ELABORAR UNA IDENTIDAD ES UN PRIVILEGIO QUE SÓLO EJERCEN AQUELLOS QUE TIENEN LA POSIBILIDAD DE ELEGIR Y QUE LUEGO MANTIENEN EL ESFUERZO DE PENSAR.




10 de agosto de 2009

Selene. Capítulo LIV.

CAPÍTULO LIV: B12.

Miles de rostros descompuestos por el dolor se aproximaban hacia ellos, a lo lejos, grandes altavoces amenazaban con iniciar de nuevo su descomunal música.

- ¡Esto da resaca! – dice Luis agarrando su arma.

- Es el infierno de los bebedores – le contesta Yu-. Lo guay de la bebida es lo contento que pone, no el dolor de cabeza – lo mira un momento -. Aquí todos tienen resaca pero jamás se emborrachan.

Todos retroceden unos pasos hacia atrás. Mientras, aquella marabunta se acerca lentamente, sus pasos son torpes, se balancean de un lado a otro, tropiezan con sus propios pies y, algunos de ellos, tienen que parar en seco, se encorvan de forma exagerada, con la cara mirando hacia el suelo, expulsando de su cuerpo sangre y vísceras por la boca.
- Eso si que es echar el hígado por la boca – dice Luis al ver el espectáculo.

- ¡Si! – le contesta Fepico -. Solo que me parece que eso es lo único que conserva dentro de su cuerpo…. Su maltrecho hígado porqueeee…¡Mira! – señala con el dedo hacia el lugar de los hechos - ¡Ese era el páncreas!

- Oye… Abuela – se dirige Selene a la anciana -. ¿Tú no tendrás nada que pueda ayudarnos verdad?

- ¿Yo? – le responde de forma inocente -. ¿Qué te hace pensar eso?

- ¡Vamos abuela! – interrumpe Yu -. ¡Abra el bolso! – Yu no espera a que la abuela diera contestación o hiciera acto alguno, toma aquel trozo de tela polvoriento y saca una bolsa de pastillas de cerca de más de un kilo de peso -. ¡¿Y eso qué es?!

- Son para el reuma, los dolores de cabeza, la artritis, los riñones, la vista cansada,… Una anciana como yo tiene muchas afecciones hija.

- Y se las ha mandado el médico de la esquina de su casa que se encuentra en el infierno -. Incide Yu -. Si está más sana que una pera, ¡déjese de coñas!

- ¡Abuela! – le dice su nieto.

- Tenía que ganarme la vida de alguna forma – se disculpa su abuela -. En el infierno esto se cotiza muy bien.

Mientras los familiares discutían Yu se eleva en el aire con sus grandes alas, a pocos metros sobre las cabezas de los condenados esparce las pastillas. Estos, en un acto reflejo, se agachan para recogerlas dejando de lado su acto inicial sobre nuestros héroes.
- ¡Ahora! – dice Luis cuando el último de ellos deja de mirarlos.
Pocos segundos después salen hacia el descansillo inicial donde han aparecido puertas nuevas desde su partida.
- ¿Cómo sabías que se agacharían para coger las pastillas? – le pregunta Luis a Yu.

- Tienen una resaca que les dura ya miles de siglos – se vuelve a Luis y le sonríe -. Matarían por un analgésico.

- Si eso no eran analgésicos – dice Fepico señalando hacia la puerta.

- No pero ellos no lo saben – dice colocándose la funda de su catana sobre el hombro derecho -. Bueno… ¿Ahora por cuál entramos?

4 comentarios:

Edu dijo...

Dijo Sastre, que el infierno son los otros.
Un Saludo.

Silderia dijo...

Siempre son los otros, nunca el que tu mismo te creaste.

Un Beso

sangreybesos dijo...

¡Engañar a una inofensiva horda de piltrafas con medicamentos como a perros con chuletas! ¡Qué golpe más bajo, aprovecharse así de unos tipos que venderían su alma por una caja de ibuprofeno!

Silderia dijo...

Ya la vendieron en su día, es más: cuando se está desesperado se hacen cosas desesperadas.