
Alargadas, redondas, como globos, en punta, caídas, levantadas, arrugadas, grandes, pequeñas, tersas… Hay más de mil formas de describir la morfología de unos pechos, y como tales los colores.
A pesar de sus múltiples variedades, tantas como mujeres puedan existir, la mayoría de mujeres están descontentas con su tamaño. Siempre las quieren más grandes o más pequeñas, un pezón más definido, más esbeltas, que estén levantadas, que sean, que sean, que sean,… el caso es no estar satisfecho con lo que se tiene. Pero al fin y al cabo, todas poseen la misma función: atraer al sexo masculino y alimentar a nuestros retoños. El resto son sólo complejos creados por la moda o por la envidia. Y de esto último es de lo que voy a tratar en éste post.
Como se refiere el título y nuestro refranero español: la teta que una mano no cubre, no es teta sino ubre. Entonces, ¿por qué te las pones de un tamaño excesivo y aumentas tus pezones al tamaño de rodajas de mortadela? Para ello no hay respuesta, todas aquellas que sueltan barbaridades como esta cierran sus bermellones y los aprietan para que el sonido no salga por ellos.
Otras ya no dicen nada, simplemente porque sus bolsillos vacíos y una deuda de unos cuantos miles de euros en el banco, delatan la existencia de unas prótesis seriadas implantadas en el lugar donde antes o había poco o nada. Eso para lo único que sirve es para aumentar el riesgo de padecer cáncer de mama y que luego el forense te identifique por el número de serie. ¿Te lo imaginas? Años después un blanco esqueleto descansa en un ataúd y en sus costillas descansan dos bolas de silicona líquida.

Por fín llegaron, mira que me costó encontrarlas.
Son una ganga, las compré por ebay
Mi pecho no lo cubre una mano, pero tampoco es una ubre. Son dos bonitos cántaros torneados que dan belleza y forma a mi anatomía femenina y que, por supuesto, no pagué, las traía de fábrica y no por encargo a un fabricante.
Cientos de veces he tenido que escuchar frases como:
- ¿Por qué no te pones ropa más ancha? Es para que no se te note tanto el pecho. – Comentario de mujeres machistas.
- Curva la espalda hacia a delante para que no se te note tanto el pecho. – Una pregunta, ¿la joroba dónde me la dejo?
- Tanto pecho te va a hacer daño a la espalda. – ¿Es que el operado es más sano?
- Eso tienes que pedirlo en una tienda de tallas especiales. - ¿Tú es que te pasas la planchas todo los días?

¡Lo que hay que aguantar! Yo ando muy erguida, me pongo ropa justa y por supuesto enseño todo el escote que puedo (sólo me abrocho tres botones de la camisa, hay testigos de ello) porque “lo que se tengan que comer los gusanos, que lo vean antes los cristianos” (volvemos a referenciar el refranero español.) Y ya no digamos las caras de las dependientas cuando voy a elegir un bikini; ellas, muy cortésmente me insinúan que me compre un bañador, ¿por qué?
No podemos negar que un pecho pequeño tiene sus ventajas, se mantienen elevados más tiempo, pueden salir a la calle sin el sujetador puesto, no tiene problemas a la hora de que la ropa les quepa por ciertas partes y pueden introducirlos en pequeños triángulos de los cortes nuevos. ¡Ojalá pudiera yo!, aunque tampoco es algo que me mate, si los modistos las prefieren planas, es cosa suya. Aunque también las prefieren de tubo y anoréxicas; las mujeres de verdad tienen curvas, las mires por donde las mires.
Volviendo al tema, soy tetona y de talla grande, convivo con Paca y Maca desde que me desarrollé, mi primer sostén era de la talla 95 y ahora tengo unas poquitas más. Pero ¿qué le vamos ha hacer?, no puedo evitar que me guste lucir escote y contonearme como ninguna, así soy yo. Tardé mucho en quererme como era y más cuando estás en plena pubertad, eres una de las niñas más desarrolladas de tu clase y tienes que aguantar los insultos de las y los cabezas huecas que te rodean.
No puedo ponerme ciertas espaldas muy grandes, que desaparecen donde la espalda pierde su nombre, o escotes que llegan hasta el ombligo. En cambio puedo lucir un corpiño completamente ceñido que realce mi pequeña cintura y eleve mi busto sin parecer tan plana como una mesa camilla.

Unas tanto y otras "tan poco"
El inconveniente principal de todo esto es que cuando te cruzas con un chico tiende a confundir tu protuberante delantera con tu cara, que esa gotita de comida siempre va al mismo sitio cuando te manchas, justo en el lugar donde se puede colocar un broche, que las camisetas largas te quedan por la cintura y que tienes que usar un para de tallas más de la ropa superior para que te entre el cuerpo. Pero son cosas subsanables.
Por lo menos a mi no me ha costado la pasta, aunque algo bueno tenía que tener tanto consumismo tetil y es que por fin puedo encontrar cierta ropa que me quepa.
El simple hecho de todo esto es aceptarse tal y como eres; ya tengas o no delantera, todo tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Por lo menos algunas si saben cuando un hombre las mira a la cara o cuanto se te cae algo, dirección bajo cuello sabes que rebotará, y si tienes suerte al ojo del otro, y no caerá al suelo.
Anda que no se disfruta nada teniendo un agarre extra, en ellos se puede sujetar un chupito de
tequila dejando tus manos libres, bajando un poco la cabeza agarras el vaso con los labios y levantas la cabeza hasta que tus ojos miren al techo, sorprenderás a tu hombre. Garantizado cien por cien. Un consejo, practica en casa antes con el sostén que mejor te ajuste el canalillo antes de realizar esta hazaña delante de todo el mundo.
También puedes jugar a insinuar, porque por mucho que quieras no vas a disimularla. La típica frase de “esa camiseta te hace hasta menos pecho”, es una burda mentira que te dicen, como para que te contentes con una prenda que te queda muy bien. Por mucho que quieras están ahí y te seguirán donde vallas, es imposible negarlo, poseen su propia personalidad.
Lo de insinuar viene por jugar con los escotes aquellos que dicen que son imposibles de enseñar algo, ¡tú puedes! Si el canalillo te llega cerca de la garganta, es imposible no mostrar ni siquiera el inicio del “cañón de colorado”. ¿Sabéis lo potente que es la imaginación? Y si eso lo unes con unos pequeños movimiento curvos hacia a delante dejando ver un poco, pero sólo un milímetro más, mirando fijamente a tu presa y tapándote con la mano haciéndote la tonta segundos después de que él se haya dado cuenta, ¡eso puede mover montañas si te lo propones! ¡Guarra!, pensareis algunas, nada más lejos de la realidad, es pura seducción. Lo de guarra o puta se lo merece aquella que le planta las tetas en la cara dejando que el chico pueda hasta notar el último poro de la piel; ahí no cuela que te hagas la tonta, se te ha visto el plumero ¿a quién vas a engañar?, Así sólo se pondrá colorado como un tomate y seguramente te rehuirá toda la noche, de la otra forma sus ojos lucharán por ver algo más y conseguirás que no se aparte de ti en toda la noche, si es que de verdad le interesas.

- Uhy, lo siento.
- No pasa nada, he alargado la mano porque no quería que se suicidaran
Por eso y por mucho más, porque podemos ser lo que queramos tengamos o no atributos suficientes tenemos que aceptarnos a nosotras mismas, no vale el desear lo que no se tiene, de esa forma nunca serás feliz.
Un punto muy importante a tratar son aquellos hombres y mujeres, aunque es el sexo masculino principalmente. Que te hacen vestirte de una forma determinada porque a ellos nos les gusta que te vistas o salgas así a la calle, ¡HASTA AHÍ PODIAMOS LLEGAR! Aunque no os lo creáis es una forma de maltrato psicológico. Nadie puede coartar tu libertad y eso empieza por tu forma de expresión; nada expresa más lo segura que eres en la vida como la ropa que te atreves a usar cuando sales a la calle, que no le gusta que se aguante o que busque una monja. Y si para colmo le

haces caso, estás perdida.
Nadie puede exigirte que no enseñes las piernas o que te abroches un botón más, por poner uno de los miles de ejemplos que se dan. Si a ti te gusta de esa forma así se queda, y si se cabrea tiene dos trabajos, el de disgustarse y el de volver a tener buen humor. O es que no vamos a poder disfrutar de nada en esta vida por culpa de los machistas o de qué dirán las puritanas porque mi forma de vestir no es lo suficientemente decente para ellas, si a ti te gusta ningún ser humano tiene derecho de hablar. Lo malo es que se creen con él sin antes haberse mirado ellos al espejo, pero para ello habrás de crearte un carácter de hule por el que todo te resbale.
Se tu, luce un bonito escote y aprovecha el verano, que los celos de tu compañero se pasarán con el tiempo y sino mándalo con su madre que otro mejor vendrá. Tus libertades no te las quita nadie ¿o es que él si tiene derecho a vestirse con esa ropa que tanto le gusta y a ti no aunque a ti no te agrade? Piénsalo y libérate que no hay nada más bonito que ser libre, enseñar lo que se quiera y vivir acorde contigo misma no con los demás. Así la envidia se pasa.
A ver que te parece mi respuesta
a cerca del comentario que has hecho sobre lo que llevo puesto hoy,
¡Cariño!