
Por supuesto todo ha cambiado, pero las tradiciones continúas y si hay algo que me joda de ellas es el tener que comer pescado por cojones. Si señores, señoras, señoritas y señoritos, una tradición que se remonta a tiempos de hambruna, donde el dinero que se ahorraba en consumir proteínas procedentes de animales de tierra, tenía que echarse al cepillo de la iglesia. Si eras rico todo estaba resuelto, a cambio de una buena ofrenda, podías librarte del pecado mortal de comer carne un viernes santo (es que todo se mueve de la misma forma.)
Según se cuenta, que no se si se hizo o hace, el dinero íntegro de la hucha eclesiástica, iba a parar a los más necesitados (no diré para qué bolsillo porque todos los sabemos, lo de que suene feo me importa tres leches.) En cambio, el pueblo, que no tenía dinero ni para comer como es debido, echaba fervientemente ese dinero para los que los necesitaban más que ellos, por supuesto algunos tenían que conformarse con algo más que las raspas del pescado, que tampoco era mucho, pero tenían a dios conforme.
Tradición nacida, no desde la propia biblia, sino

- Buenos días abuela – le digo por el teléfono.
- Hola, ¿qué vas a comer hoy? – me pregunta como todos los días.
- No, se - respondo sin saber ni que día era. – Algo de carne que tengo en el congelador.
- Eso no puede ser, hoy es vigilia, hay que comer pescado – me dice muy alterada.
- ¿Tú vas a echar el dinero que te ahorras en carne al cepillo de la iglesia? – le pregunto.
- No – me responde tras unos segundos. – Pero es que es vigilia y hay que comer pescado en viernes.
Como podéis comprobar sino echas el dinero para los pobres o has pagado la multa, impuesta por el supremo (que no es dios), esto carece de sentido alguno. ¿Para qué lo voy a hacer? Ridículo verdad, al igual que en encabezonamiento de mi abuela, la justificación no es clara, la forma en que me lo impone por el teléfono menos aún, también me niego a enriquecer al que ya tiene. Y, a

Aunque el que lo quiera hacer que lo haga, yo de momento no, es más. Siempre me fastidió que los viernes de asado se sustituyeran en mi casa por un pescado congelado, que al ser fiesta estos días no hay quien encuentra nada fresco. ¿Para qué lo hacía mi madre? ¿Para tener contenta a mi abuela? Por eso, ahora que estoy en mi casa, mi propio templo y santuario, hago lo que siempre pensé, me comeré una parrillada, que me ha salido más barata, un buen vino y veré alguna que otra película de gritos y terror junto a mi amado. Si, será buena idea. Las sardinas las dejaré para el lunes o el martes, que estarán frescas y recién llegadas del mar (es lo que tiene vivir en una ciudad costera.)
Mientras, los chiringuitos y urbes se llenan de gente intentando comer pescado a precios desorbitados, malo, ya que se aprovecha para timar a cualquiera y en lugares donde no cabe un solo alfiler. Disfrutar la pascua, yo celebraré la mía santificándolas con vino y algo de buena pitanza.
7 comentarios:
Bien, no podríamos estar mas de acuerdo.
He visto casi todo tu blog (no he leido todos tus post porque algunos son un poco largos) pero quiero decirte que me gusta tu sitio. Hay un tono desenfadado en las entradas que me encanta.
Y cuando algo me encanta no hay remedio de la abuela, nada que hacer, tendré que seguirte.
besos pascuosos
Aquí tienes un rincón para cuando quieras pasarte, en cuanto encuentre tiempo, en breve, te lo prometo veré tu blog. Aunque ya he bicheado algo.
¿Se habrá descongelado ya el secreto ibérico o lo metemos en el microondas? (preguntó él acariciándose la barriga)
No lo se, ahora lo averiguaremos (contestó ella mientras su tripa gruñía)
Haces muy bien, sí señora.
Las tradiciones son todas obsoletas y por definición no se siguen más que por eso precisamente, por ser tradción uséase costumbre, ya que perdieron su significado en algún momento del tiempo pasado.
¿Por qué se siguen? no tengo ni idea, o tengo muchas según se mire, hasta para llenar un blog entero. Pero desde luego lo que está más que claro que la mayoría de ellas deberían haber desaparecido en el justo momento espacio-temporal en que perdieron su razón de ser (por ejemplo, lo de comer carne en vigilia como bien explicas, en el momento en que pasó la época de hambruna que...etc)
y para colmo con los despojos de las tradiciones otros hacen negocio, una más que buena razón para mantenerlas, ¿verdad?
un beso guapísima, quiero agradecerte una vez más, el detalle que tuviste con mis Cuentos desde el Averno otorgándole el Premio Blog Joya, tienes la entrada publicada con todo mi agradecimiento aquí:
http://sirvemeunvermut.blogspot.com/2009/04/cuentos-desde-el-averno-y-ficciones-vo.html
muchas gracias por seguir leyendo mis ficciones oscuras.
ah, y si no te importa te linko a mi blog personal para no perderme tus actualizaciones en tu casa.
otro beso.
Claro que no me importa que me linkes, alrevés, es todo un honor. Por lo del premio, es que se lo merece y con creces, sigo varios de tus blogs y no tienen desperdicio, me encanta como lo haces, un beso guapa.
gracias una vez más preciosa! ^^
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