- ¿Será lo que estamos buscando? – dice Fepico antes de que tomaran posiciones escondiéndose por los laterales de la casa.

Unos ojillos curiosos miran a la figura, que va tomando forma, mientras camina plácidamente por el sendero de piedras coloreadas.

¡Marineroooooo!
Yo quiero ser marinero de aguas bravas.

- ¡Qué mal canta el condenado! – dice Fepico mientras se le escapa el cigarrillo de entre los labios al suelo -. Seguro que tiene un premio por un voz angelical.

- ¿Eso que lleva entre las manos son bolsas de la compra? – se echan los dos a reír.

- ¡Callaros de una vez que os va a oír! – les regaña Selene.

- Trala, la, laaaaaaaa… Cof, cof, cof – se agacha soltando las bolsas de la compra -. Tengo que ensayar un poco más… Esta vez casi me ha salido.

Al incorporarse mira hacia la esquina donde están situados nuestros cuatro curiosos que no pueden sino devolverle la mirada ante el hecho de haber sido descubiertos.

- Hola – dice Yu moviendo la mano.

- Te estábamos esperando – le dice Luis.

- Espero que no te hayamos asustado – continúa Selene.

- Un cigarrillo macho – le muestra un paquete de tabaco -. ¡Son de los buenos! Los mejores los guardo para mi disfrute personal, llevan mucha mierda.

- No esperaba visitas hoy – les dice el caimán incorporándose -. Lo cierto es que nunca espero visitas – dio un pequeño saltito para mover el cuerpo y ponerse de cara a la puerta -. Tomaremos un te aquí fuera – dice intentando meter la llave en la puerta -. La casa no está decente para que nadie la vea. ¡Sentaros!

- Estupendo – le dice Selene muy tranquila.

La entradita de la casa estaba decorada de una forma un tanto coqueta, las sillas decoradas con labrados finos, la mese poseía un mantel de hule con decoraciones de flores y el techo, cubierto de bombillas, seguro que hacía las delicias de las noches calurosas.

A los quince minutos el anfitrión aparece con una bandeja, las tazas son de porcelana blanca, con una decoración negra a modo de ramas. Una tetera, una lechera, algo de café, azúcar, pasteles y servilletas blancas, componían la vianda que portaba el caimán.

- Bueno – dice el aligátor cruzando las piernas y moviendo la cucharilla del te después de haber servido a todos los invitados -. ¿A qué se debe la visita?

- Hemos venido por una pluma de caimán – dice Luis acabando la última pasta de mermelada mientras Selene le da un codazo.

- No le regañes – le dice mientras los restos de la pasta caen al suelo y Luis casi se atraganta -. Me gusta la gente que va al grano.

- Por desgracia no veo que puedas ayudarnos – dice Yu seguidamente -. Tu piel sólo tiene escamas y nos hace falta una pluma de caimán.

- Las cosas muchas veces no son lo que parecen – dice el caimán echando su cuerpo sobre la mesa -. ¿Más té?

- No gracias – le dice Yu -. Estoy llena.

- Sólo responderme a una cosa – dice el caimán mirando como su líquido daba vueltas y vueltas dentro de su recipiente individual -. ¿Cómo me habéis encontrado?

- Ese pajarraco – dice Fepico haciendo un gesto de desdén con el brazo izquierdo y mirando al exterior -. El que dice ser el más bello de este lugar.

- Ya – dice dejando la taza sobre la mesa –. Pedus.

- Si – continúa Fepico -. El del fantástico nombre que saca carcajadas en mi mundo.

- Y en este – continúa la conversación -. No te creas… Lo que pasa que él lo confunde con respeto sobre él porque todos doblemos la cabeza y nos tapamos la boca cuando lo vemos aparecer y nos acordamos.

- ¿También es el más bello del pueblo? – le dice Luis tirando un poco más del hilo.

- No – le responde el caimán -. Sólo fue una especie de broma donde él era el presentador y se tomó los aplausos para él. Al ver el bullicio y escuchar las bromas, que tomó por verdaderas – se echa un poco más de azúcar en su té -. Se autoproclamó el más guapo del pueblo – se echa sobre el respaldo de su silla -. Todos se rieron y desde entonces no hay quien lo aguante.

- ¿Qué quieres a cambio de la pluma? – le dice Selene cambiando el tema de la conversación.

- Nada – responde.

- ¡Nada! – dice Fepico -. Eso sería algo difícil de encontrar.

- Aquí la tenéis – saca una pluma de entre sus escamas y se la da a Selene.

- Así sin más – le responde esta cogiéndola y mirando al dador con cara de asombro.

- Nada – le vuelve a decir -. Sólo con este rato ya me es suficiente… Espero que volváis algún día y podáis contarme ¿para qué la queréis?

- Para deshacernos de un dios y su secuaz que no tiene forma – le dice Fepico ante la mirada demoledora de las dos diosas -. ¿Quéeee? – les replica ante esta forma de reprenderle -. Se lo merece.

- Espero que tengáis suerte – les responde -. Acabaros el té y marcharos… Espero veros pronto por aquí.

- Por supuesto – le dice Selene.

Allí se quedaron toda la tarde, riendo y pasando buenos ratos como amigos de toda la vida, mientras aquel verde sol caía de entre unas montañas púrpuras.

3 comentarios:

Edu dijo...

Pronto en literatura es hasta la proxima carga de letras...
Besos

Jonessy James dijo...

no me golpeé, querida, pero no puedo evitar recordar aquella cancioncita de "se va el caimán, se va el caimán" cada vez que paso a leer esta saga.

fuera de ese comentario al margen, muy interesante, como siempre. esperando ya el próximo capítulo.

cariños

jonessy

Silderia dijo...

Edu:por desgracia estas cargas van muy lentas, pero ahora mismo no puedo forzarme más.

Jonessy: mi también me encanta lo que pones en tu blog, me alegro de que te guste.

Un beso a los dos