ELABORAR UNA IDENTIDAD ES UN PRIVILEGIO QUE SÓLO EJERCEN AQUELLOS QUE TIENEN LA POSIBILIDAD DE ELEGIR Y QUE LUEGO MANTIENEN EL ESFUERZO DE PENSAR.




23 de junio de 2008

Selene. Capítulo XVIII.

CAPÍTULO XVIII: YA HAY UN VOLUNTARIO.
Los dos individuos tomaron asiento en los altos bancos de madera remachados de metal. Ambos giraron la cabeza a la vez buscando la mirada inquieta de la chica, pero dos ojos se volvieron hacia el esperado acompañante.

Selene estaba inquieta, sus músculos se habían tensado como las cuerdas de una raqueta antes de un gran partido. Intentaba disimular su malestar delatado por una mano temblorosa que no paraba de agitarse, a pesar de tener sujeto un vaso diminuto. Su cara estaba completamente pálida, los colores que resaltaban su nuevo estado de ánimo se habían internado en sus mejillas hasta taparse con una sábana blanca, sólo destacaban sus labios carmín y unos ojos negros egipcios coloreados con dos pupilas verdes como dos esmeraldas recién pulidas.

- Queremos hablar con Selene. – Le dice a Luis el subordinado de Roberto. - ¿Te importa? – Le invita con la mano a irse.

- A delante. – Da un buche a su cerveza. – Nadie os lo impide.

- Me parece que no lo has cogido bien. – Añade Roberto a la conversación. – Queremos hablar a solas. – Mira al pretendiente con cara de pocos amigos.

- Selene. – Ella dirige su atención hacia Luis. - ¿Quieres que me vaya? – La chica niega con la cabeza. – Creo que lo que me pedís no va a poder ser.

Roberto se levanta como alma que lleva el diablo y le coge por el hombro de la camisa, hace fuerza, mucha, la suficiente como para hacer que Luis se levante de su asiento. Este se resiste pero es imposible, sus pies tocan el suelo de un solo movimiento.

- Vete si sabes lo que te conviene. – Le amenaza su agresor.

Fepico ha visto toda la escena de lejos y decide ir a buscar a Luis, quiere quitarlo de ahí por todos los medios, por lo que lo llama con la mano enseñándole una cerveza como señuelo. En ese momento Luci se agita dentro de su cubierta, está deseosa por salir, su gran olfato ha detectado problemas y quiere solucionarlos como buena samaritana que es, por suerte su dueño sabe como calmarla, la acaricia suavemente, la destapa y vuelve a taparla.

- Ven hijo. – Le da una rubia a Luis y tomar un sorbo de una copa. – No te preocupes, la chica sabe defenderse muy bien sola. – Saca un cigarrillo liado y lo enciende. – De todas formas no les pierdas ojo, puede que necesite ayuda. – Saca un vaso nuevo de una caja y lo coloca sobre la mesa. - La artillería pesada está ya preparada, pero hemos de esperar un poco más, todavía están muy frescos.

Sergio, Roberto y Selene comienzan una discusión en la que solo los hombres participan, ella no quiere hablar, está harta de repetirles siempre lo mismo. Sus labios corren bastante y va como poco a poco las palabras se articulan cada vez peor por parte del amigo de su perseguidor. Este se toca la cabeza en un momento determinado de la conversación, mira el reloj, el cigarrillo al que acaba de darle una calada, el resto del bar,… todo parece extraño, confuso, ha entrado en otra dimensión donde las caras se deforman y los sonidos llegan a medias. Por lo que decide salir a la calle dejando a su amigo sólo frente a su obsesión.

- No sabía que te hacía falta un loro para que repita todo lo que me dices. – Le dice Selene a Roberto cuando Sergio abandona la conversación. – ¿Tan cobarde eres que no eres capaz de enfrentarte a mi tu solo?

- La marca que me dejaste la última vez que hablé contigo creo que dice suficiente. – Dice Roberto tocándose los pantalones en el sitio donde está la marca. – No quiero verte con ningún hombre que no sea yo.

- Si tan falto estás de mujeres, el polígono de las putas está a las afueras de la ciudad. – Da una calada a un cigarrillo. – Justo a quince minutos de aquí, está saliendo por la autovía y tomando la segunda salida a la derecha y después, todo resto; no tiene pérdida. – Dice a la vez que toma un sorbo de tequila.

- Te estoy hablando muy enserio. – Da un golpe con el puño sobre la mesa. – Sino..

- Sino ¿qué? – Apaga el pitillo en el cenicero.

Roberto la toma de la cara fuertemente con su mano izquierda, apoya su otro brazo sobre la barra e intenta acercar la cara de la chica a la suya mientras cruzan miradas sádicas. Ella se ríe siniestramente y él tiene los ojos salidos de las órbitas. Luis, que está viendo toda la escena, se levanta e intenta salir corriendo al auxilio de su novia.

- Quieto, ¿dónde vas? – Le agarra un brazo avejentado tras la barra. – Tranquilo, a lo sumo ella se llevará un susto, pero tu una costilla rota. – Le pone otra cerveza en la mano.

- Ella es…. – Señala a Selene.

- Si es tu novia. – Fepico se sirve un chupito. – Pero no tiene nada de indefensa y no va a dejar a Roberto que se salga con la suya.

Cuando está a pocos milímetros de la chica, puede notar el calor de esos labios rojos, el sabor de su piel. Momento en el que Selene le da una bofetada en la cara dejando marcada su cara con un anillo que había colocado al revés; el golpe ha sido fuerte, la pequeña herida abierta deja un rio carmesí sobre el rostro de Roberto. Entonces su cabeza comienza a dar mil vueltas, sus ojos se tornan blancos por un momento y sus brazos cogen el cuello de la camisa de la chica sacándola al otro lado de la barra y tirándola al suelo.

- ¡Coño! ¡No ha funcionado! – Dice Fepico sacando a Luci de de la cama a altas horas de la madrugada.

Luis ya no puede contenerse más, ella ni siquiera ha chillado, pero no esta dispuesto a continuar como un simple espectador que vislumbra a lo lejos cómo le hacen daño a la chica de la que se ha enamorado. Se levanta del asiento y se dirige directo hacia aquella mole de carne y huesos descontrolada; esta le ha visto y de un simple movimiento de su antebrazo lo manda al escenario del pub.

Los labios del pretendiente están rotos, sangran abundantemente y su espalda dolorida impide que pueda levantarse, su visión es borrosa y no sabe cuanto tiempo ha pasado desde que lo mandaron a ese lugar, minutos quizás. Lo cierto que cuando recobra la conciencia Fepico esta apuntando su recortada tras una mesa colocada a forma de barricada, y en el local solo quedan Selene y el alborotador.

- Chico estás bien. – Le dice el dueño del antro.

- Podría estar mejor. – Ambos miran a Selene.

Roberto intenta acercarse a ella, pero una fuerza invisible no le deja. Una terrible pantalla de viento impide que pueda adelantar camino. Al lado de la chica todo parece tranquilo, está en pie, erguida como una estatua; una figura blanca sale por la espalda su espalda moviendo su pelo y evitando que sus pies toquen el suelo. Su mirada está fija en aquél pendenciero que no se explica porqué no puede tocarla.

Fepico y Luis están viéndolo desde pocos metros, se miran, se rascan los ojos, vuelven a mirar a los dos contendientes; nada ha desaparecido, la escena es la misma.

- Fepico, ¿qué le has echado a las cervezas?

- A esta nada. – Le responde sin perder ojo de la escena. – No es de barril.

- Recuérdame que nunca pida cañas en este bar. – Dice levantándose como un lobo hambriento de sed de sangre.

Sigilosamente se acerca por detrás del compañero de su amada mientras piensa: “aguanta preciosa” “Como la toque lo mato”. Cuando se encontraba tan cerca del la trifulca que casi podía oler el cogote de uno de los contendientes, el herido estrella una silla en la espalda de Roberto que cae al suelo instantáneamente muy aturdido. Selene cae al suelo en ese momento agotada por el esfuerzo.

- Cariño, ¿te has hecho daño? – Le dice mientras la toma en sus brazos.

Fepico apunta con la recortada ala cabeza del perdedor.

- Esto lo vas a pagar tú de tu bolsillo cabrón. – Le dice al bruto cuando despierta de su aturdimiento. – Podéis iros, ya tengo un voluntario para recoger esto, la verdad que ahora está más bonito, pero adoro lo clásico. No me gustan los cambios. – Se rasca la cabeza con una mano mientras sujeta el arma con otra. - ¡Ah! Mete la mano en mi bolsillo. Es la paga de hoy y de mañana, porque las vacaciones son pagadas en esta empresa. – Selene coge su paga del chaleco de cuero. – Mañana nos lo tomamos de descanso. – Les guiña el ojo. – Y tú, llévatela para que descanse a un sitio bonito.

Cuando la pareja aparece por la puerta ven a Sergio tirado en el borde de la cristalera. Luis mira a Selene, la besa y coge al afligido bebedor por la solapa de la chaqueta mientas entra en el bar.

- Aquí te traigo otro voluntario. – Le dice a Fepico.

- Bien, déjalo en el suelo; será una fantástica fregona. – Roberto mira de reojo mientras recoge los cristales del suelo. – Siempre creí que esa ropa tan pija servía para algo más que para que te dieran ganas de partirle la cara al que las lleva puestas.

- Fepico. – Dice Luis mientras mira a la puerta donde está Selene. - ¿Qué tenía la bebida?

- Secreto de familia. Si te lo digo ya no quedaría nada que dejar en herencia a mis hijos.

1 comentario:

sangreybesos dijo...

Fepico se está convirtiendo en mi personaje favorito de este serial!! Dios, como añoro los tiempos en que los dueños de los bares tenían armas escondidas detrás de la barra...