ELABORAR UNA IDENTIDAD ES UN PRIVILEGIO QUE SÓLO EJERCEN AQUELLOS QUE TIENEN LA POSIBILIDAD DE ELEGIR Y QUE LUEGO MANTIENEN EL ESFUERZO DE PENSAR.




4 de marzo de 2009

Selene. Capítulo XLIV.

CAPÍTULO XLIV: NUEVAS Y MALAS.
- Creo que yo no voy a poder entrar – comenta Yu al ver la pequeña entrada de la puerta.

- ¿Seguro? – le pregunta la abuela de Fepico.- Recuerda que en el infierno muchas de las cosas que ves no son lo que parecen – continúa con su explicación. – Anda pasa al interior y verás que cómoda vas a estar.

Yu no está muy convencida de lo que aquella anciana le acaba de decir, pero le hace caso. Intenta pasar por el marco de su puerta y… Flash, sin venir a qué sus alas desaparecen y vuelve a tomar su forma humana. Todos se asombran al verlo.

- ¿Qué ha pasado? – dice Luis. – ¿No decíais que no podíais volver a vuestra forma normal?

- Y no lo ha hecho – responde la abuela de Fepico. – Aquí dentro parece normal, bueno… - se toca la barbilla. – Lo que podría considerarse algo cotidiano para vosotros.

- ¡Señora! – le dice Yu ofendida.

- Señorita – le corrige ella.

- Que yo soy muy normalita.

- Si hija – se da la vuelta. – Lo que tú digas –dice por lo bajo.

Aquella casa está llena de baratijas, todas con llaves y candados. Tal y como estaba la habitación de Fepico. Los tres dioses se adentran hasta el interior de una sala, en ella, una chimenea apagada, un par de estanterías, una gran mesa y algunas sillas decoran la estancia. Parecen ser de años muy remotos, demasiado para que un humano normal los recuerde, pero parece que aquella vieja demoníaca se ha llevado al infierno algo más que su alma.

- ¡Cómo que no te agobie! – se escucha desde el otro lado del salón. – Siempre me vienes con lo mismo.

- Abuela – responde Fepico rascándose la cabeza. – Cada vez que nos vemos me vienes con el mismo tema.

- Es que no se cuando me vas a traer un bisnieto – responde ella enfadada. – Con las de años que tienes y no has tenido tiempo de eso – lo mira amenazante. – Y no me vengas con monsergas que me las conozco todas.

- Si bisnietos tienes que tener – enciende el cigarrillo. – Unos pocos…. Creo – da un a calada al cigarro. – Lo que pasa es que ni yo mismo he tenido el placer de concocerlos.

- Desvergonzado – le dice sonriendo. – Igual que tu abuelo y que tu padre – mira por una ventana a un lago de fuego donde algunos restos humanos son arrastrados por la corriente. – Es que tienes a quién parecerte – le sonríe cálidamente antes de darle una bofetada en la cara.

- ¿Y esto? – le pregunta su nieto.

- Seguro que te lo mereces por algo – le dice. – Ah si… Por desvergonzado – y vuelve a arrearle.

Al otro lado, Selene, Luis y Yu no dan crédito a lo que están escuchando. Se supone que es un cálido reencuentro. Sin embargo, nada más lejos de la realidad, aquella mujer, de no más de metro y medio, insiste en conocer a uno de sus bisnietos, si es que los tiene de verdad.

Al poco aparecen los dos, nieto y abuela por el salón. Fepico porta una bandeja decorada con un borde encaje antiguo y la pequeña abuela, coloca encima de la mesa una tarta.

- ¿De qué es? – pregunta Selene cogiendo un plato con un trozo.

- De queso – responde la abuela.

- Creo que lo dejaré para más tarde – dice Yu.

- ¡Estupendo! – se adelanta Luis. – Con el hambre que tenía.

- Vamos hija – le dice la abuela a Yu. – Si vosotros, los chinos, estáis acostumbrados a comer de todo – le acerca un plato. – No puede hacerte daño.

- Señora, soy coreana. Se nota a la legua – dice ella mal humorada. – Y no voy a comer esa tarta.

- Yu – le dice Selene por lo bajo. – Come un poco.

- Déjalo guapa – le dice la abuela. – Si no pasa nada.

La anciana se sienta en un banquillo delante de Yu y espera a que esta intente abrir la boca para meterle una cuchara con un trozo de tarta en la boca. Yu, casi ahogada y asombrada por la rapidez de sus movimientos, tose estrepitosamente intentando sacarse el elemento extraño que ha penetrado en su garganta y que casi no la deja respirar.

- ¿Me puede poner otro trozo? – le dice Luis mientras Selene calma su risa.

- Es que estás muy delgada – le dice la abuela a Yu.

- Abuelaaaaa…. – le regaña Fepico.

- Es cierto – responde. – Mira los ojos cómo se le han puesto.

- Señora… cof, cof – le dice Yu como puede. – Todavía no sé porqué no le he cortado la cabeza.

- Yu – dice Fepico. - ¡Qué es mi abuela!

- Creo que eso le importa poco – le dice Luis.

Selene, mientras, parece muy tranquila. Aquella casa le parece muy acogedora. Deja que los cuatro inicien una pelea sobre si Yu tiene los ojos así porqué no come o porque es así. Simplemente hay cosas que no pueden discutirse con los mortales y si son viejos y están muertos, peor. Al asomarse por la ventana ve un camino – “Cancervero” – puede leerse en un cartel al principio de la senda.

- Señorita – dice discretamente. – ¿Ese es el camino que lleva hasta Cancervero? – señala con el dedo la ventana. – Es que tenemos que ir hasta allí.

- O no cariño – le responde la anciana. – Ese perro malhumorado no existe, las cosas han cambiado mucho por aquí – se sienta nostálgica en un sofá. – Ahora lleva una chapa que pone Coco.

- ¿Cómo? – dice Yu.

- Si Coco, como te lo oyes – le responde mirándola debajo de las gafas. – Un loco que se hace llamar el nuevo mesías, venido del cielo y acompañado del arcángel Uriel, le ha cambiado el nombre – dice ella muy seria. – Estos nuevo espíritus no saben en qué entretenerse – bosteza. – Pero ya es muy tarde… Mañana seguiremos con la charla.

Yu, muy ofendida, sigue a todos desde la distancia hacia una gran sala repleta de camas.

- ¿Por qué está tan enfadada Yu? – pregunta Luis a Selene.

- Es que fue un regalo suyo para Ares.

- ¿Y lo del nombre también fue idea suya? – continúa Fepico. – Por que se lució.

- Algo así – dice Selene encogiéndose de hombros.

2 comentarios:

sangreybesos dijo...

Es lo que yo digo, "Cancerbero" es un nombre demasiado largo para un perro...
Me encanta la abuela con sus hostias preventivas. ¡Jaj!

Silderia dijo...

Es que es la abuela.