ELABORAR UNA IDENTIDAD ES UN PRIVILEGIO QUE SÓLO EJERCEN AQUELLOS QUE TIENEN LA POSIBILIDAD DE ELEGIR Y QUE LUEGO MANTIENEN EL ESFUERZO DE PENSAR.




10 de mayo de 2010

GRITA.

Nada podía desvelar lo que aquella noche sucedía tras esas paredes de seda endurecida, que descansaba plácidamente en el bosque. Varias semanas apuntaban ya a ese estado aletargado en que lo único que funcionaba correctamente, era un pequeño cerebro.

Siendo un cuerpo de masa informe, textura gelatinosa y sin extremidades que pudieran molestarle en sus movimientos, bien ficticios o reales, lo único que le quedaba para que el tiempo transcurriera era pensar. Simplemente eso, una cabeza unida a un cuerpo que jamás estaba dispuesto a cumplir con sus deseos, unos ojos que se resignaban a elevar sus párpados para ver la luz exterior y aquellas paredes translúcidas, eran lo que le hacía mantenerse con vida.

A penas podía distinguir el día de la noche, simplemente los cambios de temperatura o el calor del sol, que a veces le daba caricias de consuelo, fueron los únicos signos de que seguía existiendo algo fuera, lejos de aquellos muros hechos a medida y ceñidos cual traje de ballet.

De vez en cuando, desde el exterior se podían ver leves movimientos que se asimilaban a los de un corazón desacompasado. Quizás daba un latido, minutos más tarde nada. A lo mejor eran dos lo que intentaban seguir un ritmo inexistente, luego, la calma del cantar de unos pájaros, el ruido del acero fundido y nada más. Parecía un intento por vivir de algo que jamás tomó aliento de eternidad. Pero la verdad era más dura que todo aquello, un pequeño ser desde su interior, luchaba por mantener la cordura, quería chillar y abrazar lo que tenía a su alrededor, notar como la brisa acariciaba su cara y consolidar sus pasos en un tierra firme y serena. Esta se marcaría en un caminar continuo hacia algún lugar de un gran mundo donde sólo él ocupaba una milésima parte del mismo.

Cuatro lunas pasaron desde que tomó conciencia de su estado, cuatro largos periodos donde sólo dormía, hasta que todo cambió. En su mente, una luz verde, pareció encenderse y la indicó todo lo que había sucedido en la total oscuridad donde estaba inmerso, no recordaba quién era, de dónde procedía y, mucho menos, cómo había acabado ahí. Tan lejos de cualquier lugar y, al mismo tiempo, a un solo paso del lugar más cercano.

Vueltas y vueltas, eso fue lo que notó cuando una noche intentó cambiar de posición. Ese girar le hacía marearse. Una, otra, otra, una más y nada, el intento por parar su estado fue casi imposible sino llega a ser porque los brazos comenzaron a formarse en aquel preciso instante. Un suspiro, eso fue lo que tardaron en responder y querer volver a una posición cómoda. Una sensación de entumecimiento, hizo que sus piernas salieran de una cubierta de babas gelatinosas para estirar sus músculos ya desarrollados.

Una mano larga de afiladas uñas se hizo paso de entre la suave seda hecha hilo a hilo, unos pies deformes continuaron la tarea desde la otra punta.
La luz del sol deslumbró unos ojos que jamás la habían visto, estaba desnudo, sin cobijo alguno y desorientado. ¿Qué más podía hacer que sentarse a esperar? A lo mejor el frío de la noche despertaría sus sentidos.

2 comentarios:

sangreybesos dijo...

Ya me has dejado otra vez con la intriga...

Silderia dijo...

A ver que pasa ahora, puede ser cualquie cosa, o no.