ELABORAR UNA IDENTIDAD ES UN PRIVILEGIO QUE SÓLO EJERCEN AQUELLOS QUE TIENEN LA POSIBILIDAD DE ELEGIR Y QUE LUEGO MANTIENEN EL ESFUERZO DE PENSAR.




30 de marzo de 2009

DOCTOR, NO SIENTO NADA POR ESTA ZONA ¿PUEDE HACER ALGO?

Sintomatología derivada.

Insomnio, desfallecimiento, retención de fluidos, pesadez abdominal, espasmos musculares, respiración entrecortada, irritabilidad, pérdida de apetito, tendencia a causar problemas…., y así se continúa esta enumeración de síntomas hasta rellenar un total de 75 páginas para poder diagnosticar el paroxismo histérico.

Según Galeno, en la época antigua, era una enfermedad sufrida por aquellas mujeres que estaban solteras, viudas, monjas y, en algunos casos, casadas. El tratamiento era tan ridículo como una recomendación. Estas se basaban en casarse si estabas soltera, tener relaciones coitales con tu marido si estabas casada (vamos que follaras más) o, como último recurso, recurrir a los masajes de una comadrona (¿adivináis quienes iban a ellas?) Esto era lo que te recomendaba el médico si eras una mujer pasional e insatisfecha en los tiempos medievales. El tratamiento y el diagnóstico cambiaron hasta llegar a la época victoriana, donde los casos de histeria femenina llegaron a tomar números desorbitados.

Por supuesto la insatisfacción sexual por parte de las mujeres era muy grande, los hombres, con su doble moral, se iban de putas y ellas, haciéndose las estrechas, cumplían con sus funciones de buena religiosa donde el sexo estaba prohibido sino era para la procreación. El acto íntimo marital, enterrado bajo las sábanas de una alcoba se realizaba con la mujer completamente cubierta de telas que poseía un agujero a la altura de los genitales (eso le quita la libido a cualquiera, aunque en ciertas ocasiones puede dar morbo) y listo, ella se tumbaba, dos minutos de empuje y a dormir. Entre otras cosas, la filosofía de la época respecto a la sexualidad era el modelo androcéntríco, en el cual el sexo era exclusivo de la penetración y de la eyaculación masculina (¡tócate los huevos!)

Cierto es que el clítoris, ese botoncito que algunas llevan traspasado por un piercing (para que lo encontréis), es algo que no se sabía muy bien para qué servía, por lo menos los hombres, seguro que nosotras lo descubrimos antes, pero ese no es el tema en cuestión. Miles de escritos médicos antiguos elogiaban a una mujer desapasionada como un modelo ideal (¡Ya!, pero cuando en la casa de las afueras, llenas de mujeres de vida alegre, iba un hombre con su cartera llena, pedía pasión y desenfreno. No hay que olvidarse de esa doble moral de la época y que llevamos arrastrando desde siempre.) Esto venía porque, como se nos ha tenido siempre como objetos que adornaban estupendamente en una casa, una de nuestras funciones era la de ser una muñeca hinchable multifunción, con agujero de descarga por el que salen los niños; y con eso todos contentos, hasta muy entrada la época actual, no servíamos para nada más, tampoco se nos tenía en cuenta a la hora de nada, no teníamos ni voz ni voto, pero en cuestión a la liberación sexual menos (no me extraña que explotáramos.) Sobre la anatomía del hombre, su forma de masturbarse, para qué servía el órgano viril y la función orgásmica del mismo, se conocía todo, incluidas sus disfunciones, pero nosotras sólo éramos un agujero donde eso se metía, no reconocieron nada de la anatomía genital femenina hasta mucho tiempo después (hay documentos que los demuestran.)

Pero no deja de negarse que era una forma más de control sobre el pueblo y, sobre todo, de sometimiento de las mujeres. ¿Sino a qué venían esos tratamientos tan irrisorios? En 1800 se innovó el tratamiento mediante un masaje pélvico, dejando en segundo plano a las matronas. De todo ello, el escritor de un libro sobre vibradores y mujeres, Rachael P Mines, escribió que en esta de prescripción no había peligro alguno, ya que la paciente no podía morir durante las sesiones. En contra a esto nombraba que era un trabajo arduo, por parte de los médicos ya que la técnica era difícil de dominar y la paciente podía tardar horas en llegar al paroxismo histérico. (Eso es un buen hombre en la cama, le masajearía todo menos lo que tenía que tocar. Lo que más me gusta es lo de la técnica, si vieran lo estandarizada que está ahora.)

Llegó un gran invento a diferentes velocidades.

Debido a que el sexo por placer era y es pecado (viendo lo que entendían por sexo el placer era sólo para él) y, por lo tanto, tenía que haber penetración para ello, la estimulación pélvica no era una técnica pecaminosa o prohibitiva, por lo que se realizaba por prescripción médica. Eso sí, como la paciente no llegaba nunca a curarse, era habitual que tuvieran una clientela fija en la consulta, cada poco tiempo. Estaba muy aceptado por la sociedad y los maridos, padres, incluidos el resto de población masculina y las mujeres (que algunas tienen tela respecto al tema), lo veían como algo muy normal, ya que para ellos era imposible hacer un masaje pélvico…

Cierto es, que sería muy complicado atender a tantas mujeres a lo largo del día, las manos de los médicos estaban cansadas y no daban abasto en sus consultas llenas de mujeres que requerían sus atenciones manuales. Agotador, dar placer a tantas mujeres sin recibir nada a cambio, eso tenía que ser una tortura. Por eso no disfrutaban, aunque ellas creo que si. Volviendo al tema, nació un fantástico invento, el vibrados, grandes como una sala e impulsados por electricidad, baterías, pedales, aire o agua a presión y con diversas velocidades, se volvió uno de los avances tecnológicos y médicos más solicitados. Llegó hasta a los balnearios de lujo (aunque eso muchas lo arreglan con el chorro de la ducha.)

Después su tamaño se redujo, junto con su precio, podía llevarse en un bolso, estaba anunciado en las revistas femeninas y catálogos como un instrumento para aliviar las tensiones y la ansiedad de la mujer. En ellos se garantizaba como una forma para tranquilizarla y hacerla más feliz, bajo el logo: “su mujer sabrá apreciarlo”. Esos pequeños dildos y vibradores, fueron expuestos en escaparates de todos los comercios y su prioridad fue tal, que llegó a las casa nueva años antes que la aspiradora y diez que la plancha eléctrica, como un artilugio más indispensable en las casas (aunque siga siendo indispensable en algunos hogares.)

Una gran acogida para un oscuro declive.

Inventada o no, esta enfermedad con tantos síntomas, fue perdiendo poco a poco adeptos a las consultas. Se relegó a un lugar íntimo y casero, podía hacértelo tu marido, amante o tú misma, propiciaba fantasías y, por supuesto, daba mejor aspecto a toda aquella mujer que lo poseía. Con una simplificación del diagnóstico y el descubrimiento de una realidad represora referente al tema de la liberación sexual y la libre práctica, con fines amatorios y no solo procreadores, las listas de espera se dejaron de llenar hasta o no quedar un solo caso, el reconocimiento de esta afección, como una patología en sí misma, dejó de serlo.

Ohhh, volvió al infierno de donde procedía. Y el vibrador quedó relegado a sex shops y catálogos privados de sexo. Las tiendas dejaron de exponerlo y se quedó abandonado en aquellas cajas ocultas, en algún lugar de la casa, de la que sólo sus dueños conocen su paradero. Era pecaminoso, su uso, incluido el acto sin él. Nació el orgasmo femenino, la liberación sexual, el placer de la mujer y el reconocimiento de un órgano hasta antes desconocido, el clítoris. La pasión femenina estaba en auge y la mujer desapasionada dejó de ser un referente de idealismo. Aquellas estrechas de mente limitada (por desgracia siguen existiendo) se redujeron y pudieron dar como derecho su placer a la hora de cumplir con sus relaciones maritales y extramatrimoniales, aunque esto último también es pecado.

La pureza es un síntoma de buena religiosa y seguidora de la moral de las diversas iglesias, respetable para todo el mundo, aunque no sigas esa doctrina, el problema que ellos no piensan lo mismo de los que lo hacemos.

Volvemos a la habitación.

Dejando a parte todo este tema sobre el pecado, la represión sexual, la no estimulación, la insatisfacción sexual y demás temas respecto a ello, podemos decir que, por fortuna, ahora la mayoría de personas disfrutamos libremente de nuestra sexualidad, los límites los pone tu mente y tu moral, si es que existe una sola en un solo individuo (lo digo porque lo de llevar una doble es lo más común, sobre todo para los más estrictos.) ¡Ay, pillines y pillinas! Seguro que más de una y uno, se ha parado en los escaparates de esas tiendas para ver el material que muestran, visitan ciertas páginas de internet y compran ciertos productos para su satisfacción propia y los juegos en pareja. Eso no tiene nada de malo, el poner un dulce dentro de una relación, unido a las caricias, el cunnilingus y demás prácticas, que no usan estos artefactos, no te hace ser una depravada, el comentar con tu pareja, entrar juntos a elegir el juguete perfecto o darle una sorpresa no está demás nunca.

Según las definiciones encontradas, es un artilugio que se utiliza en solitario o en pareja, en esta última variedad, sólo explicita que se realiza una penetración con el aparatito mientras el cónyuge o lo que tú quieras que sea, me da igual hombre o mujer, penetra por el agujero libre, pero esto no se queda ahí, da mucho más juego, pueden hacerse infinidad de cosas y el mercado nos ofrece una gran variedad de artilugios. Algunos vibran, otros dar vueltas, algunos sirven para más cosas, los acuáticos no están nada mal, pero la imaginación es grande y puedes estimular muchas zonas con ellos no solo a ella en su punto volcánico, vosotros también participáis en estos temas, y no hay que tener timidez al respecto, pensar mal o decir la frase: a mi nadie me toca mi trasero, no vamos por ahí, aunque si uno quiere puede, eso no significa nada, aunque poco a poco lo iremos descubriendo. Mientras pensar ¿qué podéis hacer con unos de estos fantásticos objetos que no sea una penetración, un doblete y que sea divertido para ambos? Seguro que ya se os ha ocurrido algo.

El juego de pasiones se incrementa, de los que comentaremos sus diversos tipos en otros post, si señores, vamos a subir un escalón más en mujer y punto, uniremos los juguetes a este erotismo femenino, ya que forman parte de nuestra vida oculta y algo tan simple como su invención, fue culpa nuestra, de forma indirecta o no, hicimos que estuvieran en el mundo. Por ello seguiremos con el tema.

6 comentarios:

sangreybesos dijo...

Me mola tela la nueva orientación de Mujer y punto, aunque no hace falta que te lo diga...

Y el título del post me ha encantado... ¡parece el de una comedia erótica italiana de los 70!

Silderia dijo...

Pues aun queda mucho por leer y saber, hay que mirar hacia a delante, no siempre va a ser todo igual.

Unknown dijo...

Me esperaba un tema bastante distinto al leer el título.
Bueno, supongo que eso significa que sigues sabiendo sorpender, al menos a mi^^

Saludos

Silderia dijo...

Eso me gusta, sorprender a la gente, también espero que te haya gustado

Besos

Ignotus dijo...

Ciertamente me cogio por sorpresa al igual que a Mario Sanz. Consideré el título un indicador de algún relato macabro o de terror, lo leí con mucho interés. Y tienes toda la razón, me parece de suma importancia que la mujer se sienta satisfecha y complacida. Nosotros hacemos lo que podemos, lo demás al criterio de ustedes.

Silderia dijo...

Si importancia tiene, al igual que la vuestra, no olvideis que esto es un juego de dos.

Abrazos