ELABORAR UNA IDENTIDAD ES UN PRIVILEGIO QUE SÓLO EJERCEN AQUELLOS QUE TIENEN LA POSIBILIDAD DE ELEGIR Y QUE LUEGO MANTIENEN EL ESFUERZO DE PENSAR.




8 de julio de 2010

LOS HORRORES DE NUESTRA VIDA.

Fobia.

Miedo irracional hacia objetos, situaciones o personas concretas. Se conoce como un trastorno emocional. A parte de la denominación, hay nombres específicos para unos tipos de fobias, como el miedo a las alturas o a los sitios cerrados; también hay nombres generalizados como miedo a los insectos, ya que no hay una denominación determinada para un tipo de insecto en concreto, así como el miedo a las aves.

Normalmente estos miedos irracionales no poseen explicación alguna o trauma que pueda explicar el por qué de ello. Podría ser la permanencia de los miedos infantiles en las personas adultas, sólo que como son adultas hay que llamarlo de una forma más seria (¡Vamos! Especulo yo, ya que los niños poseen varios tipos de miedos irracionales, unos se pasan con la edad y otros, en cambio, permanecen hasta el mismo día en que visitamos la tumba.)


Según algunos estudios, juntos con el miedo y el asco, son propias de la educación; si a tu madre le dan miedo las arañas a ti, en un momento determinado de la vida te la darán. Aunque esta parte conclusiva de la teoría tiene su parte de verdad y de mentira, como todo en esta vida, ya que obvian ciertas cosas y exageran otras (como hacemos todos) para tapar ciertos vacíos, aunque, según mis propias observaciones en la mayor proporción de casos que he visto se dan.
También son de ámbito cultural, ya que las costumbres sociales y religiosas, fomentan el miedo o la adoración hacia ciertos objetos, personas o animales que forman parte de ellos.

Y… ¿Por qué estoy hablando de miedo? Simplemente porque, como he dicho antes, este tipo de desarreglo mental se debe a una desproporción de este sentimiento tan necesario, provocando reacciones demasiado irracionales para que se realicen.

Casi todo el mundo tiene una.

Y es que, al igual que la razón (cosa que todo el mundo tiene y de la que nadie carece), cada ser humano posee un miedo interno a algo que es inofensivo, aunque sea en parte.

Yo voy a confesar los míos, tengo un miedo irracional a las alturas, aunque jamás he superado el mismo y, tras muchos intentos por hacerlo, no lo he conseguido. Sólo por ello, evito subirme en cacharros que me dejen ver el suelo cuando se elevan, me sujeto a las barandillas de las escaleras y no me asomo a balcones a menos que no estén en una primera planta. En esos momentos un miedo profundo me invade, he de controlarme para poder enfrentarme a él y surge efecto. Aunque como no veo necesario el pasar un mal rato, he decidido olvidarlo y evitarlo a menos que sea absolutamente necesario.

Y del miedo, pasamos al asco más profundo de todos los que puedo sentir, las cucarachas, un insecto que me merece toda la fascinación a la vez debido a sus métodos de supervivencia y su capacidad de adaptación al medio. No puedo evitar sentir un cosquilleo invasor por todo el cuerpo (igual al que se siente cuando se ve un montón de insectos juntos) cuando veo una sola de ellas. Mi instinto no es el de correr cuando las veo, ni mucho menos, sino el de exterminarlas ya que todos tenemos derecho a la vida, pero no en mi casa (no cuando yo estoy en ella, mientras pueden campar a sus anchas.) Este verano ha traído esa plaga tan desagradable, pero el insecticida específico, alguna que otra mosquitera y resignación ante la situación, hacen más llevadera la jornada (llevo gastados ya tres botes de matacucarachas en lo que va de verano. Esto tiene dos soluciones, desaparecen o me muero de una intoxicación. No hay más vueltas.)

¿Por qué no es una fobia? Simple, menos algún que otro grito de sorpresa en alguna que otra víctima, suelo perseguirlas y no subirme a una silla, encaramarme a la lámpara, gritar como una descosida o fracturarle el hombro a sangreybesos mientras lloro y noto que mis piernas flaquean. Sólo es asco desmedido, ya que las persigo por toda la casa, muevo muebles y no descanso hasta que no la echo al cubo de la basura bien muerta. Obsesión, si, porque ese comportamiento persecutorio no es sano.

Qué daño ha hecho la educación sexista.

Y es que mientras los hombres son los encargados de exterminar las vidas de aquellos animales infortunados que están en el sitio equivocado, en el momento equivocado. La mujer toma un papel sumiso y débil, zapateando encima de un taburete y chillando como una loca, sin tomar cartas en el asunto. Eso nos ha enseñado la tele, tu madre y el resto del mundo, ya que no veo motivo para gritar por una rana, una rata, un reptil o cualquier otra cosa.

¡Pavas! - pienso cuando veo esos salto propios de un atleta olímpico (con un poco de entrenamiento podría llegar muy lejos.) Da igual que al sexo masculino le tenga la misma fobia a las mismas cosas, este no puede reblandecerse y tiene, por cojones, que tomar cartas en el asunto. La mujer tiene permiso para dislocarse la garganta y aprender a zapatear como un buen bailaor de flamenco.

Eso sí, después no se te ocurra hacer un comentario sexista o meterte con ella, que te cae una tremenda. Ella tiene derecho porque tiene ovarios, tú no. Y si, por un casual ocurriera al revés, hazte cuenta que, por ser varón tienes que aguantar estoicamente y sin enfurruñarte, toda la ristra de burlas. ¡Eso no es propio de un hombre! (métele una rana por la camiseta, a ver como baila el mambo, a ver si vuelve a reírse.)

En ese aspecto no soy igual que la mayoría, no me dan miedo los reptiles, los adoro; menos las cucarachas, todos los insectos me gustan, no he logrado superar algunas sorpresas, pero no me da miedo a gritar como una pava en un momento determinado.

En conclusión, todos tenemos miedo irracional a algo, un asco descomunal hacia ciertas cosas (se me olvidaban los huevos crudos.) Seguro que todos tenemos alguno por muy duros que necesitemos parecer, por muy hombres o mujeres que seamos, la mente es demasiado grande para que tengamos explorados todos sus abismos; no me mintáis, el que diga lo contrario: “miente como un bellaco.”

Estos son mis miedos, sin embargo, no conseguiréis asustarme con ellos, os lo puedo asegurar, como mucho un pequeño salto o alguna vociferación subida de tono. Si no, tampoco lo contaba.

5 comentarios:

sangreybesos dijo...

Cariño, yo me lancé de puenting para superar mi miedo a las alturas y todavía me echo a temblar en el segundo tramo de una escalera de mano... terapia de choque, los cojones...

Druida de noche dijo...

Yo me enamoré para perderle miedo al amor y vaya, ahora le tengo mas miedo aun... joder con el amor y sus miedos

beso sin miedo
druida

Silderia dijo...

Druida: no hay nada peor que tener algo muy deseado para que aumente el miedo a perderlo, y no se sabe si hubiera sido mejor haberlo temido sin conocerlo que temerle conociéndolo.

Besos, Silderia.

Cariño, las terapias de choque son una mierda, he intentado superar mi miedo a las alturas veintemilveces y no lo he conseguido. Así que me quedaré con él.

Jonessy James dijo...

hay que aprender a convivir con las fobias. con los años son casi como esos amigos de años que en realidad uno no soporta demasiado... (también conocidos cómo "nos deberíamos ver algún día..." "sí, sí, algún día")

terapias de choque, ESSSTA. no cuenten conmigo.

(comparto el asco desmedido por las cucas, matizado por un poco de admiración semibiológico, pero, por supuesto, siempre con un raid en la mano, y calzado)
yo le tengo fobia (machaza) a los perros. la he controlado un poco con los años, pero no hay vez que no vea un canino e imagine en seguida que va a atacarme, por más tranquilo que esté el animalito. no hay caso con eso, me ladran o saltan y me salgo de mis cabales, por más hombre que sea.


saludos, querida, una excelente entrada.

jonessy

Silderia dijo...

Yo también combato mi fobia a las cucarachas con un bote y una zapatilla, aunque si encuentro algo más contundente también lo uso.
Las terapias de choque son una porquería, no funcionan, aunque realmente vivo muy bien mientras que no levante los pies del suelo.

Todos tenemos miedos irracionales a algo, no importa hombre o mujer, eso es lo que nos hace más humanos a todos.


Besos, silderia