- Sé que últimamente estoy muy muy lejos de todo esto, quizás a años luz, pero es que todavía no he encontrado la receta de la limonada.
- ¿Limonada? – contesta una voz al otro lado del teléfono -. ¿De qué limones estás hablando?
- ¿Qué se hace cuando se tienen varios sacos de limones que no vas a gastar en aliño para filetes o ensalada?
- No lo sé.
- Pues… ¡limonada!
- Lo que pasa es que son demasiados limones y muy poca azúcar la que tengo.
- Compra más.
- ¡Eso he hecho! – responde ante la sugerencia -. El caso es que tengo casi una tonelada de limones maduros, una exprimidora de mano y algunos kilos de azúcar…. Cuando termine creo que volveré a verte. ¡Chao!
- ¡Espera! – se apresura antes de cortar la conversación -. ¿De dónde han salido tantos limones?
- Estaban aquí cuando desperté la primera vez. Después fueron aumentando en número. Ahora no puedo salir de la casa.
- ¿Y no has llamado a nadie para que te ayude a sacarlos de tu casa?
- Es que…. ¡Cuándo la vida te da limones…!
- ¿Pones cara de de angustia?
- ¡No! ¡Qué va! Hay que hacer limonada. Ya te invitaré a la merienda que tengo mucho que estrujar.
- Piiiiiiiiiiiiiiii.
2 comentarios:
Cuando la vida te da limones es porque le ha dado a otro las manzanas.
En ese caso podemos hacer una compota o una tarta, que bien rica que esta.
Publicar un comentario