ELABORAR UNA IDENTIDAD ES UN PRIVILEGIO QUE SÓLO EJERCEN AQUELLOS QUE TIENEN LA POSIBILIDAD DE ELEGIR Y QUE LUEGO MANTIENEN EL ESFUERZO DE PENSAR.




25 de agosto de 2009

DICCIONARIO PARA ENTENDER. SUCESOS DE LA APARIENCIA.

Apariencia: I dícese de un aspecto o parecer exterior de alguien o algo. II que parece y que no es. III Verosímil o similitud.

Esta es la definición que he encontrado en el diccionario, que dista mucho de ser una persona aparente, lo cual confundimos con guapo, lo cual dista algo de todo ello. En realidad cuando decimos que es una persona aparente, nos referimos a que su aspecto exterior no nos desagrada y que no es un modelo de oscuridad, dicho de otro modo, que no es feo, pero que podría llegar a ser guapo. Normalmente se nombra cuando se refieren a señoras o señores maduros en lo que sería feo el nombrar que todavía mantienen un cierto atractivo. Y es que las palabras son un mundo, pero cuando se confunden las definiciones vamos muy mal en cuestiones de entendimiento (¡hasta para eso hemos de tener algo de cultura!)

Volviendo a nuestro término inicial, la apariencia, si así como lo digo, el querer parecer algo que no eres en realidad. Ciertamente todos nosotros (el que diga lo contrario miente como un bellaco, da igual que sea al mundo o así mismo), hemos querido parecer algo distinto algunas veces: para que nos den un puesto de trabajo, para caerle bien a alguien, para tener la fiesta en paz, para tener contenta a mamá o a papá (lo cierto es que esto último era para evitar un castigo descomunal, una de esas interminables charlas morales o porque te daban algo como premio.) Nos han educado en esa cultura, la cultura de ser lo que no eres, porque lo natural nunca ha estado bien visto. Mi madre hace mucho tiempo que me dejó por imposible en ese tema.

Ahora bien, puede que lo necesitemos, que se haya vuelto una parte intrínseca de nosotros mismos en algunos sentidos, pero de ahí a que te lo llegues a creer va mucho. Hablo de ciertos personajes urbanos que van de señores, señoras, señoritos, señoritas, cosas,… Que utilizan ciertos tipos de prendas carísimas, no porque se lo puedan permitir, sino porque los muertos de hambre hoy día venden y bastante bien. No importa que la mitad de tu nómina, o más, vaya a parar a las cuentas de los millonarios de esas grandes empresas que suministran todo lo que desees. ¡Ellos llevan lo mejor!, aunque todavía no he vislumbrado para quién.

Son muy fáciles de reconocer, por lo menos para quienes no son de la misma cuerda, ya que, entre ellos mismos, están muy ocupados intentando superarse unos a otros como para darse cuente que son unos muertos de hambre. Volviendo al tema de cómo descubrirlos, es fácil:

Punto Uno: Jamás se sientan en lugares donde las mesas o las sillas sean de plástico (podrían estropearse los pantalones o ese abrigo tan caro que llevan no pega con el mobiliario.)

Punto Dos: Únicamente pasean por las calles más importantes de la ciudad, jamás toman atajos o se juntan con el pueblo (¡se les vaya a pegar algo de honestidad!)

Punto Tres: Saludan a toda persona importante que ven por la calle, da igual que los conozcan o no, eso les hace sentir bien, demasiado diría yo. (Lo malo es que nunca está nadie conocido presente en ese momento para verificar que es verdad lo acontecido.)

Punto Cuatro: Compran lo más caro que encuentren, lo de los diseñadores de moda, aquello de lo que piensan que pueden fardar delante de los pobretones (nota: da igual lo feo que sea, es de diseño y ha costado una pasta, con eso les vale.)

Punto Cinco: Vestir ropa muy cara, aunque no se la puedan permitir y que se vea la marca o decir a viva voz el diseñador que la hizo, sino no vale.

Estas son algunas de las características fácilmente reconocibles, pero hay más, destacamos la de que no se gastan un duro en una simple copa, les gustan ciertos programas del pleistoceno y compran los libros según la encuadernación y el canto del mismo, de todas formas no los iban a abrir.

- ¿Té gusta la colección de libros que tengo? – me dijo uno una vez, entre esa colección figuraba “el Quijote”, “la Regenta”, “Fuenteovejuna” y demás libros de poesía de poetas pertenecientes a las generaciones del 27 y del 98.

- Si, bonitos adornos – le contesté sin mirarle a la cara.

- ¡Los libros son cultura! – me dice muy exaltado, porque eso sí elevan la voz y se enfadan que da gusto (a ver si te imponen un respeto perdió o algo… Todavía no he descubierto qué exactamente.)

- Exacto – dije volviendo la cara y levantando el dedo índice hacia su cara -. Pero si no los lees esa cultura no vale para nada – cogí uno de los libros -. Estos no se han abierto – le contesté mirando la ausencia de marcas en las tapas -. Así que sólo valen para adornas. ¡Bonita cubierta!

Eso y un ladrillo era lo mismo, por supuesto esa persona podía verme poco. Pero por la boca muere el pez. La falta de respeto, las malas maneras y su propia incultura lo delataron más de una vez. Aunque el patrón es el mismo en todos estos personajes.

- Yo tengo un máster – dijo una vez delante de toda su familia política.

- ¿En como ser gilipollas y no morir en el intento? – le dije a mi prima pequeña.

- Puede que sea verdad – me contestó la pobre inocente.

- ¡Sino tiene ni el graduado escolar! – eso lo dije una mijita más alto de lo normal para que el aludido me escuchara.

Y como este personaje mediocre muchos hay en la vida, cientos o miles diría yo. Las historias son tan irrisorias y ridículas que podrían escribirse más de un libro (aunque yo los titularía: “Cómo quedar como un idiota haciendo que todos se den cuenta menos tú”, porque lo mejor de todo es que ellos creen que han quedado como reyes.) ¡Ilusos!, creo que por eso le caía mal, porque yo le hacía notar lo muerto hambre que era cada vez que soltaba una parida de las suyas.

¡Ay! Apariencias, ¡qué malas son cuando te las crees y quieres que se las crean las demás! Aunque también son culpables de hacer notar una envidia. El utilizar esa palabra para designar a alguien de forma despectiva es algo, cuanto menos… barriobajero.

- Mira esa es la hija de…. – dice una madre a su hija en la frutería -. Se creerá una estrella de Hollywood.

No iba a decir nada, sabía que era a mí, es más, aquella persona lo dijo justo a mi vera porque llevaba los cascos del mp3 puestos. Lo malo es que no contaba con que por ellos no salía música. Estaba comprando las cosas de la casa, tenía que escuchar al vendedor del comercio.

¡Será guarra! – lo pensé tan alto que casi se me escapa por la boca, aunque cuando pienso o digo esa frase es porque me han tocado el…. (lo voy a decir) el coño, con todas sus letras. El afán por meterse conmigo. Cuando me vuelvo veo a doña trol, junto a su hija la reina de las canas y la pus, mirándome de una forma desafiante.

- Si yo me creo algo es mejor que usted – le respondo -. Cuando haga un comentario de este tipo suéltelo cuando no esté la persona delante.

- Si yo no he dicho nada – se atreve a decirme.

- Se lo voy a repetir [le repito lo que me dijo en el antes de que pensara que era una guarra (es que no tengo ganas de volver a ponerlo.)] – Otra cosa. ¡Ah! Y dos quilos de tomates (tenía que hacer un inciso para que me sirvieran la compra.) Por lo menos no me creo uno de esos colaboradores de los programas de prensa rosa. O… ¿es que sólo ve documentales? – me vuelvo al dependiente que no se atrevía a interrumpirme -. ¿Cuánto le debo?

Esa es otra forma de apariencia, utilizarla como una forma de envidia, por llamarlo de alguna forma. Porque ella aparentar poco más bien. Bueno estas son dos formas de especificar y utilizar una palabra, sea del modo o tipo a la que pertenezca, a ver cuál es la próxima. ¡Espero que mis explicaciones os sirvan para entenderla!

6 comentarios:

Edu dijo...

Somos un pais de apariencias. De hidalgos y señoritos de Domingo. Ayer era la calderilla en el bolsillo, hoy paseamos el ultimo movil como sinonimo de clase. La apariencia.
Un Saludo

Silderia dijo...

Lo peor de todo es que se creen que eso es ser algo. Las apariencias, bonitas formas de guardar cuando interesa el qué dirán.

Besos

sangreybesos dijo...

Yo, que como sabes me ato los pantalones con una cuerda, sólo tengo una palabra que dedicar a esa gente: Vacuidad.

Silderia dijo...

Intentaré buscar alguna que entiendas mejor la próxima vez.

Melvin de Gats dijo...

En este país siempre se ha buscado el postureo y el aparentar ser más y menospreciado al que trabaja... que trabajar está mal visto y es de pobres... Pues miren, prefiero trabajar y mancharme las manos que ser un chipatintas sin un cuarto.

Muy buena la actualización! Me alegra volver ^_^

Silderia dijo...

A mi también me alegra que vuelvas Melvin.

Espero que todos estemos, por lo menos, algo más disponibles para poder dedicarnos un tiempo a nosotros mismos y a los demás.

Un Abrazo.