ELABORAR UNA IDENTIDAD ES UN PRIVILEGIO QUE SÓLO EJERCEN AQUELLOS QUE TIENEN LA POSIBILIDAD DE ELEGIR Y QUE LUEGO MANTIENEN EL ESFUERZO DE PENSAR.




26 de noviembre de 2009

¿Y CÓMO ES?

La pregunta del millón de todas las bodas, algo que nadie debería haber aprendido a pronunciar, lo cierto es que yo más bien lo he dicho pocas veces o ninguna, me importa una carajo como sea el traje de la novia. Y cuando la implicada te responde o te miente como una bellaca o te dice que es una sorpresa. Pues bien, yo he optado por la primera opción.

Y es que no hay cosa que me guste más que ver la cara de la gente, la mayor parte de ellos no te dicen nada, pero sus caras lo dicen todo.

- Me voy a vestir de negro, como las novias antiguas – esto no les viene de sorpresa a ninguno.

- El vestido es rojo, llevo una pamela con velo, guantes largos negros y tocones de aguja – esto tampoco les impacta.

- El vestido es color champan, lleva flores celestes y un lazo muy grande detrás que hace de cola – esto si que les choca y bastante.

Sin embargo, que después de cada una de las respuestas, no obtengo un solo comentario de mal agrado, aunque si de opiniones:

- Si a ti te gusta.

- ¡Dónde se ha visto una novia de negro!

- Oy… ¿No había otro color?

Pero lejos de todo esto la atención se cierne sobre otros detalles como mis piercings y mis tatuajes.

- Te quitarás los pendientes para la boda – me dicen mis dos abuelas (lo más gracioso es que fue en días separados y no estaban presentes en la misma habitación.)

- El traje será tapadito para que no se vean ninguno de los dos tatuajes – me dice una conocida -. Porque… mira que son grandes.

Y algunos comentarios más respecto al mismo tema que vienen a decir lo mismo. Creo que ya me he cansado de repetirlo, pero como no se dan por enteradas lo voy a poner por escrito, así de paso, me encuentro con alguna que otra visita más en el blog y puede que sus cabezas lo entiendan.

Resulta que diez de mis trece piercings están en las orejas, otro en la nariz y pretenden que los elimine del mapa, como el que borra un dibujo con una goma, para una ceremonia donde supuestamente el protocolo manda sobre todo. Creo que estamos un poco tarumbas en ese aspecto o que pensaban que, por una vez en la vida iba a ir socialmente correcta. Sé que tantos pendientes juntos no son del agrado de la mayor parte de la gente, pero hay un pequeño problema, del mío si. Por lo que he decidido lucirlos en todo su esplendor comprándome unas circonitas preciosas para el evento en cuestión, tanto para mis dos lóbulos como para el de la nariz. Y al que no le guste que no mire.

Pero es que quedan muy feos - me dicen muchas. Incluso en la tienda donde me los compré me dijeron el comentario de – No veas como se va a poner tu madre – Y me lo dice una hippie (subrrealista.) Haber… ¡Almas de cántaro! Si los he llevado puestos a todas las bodas y no han sido las mías, ¿cómo me los voy a quitar cuando yo soy la protagonista esta vez? O ellos no piensan o yo soy retrasada mental (aunque esto último puede que sea verdad.)

El otro punto de mi estética, no menos importante, los tatuajes. Sé que el de la espalda mide un total de 17 centímetros de alto y 10 de ancho (los he medido los dos) y que el de la pierna llega a 22 de alto y casi me da la vuelta a la pantorrilla, pero son bonitos. ¿Por qué los tengo que esconder? Todavía no he hallado una respuesta coherente respecto al tema.

- Es que queda muy feo una novia tatuada (yo soy novia desde hace ya 5 años, por unos minutos más que lo sea no veo porqué tengo que taparlo.)

- Ponte algo con mangas cortas para que nadie se fije (¿Y para qué me lo hice? Tenía más motivos, pero el banal también iba en el lote.)

- Es que… - se pensaba bastante el comentario -. Una novia con un tatuaje que se vea… (¡Tócate los huevos! ¡Qué se vea! Ya de por sí no estaba feo llevar un tatuaje sino que se viera, tenía que haberme puesto en la espalda “que os den.”)

La única que me ha referido algo coherente ha sido mi madre, la persona que menos me esperaba. Sabía que unos de los requerimientos que había de tener el traje para el evento era enseñar, al menos, uno de los dos tatuajes (he descartado varios modelos porque no los enseñaba). Es más, me dijo que tenía que hacerme una foto enseñándolo y que esa sería la que ella colgaría, a tamaño poster (soy su única hija) en el salón de la casa.)

También avaló de los piercing, estuvimos hablando largo y tendido, tal día de sol, no hace mucho, tomándonos una cerveza tras una mañana atareada de comparas marujeras, sobre el tema. Nos referimos al color, el tamaño adecuado y la forma que deberían de tener los mismos.

Pero ahora no se si es que lo ha aceptado simplemente, porque su hija es así, la rara de la familia, la que le importa poco lo que piensen los demás. O porque a acabado gustándole mi forma de ver la estética. Puede que lo dude, pero su iniciativa, decidiendo unirse al enemigo, en vez de pelearse con él, fue agradable; ciertamente sabía que una vez prometí que en mi boda los llevaría puestos y que no me he quitado ninguno de ellos, a pesar de lo que pensó en el pasado. Sobre los tatuajes, no peleó, se quedó al margen de todo ello cuando acontecieron y alabó al artista que me los había hecho, poco más. Ahora, está orgullosa de ellos, de mis piercing y dice que sin ellos, yo no sería su niña la peleona.

Ciertamente, fue agradable aquel momento madre hija, como tantos otros, pero este, a pesar de que si lo que se dijo fue su verdadero pensamiento o no, se convirtió en uno de los mas gratos que hemos pasado.

4 comentarios:

sangreybesos dijo...

¿Has visto que yo te pregunte algo sobre el traje? ¿No, verdad? Claro, porque se supone que los novios no debemos saber nada del traje de la novia y blablá... y eso está bien... ¡para una cosa en la que podemos quedarnos completamente al margen...!

Silderia dijo...

Estupendo, ya has puesto tu posición firme, pero he hablado de los piercing, lo cierto es que tu sepas como es el traje o no, me importa poco. Sabes que odio las tradiciones ridículas

Edu dijo...

Pues muy bella, me gusta tu Tatoo.
Un Abrazo

Silderia dijo...

Me niego a ser como los demás, socialmente correcta.

Algún día desvelaré que es ese tatoo nuevo.

Besos