ELABORAR UNA IDENTIDAD ES UN PRIVILEGIO QUE SÓLO EJERCEN AQUELLOS QUE TIENEN LA POSIBILIDAD DE ELEGIR Y QUE LUEGO MANTIENEN EL ESFUERZO DE PENSAR.




16 de noviembre de 2009

ESTO ME PONE.

Adivina la palabra que estoy buscando.

Un color, alguna prenda de ropa, una acción, un objeto… Todo ello y más, puede llevarnos a una excitación sexual altamente peligrosa, sobre todo si estamos en sitios públicos, aunque eso también puede llevarte a que te aumente la adrenalina más todavía.

Un tipo de parafilia, así está definido dentro de la enciclopedia y diversas páginas de las webs, como puede ser el sadismo, el masoquismo, el voyeurismo u otras más desterrasdas de nuestras mentes como la zoofilía, el exhibicionismo, la necrofilia o la coprofilia. Simplemente son eso, un montón de formas de definir las diversas afinidades sexuales de cada uno, algunas continúan prohibidas, otras fueron no más que perseguidas y, sólo una, es compatible con el resto y definida desde una línea erótica y psicológica.

Según el DSM IV (un libraco de la ostia que asusta nada más verlo y con miles de definiciones sobre enfermedades) se considera una enfermedad si recurre durante más de 6 meses y es necesaria para la vida sexual y afecta a la vida social y laboral. Aunque si únicamente afecta a la vida íntima de una persona, es una simple manifestación sexual.

Según diversas definiciones, la parafilia es considerado como la excitación sexual sin necesidad de llegar a la cópula, aunque la de esta palabra que todos, sino lo habéis averiguado ya lo sabréis dentro de muy poco, algo físico que facilita la llegada al orgasmo o a la excitación.

¿Pero quién no lo tiene?

Y es que la atracción por ciertas cosas, que puede provocar una subida del riego sanguíneo y unos pensamientos perversos, son muchas, tantas como personas existen en este mundo. A pesar de Freud, aquel fantástico psicoanalista que consideraba a las mujeres no dignas de estudio, cuyos tratados sólo trataban sobre la mente masculina y que estaba a favor de la histerectomía de la mujer, ya que los verdaderos orgasmos se daban de forma vaginal, porque si no ocurría así no eras una verdadera mujer, decía que era algo perverso (pobre hombre, lo que haría en su alcoba. Aunque creo que no me apetece imaginármelo.)

Y es que nuestros pies, las axilas, los vellos corporales, la ropa de cuero, los tacones altos, el simple echo de fumar, las medias, la ropa interior femenina, los objetos sexuales, la música, el, porqué no decirlo, que te den un guantazo o un tortacito (eso depende de lo que a un o le ponga), los sitios abiertos, el besar una determinada zona, un olor, un sabor o un disfraz, nos ponen a cien. Si no es esto alguna otra cosa (hay gente que siente deseos por la vajilla o por los globos, cada uno que haga lo que quiera.)

Pero es que todos tenemos un fetiche en nuestra vida, o varios, las imágenes reiteradas de mujeres u hombres, vestidos, situados y diciendo ciertas cosas, con alguna música de fondo, puede producir en nosotros efectos muy deseados, en algunos casos nuestras fantasías superan la realidad, aunque casi todo esto está estudiado (creerme, ese librito de las narices lo tiene registrado.) Por suerte la imaginación nos hace crear cosas nuevas.

En este mundo hay para todos los gustos.

Sin embargo estos fetiches o atracciones por algo que nos pone a 100 pueden ir de lo más soso del mundo, pasando por describirlo como un comportamiento sexual natural hasta una mezcla entre lo estrambótico y lo irreal.

Como a muchas mujeres u hombres, el que alguien del mismo o del sexo contrario, vista con poca ropa, es suficiente para subir las alarmas de calor interno. Ciertamente, eso nos atrae a todos, algunas de ellas pueden retirar el morbo completo para algunos, como el encontrarte a tu pareja vestida de pies a cabeza con un traje de lana o con un disfraz de peluche, sin embargo, a otros eso les dice muchas cosas.

No hay motivo para asustarse, todos son buenos, por lo menos la mayor parte de ellos, ya que, en caso de que pongan en peligro la salud, integridad física y demás, sin un consentimiento expreso de la pareja, lo cierto es que no deben de causar muy buena impresión. Todos conocemos el alcance de un orgasmo con dolor o sometimiento, muchos conocemos las palabras que lo defines, algunos los han practicado, ciertos individuos se suben de tono sólo con pensarlo (a pesar de no gustarles la práctica) y otros tantos, lo practican. Podría considerarse también un fetiche, repitiendo de nuevo la palabra.

Cosas tan raras como el que te ponga un estornudo o cierta forma de caminar, puede suponer algo casi impensable para la humanidad, pero es así.

Siempre buscamos algo.

Pero es que en el sexo, individual, en pareja o colectivo, buscamos nuestra propia identidad. Es un sitio donde no debemos ser juzgados nunca, donde se puede aceptar y comprender, donde todos nos mostramos tal y como somos y donde, como he dicho muchísimas veces, el límite, tanto moral como no, lo pone uno mismo.

Has podido comprobar los raros que somos, lo que podemos llegar a pensar, algunos de nuestros tabúes, unos son simples, otros incontables, ciertamente pueden ser fantásticos, pero es lo que nos mantiene cuerdos. Como dicen algunas teorías psicológicas, es lo que marca nuestros límites entre la sicosis y el mundo en el que vivimos. En otras palabras, pasar a mover las líneas de nuestra propia realidad para poder aguantar una monotonía absurda y ¿necesaria?

4 comentarios:

Edu dijo...

A mi me gustan los pantalones vaqueros y la ropa interior. El arte de vestir.
Un Saludo

Silderia dijo...

Todos tenemos nuestro fetiche, a mi me gustan muchas cosas quizas demasiadas, a lo mejor es que se ciernen al momento.

Besos

sangreybesos dijo...

Por muy raro que parezca, una vez leí en alguna parte que existían videos especializados (que podríamos llamar porno, supongo, más por el efecto que provocan que por el contenido explícito que muestran) en mujeres fumando, pintándose las uñas de los pies o (el subgénero cuya existencia más me impactó) rodeadas de globos...

Silderia dijo...

Esos son los fetiches cariño, algo que a la gente le pone pero que no tiene que ser explícito.