Una práctica muy
satisfactoria y con bastante controversia.

Ciertamente este acto no está libre de
riesgos, puedes contraer ciertas enfermedades de transmisión sexual, es verdad,
pero para eso la persona o personas a la que lo practicas tienen que estar
contaminadas, cosa que se arregla no chupándoselo o comiéndoselo al rollo de
una noche, usando preservativos, normales o para la lengua (¡que existen!) o si
te acuestas con alguien, que conozcas parte de su vida íntima, como si es
tendiente a la promiscuidad o no.
Primero lo que
parece más fácil

Empecemos por lo que parece más fácil, la
felación. Un acto aparentemente sencillo, que muchas mujeres reúsan o
simplemente intentan evadir en una relación íntima, por motivos propios o
inculcados que no vienen a cuento.
Señoras, señores, damas, caballeros y demás,
hay que ponerle ganas, si no ¿cómo demonios quieres que te la devuelvan de una
forma que jamás podrás olvidar?, pero sobre todo, no consiste en mover la
cabecita de adelante hacia a detrás, apretando levemente la boca (¡que se te
duermen los labios!)
Tener en cuenta que lo que tienes entre los
dientes es algo que siente (o por lo menos su dueño) y que por ahí, en ese
mismo instante, corre una cantidad de sangre tremenda; en conclusión, que es
una parte muy sensitiva y en ese estado más todavía. Algunas caricias con la
lengua, un poco de jugueteo con la presión de los labios, algo de movimientos
lentos y acompasados no vienen mal y, si quieres, ayúdate de las manos.
Una cosa es muy importante, respira por la
nariz, no por la boca, de esta forma sólo conseguirás mover la úvula (la
campanilla) y tener esa sensación de arcada que no es muy excitante, por
decirlo de alguna forma. A nadie le gusta echar hasta la primera papilla
mientras le hace una mamada a otro ¿verdad?, aunque para gustos los colores, si
es de vuestro agrado a delante, yo no tengo ningún problema con eso (cosas más
raras se han visto o no ¿quién sabe?)
Como decía, esto no consiste en poner la boca
abierta y dejar que el otro se mueva o mover la cabeza a modo de balanceo (llegando
a parecer uno de esos pajaritos de plástico que beben del vaso, eso dejarlo
para otros, que aquí estamos hablando de cosas muy serias) hasta que te canses
y sigas con las manos, o que el pinganillo, pene, amiguito pequeño, falo, polla,
y demás denominativos, acabe escupiendo. Eso sería demasiado insulso para
todos, incluso para el o la que esté haciendo la felación.
Señores, señoritas, ponerle un poco de
encanto, un poco de juego, que no cuesta tanto hacer feliz a alguien, si
después te la va a devolver o ya lo ha hecho (en cuyo caso si no le ponéis
entusiasmo será por algo) y además se divierten ambas partes por igual. Prueba
a pasar la lengua suavemente por el glande (aclaración: la punta la polla, para
los que no me sigan), con delicadeza mientras tus manos suben y bajan por el
resto del cuerpo y acarician lo demás, cambia la presión de los labios cuando
estos empiecen a subir y a bajar, utiliza lubricantes de sabores que dan un
poco de salsa al asunto (nunca mejor dicho) o cambia la temperatura de tu boca
con unos cubitos hielo (eso sí, sácatelos antes de introducirte el falo en la
boca no vaya a ocurrir una desgracia.)
También puedes usar un poco de succión,
algunos mordiscos cariñosos, es decir, suaves, a modo de masaje, no se nos vaya
a ir la cabeza con las emociones y acabemos con a boca como un vampiro después
de comer, a parte, claro está, de unos alaridos malsonantes.
Una cosa muy importante que quiero anotaros a
todos: lo primero es que esto no es una peli porno, por lo que no todas ni
todos, llegan a introducirse el miembro en la garganta hasta el final, y las
manos acariciando la cabeza, no guiando la expedición o forzándo a seguir un
poco más, que muchas veces, el mero hecho de pensarlo quita las ganas.
Ahora lo que no es
tan fácil y de lo que se presume.

Parece muy sencillo, todo está a la vista,
completamente delante de nuestras narices, nunca mejor dicho, sin embargo nos
paramos poco a mirar y mucho a inspeccionar con la lengua. Esto provoca
resultados no muy deseados, como el que ella acabe con una vulva llena de babas
que no le pertenecen, la o el otro completamente agotado con la boca
semidormida y llena o lleno de fluidos y ya está, ni orgasmos, ni estrellas, ni
séptimo cielo, ni siquiera un leve resquicio de una pequeña corriente eléctrica
(y después de esto algunos y algunas tienen la cara dura de preguntar si te ha
gustado, si lo de fingir el orgasmo es por educación más bien.)
Bueno vamos al grano, podemos ayudarnos con
unos roces, algunas caricias hasta que el clítoris se agrande o hinche de
sangre sobresaliendo un poco de su capucha (¡existe señores!), no es una cosa
tan difícil de encontrar cuando lo tienes delante de tus narices.
Las caricias con la lengua tienen que ser
suaves y nada de correr como si fueras un niño o una niña pequeña con una
piruleta de tamaño descomunal.
Una cosa más, no os centréis sólo en esa
zona, las caricias en los labios, el ayudarse con los dedos, evitar morder de
forma desmedida, no dar tirones y ayudarse de las manos mientras acaricias sus
piernas, introduces las falanges suavemente, sin bulla, y de forma delicada
ayudan mucho.
Otra cosa, como he dicho antes, esto no es
una peli porno y no esperéis que salga un líquido a modo de eyaculación
femenina (que existe, no es un mito ni una invención, pero son las menos, no
todas lo consiguen), tampoco os llevéis toda la velada con los dedos en su
vagina intentando encontrar el punto g del que tanto se habla y que puede que tu
búsqueda en la mina sea fructífera o puede que simplemente se quede en un
intento pesado, dando por parte de ella, una invitación a quedarte quietecito o
quietecita, porque te estás desviando del tema que estabais tratando, entre su
vagina y tu boca.
No pierdas el
norte.

Por supuesto, es algo que se debe hacer en
compañía (aunque hay ciertos aparatitos que sustituyen la función de la pareja
(depende de lo bueno que sea, será mejor o peor sustituto.) Lo importante de
todo esto es que nadie se agobie con hacerlo bien a la primera, que hable sobre
lo que le gusta o le deja de agradar cuando se consiente.
No lo olvidéis, disfrutar, vivir de la forma
que más os plazca y, sobre todo, sonreír, es lo segundo mejor que podéis hacer
con vuestra boca.