ELABORAR UNA IDENTIDAD ES UN PRIVILEGIO QUE SÓLO EJERCEN AQUELLOS QUE TIENEN LA POSIBILIDAD DE ELEGIR Y QUE LUEGO MANTIENEN EL ESFUERZO DE PENSAR.




9 de junio de 2008

¡¡¡¡ES COSA DE HOMBRES!!!!

No estaba hecho para el sexo masculino.
Como muchas prendas íntimas, las medias y otras varias, a parte de los mismísimos tacones, datan de mucho antes del nacimiento de Cristo. Ya en la época romana se utilizaban las medias para uso exclusivo de los soldados, evitando así el roce con las armaduras. Prenda que acabó en decadencia tras su nueva reinvención que provocó que llegara unos centímetros por encima de la rodilla.

Incitante a la lujuria, fue prohibida por la Iglesia, la misma que provocó su renacimiento siglos después, pero ya era demasiado tarde para condenarla al infierno perpetuo del olvido, los pomposos señoritos de la época la utilizaban para vestir sus atuendos como un pantalón exterior.

Estaban hechas de seda y se ajustaban a la pierna con ligueros y lazos, al contrario que sus madres, cuya naturaleza procedía de la lana. Ya en las cortes se comenzaron a utilizar con adornos, era como un preludio a las medias de fantasía que hoy se usan y una reina, en el siglo XVI, las lució en un rojo pasión delante de toda su corte. Fue algo inaudito debido a que las mujeres no usaban estas prendas por la prohibición de enseñar los tobillos, sólo podía lucirse un gran escote y unos bonitos brazos. De esta forma pasó a ser de dominio femenino y, como todo lo que nosotras comenzamos a utilizar para nuestro uso, goce y disfrute, los hombres lo desterraron de sus armarios.

El acortamiento de las faldas provocó una gran revolución en ellas, aparecieron formas, colores, se volvieron transparentes, cómodas, sexys, insinuantes, enteras, de calcetines,…. Y por supuesto las primeras medias hechas de seda y sin forma de mantenerlas dieron lugar a una prenda sensual y atractiva para las noches de infarto, el liguero.

Las medias hacen las piernas torneadas, morenas, brillantes y perfectas. Puestas con un bonito vestido sugerente, ataviadas con un liguero y unos tacones de infarto, vuelven las miradas de todos aquellos incautos que se atrevan a pensar en ellas. Su textura suave provoca que las manos de tu amante se internen por los entresijos de los muslos hasta llegar al territorio prohibido de los placeres.



¡Cariño! ¿de verdad te gustan las

medias que te he comprado en el mercadillo?
¡Mira cómo te tapan el muslete!


No existe noche de infarto sin una bonita ropa interior.

A pesar de que sus inicios no fue muy bien acogido y fueron desterrados hasta los momentos más íntimos, ya que su incomodidad y el picor que producían te hacían desear que tu amante te lo quitara lo antes posible. El encanje ha evolucionado con la seducción de los tiempos, hasta el punto de utilizarlos para la vida cotidiana. No te sientes igual cuando llevas un bonito conjunto de ropa interior que te hace sentirte sexy, potente, poderosa y deseada, tu ánimo cambia al instante, el modelito que has escogido para ese día te queda mejor y tus movimientos se vuelven sensuales, suaves, como si estuvieras acariciando el viento con cada movimiento que das.

Todo esto, añadido a unas medias por encima de la rodilla, junto con un liguero del mismo encaje o color que tu ropa íntima y unas bonitas alzas tan finas como una aguja, te vuelven el arma perfecta, la femme fatal por excelencia. Estás lista para atacar en cualquier momento. Unas medias de cristal que deslumbran más que el sol, atraen todas las miradas hacia ellas, eso si no olvides depilarte.

Todas estas prendas, que se han vuelto un de uso exclusivamente femenino han conseguido, junto con el morbo de ciertas mentes lujuriosas, dar un toque tan potente que la mujer que es capaz de llevarlos, con la mayor naturalidad del mundo, se vuelve de otra forma cuando los porta. Son una gran arma psicológica que te hace sentir la sensualidad en cada poro de tu piel, provoca en ti una sensación de placer, te vuelve guapa al instante y elimina todos aquellos complejos que pudieron evitar esa manera de verte tiempo atrás.

Ya sea de cuero, rejilla, con mayas o de seda, la ropa interior ha evolucionado hasta el punto del fetiche. Los hombres adoran ver a sus mujeres vestidas con esas prendas, ya que sólo una mente hecha para el placer podría lucirlas, y las mujeres las coleccionan dentro de su cajón de los tesoros para ocasiones especiales, siempre escondido de todas aquellas miradas indiscretas.

La cara de tu pareja cuando te arrancas el traje que llevabas en la cita, y te ve vestida con unas botas altas, unas medias de cristal sujetas con un liguero, un tanga semitransparente y un sujetador a juego, puede ser espectacular. Provocando reacciones en él hasta entonces insospechadas, hasta el punto de no haberlo visto tan excitado hasta que no te colocabas encima de él. Pero no te quites las medias, ni el liguero, déjalos para tus juegos íntimos en ese momento, se vuelven un lugar perfecto de agarre cuando él ansía que cabalgues sobre su pelvis, o que te ayude a moverte de determinadas formas en otras posturas. La sensualidad y la imaginación se sirven de infinidad de maneras provocando que el más tímido de los hombres se vuelva un auténtico salvaje.

Así evolucionó, una forma tan simple de ser de unas prendas hechas para los hombres, menos el sujetador, un invento de la mujer para ella misma. De las que nosotras nos hicimos dueñas y señoras y alimentamos los deseos más ocultos de nuestros señores dentro de las alcobas privadas. Ahora está en tu mano el saber usarla, averiguar los gustos de tu caballero andante y darle ese pequeño capricho tipo nueve semanas y media que tanto desea. Hasta la peor ropa puede volverse algo muy deseable para él si solamente imagina lo que puedes llevar debajo de ella, sólo has de insinuárselo unos instantes. Te aseguro que para eso si son rápidos.


Ahora, ¿a quién le quedan mejor esta prenda?

No ha perdido su uso inicial,

lo seguimos usando cuando queremos salir a matar.

4 comentarios:

sangreybesos dijo...

La verdad es que no me extrañaría que los hombres volvieran a utilizar medias, con lo que está decayendo la raza... ¡Abajo el metrosexualismo! ¡Viva el landismo!

Zinquirilla dijo...

Me ha gustado mucho el post con esa mezcla de historia textil, fetichismo sexual y esos chascarrillos que acompañan las fotos.

Y a propósito del conocido y reivindicativo comentarista anterior, qué chiquita es la blogosfera!

Sergio (si. asi sin apellidos) dijo...

muy informativo tu post, y la verdad si voy a ser asesinado que sea a manos de una mujer en lenceria fina, que bien vale la pena.

Silderia dijo...

Muchas gracias sergio, me alegro que te guste el post.