ELABORAR UNA IDENTIDAD ES UN PRIVILEGIO QUE SÓLO EJERCEN AQUELLOS QUE TIENEN LA POSIBILIDAD DE ELEGIR Y QUE LUEGO MANTIENEN EL ESFUERZO DE PENSAR.




13 de noviembre de 2009

TENGO PARASKAVEDEKATRIAFOBIA… ¿QUÉ?

El 13, el 4, el 17… Seguro que os suena, al menos, uno de estos números y que lo habéis identificado pronto, aunque eso depende del lugar de donde vengáis. A lo mejor estos términos no os suenan tanto: paraskavedekatriafobia, trezidavomartiofobia o hexakosioihexekontahexafobia.

¡Vaya palabrotas! ¿Verdad? Por si algunos lo habéis pensado, ni siquiera me he parado a intentar pronunciarlas, iba a perder mucho tiempo y saliva en algo que jamás iba a utilizar. Este vocabulario es demasiado complicado para ser expresado de carrerilla, es más, tampoco me he molestado en escribirlo de memoria, simplemente he hecho un corta y pega.

Pues según el orden expuesto la primera es fobia al viernes trece, la segunda es un simple miedo a ese número, considerado maldito, y la tercera es terror al número 666, ese famoso número que todos conocemos y que viene puesto en el apocalipsis. Según mi biblia, página 1750 13:18 del apocalipsis; sin embargo, lejos de ser una larga parrafada intragable, como suele ser este libro (trabajito me costó leérmelo en su día) esto ha pasado a ser algo ameno. Lo que podemos leer es lo siguiente: “Aquí la sabiduría. El que tenga inteligencia, que calcule la cifra de la bestia, una cifra de hombre. Su cifra el 666.” No hay más en ese trozo, pero si lees un poco más arriba, es decir 13:01, puedes ver algunas cosas más.

Pero vamos al tema, dicen que en martes ni te cases ni te embarques, motivo más que suficiente, para que un dicho popular te haga evitar que te de algo de repelús iniciar un negocio, pedir un crédito, casarte, etc… el segundo día de la semana. Pero si para colmo es martes y trece, algunos se olvidan, literalmente, de salir de la cama ese día. Y ni hablemos ya del viernes trece, cosas terribles podrían pasar.

Aunque, analicemos un poco más este número que tanto terror nos invade. Mayormente, esta tradición viene del cristianismo, ya que, trece personas se sentaron a la mesa en la última cena, de los cuales, dos acabaron muertos, por lo menos en un lapsus muy corto de tiempo, (una pista, no fue el mentiroso.) Satanás era el treceavo ángel del cielo y los últimos resquicios humanos de los templarios, fueron eliminados oficialmente un martes y trece. Supuestamente se hizo un día así para limpiar todo el terror y miedo que habían inculcado. Aunque esto también tiene su leyenda negra. Según la historia, Jacques de Molai, último maestre templario, echó una maldición cuando lo estaban asando vivo en la hoguera.

No se exactamente lo que dijo, mejor dicho, desconozco completamente cuales fueron sus palabras. Ya que no estuve allí y si hubiera visto algún texto con ello escrito me lo hubiera creído menos. Lo cierto es que todo el mundo opinó que echaba una maldición, supuestamente imploró al tribunal divino, con ello no consiguió salvar su vida pero, como resultado a todo ello, Felipe IV y el papa Clemente V, murieron aquel mismo año. Un dato no más que curioso teniendo en cuenta la cantidad de gente que muere en un mismo segundo. Aunque la cosa ha pasado a la historia como una venganza del cielo, manteniendo que está en contra de las leyes cristianas.

Pero no nos quedemos sólo ahí, vamos a ver qué mas cosas hay que hacer para alejar a la mala suerte cuando se te presenta por delante. En cuestiones de ridiculez hay gustos para todo, por ejemplo: besar el pan cuando se cae al suelo, símbolo de un respeto a una época donde este llovía del cielo, tocarse la entrepierna e insultar, por lo menos de forma interna, cuando ves a un pelirrojo pasar (cierto es que también se dice que estas personas son gafes, aunque yo discrepo en ello. Y no, un tinte no soluciona la cosa.) Bufas como no pisar las líneas del suelo, porque se romperá alguien la columna, el augurio de muerte cuando se visualiza una mariposa negra, no poner el bolso en el suelo por el simple motivo de que trae ruina o decir en alto algunas palabras, son algunas de las cosas que me han intentado inculcar desde pequeña. Así como las clásicas de huir de un gato negro o pegarle una patada si se acerca mucho (¡a ver! ¿Qué culpa tiene el animalito de nacer de ese color? A los morenos no les hacen lo mismo), no pasar por debajo de una escalera, evitar ver tu reflejo en un espejo roto, derramar la sal, dejar abiertas unas tijeras, el color amarillo, no tener peces en casa o periquitos pueden sonar como las más familiares.
Cierto es que todos tenemos, por lo menos la mayoría, ciertas tendencias o rituales a realizar cuando vamos ha hacer algo importante (esto surge a veces de forma inconsciente), pero a veces todo esto pasa de los vulgar a lo puramente teatral y esperpéntico. Algunos individuos desarrollan verdaderas fobias que los impulsan a la paranoia total, la visita a las santeras, brujas, el uso de amuletos o ciertas conductas extrañas, son las más comunes. Sin embargo, otros síntomas como ansiedad, sensación de abandono, falta de confianza en uno mismo y ausencia de realismo crítico y racionalidad (cosa de la que carece la mayor parte de la población mundial para todo los ámbitos cotidianos), son las menos visibles, por decirlo de alguna forma.

Así que ya veis, la superstición nos ha llevado a puntos donde la mente humana ha decidido no asomarse para convertirlo en un mito, en un dicho, en alguna leyenda urbana y limitar su vida en cierta forma. Aunque el 13 es mi número de la suerte, ¿por qué será?

4 comentarios:

sangreybesos dijo...

El tema de las fobias es una fuente casi inagotable de perplejidad y diversión. La gente tiene unos miedos rarísimos, como la fobia a la mierda, a los santos, o a la mierda de los santos (Hagioescatofobia)...
Ya que estamos, me acabo de dar cuenta de que el versículo del Apocalipsis que has citado es la intro del The Number of the Beast de Iron Maiden...

Phoebe dijo...

Pues a mí tambien me gusta el número trece. Y me gustan los gatos negros que veo por la calle, y los sigo. Y paso por debajo de las escaleras, y pisé las líneas del suelo (¿quién no ha jugado a pisarlas?), el amarillo es mi color favorito, y el número 666 es como cualquier otro. ¿Qué tiene de malo? Es el número de la bestia. ¿Y quién es la bestia? ¿Qué es? Ah. Si en el fondo va a ser culpa del hombre y su bestia interior...Me parece tristísimo que se puedan tener fobias de todas esas cosas que desemboquen en...sensación de abandono y falta de confianza. Por favor. Pero vamos, siempre hay gente de todo tipo y mil maneras de educación de esa gente.


Llámeme X. Tienes que haberte quedado más a gusto...Pero mira que son pesaditas las pobres trabajadoras. En mi zona no insisten tanto, yo me hago la tonta un poco "Oh...qué lástima, los señores de la casa están de vacaciones. No, no sé cuando vuelven" O les cuelgo directamente. Debería ser más descarada, pero bueno, siempre acabo pensado que tampoco hacen eso por gusto (cosa que habría que investigar a fondo, quién sabe...)

Ah, y compadezo que tengas una vecina tan entregada con la cultura popular, que personalmente, tampoco acabo de tragar. Estate prevenida que un día de estos se arma con una cazuela y te pilla por sorpresa en el rellano, vengando sus mártires prendas de ropa tendida que murieron en la guerra.

un abrazo, sobreviviente :)

Edu dijo...

La superestructura crea sus propios mosntruos simbolicos, para limitarnos, nuestras ansias de libertad.
Un Saludo

Silderia dijo...

Cariño: es que ese librito da para mucho, más de lo que se piensa en un principio.

Phoebe: después la gente como notros somos los raritos, es lo que pasa, porque, palabras textuales de mi abuela: tentamos a la suerte. Aunque no entiendo que tiene que ver la suerte con andar por calle e insultar un pelirrojo, dejar unas tijeras abiertas o besar el pan cuando se cae el suelo.

En lo de la compañía telefónica, antes hacía lo mismo que tú pero me harté, es más, ese día me pillo con ganas de guasa. Desde entonces no he vuelto a tener noticias de ellos.

Lo de la vecina, tengo más cara que espalda, estoy esperando que venga, a ver qué me comenta sobre las sábanas el mismo día que tenía que limpiar las ventanas con lejía.
Creo que la conversación será interesante, por no decir ridícula y me dará alguna que otra historia para el blog, eso no lo dudes.

Edu: El hombre siempre ha buscado formas de coartar su libertad voluntariamente, sino siempre habrá alguien que lo intente. Pero bueno, así son las cosas, mientras algunos no caigan en ello habrá resistencia.

Un Beso a todos.