ELABORAR UNA IDENTIDAD ES UN PRIVILEGIO QUE SÓLO EJERCEN AQUELLOS QUE TIENEN LA POSIBILIDAD DE ELEGIR Y QUE LUEGO MANTIENEN EL ESFUERZO DE PENSAR.




19 de febrero de 2011

GILIPOLLECES DE LA VIDA DIARIA.

Las ganas de no pensar en nada.

Un martes cualquiera, ya hace un tiempo. Lo cierto es que como mi noción de tiempo es tan dilatada pudo ser la semana pasada o el mes anterior, no lo sé, será porque tampoco me importa cuándo ocurrió exactamente pero si lo que pasó.

Estaba my absorta en mis estudios desde hacía ya un par de horas (eso lo se porque miré el reloj cuando sonó ese maldito despertador.) Entonces, di un salto de mi silla a causa de ese maldito timbre del portero automático. Su estridente sonido se alargó algo más de unos cinco segundos.

Puedo deciros que es tan fuerte que si estás manejando aceite hirviendo y suena, puedes dar un salto tan grande que te enganches a la lámpara y tu menor preocupación sería que te hubieras quemado con esa lava burbujeante de oro líquido.

Pues bien, volviendo a la historia, di un salto que me levantó de la silla (y eso que estudio con las piernas cruzadas sobre el asiento), me levanto pensando que será mi madre, porque cada vez que viene a hacerme una visita deja el dedo pulsado en ese maldito botón hasta que cojo el telefonillo.

- ¿Sí? – digo desde el otro lado pensando en echarle una riña a mi progenitora.

- Hola,… mire usted – dice una voz de hombre mayor desde el otro lado, no era mi madre -. ¿Es suyo un megan gris que hay aparcado en el callejón? Es que está delante de la puerta de los talleres que hay aquí detrás y…. Si las puertas metálicas ¿sabe? Y no podemos entrar al taller.

- No – le respondo -. Yo no tengo coche.

- ¿Seguro? – me dice el menda, cosa a lo que no obtiene respuesta.

- Una cosa – le digo antes de colgar -. ¿Se le ha quedado el dedo pegado con pegamento en el portero?

- Es que lo he hecho por si no estaba en casa.

- Ah… - digo yo en mi medio mosqueo -. ¿Y si yo no estoy en casa y usted pega fuerte en el portero yo me voy a venir corriendo de donde esté?

Todo terminó ahí, no tenía más sentido seguir una conversación, el temario me estaba esperando. ¿Por qué la gente pone en duda algo cuando preguntan y la respuesta no es la que quieren oír? Como el típico ejemplo en que llaman por teléfono y dicen:

- Hola, ¿está Paco?

- No

- ¿Seguro?

Y lo peor es que se contesta a la pregunta. ¿Por qué seguimos una conversación de besugos?

1 comentario:

sangreybesos dijo...

¿Y cuando bajas en el ascensor y se detiene antes de llegar al bajo? La vecina abre la puerta:
-¿Vas pa'abajo?
Todo el mundo sabe que si el ascensor está ocupado SOLO se detiene si va en sentido descendente pero TODO el mundo pregunta si vas pa'bajo. Seguro que si un día te da por decir:
-No, señora, voy pa'rriba
la señora dice:
-Ah, bueno, entonces no, que yo voy pa'bajo
y se queda tan tranquila.