ELABORAR UNA IDENTIDAD ES UN PRIVILEGIO QUE SÓLO EJERCEN AQUELLOS QUE TIENEN LA POSIBILIDAD DE ELEGIR Y QUE LUEGO MANTIENEN EL ESFUERZO DE PENSAR.




19 de abril de 2010

I NEED SPEAK SPANISH.

Tras unos días en Ámsterdam, descubrí una cosa muy importante, que era muda. No sabía decir más que unas pocas palabras en inglés, eso sí, según sangreybesos, las declinaciones fonéticas y la pronunciación eran buenas.

Ciertamente, podría haber sido peor, en vez de ser una inútil, fonéticamente hablando, podría haber sido también sorda en un estado leve de la misma en la que sólo se es capaz de escuchar ruidos que, a pesar de no identificarlos como tal, sabes que es lenguaje. Por lo que mi angustia en esta situación hubiera sido peor, que ya, o hay nada peor que saber que están hablando y no identificar ni una triste palabra de toda la parrafada (angustia ante toda esta situación, sería lo que definiría yo como tal.

No me gusta no valerme por mí misma, por mucho que mi ahora marido supiera perfectamente inglés, actuaba de intérprete, no tanto como él esperaba, pero ciertamente me hacía sentir como un trasto sin uso o funcionalidad ninguna. Por ello, necesito volver a aprender.

Por lo menos entendía, me decía a mí misma para consolarme de aquella situación, por lo menos entendía algo, y no gracias a los profesores de inglés que tuve durante mi época escolar y de instituto, sobre todo con la antepenúltima que me tocó. Las pronunciaciones de los mismos eran toscas, se preocupaban más porque supieras escribir la palabra que por la pronunciación en sí, mucho vocabulario, poca gramática y mucho menos, el poder realizar una conversación para poder practicar.

Algunos que otros se dedicaban un poco más a su oficio, pero ciertamente, estropearon mi interés por el idioma, tras mi llegada al instituto. Me tocó una profesora, que no maestra, más quemada que el palo de un churrero, tendiente a depresiones, con los nervios más bien sobreestimulados y, para la cual, yo significaba una especie de amenaza para su clase.

Insistía una y mil veces en que tenían que integrarme dentro de aquellas clases especiales de apoyo, donde los alumnos con problemas de aprendizaje o un retraso, bien debido a un mal ambiente o por circunstancias genéticas, no podían seguir el ritmo normal que la ley de educación imponía a los alumnos “normales”, por decirlo de alguna manera (es que la forma de denominar a ese tipo de niños es un poco despectiva, a mi parecer.) La cosa era que deseaba quitarme de en medio a como diera lugar y pensaba que tendría todo a su favor y, por supuesto, el poder suficiente como para tirar abajo a una de las alumnas que no le gustaba tener en clase. Así que puso manos a la obra, intentó hacer ver que no estudiaba lo suficiente y que siempre me quedaba al límite del aprobado poniéndome en todos los exámenes un 4,5, nota que ella tenía como una especie de sello en todas las hojas donde aparecía mi nombre.


Mi respuesta ante todo esto, pasé de estudiar inglés y confirmar mis sospechas ante una persona que me trataba como si no valiera para nada en la vida: cuando se dirigía a mi me hablaba de forma lenta y pausada, me restringía los deberes y halaba con el consejo escolar intentando convencerles de que mi mente no estaba preparada para poder continuar mis estudios de una forma norma. ¿Cómo le demostré a mi madre que era verdad lo que decía? En palabras de una adolescente, simplemente parecía el típico caso de una alumna que no quería estudiar un idioma anexo al suyo. Simplemente dejé de estudiarlo, le demostraba a mi madre que, estudiara lo que estudiara la nota era siempre la misma, aquel deprimente cuatro y medio que mostraba a mi padre meses después.


Estudiante modelo, niña que no se metía en problemas, unas notas implacables y con única pega que era un poco antisocial y carecía casi por completo de amigas, me relacionaba muy poco con el resto de alumnos y prefería un libro antes de tontear con los niños del patio, la fatídica carta de citación para mis progenitores llegó un buen día por correo. Por lo que me contaron las cosas fueron un poco largas, mi padre compartía la misma profesión y no estaba dispuesto a que una maestra que se dedicaba a realizar ejercicios de relajación en clase, el día que no tenía ganas de impartir conocimiento (por cierto eran casi todos los días) tirara por la borda las expectativas académicas de su hija.

Ella no consiguió lo que buscaba, mis notas en francés y demás asignaturas lo demostraban, una media de notable no era fácil de ocultar y, mucho menos, denotaba una falta de intelecto o esfuerzo por mi parte para poder superar los estudios. Por supuesto, todos los años se negaba a aprobarme hasta última hora y llegaba al punto de hacerme aparecer en las recuperaciones del curso, por lo que no estudiaba hasta última hora o simplemente hacía el mínimo esfuerzo, ya que mis notas no iban a superar un aprobado raspando, no iba a perder las horas intentando sacar algo que no se me iba a reconocer.

Ahora, en consecuencia de lo pasado en otro país, he vuelto a coger los libros, porque no era sorda, cierto, pero me faltaba vocabulario, entre otras cosas para poder realizar una frase coherente. La culpa, la de un mal profesor, aunque no fue solo suya, sino mía, no por tener que demostrar algo, sino por dejarlo de lado hasta ahora. Más de diez años me separan desde que toqué el último tomo del libro de gramática inglesa, ahora lo he vuelto a sacar a la luz para repasar y poder decir algo que no sea fish and chips.

(Una cosa más, se inglés gracias al cine subtitulado, no a mi aprendizaje formal.)

6 comentarios:

Unknown dijo...

Menuda historia. Yo no tuve profesores de inglés así (sólo las típicas marujas, con poca idea y menos ganas), pero sí a una de Biología que me hizo odiar la asignatura de la que es especialista mi madre y en la que tanto me podría haber ayudado. Con lo que me gustaban las celulitas, bichitos y demás y fíjate, acabé prefiriendo las matemáticas y la informática. Cosas de la vida.

Pero sin duda has hecho muy bien retomando el inglés. Cuando mejor y más a gusto se aprenden las cosas es cuando se estudian por voluntad propia. Y sí, las películas y series en inglés son una gran ayuda. Lástima que en este país haya quien no quiere ver que imitar la costumbre europea de emitir gran parte de la programación de la tele en inglés sería bueno para todos.

Sólo una cosa más... ¿en serio tuvisteis que utilizar mucho el inglés en Amsterdam? Yo recuerdo cuando estuve que el taxista que nos llevó al hotel veraneaba en Málaga, la recepcionista se llamaba Patricia, muchos carteles estaban en cuatro o cinco idiomas, español entre ellos... ah, y en los restaurantes, tras oírnos hablar, casi siempre nos enviaban a algún camarero sudamericano xD
Y eso, que igual fue casualidad, pero me ha resultado chocante.

Bienvenida(/os), que creo que aún no te lo había dicho. Un besazo.

Silderia dijo...

Lo cierto es que por lo menos algunos hablaban español, hola, adiós, gracias y poco más, las tiendas y demás locales eran en inglés, pero no me sentía cómoda dejando que sangreybesos me tradujera las cosas o respondiera para mí. Era angustia principalmente el poder entender la mayor parte de lo que te decían y sólo podía sonreír al tiempo que la traducción en inglés se realizaba. ¡Qué mal!

Gracias por lo de bienvenidos, un beso.

sangreybesos dijo...

Fish and chips and... ¡hamburger! ¿Perfecto inglés, el mío? ¿Ya te has olvidado de mi "coffee, eeehh, with milk"? En serio, me alegro de que hayas decidido desempolvar los libros, y te recuerdo que tengo por ahí los de Opening, que, no sé por qué, ni me los han reclamado ni nada... a ver cuándo les hago una visita, que hace tiempo que no sé nada de ellos...

Silderia dijo...

Ese inglés es mejor que el mío, no lo niegues que algunas estamos muy truchas en esto a ver si me pongo y aprendo algo que no sea lo típico para decir que sabes algo.

Druida de noche dijo...

sin dudas...el puto ingles es el acceso al mundo...

beso
druida

Silderia dijo...

Y eso que no es el idioma más hablado del mundo, pero por lo menos saber defenderme, porque no todo el mundo conoce el lenguaje de signos.

Por lo menos el lenguaje del amor sigue siendo universal, eso lo entiende todo el mundo. Lo mejor de ello es no tener que hablar con tu pareja para decirle las cosas.

Besos