ELABORAR UNA IDENTIDAD ES UN PRIVILEGIO QUE SÓLO EJERCEN AQUELLOS QUE TIENEN LA POSIBILIDAD DE ELEGIR Y QUE LUEGO MANTIENEN EL ESFUERZO DE PENSAR.




4 de febrero de 2009

Selene. Capítulo XLI.

CAPÍTULO XLI: UNA RESPUESTA EQUIVOCADA (SEGUNDA PARTE.)
Aquel ser infernal se elevó, a duras penas, algunos metros por encima del suelo, aún colgaban de sus extremidades las cuerdas que la mantenían cautiva. Su mirada estaba llena de furia, sin embargo, esta no iba dirigida a Yu. Tras haber intentando visualizar los temores más profundos de su alma, había descubierto una gran barrera, había metido la pata. Tras muchos siglos viviendo a sus anchas, había tocado fin. Pero el orgullo de cualquier demonio es inmenso y la ambición, por ser uno de los pocos que habían derrotado a un dios, era demasiado fuerte. Por ello tomó altura y se dirigió al ataque.

Una luz azul mortecina rodeó a la chica, estaba cansada, hastiada por todo lo que estaba aconteciendo en la habitación. No era la primera vez que se enfrentaba a un ser del averno, sabía como atacarlos. Pero esta le había cogido por sorpresa, tantos años de sedentarismo habían conseguido que bajara un poco la guardia. Sin embargo, estada dispuesta a atacar.

El veneno comenzó a recorrerle las venas, le quemaba, como si una antorcha recorriera cada centímetro de su piel mientras la llama incandescente la acariciaba con su fuerte abrazo. Ni un solo gesto se vio en su cara, sus ojos continuaban con su brillo inexpresivo, tan sólo su boca se dignaba a torcerse haciendo en ella su típica mueca de sonrisa maléfica.

Ambas, diosa y criatura, se miraban fijamente en un halo de indecisión. ¿Quién sería la que primero atacar? La catana estaba lista a punto para cortar, pero no se adelantaba a nada. Entonces ocurrió, la bruma que acompaña la caída y salida del sol en invierno, vino en su busca llenando toda la habitación. Y unos cuantas gotas de rocío hicieron el resto, la cúpula que se formó a su alrededor, aunque débil y tímida en apariencia era imposible de traspasar. Sólo un incauto se dignaría siquiera a tocar los cristales de la ira. La masacre estaba servida.

La arpía, harta de ver este tipo de numeritos por parte de magos de poca monta, atacó. Iba directa a su cabeza. Un único pensamiento pasaba por su mente, podía ganar, se llevaría la gloria y el reconocimiento de muchos, incluso podría ganarse un lugar mejor dentro de aquel siniestro mundo. A penas la rozó, una pequeña herida en la frente de Yu, delató que una de sus uñas había estado allí, por lo menos se había acercado lo suficiente como para abrir sus carnes. Ahora esta se postraba junto a uno de los pies de la chica, brillante y con un trozo de su dedo unido todavía. Este se movía inquieto, buscando a su dueño, con el que no volvería a reunirse jamás.

Yu no se movía de su sitio, su posición pétrea dejaba a su enemigo completamente a sus espaldas. Desde ese ángulo podían notarse cómo su quimono, completamente desecho dejaba paso a cinco grietas purulentas que rezumaban un líquido extraño. Parecía más grave de lo que realmente creía que le había hecho en un primer momento. Y estaba dispuesta a continuar con lo que había empezado. Alzó su zarpa y…. Ni siquiera le dio tiempo a reaccionar, su brazo acompañó a su parte caída mientras podía verse un corte perfecto en el hombro. El hueso de la clavícula asomaba levemente cuando se retorcía y un gran chorro de sangre, casi negra, manaba por todos lados manchando la burbuja cristalina.

Aquel pequeño cuerpo con apariencia humana se postraba delante suya, riéndose a carcajadas, mientras intentaba tapar su mutilación. Por momentos comenzó a desconocerse quién era el demonio de los dos contendientes, cuando la furia de Yu afloró; De su espalda dos grandes alas blancas, iguales a las de un águila, surgieron sin más. Estas casi tocaban el cielo de la cúpula, cuando la bruma comenzó a transformase en niebla. Aquel ser manco intentaba escapar por las cristalinas pareces, a pesar de todo, era completamente imposible, chillaba con la esperanza de que sus espectadores se apiadaran de ella y lo sacaran de ese infierno, pero todo era inútil. Cuando aquella diosa tomaba represarías, era imposible calmarla, no habría clemencia en ningún momento y su muerte sería una de las peores jamás vistas. Aquella fue su última imagen mientras el filo cortante atravesaba su cabeza diagonalmente, sus dientes se rompieron en el intento y su grito, estrepitoso y desmedido, se apagó como la llama de una vela tras los labios de un niño.

Sin embargo todo estaba desbordado, su atacante no concluyó hasta hacer finos trozos con el cuerpo de aquel cadáver. El suelo estaba lleno de ellos cuando las gotas de rocío tocaron el suelo, desprendiéndose de su posición como gotas de fina lluvia que hicieron volver a la chica a su ser. Su pelo estaba enmarañado, ya casi no quedaba nada de su vestimenta, a penas un cinturón rojo y dorado que tapaba su monte de venus. El resto, desintegrado en el ataque, caía en forma de pequeñas virutas de brillantina dando, un toque casi mágico a ese instante.

- Otra vez te ha pasado lo mismo – le dice Selene. – Se te ha vuelto a desintegrar el quimono.

- Cierto – dice mirándose el cinturón. – Tengo que aprender a controlarme un poco – acaba sonriendo mientras se dirige a una pequeña mochila donde guarda un trozo de tela.

2 comentarios:

sangreybesos dijo...

¿Una diosa guerrera oriental con catana y medio en bolas? Más de un otaku estará lamentando que esta serie no sea de dibujos animados...

Silderia dijo...

Lo cierto es que estaria guay verla en un comic