ELABORAR UNA IDENTIDAD ES UN PRIVILEGIO QUE SÓLO EJERCEN AQUELLOS QUE TIENEN LA POSIBILIDAD DE ELEGIR Y QUE LUEGO MANTIENEN EL ESFUERZO DE PENSAR.




16 de enero de 2008

El negro es un color muy oscuro. Capítulo 1

Capítulo I: El dibujo

Aquél día se abrió la puerta, dentro había unas cuantas mesas en las que algunos niños estaban sentados y una persona adulta, que escribía algunos garabatos ilegibles en la pizarra. En el marco de la puerta había un pequeño personaje de cabellos anaranjados, vestido con ropas anchas y negras, con algún toque de color morado y con una maleta negra en la que se distinguían algunos signos de color blanco que nadie de la clase sabía lo que podía significar.

- Hola Nuria, por fin nos honras con tu presencia – dijo la profesora.

Nuria no dijo nada, solo sonrió levemente y se encaminó a su mesa, la cual compartía con su amiga Marieta, una chica bastante diferente a ella, en apariencia. Por los pasillos de las mesas, por donde Nuria se encaminaba hacia su silla, se escuchaba “Nuria, la oscura”, a lo que la niña jamás contestaba, solo se limitaba a dejar que sus pasos, pequeños y pesados, se encaminaran hacia su sitio impuesto por el tutor de la clase.

- Hola, ¿te has vuelto a entretener mirando la casa verdad? – le dijo Marieta.

Pero Nuria no contestó, solo se limitó a sonreír mientras sus pensamientos aún estaban delante del pequeño patio delantero de la casa. A ella le encantaba aquel lugar, era la casa de sus sueños, tan oscura, llena de enredaderas, tanto que por algunos lados de la casa no podía distinguirse lo que había bajo ellas, tan tétrica, con las ventanas medio tapadas por trozos de madera, sin pintar, desconchada por algunos lados,…. Era tan tétrica y oscura, que a Nuria le hubiera encantado que su esa casa fuera la suya, para ella esa pequeña casa con dos patios era una tracción a la que no podía resistirse a mirar, durante un buen rato, cada vez que pasaba por allí.

- Ssssssh – se escuchó por parte de la profesora – Para colmo que llegas tarde la mayoría de los días, no eres capaz de estarte callada y atender en clase.

Nuria se sentó mirándola fijamente, su mirada podría haber atravesado a cualquier persona, incluso daba miedo verla. Su mirada era profunda y oscura, con esos ojos negros y esa pintura morada que se echaba en las ojeras para dejarlas más constantes, parecía que deseaba convertirla en piedra, esto provocó en la profesora un pequeño escalofrío que le recorrió toda la espalda, jamás la habían mirado de esa forma, aunque tampoco Nuria le había dirigido nunca una mirada distinta cada vez que ella reclamaba su atención o que la obedeciera en algo.

“Vieja bruja”, pensaba la niña mientras se sentaba lentamente sin quitar ojo de la profesora y haciendo que más de uno de sus compañeros se pensara muy seriamente el hacer algún comentario inoportuno. A decir verdad, Nuria no era una niña muy amigable con sus compañeros de clase y con la única que hablaba era con Marieta, una niña que siempre vestía de colores llamativos y que era todo lo contrario a lo que Nuria podía ser. Parecía una pareja un poco rara aunque se aguantaban perfectamente desde que hacía varios años.
- Bueno, vamos a sacar nuestros lápices que vamos a hacer un dibujo libre – dijo la profesora tras una larga charla.

Las dos niñas sacaron sus estuches de colores, el de Marieta era de color verde chillón con unas flores en naranja y amarillas, y el de Nuria era de color negro con el dibujo de un vampiro rodeado de murciélagos y cuervos.

- Mira, ¿te gusta el dibujo que he hecho? – le dijo Marieta a Nuria enseñándole el folio.
- Tiene muchos colores – le respondió su amiga – esto podría hacer ver a un ciego.
- Sabía que te encantaría – le dijo Marieta.
- Mira, esto es un dibujo – le mostró Nuria, levantando su hoja donde estaba dibujada la profesora quemándose en la hoguera.
- Es horrible.
- Gracias – le dijo Nuria, con una sonrisa de halago en la cara.
- Pero ¿qué estáis haciendo? – dijo la profesora mientras se dirigía hacia ellas – estamos en clase de dibujo, no de cháchara.

Dolores, la profesora de matemáticas y de dibujo, observó lo que Nuria había trazado en el folio con gran atención, se volvió a su alumna y le dijo:

- Esto ¿qué es?, Nuria – sin quitar la vista del dibujo.
- Es un dibujo señorita – le contestó.
- Ya lo veo, pero ¿crees que puedes dibujar una persona quemándose en la hoguera?
- Es usted señorita, en el dibujo es una bruja a la que están quemando por sus malas artes y hacer hechizos de aburrimiento supremo a los niños a los que les explica los placeres de los números y el secreto del dibujo, como usted lo llama.

La profesora se quedó perpleja ante lo que acababa de escuchar, no era capaz de salir de su asombro, al que se unía el resto de la clase la cual miraba a Nuria sin quitarle ojo de encima, Marieta estaba bastante tranquila y seguía a lo suyo, cómo se notaba que el resto de la gente no conocía a aquella muchacha que siempre vestía con colores muy oscuros. Aunque lo cierto, es que a nadie se le hubiera ocurrido decirle eso a un profesor, por muy cierto que fuera aquello y aunque deseara decirlo a viva voz. Pero Nuria era diferente, ella nunca se callaba lo que pensaba y menos si se trataba de algo que era claro y lógico.

Aquella profesora llevaba todo el curso dándole la tabarra y el hecho de que mandara, por primera vez en mucho tiempo, un dibujo libre, era la ocasión de expresar todo lo que sentía por ella, incluido si esos sentimientos eran malos o buenos.

Dolores, bastante afectada por aquello hizo lo que cualquier profesor la mandó directamente al despacho del director del centro, aunque aquello no era nuevo para ella, ya lo había visitado más de una vez, en menos de tres meses y todo había sido por casi los mismos motivos, el decir la verdad de lo que pensaba a cerca de un tema.

Nuria, con una expresión inamovible, se levantó de la mesa y se fue directa a la puerta donde esperó cordialmente a que la profesora diera las últimas instrucciones a la clase, que tenían que seguir en su ausencia, y la acompañara hasta el despacho del director del centro.

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