ELABORAR UNA IDENTIDAD ES UN PRIVILEGIO QUE SÓLO EJERCEN AQUELLOS QUE TIENEN LA POSIBILIDAD DE ELEGIR Y QUE LUEGO MANTIENEN EL ESFUERZO DE PENSAR.




16 de julio de 2010

DESEO…. (SEGUNDA PARTE)

Un sinfín de sensaciones se dejaron aflorar en el cuerpo de la joven. La lujuria, fruto de aquella imagen desenfrenada, sobre una noche ideal sin ningún tipo de compromiso, aumentaba aún más ansias por completar su acto carnal, provocando que sus secretos más ocultos mostraran el punto exacto de su ubicación mediante una marca húmeda de placer.

Aquellas manos varoniles recorrieron todo su cuerpo hasta parar en la zona marcada, sus dientes, entre tanto, se entretenían intentando probar el dulce sabor de unas montañas sonrosadas y coronadas por unos pezones erectos que pedían a gritos que alguien los amansara.

Todo pasó lentamente entre gemidos y gritos de placer, aún no la había penetrado cuando el calor se hizo insoportable. Sus ojos, contemplaban a una bestia ataviada con fuego y de piel roja que se adueñaba de su cuerpo. La cabeza de aquel apuesto hombre, estaba decorada con unas protuberancias largas y puntiagudas, al igual que dos de sus dientes delanteros.

No le importaba, ni siquiera calló en el terror. Para ella, aquel bello ser la había elegido para consumar una noche de placeres ocultos, que ahora le eran desvelados por un pequeño pago. ¿Cumpliría su deseo? Fue lo único que se le pasó de la cabeza un instante antes de que aquella protuberancia erecta penetrara dentro de ella.


Era fuego, los movimientos que se sucedían, violentos y rápidos, la incitaban a chillar y dejarse llevar por el placer. Había perdido el control, se retorcía como una culebra entre los brazos de aquel ser extraño.

Minutos después, la muerte de todo sentimiento de pasión, fue anunciado por una explosión de placeres unidos para provocar uno solo. El más fuerte de ellos.

- Lo deseas – decía él mientras ella cabalgaba sobre su cadera desenfrenadamente.

- Siiiii – chilló mientras elevaba los brazos al aire.

- Que así sea – dijo antes de sujetarla por las caderas y apretar fuertemente hacia él.

Un alarido llenó el aire de la habitación, para dejar paso a un cuerpo semiinconsciente y casi sin fuerzas que cayó suavemente sobre la bestia. Este, tranquilo y agotado, dejó el cuerpo de aquella joven a su vera y durmió con ella hasta la noche siguiente.

Al despertar, todo le daba vueltas, recordaba todo lo acontecido horas antes. Miró a su alrededor y él todavía se encontraba a su vera mirándola amorosamente.

- ¿Cómo te encuentras? – le dijo acariciando su cara.

- Todo me da vueltas – lo mira -. Creía que esa criatura que veía a noche era mi imaginación.

- Seguro que también pensabas que no estaría aquí cuando te despertaras – le sonríe mostrándole los dientes.


La cabeza le daba vueltas más y más rápido, estaba mareada, tenía nauseas y los dietes le dolían como si fuera la primera vez que veían la luz lejos del envoltorio de sus encías.

- No me encuentro bien – le dice mientras se sujeta la cabeza.

- Tranquila – le dice apoyando la cabeza sobre su pecho -. Yo tengo la solución – le acaricia el pelo -. Escucha tus sentidos.

El rugir del corazón de aquel extraño calmó su estado, ahora dejaba paso a una gran ansiedad. Escuchó sus sentidos y sus labios hicieron el resto, buscando algún apoyo, tomó aquellos masculinos pezones y comenzó a succionar cual bebé lactante. De ellos manaba un líquido cálido y rojizo, estaba dulce y ardía cuando pasaba por su boca.

- Ahora te espera una nueva vida – le decía él mientras ella no para de absorber la sangre que mana de sus pezones -. Renunciarás a la luz del día y sólo beberás de la vida de los demás – acaricia su pelo mientras le revela su nueva forma de vivir -. Pero no te preocupes – mira hacia su pecho y ella continúa mamando vorazmente -. Yo estaré a tu lado, serás inmortal y nadie podrá hacerte daño.

Entonces, ella, saciada de beber aquel elixir de vida y muerte, se elevó de entre las sábanas miránodolo lascivamente. Mientas algunas gotas de sangre decoran su cuerpo con dibujos inconclusos.
Su mente sabía que le habían dado lo que deseaba, pero que el pago no había sido una noche de pasión, sino su alma. Donada a cambio de volverse como la persona a la que estaba mirando en esos momentos. Sabía que no era verdad todo lo que le decía, que no siempre estaría con ella, que la abandonaría cuando se aburriera, pero podría buscar a otra alma dispuesta a entretenerla por algunos años.

Lo besó de nuevo, sonrió antes de limpiar su cuerpo.

- ¿Dónde vas?

- A arreglarme – le dice ella con una carcajada infantil, mientras busca algo para ponerse en un perchero -. Tengo ganas de divertirme y nunca he conocido la vida nocturna.

- ¿Vamos juntos?

- Aún tengo mucho que aprender – le da su ropa para que se vista -. ¿No?

4 comentarios:

Druida de noche dijo...

Muy bueno, sensual y a la vez un poco tenebroso (como cuando el Bebe de Rosemary)....

mi beso
druida

Silderia dijo...

Algo parecido, aunque es lo que pretendía, la historia continúa, pero no se cuando.

Me alegro que te gustara, pocas veces me atrevo a escribir este tipo de escenas.

Besos Silderia

Edu dijo...

Hola siguen besando tus parrafos, hablando de sonidos del corazón, de miserias y deseos, de existencias y dignidad...sigue extendiendote en palabra escrita...
Un Beso

Silderia dijo...

Muchas gracias Edu, esas palabras significan más de lo que parecen, por lo menos para mí.
Echo de menos tus versos, aunque me alegra ver lo ocupado que estás difundiedo todo aquello en lo que crees.


Un abrazo muy fuerte, Silderia